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Autor: Ernesto Kraft

Continuando con la lista de los héroes de la fe de Hebreos 11, estudiaremos al conocido como “Padre de la fe”. Veremos que la confianza en el Señor, siempre nos dirigirá más allá de nuestras expectativas.


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PE2759- Estudio Bíblico
Héroes de la fe (4ª parte)



Abraham

Amigos, continuando con el estudio de los Héroes de la fe de Hebreos 11, hoy es el turno de hablar de Abraham. Dice Hebreos 11:8 “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba”. Abraham se destacó por su obediencia y fe. Obedeció a pesar de no saber lo que pasaría, como dice el texto: “y salió sin saber a dónde iba”. Conocía a Dios tan bien, y tenía tanta seguridad de Su conducción correcta, que simplemente ejecutó la orden divina. Se dispuso a sacrificar a su único hijo basándose apenas en una orden de Dios. Podemos percibir que en esa situación estaba siendo orientado por la fe, y confiaba en que Dios iba a hacer todo correctamente, como está escrito en Hebreos 11:19: “…pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir”.

Quien obedece se vuelve un ejemplo y también experimenta muchas alegrías. Lo mismo pasó con Rut, que dejó a su familia, como Abraham, sin saber lo que le esperaba. Rut, como Abraham, pasó por valles oscuros, pero, al final, se llenó de admiración por la forma en la que Dios dirigió todo tan bien. Cuando obedecemos a Dios, sin duda reconoceremos al final, que Él nos ha guiado de una forma maravillosa. Reconozca que el Señor dirige a Sus santos de forma maravillosa. Reconozca que Dios está en control incluso cuando el momento presente no es de los mejores, a pesar de su obediencia al Señor. No haga como Orfa, que regresó a la “oscuridad”. Persista como Rut, que permaneció firme y experimentó la dirección maravillosa de Dios, a pesar de que, al principio, su vida no parecía un camino lleno de rosas. Solo obedeceremos a Dios en la medida en que confiamos en Él. Por eso, el texto dice que Abraham fue obediente por la fe. Cuanto más confiamos en Dios, que Él es bueno y solo quiere lo mejor para nosotros, más fácil será obedecerlo, incluso si en ese momento no parezca ser tan fácil o aparentemente parezca perjudicial.

Abraham partió de su tierra natal dejando a su parentela y la casa de su padre. No fue fácil, pero obedecer a Dios trae más bendición que lo que cualquier hogar pacífico pueda ofrecer. Obedezca a Dios hoy, y usted no se arrepentirá. Dice Hebreos 11:9 “Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa”.

La verdadera fe hace la diferencia en la vida de la persona. ¿A quién no le gusta tener un futuro seguro, una remuneración cierta y otras cosas más? Sin embargo, Abraham llevó una vida como extranjero, viviendo en tiendas y sin ninguna seguridad en relación con el futuro. A pesar de eso, sus palabras registradas en Génesis 14:22-23 muestran que estaba contento con lo que tenía y que Dios tenía cuidado de él. “Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram”. Dios mismo había prometido a Abraham, en Génesis 15:1: “soy tu escudo y tu recompensa”.

Vivir como extranjero en el mundo significa no identificarse con los principios mundanos, no actuar como las personas que están aquí, sino guiarse por el principio de la fe. Lot, el sobrino de Abraham, no seguía ese principio porque no basaba su vida en Dios. Necesitaba la comunión con aquellos que viven con base en lo visible. Fue a vivir en Sodoma y no se identificaba como extranjero. Abraham era un extranjero, pero al mismo tiempo, fue reconocido según Génesis 23:6 como príncipe de Dios.

Cuanto más vivimos separados de los principios del mundo, más evidente será el testimonio de que somos diferentes. ¿Será que nuestro testimonio quedó perjudicado porque ya no vivimos más como extranjeros y peregrinos? Así que, vivamos entonces en mayor intimidad con Dios. Eso significa esperar todo de Él, en vez de vivir como si Él no existiera. En su primera carta, capítulo 2, verso 11, Pedro dice: “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma”. No nos olvidemos que nuestra manera de creer puede o no honrar a Dios. La fe en Jesucristo debe fructificar de tal forma que vivamos en la certeza de que nuestro auxilio viene del Señor, Creador de la tierra y del cielo. Por eso, seamos extranjeros en ese mundo, testificando de que tenemos un Dios que cuida de nosotros.

 Dice Hebreos 11:10 “Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. Quien cree en Dios ya no se contenta más con las cosas pasajeras que el mundo ofrece. Quien experimentó la bondad de Dios sabe que solamente Él ofrece la “dicha” perfecta y que solamente en Él se encuentra la bendición plena. Quien tiene fe siempre está a la espera de lo mejor. El apóstol Pablo, que podía gloriarse de su origen, de sus estudios y de su posición, demostró ansiedad por alcanzar a mucho más al decir, en Filipenses 3:13-14: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Vea que todas esas posiciones y conquistas que una persona podría alcanzar en el mundo, no lo satisfacen. El apóstol ansiaba algo mejor, celestial, como está escrito en Hebreos 11:16: “Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad”.

¿Desea usted lo que viene de Dios, o está satisfecho con las cosas pasajeras de este mundo? ¿Está esperando aquello que Dios prometió y preparó para quienes Lo siguen? O ¿prefiere disfrutar las ventajas pasajeras y momentáneas de este mundo? Dios tiene preparado algo mucho mejor y más maravilloso. Vale la pena esperar en Él y por aquello que Él nos quiere dar. En 2 Crónicas 25:9b, un profeta dice al rey Amazías, preocupado por un perjuicio financiero que había sufrido al obedecer a Dios: “Jehová puede darte mucho más que esto”.

Quien tiene fe espera mucho más de Dios y confía que nos lo puede dar. ¿Pertenece usted al grupo de cristianos autosuficientes descrito en Apocalipsis 3:17? El texto dice: “Porque tú dices: yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. Jesús testifica respecto de sí mismo en Mateo 12:42 que es mucho mayor que Salomón, el hombre más rico y sabio que ya había existido. Jesús es mucho más poderoso y maravilloso que todo lo que usted ya haya experimentado. Puede darle a usted mucho más de lo que imagina. Acepte eso por la fe y espere algo mucho mejor de Él, así como Abraham lo hizo. Compensa esperar, pues está escrito en Proverbios 10:28: “La esperanza de los justos es alegría; mas la esperanza de los impíos perecerá”.

Quien espera en Dios por la fe, es decir, que confía en Sus promesas, no será decepcionado, sino testificará con el profeta Isaías, tal y como dice en el capítulo 28 verso 16 del libro: “Por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure”. Para hoy vale la frase: Dios tiene preparadas cosas mucho mayores y más maravillosas. ¿Lo cree?

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