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Autor: Fredy Peter

La humanidad, sin distinciones, en algún momento se ha preguntado ¿hasta cuándo llegará la escalada de maldad en el mundo? Y ¿cómo es posible que a las personas “buenas” les sucedan cosas malas y a los impíos les vaya bien? En este programa daremos continuación al estudio bíblico al respecto. El Salmo 94, es la base sobre la que se desarrolla el tema.


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PE2995 – Estudio Bíblico
Señor, ¿hasta cuándo? (2ª parte)



Amigos, seguimos estudiando el salmo 94 que nos habla del justo juicio, que Jesús ejecutará justo antes de que pueda comenzar el Milenio de Paz. El Salmo comienza con la insistente petición del remanente fiel: “Jehová, Dios de las venganzas, Dios de las venganzas, muéstrate”.

Habíamos citado en el programa anterior, al teólogo y misionero Arthur W. Pink quién escribió acerca de Dios, como “Dios de las venganzas”:  

“A Dios no le da vergüenza proclamar que la venganza y el enojo son Suyos… La ira de Dios es tanto una de las perfecciones divinas como lo es Su fidelidad, poder o misericordia… La misma naturaleza de Dios hace del infierno una necesidad tan real como el Cielo.”

Dios no solo es santo, sino también omnisciente, es decir que conoce no solamente nuestras acciones sino también nuestros motivos. Él es el único capaz de juzgar con verdadera justicia. No obstante, la venganza no se trata, en el caso de Dios, de un ataque de ira desenfrenada, sino de la justa retribución a toda persona que ha cometido injusticia. Cuando el salmista clama por la venganza de Dios es porque la justicia terrenal ha fracasado.  Durante el tiempo de la Ley Mosaica, el pueblo de Israel no veía mal la venganza o la represalia ante actos injustos. Pero a nosotros que vivimos en la era de la gracia, no nos corresponde responder de ese modo, pues la Biblia nos exhorta a amar incluso a nuestros enemigos. Nos llama a vencer con el bien el mal y a soportar, sufrir y resistir. Eso no quiere decir que debemos cerrar los ojos ante la injusticia, sino de seguir el consejo de Romanos 12:19: no os venguéis, amados, sino dad lugar a la ira” refiriéndose a la ira de Dios.

Vale aclarar que esto no significa que debamos renunciar a la defensa propia ni tampoco a defender a una persona en peligro. Ese sí es un auténtico deber cristiano.

La Doctora Gertrude Wasserzug dice: “Nadie puede tomar venganza, sino Aquel a quien se le ha encomendado todo juicio. Los salmos de venganza son canticos que hablan del tiempo del regreso del Señor, cuando Él tomará una terrible venganza sobre todos los que han perseguido a su pueblo”.

Solo podemos entender las palabras de este salmo si reconocemos el sentido profético de los versos 2 y 3: “¡Engrandécete, oh Juez de la tierra; da el pago a los soberbios! ¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos?”.

¿Quién es este juez de la Tierra? En el evangelio de Juan capítulo 5:22 el Señor Jesús responde a esta pregunta: “… el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo”. Por lo tanto, el Juez de la tierra se refiere a Jesucristo.

Durante el terrible período de la Tribulación, los creyentes perseguidos la revelación del resplandor de Su venida, la manifestación del Juez justo a favor de su pueblo. Y estos creyentes clamarán: “¡Señor Jesús, ven! Señor, ¿hasta cuándo?”.

En el contexto de los salmos, los soberbios son aquellos que se exaltan poniéndose por encima de Dios y que encuentran su alegría en transgredir los mandamientos del altísimo.

La venida de Jesús en gran poder y gloria pondrá fin a esa alegría de los impíos. Entonces serán respondidos las súplicas, que durante generaciones han elevado al trono de Dios, los oprimidos, los perseguidos y los afligidos. Y será en ese tiempo donde cesarán las blasfemias del más grande de los impíos, el Anticristo. O como lo dice el apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses 2:8: aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida”.

Después de ver en la primera estrofa del salmo 94 LA PETICIÓN INSISTENTE DE LOS FIELES

Vamos ahora a la siguiente estrofa del salmo. Y veremos EL PROCEDER INSOLENTE DE LOS IMPIOS

EL salmista, David, describe en esta estrofa el carácter y las acciones de los impíos el verso 4 dice: “¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras, y se vanagloriarán todos los que hacen iniquidad?”.

¿Acaso no es esto lo que día tras día escuchamos o vemos en los medios de comunicación, sobre todo en lo que respecta a Israel? Los discursos insolentes y arrogantes de los enemigos de Israel son replicados sin filtro por los medios de comunicación nacionales e internacionales.

Que el objeto  de la sorna y del odio de los impíos es Israel lo vemos en el versículo 5: “A tu pueblo, oh Jehová, quebrantan, y a tu heredad afligen”.

Tanto la expresión “tu pueblo”, como “tu herencia” se refieren a Israel.

David no profetiza tan solo acerca de los pueblos enemigos de Israel, sino también de los impíos que habitaban en Israel. El versículo 6 dice: “A la viuda y al extranjero matan, y a los huérfanos quitan la vida”. Una situación realmente deprimente.

Los impíos siempre se aprovechan de los más débiles e indefensos: las ancianas, los extranjeros, las viudas y los huérfanos. David explica la razón de esta despiadada maldad en el versículo 7: “Y dijeron: No verá Jehová, ni entenderá el Dios de Jacob”.

Cuando el temor de Dios mengua y el conocimiento de Dios merma, entonces la sociedad avanza para peor y no para mejor. La sociedad degenera, pues si no hay Dios, cada uno puede hacer lo que quisiera, sin temor de tener que responder por sus hechos.

Vemos que hoy las puertas de la corrupción se abren de par en par; la siembra de una sociedad sin Dios está germinando y sus frutos nocivos son cada vez más evidentes.

¿Quiénes son los más vulnerables en la actualidad? ¡Los no nacidos! En el sitio en Internet “number of abortions punto com” hay un contador que muestra el número mundial de abortos desde 1980. El número actual ya pasó los 1,7 mil millones de bebés abortados: un espeluznante genocidio. Tal y como señala el verso 7: “Y dijeron: No verá JAH, ni entenderá el Dios de Jacob”.

¿Será que realmente Dios no presta atención?, ¿acaso no vemos una respuesta del Señor en la creciente islamización? Es como si Dios dijera: “De acuerdo, no quieres escuchar a mi Hijo amado, entonces te daré ‘otro dios’ para que gobierne sobre ti”.

Al igual que el odio contra el Dios de Jacob y contra su Pueblo Israel, vemos un aumento del desprecio y de la persecución a los cristianos, a la Iglesia del Señor. El rechazo crece, no solo en los países islámicos, donde la persecución es severa, sino también en occidente el desprecio y el rechazo a todo lo cristiano va en aumento.

Según la Lista Mundial de la Persecución 2021 de la organización Puertas Abiertas, más de 300 millones de cristianos estuvieron “expuestos a un alto grado de persecución” en ese año, y ha ido en aumento desde entonces. ¿Acaso el Señor no ve estas cosas? Parece estar ocurriendo lo dicho en Eclesiastés 8:11: “Porque la sentencia contra una mala obra no se ejecuta enseguida, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos entregado enteramente a hacer el mal.”.

Luego de ver LA PETICIÓN INSISTENTE DE LOS FIELES y el PROCEDER INSOLENTE DE LOS IMPIOS, vamos a la tercera estrofa, donde David habla del PENSAMIENTO NECIO DE LOS IMPÍOS.

El versículo 8 del salmo 94 dice: “Entended, necios del pueblo; y vosotros, fatuos, ¿cuándo seréis sabios?”.

¡Qué evaluación devastadora acerca del hombre moderno que confunde el conocimiento con la sabiduría!

 El versículo 9 dice: “El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?”. ¡Ha sido el gran ingenio de Dios el que ha permitido que los sonidos y las palabras habladas entren a nuestro oído interno en forma de ondas sonoras, donde se transforman en impulsos nerviosos y son finalmente transportadas al cerebro! ¡Ha sido el gran ingenio de Dios el que creó el ojo que podamos percibir los colores, la luz y las formas! ¿Acaso este mismo Dios no oye y no ve lo que los impíos hacen y traman?

Pero esto no es todo: Dios no solo tiene el control sobre las células nerviosas más pequeñas, sino que dirige los grandes acontecimientos del mundo.

El versículo 10 sigue diciendo: “El que castiga a las naciones, ¿no reprenderá? ¿No sabrá el que enseña al hombre la ciencia?”.

Dios pone y quita reyes: Él es el Señor de la Historia, y tiene un plan de salvación para este mundo. Él ha destituido a emperadores como César y Nerón, a quienes tanto temían judíos y cristianos. ¿Siendo el Soberano, no sabrá Dios castigar a las naciones? Para terminar, quiero hacer pasar esto al plano personal. ¿Cómo te ves tú ante el Juez de la Tierra? ¿Es Jesucristo tu salvador personal o será Él tu Juez?

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