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Autor: Wim Malgo

¿Cuál es la actitud interior correcta? ¿Cuál es la condición para la oración victoriosa? Esta es la pregunta que se trata en este programa y desafía al oyente a examinar su vida a la luz de la Palabra de Dios.


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PE2650 – Estudio Bíblico
Llamado a la oración (3ª parte)


 


Las Condiciones para la oración

Querido oyente, antes de continuar con el programa de hoy quiero hacerle recordar algunos puntos importantes que hemos visto hasta ahora en el correr del estudio bíblico: Llamado a la oración. Existen “enemigos de la oración” tales como el cansancio, la distracción, la inquietud interior, el apuro, el desánimo y la pereza. Animémonos con las palabras de Isaías 35:3 y 4: «Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis, he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago, Dios mismo vendrá, y os salvará«. Hemos hablado también acerca de los “obstáculos que nos impiden orar”, tales como chismear, y con eso “asesinar” a nuestro hermano. O si hablamos mentiras, si tenemos problemas en nuestros matrimonios como cristianos y si vivimos en desobediencia a la Palabra de Dios.

Como ya dijimos, el tema de hoy entonces es: Las condiciones para la oración. Para introducir al tema quiero leer los versículos 1 y 17 del Salmo 102: «Oración del que sufre, cuando está angustiado, y delante de Jehová derrama su lamento”. «Habrá considerado la oración de los desvalidos, y no habrá desechado el ruego de ellos» (Salmos 102:1 y 17). Quiero que nos preguntemos, primeramente: ¿cuál es la actitud interior correcta? ¿Cuál es la condición para la oración victoriosa?

Primero, estar afligido. Por favor, busca en la Escritura cuántas veces el Señor promete, justamente a los afligidos, ayudarles y oír su oración.

• «Porque tú salvas al pueblo afligido» (Segunda Samuel 22:28).
• «Porque Jehová miró la muy amarga aflicción de Israel«
(Segunda Reyes 14:26).
• «Pero a los afligidos daré su derecho» (Job 36:6).
• «El deseo de los humildes oíste, oh Jehová» (Salmos 10:17).
• «Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias» (Salmos 34:6).
Sí, hasta está escrito, en el Salmo 149:4: «Hermoseará a los humildes con la salvación«.

Podríamos continuar así. Estar afligido significa: sentirse impotente y desesperado. Solamente esas personas pueden volverse príncipes y princesas de la oración, pues la verdadera oración es expresión de la más profunda dependencia del Señor. Todas las personas que aún no han aprendido a orar con perseverancia, son personas cuyas propias fuerzas obstaculizan el poder del Señor. Me sobreviene cierto miedo al oír orar a ciertas personas: «Señor, dame fuerzas», pues a través de personas fuertes nuestro Señor no puede actuar. Todo lo contrario. Está escrito, en el Salmo 102:23: «Él debilitó mi fuerza en el camino«. Sentimientos de poder ahuyentan el espíritu de la oración. La Biblia dice: «Mi poder se perfecciona en la debilidad» (Segunda Corintios 12:9), y «Jehová es la fortaleza de mi vida» (Salmos 27:1). Por esto, solamente los humildes saben orar verdaderamente. En este contexto digo a todos mis lectores que están enfermos, incapaces de trabajar y ancianos: justamente ustedes pueden ser príncipes y princesas de oración.

En segundo lugar, estar desamparado. Está escrito, en el Salmo 102:17: «Habrá considerado la oración de los desvalidos, y no habrá desechado el ruego de ellos«. Este versículo se refiere a personas desamparadas y solas. Cuando has experimentado amargas decepciones con tu prójimo o con hermanos y hermanas en la fe, sí, cuando hasta lo más querido que tenías en este mundo te ha decepcionado, es que Dios lo ha permitido para que seas una persona de oración. En palabras más concretas: Dios te quita todos los apoyos humanos para que dependas solamente de Él. Está escrito en la Biblia: «Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo… Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová» (Jeremías 17:5 y 7). Tienes que fracasar, en lo que se refiere a confiar en carne y sangre, para que te nazca la necesidad de orar. Esta es una razón que basta para hacer posible que pienses con tierno amor en los que te decepcionaron. Nos seguimos preguntando: ¿Cuál debe ser nuestra posición delante de Dios al estar en oración?

En tercer lugar, ser justos. También en cuanto a esto, la Biblia habla un lenguaje claro: «Jehová está lejos de los impíos, pero él oye la oración de los justos» (Proverbios 15:29). «La oración eficaz del justo puede mucho» (Santiago 5:16). Sí, miserable en mí mismo, pero perfecto, justo y sin mancha puedo presentarme delante del santo Dios. ¿Cómo es esto posible? Solamente por la sangre de Jesús. Según Romanos 3:25, es solamente en virtud de la sangre de Jesús que alcanzamos la justicia que vale delante de Dios. Consecuentemente, es solo por esa santa sangre que podemos presentarnos delante del trono de Dios. «Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo…» (Hebreos 10:19). Muy a menudo, este hecho grandioso es ignorado. No podemos hablarle a Dios sin que pasemos, en Espíritu, por la sangre de Cristo. 

¿Por qué todo es tan complicado cuando te pones a orar? ¿Por qué te parece tan difícil interceder a favor de otros? Porque te olvidas del hecho de que es por la sangre de Jesús que debemos acercarnos a Dios, y no podemos pasar por la sangre de Jesús sin que el Espíritu Santo nos muestre la gloria del Cordero, sin que reconozcamos algo de Su agonía y de Sus dolores por causa de nuestro pecado, y sin que recibamos el estímulo de adorarle. ¿Por qué? ¡Porque la condición para una intercesión eficaz, siempre es la adoración! Por esto, no te acerques nunca desconcentrado ni apurado a la santa presencia de Dios, pues Él te cierra la entrada a ella si no te acercas conscientemente a Él por la sangre de Jesús. Comienza por adorar al Padre y al Hijo, y verás cómo se ensanchará tu corazón y cómo podrás practicar la intercesión.

Seguimos preguntándonos acerca de las condiciones para la oración: ¿Cuál es el tiempo más favorable para la oración? Muchos dirán: la madrugada. ¡Desde luego! La Escritura dice: “…Despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios» (Isaías 50:4). Solamente los que primero tuvieron un encuentro con el Victorioso, tendrán luego victoria en la vida cotidiana. Así como estás durante el tiempo de devoción por la mañana, también estarás durante el día entero. Queremos contestar esta pregunta aún desde otro punto de vista que nos da la Escritura. Está escrito, en Hebreos 4:16: «Acerquémonos, pues, confiadamente, al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.

¿Cuándo necesitamos socorro? ¡Siempre! Debemos penetrar en la actitud descrita en Primera Tesalonicenses 5:17: «Orad sin cesar«. Es la oración directa e indirecta. La oración directa en el aposento, y la oración indirecta, continua, durante el trabajo. En esta época en que el mundo está contaminado por poderes demoníacos, solamente pueden sobrevivir las personas que son personas de oración, y que tienen relación ininterrumpida con el Señor. En estos postreros días de crecientes aflicciones, solamente los que oran experimentan la victoria del Señor. En esta fase final del tiempo de gracia, con todas las cosas volviéndose cada vez más oscuras, solamente los que han aprendido a orar andan en la luz. En esta época de creciente endurecimiento en el mundo, solamente las personas de oración logran liberar a las almas de las garras del diablo.

Personas que oran realizan milagros, creen y tienen autoridad junto al trono. Personas que oran vencen al mundo, real es su galardón. Por esto: ¡Oren, oren sin cesar!


Si desea puede adquirir el libro sobre el que se basa esta serie de programas.


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