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Autor: Esteban Beitze

¿Cómo preparamos nuestros niños para mantenerse firmes frente a esta avalancha del mal? Sigamos transmitiendo las verdades bíblicas, la grandeza de Dios y Su salvación a la siguiente generación. ¡Nosotros somos los responsables!


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PE2943 – Estudio Bíblico
El llamado de Eliseo (40ª parte)



Tragedia personal

Estamos estudiando la historia de la muchacha que fue llevó al general Naamán a buscar la sanidad junto al profeta Eliseo. Esta historia la encontramos en 2ª Reyes 5:1 “Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso. Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra. Entrando Naamán a su señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel. Y le dijo el rey de Siria: Anda, vé, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos”. Como vimos, esta “muchacha” o sea, niña o adolescente, fue prendida por una banda de rudos soldados sirios.

Esto fue y sigue siendo la terrible realidad que acompaña toda guerra. El mayor daño colateral siempre lo sufren los civiles, y dentro de este grupo, sobre todo, las mujeres y los niños. Aunque la Biblia no nos relata los pormenores, nos podemos imaginar lo que sucedía a mujeres y niñas en medio de estas bandas armadas. Las humillaciones, los maltratos, abusos y violaciones estaban a la orden del día. No sabemos lo que vio o vivió esta chica, pero seguramente fue terrible. Luego o terminó en algún denigrante mercado de esclavos donde fue comprada, o el general sirio se la apropió. Aparte de lo físico que pudo haber vivido, el hecho de ser arrancada de su familia, de su hogar, de su pueblo, de su tierra, de su cultura, de su idioma, de su religión y llevada a un lugar completamente diferente tiene que haberle roto el corazón. Los sentimientos de angustia, terror, vergüenza y tantos otros, la tienen que haber avasallado. ¡Cuánto tuvo que sufrir hasta que entendiera las órdenes que le daban en otro idioma! ¡Cuánto sentiría la ausencia de sus padres y el resto de la familia, amigos y compañeros de juego! Recordemos en todo esto, que ella era una niña o quizás adolescente. Bien podría haber dado lugar al odio y al resentimiento.

Como ya dijimos, podemos trazar un paralelo a lo que sucede hoy en día con muchas muchachas cuando caen en el tráfico de personas y trata de blancas. Pero, si nos remontamos al mismo lugar geográfico en Siria, y analizamos lo que les sucede a las niñas y mujeres cristianas en los ataques de los extremistas islámicos, encontramos muchos puntos en común. Muchas de ellas incluso terminan siendo esclavas sexuales. No hay palabras que puedan describir este martirio.

Puede ser que Naamán y su esposa eran más considerados que otros, pero lo que habrá vivido esta chica, seguramente fue indignante y profundamente doloroso.

He conocido a muchos adolescentes y jóvenes que pasaron por maltrato, abuso y violaciones. Cargan con dolorosos recuerdos y muchas veces profundos traumas. Su vida quedó lastimada, su alma rasgada, la inocencia perdida. Muchas veces cargan por años, en algunos casos, de por vida, con rencores, resentimientos, traumas, problemas de carácter, dificultad de relacionarse con otros que a veces arrastran hasta un matrimonio con sus trágicas consecuencias. Muchas veces luchan con sentimientos de culpa, problemas de aceptación y hasta pensamientos suicidas. Algunos de ellos quedan con profundos problemas de relacionarse con personas del mismo sexo de la persona que los lastimó, quizás hasta empiezan a tener tendencias homosexuales.

Las heridas infringidas por otros difícilmente sanan. Algunos piensan que el tiempo lo sana todo, pero tarde o temprano, estas heridas explotan como cuando se aprieta con grano de pus, derramando todo su contenido putrefacto. Por lo tanto, es importantísimo que estas personas lastimadas encuentren el consuelo, la paz, la sanidad de sus almas y aprendan a perdonar. Pero esto resultará muy difícil si no se busca la solución en el lugar adecuado. Pero esto fue lo que Dios pudo obrar en la pequeña de nuestra historia.

 TESTIMONIO IMPRESIONANTE

A. Tarea de los padres

Cuando uno analiza el testimonio de esta chica, se pregunta, ¿de dónde había recibido este conocimiento de Dios? Sin lugar a dudas en su hogar. Esto demuestra varias cosas:

En primer lugar, podemos observar a padres piadosos a pesar del contexto perdido en el cual se encontraba Israel. Los padres tuvieron a su hija más o menos en el tiempo de los reyes Acab, u Ocozías su hijo. Ambos se destacaron por hacer lo malo ante los ojos del Señor (1R.16:30-33; 22:52). En este tiempo quedaron sólo unas 7000 personas en todo Israel que no habían doblado sus rodillas frente a los ídolos de Baal y Asera (1R.19:18). Evidentemente los padres de esta muchacha se contaban entre este remanente fiel. Ahora bien, vivir bajo reyes que fomentaban la idolatría y una reina que mataba a los profetas de Dios (1R.18:4,13), con seguridad no resultaría fácil para los que querían mantenerse fieles al Dios verdadero. El peligro de ser perseguidos por su fe era grande, y quizás hasta tuvieron que soportar algún tipo de oposición. Pero ellos se mantuvieron fieles a Dios.

En segundo lugar, es evidente que estos padres, a pesar de su entorno idólatra, enseñaron a su hija desde pequeña las verdades divinas pasadas y el obrar presente por medio de sus siervos. Terminó el ministerio de Elías y le sucedió Eliseo. Los milagros del profeta se hicieron notorios, y también de ellos le contaron a su hijita. ¡Cómo brillarían los ojos de la niña, cuando le contaban de lo que Dios estaba haciendo por medio del profeta! La sencillez, pero firmeza de la fe se fue gestando en la pequeña. Ella creyó en el Dios de poder, y en el siervo levantado por Él.

En tercer lugar, observamos que la enseñanza de los padres fue asimilada y aplicada por la hija aun cuando ellos ya no estaban presentes.

Una de las cosas más difíciles es que hijos de padres creyentes sigan fieles, cuando estos ya no están presentes. Muchas veces los hijos sólo viven una fe prestada de los padres. Pero cuando por alguna razón ya no están o se van del hogar, muchas veces la pierden. Como nunca desarrollaron la propia, cualquier influencia contraria rápidamente las hará perderla. Pero no fue el caso de esta chica.

Esta jovencita seguramente conocía las historias del pequeño Moisés en la corte idólatra de Faraón o de Samuel que se tuvo que criar en un contexto de violencia e inmoralidad de los hijos del sacerdote Elí, dada la permisividad de éste. A pesar del poco tiempo que habían estado en hogares piadosos, siguieron fieles al Señor en medio de un contexto hostil a lo espiritual. Quizás fueron estos ejemplos que la animaron a mantener su fe en Dios. Una vez más podemos observar la realidad del principio bíblico: “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Pr.22:6). ¡Qué responsabilidad tan grande tenemos todos los padres o los que pretenden serlo! ¡Qué responsabilidad para nuestras iglesias y el trabajo con los niños! No sabemos cuánto tiempo tendremos a estos chicos con nosotros, ni en qué contexto se habrán de desenvolver. Lo que sí sabemos es que este mundo está cada vez peor en lo que tiene que ver con el antagonismo a los preceptos divinos. Incluso, no sería de extrañar si tuviéramos persecución por causa de Cristo. ¿Cómo preparamos nuestros niños para mantenerse firmes frente a esta avalancha del mal? Sigamos transmitiendo las verdades bíblicas, la grandeza de Dios y Su salvación a la siguiente generación. ¡Nosotros somos los responsables! Y Dios nos va a ayudar en esta preciosa y ardua tarea. Dios te bendiga.

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