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Autor: Norbert Lieth

Pocos días antes de su muerte, Jesús habló a sus discípulos en el Monte de los Olivos. Este sermón contiene las más importantes declaraciones proféticas de la Biblia, que nos ayudan a ordenar cronológicamente los hechos futuros y nos desafían a alcanzar con el Evangelio a los que están afuera.


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PE2464- Estudio Bíblico
Señales de Su Venida (10ª parte)


 


Amigo, ¿recuerda usted la trágica historia bíblica de las dos ciudades Sodoma y Gomorra? Bueno, debe saber que no se trata solamente un relato del pasado, sino de un ejemplo muy serio para el futuro. Mire lo que nos trasmitieron el Señor Jesús y Sus apóstoles a través del evangelio de Lucas, en su capítulo 17: “Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. En aquel día, el que esté en la azotea, y sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot” (Lc. 17:28-32).

El Señor Jesús dijo que los últimos días antes del glorioso acontecimiento de su regreso visible, serían como los “días de Noé” y como los “días de Lot”. En programas anteriores hemos meditado sobre los “días de Noé”. Ahora, amigo, le invito a ver a qué se refería el Señor Jesús al decir: “los días de Lot”.

Sin duda alguna, no hay época que más se asemeje a los días de Sodoma y Gomorra que la nuestra. Esto es un hecho sumamente serio, pues Pedro escribió en su segunda carta: “Condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente…” (2 Pe. 2:6). Con el juicio sobre Sodoma y Gomorra, Dios dio una advertencia a las personas que en el futuro “habrían de vivir impíamente”. Aunque se burlen de eso, pensando que simplemente puede vivir con el pecado, el juicio de Dios los alcanzará como en aquel entonces alcanzó a la gente de Sodoma y de Gomorra.

A mi entender, Jesús usa aquí a Lot, y también a Noé, como imágenes proféticas del remanente creyente en el pueblo judío durante la época de la Gran Tribulación. Tal como les sucedió a Noé y a Lot en su tiempo, les sucedería a los judíos creyentes en los últimos días, antes del regreso de Jesús. Noé y Lot fueron considerados como provocadores por sus contemporáneos, porque mantuvieron su fe en Dios en medio de un tiempo de rebeldía contra el Señor.

Contrariamente a Noé, Lot se presenta más bien como un ejemplo negativo en los comentarios bíblicos. Se ve en su vida el modelo de un hijo de Dios que hace concesiones frente al mundo y que se encuentra alejado del Señor. En la Biblia comentada por Scofield leemos reiterados títulos negativos en relación a Lot, como por ejemplo “El primer paso de Lot hacia la caída”. Existen innumerables mensajes sobre Lot que lo colocan bajo esta luz negativa. Pero, un día me pregunté de manera simple y práctica: ¿dónde dice eso en la Biblia? Y una vez más me di cuenta de que, muchas veces, estamos sujetos a las tradiciones, más que a las propias declaraciones de la Palabra de Dios.

¿Alguna vez se ha preguntado, amigo, qué dice la Biblia acerca de Lot? Primeramente, cuando el Señor Jesús habló proféticamente sobre el estado de la humanidad poco antes de su regreso, colocó a Lot a la misma altura que Noé. Ni del uno ni del otro dijo algo negativo. Para verificarlo lea Lucas 17:26 en adelante.

Tampoco Pedro hace diferencia entre Noé y Lot. En su segunda carta, capítulo 5 leemos: “No perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio” (2 Pe. 2:5-9).

Tres veces se describe a Lot aquí como “justo”, y una vez, incluso, como “piadoso”. No tenemos ningún indicio de que Lot hubiera caído en pecado ante la tentación, sino que es alabado como alguien que permaneció siendo justo y piadoso y que, por eso, fue librado de la tentación. La expresión “piadoso” caracteriza a alguien que sigue al Señor de todo corazón y en completa entrega. A Lot no le agradaba el pecado de Sodoma. No lo toleraba ni lo soportaba. Tampoco participaba de él por hipocresía. Más bien sufría por la vida pecaminosa de la gente de Sodoma.

En segundo lugar, el hecho de que Lot viviera en Sodoma no era ningún pecado. Hay muchos cristianos que viven en Buenos Aires, San Pablo, Berlín, Nueva York o Tokio. Los cristianos trabajan en los mismos lugares que los no creyentes, se suben a los mismos autobuses y pasan sus vacaciones donde también lo hace la gente del mundo. No hay pecado en vivir en ciudades pecaminosas. Pero, el arte está en no contaminarse con el pecado de esos lugares, y Lot dominaba ese arte. Lot vivía en el mundo, pero muy conscientemente también vivía con Dios.

Por otra parte, hasta el momento de la separación, Lot buscaba vivir en estrecha comunión con Abraham, que era un hombre de Dios. Permanecía cerca y seguramente aprendía mucho de él. Si hubiera tenido una especial atracción por el pecado, sin lugar a dudas no habría buscado ese contacto con su tío. Además, amigo, fue Abraham quien propuso la separación, porque la cantidad de ganado era mucha. En Génesis 13:9 él pronuncia: “¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda”. Esto significa que Abraham también hubiera estado dispuesto a ir a Sodoma. Él le dio a elegir a Lot. Si Abraham hubiera visto en esto algún pecado, seguramente se habría expresado de otra manera.

En tercer lugar, cuando los ángeles vinieron a la casa de Lot, él inmediatamente se dio cuenta de quiénes eran y los hospedó en su hogar. El que vive con el Señor, también lo conoce. Lo primero que hizo Lot entonces, fue cocer panes sin levadura y se los dio para que comieran (Gn. 19:1-3). Siendo “justo” y “piadoso”, Lot buscaba la comunión con el Señor. El pan sin levadura es una imagen externa de su actitud interna: Lot no toleraba el pecado.

Vemos también que cuando los pecadores de Sodoma rodearon la casa de Lot, este inmediatamente se opuso al mal que estos le querían hacer a sus huéspedes (Gn. 19:4-7). Entre esta gente de la ciudad, Lot era considerado como un “extraño” (Gn. 19:9), lo cual también muestra que no era aceptado seguramente porque no vivía como ellos. Es claro que Lot no vivía libre de pecados y errores. Pensemos en su embriaguez, a la cual lo sedujeron sus hijas, a partir de donde surgieron los moabitas y los amonitas (Génesis 19:37-38).

Pero, también encontramos importantes errores en hombres como Abraham. No deberíamos embellecer la vida de Lot, pero tampoco debemos hacer conjeturas sobre los aspectos negativos de su vida que no aparecen en la Biblia. Más bien, tendríamos que tomar en serio las declaraciones de Jesús y de Pedro. Ellos presentan a Lot, no como una persona tibia, que hace concesiones con el pecado, sino como un creyente “justo” y “piadoso” en medio de un mundo lleno de injusticia. ¿Quién de nosotros puede asegurar que vive en este mundo tal como lo hizo Lot en Sodoma? ¿A quién, como a Lot, le atormenta hoy aún el pecado y la injusticia de los incrédulos? ¿Quién de nosotros vive “sin levadura”’ y se opone a la maldad como lo hizo este hombre? En el tiempo de la Gran Tribulación, habrá personas en Israel que seguirán el ejemplo de Noé y de Lot (Ap. 7:14; 12:11; 14:4).

Ahora, amigo, yo me pregunto: ¿cómo evaluarían los habitantes de Sodoma y Gomorra su propio estilo de vida? Bueno, según ellos, eran personas “instruidas”, y para ellos, era muy importante tener una actitud tolerante. Ser intolerante era considerado un pecado. La verdad, sin embargo, es que no depende de cómo juzguemos nosotros el pecado, ni de a qué cosas llamemos o no pecado. Tampoco interesa si nosotros le quitamos importancia a los pecados, o si los interpretamos de tal manera que sean socialmente aceptados. ¡Lo único que cuenta es cómo Dios juzga los pecados! Su Palabra dice claramente en Hebreos 13:4: “A los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”.

Apocalipsis 21:27 enseña que ningún mentiroso tendrá acceso a la nueva Jerusalén: “No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”.

El pecado siempre es grave delante del Señor, y esto nos debería poner en alerta, pues un día tendremos que responder ante Él. El pecado es algo tan grave, que a Dios no le quedó otra alternativa que cargarlo sobre los hombros de Su Hijo y dejar que Él sufriera en nuestro lugar. Solo Jesucristo fue capaz de vivir una vida santa, sin pecado, y recibir sobre él todo el castigo que merecíamos nosotros por nuestra maldad. Crea en Jesús ahora mismo, amigo; recíbale en su corazón. Su nombre pasará a estar escrito en el libro de la vida, y el Señor mismo le ayudará a sobreponerse al pecado que le rodea.


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