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Autor: Ernesto Kraft

Dios vigila que Su Palabra se cumpla ¿cumples tú en tu vida lo que Él te dice por Su Palabra?


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PE2833- Estudio Bíblico
Jesús tiene la última palabra (6ª parte)



Qué gusto recibirle amigo, gracias por acompañarnos. Continuando con esta serie de estudios basados en el libro “Jesús tiene la última palabra”. En 1 Pedro 5:10 leemos: Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”.

Este pasaje debería llevarnos a una actitud diferente respecto a lo que pasa en nuestra vida en relación con los sufrimientos y tribulaciones. Deberíamos aceptar esas situaciones y no intentarlo todo para librarnos de ellas. Sobre eso, Hebreos 12:5-6 sirve de gran consuelo: y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo«.

En todo, Dios tiene un propósito. Por eso, Jesús aceptó las situaciones, aunque no eran fáciles. Leemos en Mateo 16:21-23, cuando habló de sufrimientos, y Pedro tomó una actitud como todos nosotros hacemos: Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres«.

Podía haberse librado, como Él mismo lo afirma en Mateo 26:53: ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?”, pero ¿cómo, pues, entonces se cumplirían las Escrituras, conforme las cuales así debería de suceder? Y así aceptó de Su Padre esos sufrimientos, permaneció en la Palabra y ¡venció! Jesús reprobó a los fariseos, pues no practicaban la Palabra, y la Palabra no habitaba en sus corazones. En esa área, nosotros necesitamos aprender mucho. Jesús habló en Juan 8:31-32: Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Permanecer en la Palabra nos liberta de las falsas doctrinas que son transmitidas en las iglesias, como, por ejemplo, que el creyente no puede tener sufrimientos ni enfermarse.  Imagine si viviéramos como Jesús vivió. Todo está escrito, Mateo. 26:56 dice: “Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas” entonces tendríamos la victoria sobre el enemigo. En seguida, leemos sobre los discípulos: Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron”. En esa área, todavía no concordamos mucho con Dios. ¿Está usted en armonía con su Dios y con los caminos en que Él lo está dirigiendo? Entonces puede vanagloriarse en las tribulaciones, como está escrito en Romanos 5:3: Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia”.

Necesitamos aprender a confiar solamente en la Palabra de Dios y hacer de ella nuestra fuerza y único fundamento, que es nuestra autoridad sobre nuestros actos. En 1 Reyes 13, tenemos un ejemplo tan claro de cómo podemos dejar la Palabra a un lado y elegir caminos equivocados en nuestra vida.

Leemos del versículo 1 al 10:He aquí que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso, aquél clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: altar, altar, así ha dicho Jehová: he aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres. Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: esta es la señal de que Jehová ha hablado: he aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que sobre él está se derramará. Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡prendedle! Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar.

Y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de Jehová. Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: te pido que ruegues ante la presencia de Jehová u Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. Y el varón de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró, y quedó como era antes. Y el rey dijo al varón de Dios: ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente. Pero el varón de Dios dijo al rey: aunque me dieras la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar. Porque así me está ordenado por palabra de Jehová, diciendo: no comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el camino que fueres. Regresó, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había venido a Bet-el .

La Palabra de Dios fue clara, pero leemos en el verso 18 que, apareció un anciano profeta y sedujo al profeta con las siguientes palabras: Y el otro le dijo, mintiéndole: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: tráele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. ‘Un ángel me ha hablado’. El profeta aceptó esas palabras y pagó un alto precio por eso. ¿Sabe cómo el apóstol Pablo reaccionó delante de los mensajes de estos ángeles venidos del cielo?, lo vemos en Gálatas 1:8: Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.

Si Usted solo quiere milagros y señales es bueno acordarse de lo que Jeremías dijo en Jeremías 23:26-32: ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón? ¿No piensan cómo hacen que mi pueblo se olvide de mi nombre con sus sueños que cada uno cuenta a su compañero, al modo que sus padres se olvidaron de mi nombre por Baal? El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová. ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra? Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: Él ha dicho. He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová”.

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