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Autor: Esteban Beitze

En estos pasajes se demuestra toda la incapacidad humana que reacciona de diferentes formas, pero sin éxito. La única solución es buscando a Dios. Después de la incapacidad humana, vemos la intervención divina.


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PE2966 – Estudio Bíblico
El llamado de Eliseo (63ª parte)



INTERVENCIÓN DIVINA

En 2ª Reyes 6 y 7 encontramos una historia que demuestra como frente a una crisis las personas actúan de diferente forma.

El pasaje que estudiamos dice: “Después de esto aconteció que Ben-adad rey de Siria reunió todo su ejército, y subió y sitió a Samaria. Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas por cinco piezas de plata. Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le gritó, y dijo: Salva, rey señor mío. Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del granero, o del lagar? Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío. Cocimos, pues, a mi hijo, y lo comimos. El día siguiente yo le dije: Da acá tu hijo, y comámoslo. Mas ella ha escondido a su hijo.” (6:25-29).

Se demuestra toda la incapacidad humana que reacciona de diferente forma, pero sin éxito. La única solución es buscando a Dios. Después de la incapacidad humana, vemos la intervención divina.

A. La base para la intervención divina

En el sitio de Samaria vemos al profeta clamando a Dios y esperando Su Palabra: “Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová…” (7:1).

La intervención divina se da porque un hombre buscaba la presencia de Dios. Dios está cercano a los que lo buscan. La Biblia se encuentra llena de promesas al respecto y testimonios de estas realidades:

Salmos 34:18: “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu”.

Salmos 45:18: “Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras”.

Isaías 55:6: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano”.

¿Cuál es la crisis en la cual te encuentras? Sea que fuera originada por tu propia culpa, o sea que fueran circunstancias que están fuera de tu control, la solución es la misma: ¡Haz como Eliseo y busca la presencia del Señor! ¡Ora a Él, busca Su Palabra y espera en Él!

En las Escrituras encontramos muchos otros casos similares:

El pueblo de Israel estaba siendo atacado por los amalecitas en el desierto. Moisés se pone sobre un monte y levanta sus manos al cielo pidiendo ayuda, y obtienen la victoria (Éx.17).

Ana, una mujer muy atribulada por circunstancias externas a ella, derramó su alma en la presencia de Dios y ya no estuvo más triste y luego Dios le dio lo que anhelaba (1S.1).

David, en determinado momento estaba rodeado por el ejército de Saúl que lo quería matar. No había escapatoria. ¿Qué hizo? Oró. Él escribe en Salmo 34:6 “Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias”.

En otro momento, uno de sus hijos junto a su mejor amigo, hicieron una revolución contra él queriéndolo matar. ¿qué hizo David?. Su testimonio fue: “En cuanto a mí, a Dios clamaré; Y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz. El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, Aunque contra mí haya muchos” (Sl.55:16-19). Y Dios le dio la victoria.

Cuando David adulteró con Betsabé e hizo matar al esposo, aunque la crisis fue originada por él mismo, también acudió a Dios por perdón y restauración diciendo: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.” (Sl.51:1-4).

En otro momento escribe: “Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová” (Sl.40:1-3).

Pedro estaba encerrado en una cárcel rodeado de soldados esperando su ejecución al día siguiente. De mientras la iglesia oraba. Allí un ángel de Dios le liberó (Hch.12).

Pablo y Silas, estando en la cárcel alababan al Señor, y Él les abrió las puertas por medio de un terremoto (Hch.16).

Y aún en los últimos momentos de su vida, el apóstol Pablo pudo contar con la presencia consoladora del Señor, porque escribe: “Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen” (2Ti.4:17).

¡El origen de la intervención divina lo encontramos cuando buscamos la presencia del Señor y permanecemos allí! No interesa en qué pozo te encuentras. Él es capaz de sacarte de allí.

B. El desarrollo de la intervención divina

Cuando seguimos leyendo la historia observamos que, en base a la palabra de Dios, todo el ejército sirio huyó despavorido: “Porque Jehová había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros. Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas.” (7:6,7). Sin que Israel tuviera que hacer algo, el enemigo huyó dejando todo lo que tenían.

C. El resultado de la intervención divina

El resultado de la intervención de Dios fue tremendo. Los leprosos encuentran el campamento vacío y empiezan a comer y esconder de las riquezas que habían dejado el ejército sirio a su huida (7:8).

¿En qué situación desesperante te encuentras? ¿Ya probaste todo tipo de actitud y ayuda humana y no resultó satisfactoria? ¿Por qué no pruebas acercarte a Dios? Él sí tiene soluciones, y aun si no quitara la prueba, ha prometido estar a tu lado y sostenerte. ¡Acude a Él!

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