Sosteniendo la Cuerda – Parte 1

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Hablamos con Ethel Fortunato, integrante de Sosteniendo la Cuerda, un grupo de hermanos que se dedica a apoyar y sostener a los misioneros en todas sus necesidades. Ethel nos enseña distintas maneras en las que podemos ser de bendición para los que están en el campo, como apoyando económicamente, orando, mandando cartas, estando atentos a sus necesidades, ayudando a sus familias y mucho más. Te invitamos a conocer más sobre el trabajo que realizan y sobre cómo puedes ayudar hoy.


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EA0962 – Entre Amigas –
Sosteniendo la Cuerda – Parte 1



Entrevista a Ethel Fortunato

Victoria: Amigas, es un gusto estar con ustedes nuevamente compartiendo este espacio de la entrevista. Hoy nos acompaña Ethel Fortunato, quien va a estar conversando con nosotros acerca de una tarea muy especial de la que ella forma parte. Ella es parte de un equipo que se dedica a ayudar a un grupo selecto de personas. ¿Verdad Ethel? ¿Cómo estás? Muchas gracias por estar con nosotras hoy.

Ethel: Hola, buenas tardes, estoy muy bien.

Victoria: Bueno, vamos a estar hablando de lo que es Sosteniendo la Cuerda. ¿Podrías explicarnos un poco sobre cómo surgió y de qué se trata?

Ethel: Sí. Bueno, en realidad se empezó a desarrollar hace 19 años con un llamado específico ante la necesidad de acompañar a los misioneros, apoyarlos. Fue muy claro el llamado que recibí del Señor para dedicarme a eso. El principio y hasta hace relativamente pocos años le llamábamos Apoyo Misionero, porque me parecía que llamarlo un cuidado integral era demasiado soberbio. Con el tiempo y con la ayuda de otros que me ayudaron a verlo, me di cuenta de que en realidad sí es un cuidado integral porque lo hacemos entre todos, cada uno cubre una necesidad. Luego cambiamos el nombre, hace 6 años más o menos, a Sosteniendo la Cuerda, porque era un ejemplo gráfico, y además yo había leído de una historia misionera en la que los amigos le dijeron a un chico que bajara por el pozo y que ellos iban a ser los que sostendrían la cuerda. Esa imagen me quedó por años. Así que fue natural el surgimiento de ese nombre.

Victoria: Qué importante que es no solo compartir el evangelio sino también cuidar al que sale de su lugar natal o de su lugar cotidiano para hacerlo. ¿Cuántas personas trabajan en Sosteniendo la Cuerda?

Ethel: Bueno, hay muchos colaboradores, pero en este tiempo como equipo básico somos 4. El equipo lo estamos formando hace 3 años más o menos. Antes éramos otro grupo pero cada uno se fue fortaleciendo en diferentes cosas y yendo por otros rumbos. Somos cuatro pero obviamente no lo hacemos solas, tenemos todo un sistema, una red de contención y de apoyo alrededor de los obreros transculturales para poder animarlos y ayudarlos en lo que necesiten.

Victoria: Además de la ayuda económica y de la ayuda de contacto con los misioneros, ¿en qué otras áreas se pueden ayudar a los obreros transculturales?

Ethel: En realidad hay muchísimas maneras. A veces pensamos solo en la ayuda económica, que es muy importante porque a través de eso suplís muchas áreas que tienen que ver con la salud y con otras cosas que todos necesitamos. La oración también es fundamental, es indispensable porque vemos milagros que ocurren a través de la oración. Mandarles cartas de aliento, también, leer sus cartas de noticias y hacerles saber que estamos interesados en lo que están haciendo, porque algunos misioneros nos han manifestado el temor de ser olvidados, no porque quieran ser exaltados o algo así, sino porque sienten que están solos, pero no están solos y podemos hacer la diferencia al hacerles saber que estamos apoyándolos y recordándolos, sea con una llamada telefónica, que antes eran súper caras porque teníamos que llamar a países muy lejanos, pero que son muy importantes. Visitándolos también, ni hablar, tal vez no todo el mundo pero sí la gente más allegada de sus iglesias, sus pastores o su liderazgo, que ven cómo están, que oren juntos, cuidarle a los niños, es muy amplio. Hay muchas cosas que podemos hacer y es para toda edad también. Porque a veces las personas mayores piensan que no tienen nada más que hacer que orar, que es importantísimo, pero hay muchas cosas que se pueden hacer.

Algo que quiero destacar, que para mí es muy importante, es que lo que hacemos no es estar palmeándole la espalda al misionero, y eso lo hemos enfatizado mucho. Es que sientan el respaldo necesario para poder continuar con la tarea porque los que están en el medio del campo de batalla son ellos. Entonces es velar por esos soldados y cuidar a esos soldados que están en el campo de batalla. Por eso es tan importante. No es por decir que los misioneros son superhéroes o ninguna cosa de esas, son personas comunes, siervos obedientes que están cumpliendo el llamado del Señor.

Victoria: Cumpliendo con el llamado, qué importante. Había algo de lo que hablabas y era de los misioneros que tienen también niños. Qué importante que es tener contacto con esos niños, porque muchos a veces se van y crecen en una cultura diferente, o algunos se van después de grandes. ¿Cómo es el trabajo con ellos?

Ethel: Bueno, ahí tenemos un debe muy grande en Uruguay y es un área que queremos, no desarrollar porque no es que lo vayamos a hacer nosotros, pero sí estamos creando conciencia. Hay algo que se llama “hijos de tercera cultura” o CTC (Chicos de Tercera Cultura). Son los hijos de los misioneros que muchas veces nacen en Uruguay, se van de niños, y viven una cultura dentro de su casa y otra cultura en su país. Ya dentro de Latinoamérica hay muchas diferencias entre un país y otro. Algunos hasta cambian de campo misionero y los hijos siguen a sus papás, entonces en algún momento pasa que ya no identifican de dónde son, y hay una combinación de culturas de cada uno que es exclusiva de ellos. Entonces si quizás hay algún oyente que tiene un sentir para capacitarse y aprender sobre el cuidado de hijos de misioneros puede llamarnos, porque es un área en el que nos queremos desarrollar. En el 2020 vamos traer personas de Brasil que están muy fuertes en este área, y un señor que está en España que también está muy preparado y nos pueden ayudar mucho en esto. Es un área en el que estamos en debe, pero bueno, no es fácil llegar a los hijos. En este momento tratamos de saludarlos para los cumpleaños, mandarles dibujitos o un paquete con los niños de la iglesia, mandar regalitos de amor, cosas así. Es sorprendente lo que los misioneros extrañan de Uruguay. No siempre es el dulce de leche o la yerba, y algunos les dieron a probar a sus hijos por primera vez los alfajores portezuelo y fue todo un acontecimiento. O por ejemplo hemos enviado libros de cuentos uruguayos, o libros cristianos en español. Es simplemente recordarles que ellos son importantes, que son parte de esa tarea también. Antes de salir también queremos desarrollar un programa para que los niños se puedan preparar para el lugar a donde van a ir, que ellos se sientan parte de eso y que no sientan que están simplemente siguiendo a sus padres y que no tienen más remedio que dejar a sus primos, abuelos y amigos.

Victoria: Ethel, ¿qué es lo que pasa con la familia que queda? Porque por ejemplo tenemos a un misionero en un país lejano que se va perdiendo de cosas buenas, de cómo crecen los sobrinos por ejemplo, o de cosas complicadas también, como la enfermedad de algún ser querido. ¿Cómo se los puede ayudar también en esa área?

Ethel: Bueno, es precioso eso porque es justamente en donde toda la iglesia tiene para trabajar. Es importante poder acercarse a esas madres, a esos padres, a esos hermanos que quedan solos. Algunos realmente han dejado ir a sus hijos, otros no lo entienden o incluso tienen la presión de otros familiares que les dicen “estás anciano y tu hijo de dejó solo”. Yo a veces digo que si se hubiera ido a trabajar a otro país estarían todos contentos, pero como se fue a servir a Dios se quejan. Pero bueno, hacer llamadas, ver si están todos bien, si necesitan algo, recordar los cumpleaños. No es una tarea fácil porque es imposible alcanzar a todos los familiares de los misioneros, pero por eso es necesario que se involucre toda la iglesia.

Victoria: Además seguramente muchas familias no son cristianas y no lo van a entender, pero por eso también es importante ser el nexo de comunicación con el misionero, poder contarles que estuvimos con la mamá, la situación es esta, estamos orando por ellos, el saber que hay alguien que está interesándose y empatizando con ellos.

Ethel: Sí, exactamente eso. Una vez me pasó que una misionera me pidió que fuera al bautismo de su sobrina y que le comprara un regalito porque ella no iba a poder ir. Y bueno, no era lo mismo pero fue importante igual, porque la misionera sabía que tenía una representante. Incluso lo que estabas diciendo recién de familiares no creyentes, es importante saber que ellos no están olvidados, porque el amor de Dios también los cubre a ellos, así que hay mucho por hacer. Tampoco queremos ser cargosos, porque todas estas cosas que decimos: escribirles, llamarles, todo eso, no hay que hacerlo demasiado y terminar siendo una molestia más que una ayuda. No tenemos que ser molestia ni con la familia ni con los obreros. Simplemente tenemos que cada tanto mandar algo y perseverar en eso.

Victoria: Como hacemos con las relaciones con las personas que están acá también. O sea, encarar y hablar con los misioneros y con las familias, no una relación obligada o esquemática, sino que poder hacerlo naturalmente y como surja. Ethel, vamos a continuar con esta entrevista en el programa que viene así que te agradecemos por tu tiempo. Amigas, las invitamos a que nos sigan acompañando en Entre Amigas y que no se pierdan la segunda parte de la entrevista. ¡Hasta la próxima!

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