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Autor: Norbert Lieth

Pocos días antes de su muerte, Jesús habló a sus discípulos en el Monte de los Olivos. Este sermón contiene las más importantes declaraciones proféticas de la Biblia, que nos ayudan a ordenar cronológicamente los hechos futuros y nos desafían a alcanzar con el Evangelio a los que están afuera.


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PE2459- Estudio Bíblico
Señales de Su Venida (5º parte)


 


¿Cómo están amigos? Les propongo hoy continuar con el análisis del verso 30 de Mateo 24. Este versículo dice así: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. ¿Por qué aparecerá primero la “señal del Hijo del Hombre” en el cielo, es decir, Su gloria, antes de que aparezca el Señor en Persona? Porque los judíos conocerán a su Dios por esta señal.

Es cierto que el Eterno no la necesitaría para manifestarse, pero de esta manera se establece una conexión con el Antiguo Pacto. Esta gloria es algo conocido por los judíos. Pensemos tan solo en el éxodo de Egipto, la peregrinación de 40 años por el desierto, las profecías del profeta Ezequiel, los Salmos. De esta manera, el pueblo judío será preparado para la aparición del Hijo de Dios, para poder recibirlo como corresponde. Por esta razón leemos luego: “y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra”.

En ese momento, Israel verá Su gloria y sabrá que Él es su Dios, el que estuvo con ellos ya en el Antiguo Pacto. Ese será el momento de su arrepentimiento. Entonces, se cumplirá lo que profetizó Zacarías, cuando declaró: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (Zac. 12:10).

Cada linaje en Israel, cada familia, cada hombre y cada mujer, cada uno se lamentará por su lado. Ese llanto, ese arrepentimiento, será transformado finalmente en alegría, como lo expresa el Salmo 30:5: “Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría”.

La tercera frase que encontramos en Mateo 24:30 expresa: “y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. En ese momento, los judíos podrán recibir al Señor Jesús como Su Mesías, y se cumplirá lo que Él les había profetizado en Mateo 23: “Os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor” (v. 39). En esa ocasión, habrá llegado el momento en que ellos Lo verán, como dice el versículo, viniendo “con poder y gran gloria”.

¿Cuáles son entonces los efectos del regreso de Jesús? En Mateo 24:31 leemos: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”. De la gran cantidad de acontecimientos que tendrán lugar en ese momento, solamente podemos considerar algunos, y nos concentraremos en lo que pasará en Israel:

Primeramente, por medio de Sus ángeles, el Señor Jesús juntará de nuevo en su tierra a todos los judíos creyentes, dispersados por la Tribulación y las persecuciones. También Isaías 11:12 nos dice esto mismo: “Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra” (comp. también Is. 66:20 y Ez. 37:21-22). Entonces, tendrá lugar el juicio sobre los judíos sobrevivientes de la Gran Tribulación (Ez. 20:34-38).

Este juicio es también el tema de los discursos de Jesús en Mateo 25:1-30. Israel tendrá un encuentro con Aquél de quien no quiso saber nada. Recordemos lo expresado en Mateo 23:37: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”. Pero recordemos también Malaquías 4:2: “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”. Israel recibirá el Espíritu de Dios. La tribu de Judá y las tribus de Israel volverán a juntarse (Ez. 37:16-22). A todo el país le será perdonado todo, en un solo día (Zac. 3:9). Y el Señor Jesús gobernará como Rey, en medio de ellos (comp. Sal. 46:5-6,9-11).

Todas las naciones se asombrarán y temblarán al ver que el pueblo al cual tanto odiaron, es el pueblo del único Dios viviente. Por medio del profeta Isaías, el Señor dice: “Y me será a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré” (Is. 33:9). Pero Zacarías 2:11 y otros pasajes de las escrituras nos enseñan que muchas otras naciones gentiles también llegarán a ser parte del pueblo de Dios: “Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti” (Zac. 2:11; comp. Sal.47:8-9; Ez. 47:21-23).

Ahora amigos, ¿qué significa el futuro regreso de Jesús para nosotros personalmente? Se lo explicaré a través de una historia. Un domingo del siglo XIX, en Londres, un hombre quiso escuchar hablar a dos famosos predicadores. Escuchó a uno de ellos en la mañana, y cuando salió de la iglesia, se dijo: “¡Pero qué grandioso predicador! Estoy muy impresionado con él“. En la tarde, fue a otro culto, donde predicaba el conocido pastor Charles Spurgeon. Cuando este hombre salió de la iglesia, al final de la reunión, se dijo: “Hombre ¡qué poderoso Salvador! ¡Qué Señor maravilloso tenemos!”. Así será cuando Jesús venga otra vez. Todo lo que hoy es famoso, será olvidado. Todo logro humano parecerá insignificante. Sin embargo, ¡todos se maravillarán de Jesús! Él establecerá el Reino anhelado por los hombres desde hace miles de años, con el cual solamente podían soñar. Jesús traerá justicia y paz.

Amigo, amiga: ¿dónde estará usted entonces? Hechos 17:30-31 dice: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”. Más allá de todo lo que tú intentes hacer para estar pronto para ese día, solamente la fe en Jesucristo tiene valor permanente, eterno. Quien deposita su alma en lugar seguro, con Dios, tiene abrigo eterno. El Señor busca, todavía hoy, a personas a las cuales pueda dar Su gracia.

Ahora quisiera continuar avanzando en el texto bíblico hasta llegar a Mateo 24:32 y el tema de la higuera. La generación judía que “verá todo esto”, es decir, que tendrá que presenciar las señales de la Tribulación, y por consecuencia tendrá que pasar por los sufrimientos de esa época, será también la generación que presenciará el regreso de Jesús. En Mateo 24 del verso 32 al 35 leemos: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.

Durante Su vida en la Tierra, el Señor Jesús siempre bendecía, perdonaba pecados, sanaba enfermos, resucitaba muertos y hacía muchos otros milagros. Pero, en una ocasión, hizo un “milagro de juicio”, y esto fue pocos días antes de Su muerte. Mateo 21 nos relata de lo siguiente: “Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?” (Mt. 21:18-20).

¿Por qué Él, siendo el Creador, maldijo a esa higuera? Porque Su modo de actuar tenía un significado profético. Con él, señalaba a la generación judía de la época, a Sus contemporáneos, que Lo rechazaban. …En su Comentario al Nuevo Testamento, William MacDonald explica lo siguiente acerca de este pasaje: “Los higos, en las tierras de la Biblia, producen un fruto temprano, comestible, llamado brevas, antes que aparezcan las hojas. Esto es un heraldo de la cosecha regular. Si no aparecían brevas, como en el caso de la higuera, ello indicaba que no habría verdaderos higos a su tiempo. (…) Lo mismo que la vid y que el olivo, la higuera representa a la nación de Israel. Cuando Jesús vino a la nación, había hojas, lo que habla de profesión, pero no había fruto para Dios. Jesús estaba hambriento por el fruto de la nación”.

Todo el contexto de Mateo 21 es una ilustración de este hecho: la purificación del Templo, el odio de los principales sacerdotes, la pregunta crítica acerca de la autoridad de Jesús, la parábola de los dos hijos y la parábola de los malos obreros de la viña. Todo lleva hacia la misma conclusión.

Amigo, le invito a que en el próximo programa me acompañe para profundizar un poco más en este episodio de la vida de Jesús y el mensaje que Él quiso dejarnos.


Si desea puede adquirir el libro sobre el que está basada esta serie de programas.


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