Conoce a Jesús

Todos quisieran tener claras respuestas
a sus preguntas fundamentales:
• ¿De dónde vengo?
• ¿A dónde voy?
• ¿Soy sólo un producto de la casualidad?
• ¿Tiene mi vida algún sentido?
• ¿Qué significa ser cristiano de verdad?
• ¿Puedo saber si realmente voy al cielo?
¡Sólo encontrarás respuestas verdaderas y definitivas conociendo a Jesús! ¡Él te promete una nueva vida y te garantiza un lugar en el cielo y eso es lo que realmente importa! La Biblia te muestra la condición para recibirla:
¡tener una genuina relación con Jesús!

Tal vez te preguntes ¿cómo puede ser esto? La Biblia enseña que “por medio de un solo hombre (Adán) el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la  humanidad…” y “la paga del pecado es muerte…”. Pero esa deuda la pagó Jesús en la cruz. El dio su vida por tí y por mí para que por medio de él tengamos vida.

La Palabra de Dios también dice que “…a todos los que lo recibieron (a Jesús), a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios”. A menudo he oído esta frase: “¡Al final de cuentas, todos son hijos de Dios!”. Pero, según la Biblia, eso es un gran engaño que lleva a muchas personas a descansar en una falsa seguridad con respecto a su destino eterno. Todas las personas son criaturas de Dios; pero “hijos de Dios”, los únicos que tendrán un lugar en el cielo, son solamente aquellos que han creído de todo corazón en Jesús. La Biblia también enseña que “si alguno está en Cristo (Jesús), es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”.

Si has creído y te has arrepentido de tus pecados puedes decir con total seguridad: “¡Ahora soy un hijo de Dios!”. Esto no es para que nos enorgullecerse, sino para que reconozcamos que nuestra salvación no se basa en lo que nosotros hicimos, sino lo que hizo Jesús hizo por tí, por mí y por todos.

Si no lo has hecho, reconoce hoy que eres pecador y que no puedes salvarte por las “buenas obras” que has hecho ni por cualquier otra cosa. Si entregas tu vida a Jesús, Él entrará y la transformará. En ese momento podrás
decir “¡Ahora soy propiedad de Jesús, soy salvo, ahora voy al cielo!” ¡Jesús es único, incomparable, maravilloso! ¡Jesús no puede ser comparado con nada, ni con nadie! ¡Acéptalo en tu corazón, síguele y conviértete en un verdadero cristiano!