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Autor: Ernesto Kraft

La gran pregunta es: ¿estoy yo viviendo en comunión con Jesús hoy? ¿Siente placer por estar con Él? ¿Tiene intimidad con Él? ¿Cómo está su relación con Dios en el momento? Comunión tiene que ver con amor. ¿Cómo podemos ser indiferentes si Jesús demostró tanto amor?


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PE2842- Estudio Bíblico
Jesús tiene la última palabra (15ª parte)



¡Amigos oyentes! Hoy continuaremos con el estudio titulado “Jesús tiene la última palabra”. Hemos estudiado la primera de las frases de Jesús en la cruz. La primera fue la que encontramos en Lucas 23:34: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. La segunda frase, que encontramos en Lucas 23:43, dice:Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Estábamos lejos de Dios, perdidos, sin esperanza y sin la mínima oportunidad de disfrutar de una vida en el cielo. Perdimos el paraíso cuando Adán y Eva tocaron el árbol. Pero la puerta del paraíso volvió a abrirse cuando Jesús fue clavado en la cruz. Abrió el camino de regreso. El velo se rompió de arriba para abajo, una señal tan clara que es la obra de Dios. Obra divina, manifestación de lo alto.

La gran tarea de Jesús fue llevar al pecador a relacionarse nuevamente con Dios, tener comunión con el Padre para más tarde vivir con Él por la eternidad. Jesús dio una nueva promesa para quien ya no tenía más esperanza: “hoy estarás conmigo en el paraíso”. La palabra “conmigo” significa vivir en comunión e intimidad con Dios. La mayor bendición que hay en este planeta no es juntar dinero, tener mucho éxito en la profesión o conquistar honores, sino disfrutar de una buena relación con Dios. El ser humano solamente será feliz si vive en comunión con su Creador.

El tamaño del pecado no debe ser un obstáculo. Jesús murió cargando los pecados del mundo sobre Sí. No hay pecado que Él no haya pagado o por el cual no haya muerto. El apóstol Pablo dice en 1 Timoteo 1:13: “…habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad”.

Por eso hay esperanza, a pesar de que usted sea el mayor pecador del mundo. Puede ser salvo hoy, ¡basta experimentar lo que Jesús hizo! El camino está libre, existe esta vida maravillosa junto al Señor. Este es el plan de Dios para su vida. Leemos en 2 Corintios 6:16, 18: ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo (…) Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.

Ya en el Antiguo Testamento el Salmo 73:25 dice: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Estar junto a Dios, en comunión con Él, es la mejor cosa que hay. En 1 Corintios 2:9 leemos algo maravilloso: Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. Todo eso Jesús lo conquistó para nosotros. Alegrémonos. El cielo será maravilloso, pues en el cielo no habrá clamor ni llanto, ni dolor, ni lágrimas, ni peleas. Vale la pena seguir en nuestras luchas y dificultades.

La gran pregunta es: ¿estoy yo viviendo en comunión con Jesús hoy? ¿Siente placer por estar con Él? ¿Tiene intimidad con Él? ¿Cómo está su relación con Dios en el momento? ¿Será que su relación con Él está como en muchos matrimonios donde no existe más la comunicación, donde cada uno vive para sí? Vivir en comunión con Jesús es algo placentero. En 1 Juan 1:3 leemos: “lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo”.

Comunión tiene que ver con amor. ¿Cómo podemos ser indiferentes si Jesús demostró tanto amor? Somos como el fariseo en Lucas 7:44-45 que invitó a Jesús a su casa, pero no le ofreció amor. Jesús reclama la falta de amor. Jesús espera su amor. El vivir en este amor, “estarás conmigo”, será la mayor felicidad para usted.

Vamos ahora a la tercera frase de Jesús en la cruz. Juan 19:26, 27 cuenta que Jesús dijo a su madre María y a Juan, su discípulo:Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. El pecado afecta las relaciones de las personas. Cuando Adán y Eva cayeron en pecado, aconteció la primera tragedia: Caín asesinó a su hermano Abel. Eso es una imagen de nuestro mundo. Peleas, desacuerdos, desarmonía. Hasta en la Iglesia, la verdadera comunión entre hermanos acontece pocas veces.

Pero Jesús dio ejemplo de lo que el verdadero amor puede producir. Tenemos aquí proféticamente la fundación de la Iglesia que une a todas las razas, independientemente de su estatus social. Delante de la verdad de la cruz somos todos iguales. María, madre de Jesús, y Juan, el discípulo, no tenían nada en común. Pero delante de la cruz fueron reunidos. Delante de la cruz surgió un lazo entre los dos. La eficacia de la obra de la cruz reside en el hecho de que une a las personas que nunca vivieron juntas. Por ejemplo, Pedro consideraba a los gentiles como impuros, como cachorros, pero después empezó a amar a tales personas.

Es impresionante ver cómo Jesús, sufriendo dolores horribles, no pensó en Sí mismo, sino en los demás. Proveyendo otro hijo a Su madre, y una madre a Su discípulo Juan. Imaginen el profundo cuidado de Jesús por los Suyos. Pensó en su futuro. Estaba mostrando que nosotros le importamos, a pesar de que no lo merecemos. Así es nuestro Buen Pastor. Cuida tanto de nosotros que murió mostrando Su amor. Ninguno de nosotros sabe lo que traerá el día de mañana. Leemos en Proverbios 27:1: No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día«.

Ya en el Antiguo Testamento leemos que, cuando el pueblo de Dios estaba en el desierto y necesitaba oro, plata y cobre para la construcción del Tabernáculo, Dios ya había pensado en todo lo que el pueblo necesitaría. Leemos respecto a esa provisión de Dios en Éxodo 12:35-36 y en el Salmo 105:37. Es el único que conoce nuestro mañana y lo que es bueno para nosotros. Él proveyó 1,270 kg de oro, 4,360 kg de plata, y 3,050 kg de cobre; además de maderas finas, como la acacia y telas finas, púrpura y carmesí.
Dios ya sabía de antemano lo que el pueblo necesitaría en el desierto y se adelantó. ¡Así es nuestro Dios! Igualmente, cuando en cierto momento usted no comprenda por qué Dios está dirigiendo su vida de esa o de aquella manera, usted puede tener la certeza de que más tarde lo entenderá.

Sepa que su Dios conoce todo lo relacionado con su vida, hasta su último día sobre la Tierra. Dios conoce sus frustraciones, sus angustias, conoce a su familia, a su marido y a su esposa. ¡Él se interesa por usted! Confíe en Él y practique lo que dice Juan 19:27: Después dijo al discípulo: he ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa«. Oyeron las palabras de Jesús, y, a partir de aquel momento, eso pasó a tener una influencia tremenda en sus vidas.

Hay un coro que dice: “Jesús piensa en usted, sí, piensa en usted, seguramente le ayudará en las dificultades y le mostrará ser un amigo fiel, Jesús piensa en usted”.

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