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Autor: Esteban Beitze

En nuestro estudio sobre el profeta Eliseo, encontramos la historia de una niña que tuvo una influencia trascendental ¿Cuántas tragedias vivimos cotidianamente, en nuestra nación o en nuestra familia? ¿Qué hacemos con esto? La única solución en medio de la angustia, la necesidad, el dolor, es hacer lo mismo que hizo.


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PE2942 – Estudio Bíblico
El llamado de Eliseo (39ª parte)



ELISEO Y EL TESTIMONIO DE UNA NIÑA

En nuestro estudio sobre el profeta Eliseo, encontramos la historia de una niña que tuvo una influencia trascendental. Esta historia la encontramos en 2ª Reyes 5:1-5: “Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso. Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra. Entrando Naamán a su señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel. Y le dijo el rey de Siria: Anda, vé, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos”. El relato termina con la sanidad de la lepra de Naamán y que creyera en el Dios verdadero (vs.14,15).

Los que nos criamos en los caminos del Señor, desde pequeños estamos familiarizados con la historia de Naamán. Todo gira alrededor de él y su sanidad. Pero, a la muchacha que fue el origen de la historia, generalmente solo se la nombra al pasar. Por lo tanto, aquí nos vamos a detener un poco y analizar su vida y acción.

Tenemos la historia extraordinaria de una niña o adolescente. Al menos esto es lo que significa la expresión “muchacha” en el original. De ella ni siquiera tenemos el nombre. Tenemos sólo una frase que describe el origen y cómo llegó a ser esclava en Siria. Y luego tenemos otra frase, la única que ella misma pronuncia. Es uno de los tantos personajes anónimos de la Biblia, pero con los cuales Dios hizo historia. Es otra de estas figuras bíblicas de las cuales se conoce muy poco, pero que no pasaron desapercibidos para Dios. De ella podemos aprender varias lecciones para nosotros hoy.

1. TRISTE REALIDAD

El versículo 2 nos hace un resumen seco y sin emociones ni detalles de una tragedia nacional, familiar y personal. “Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán”.

A. Tragedia nacional

Israel ya no era el reino fuerte del tiempo de Salomón. Con su hijo Roboam, se había dividido en dos. Roboam se quedó al frente del reino de Judá en el sur, y Jeroboam sobre el reino del norte con las 10 tribus, llamado también Israel. Frente a esta división, uno tras otro, los reinos vecinos que antes habían sido dominados por Israel y hechos tributarios, se fueron rebelando con lo cual se fue debilitando más y más. Aunque hubo momentos de gran poderío, Israel o el reino del norte, ya no volvió a ser lo mismo. Una y otra vez, diversos enemigos se animaron a invadir el territorio quitando sus riquezas. Toda esta debacle estaba íntimamente relacionada con el hecho que Israel se había apartado del Dios verdadero. Empezando con el rey Jeroboam, que había llevado al pueblo a pecar levantando dos becerros de oro, uno en el norte y otro en el sur, rey tras rey que se levantaba allí, resultó ser idólatra, uno peor que el otro. Obviamente, esto no iba quedar sin castigo de parte de Dios. Para corregir al pueblo y sus líderes, Dios utilizaba sequía, con esto hambruna o muchas veces la opresión del enemigo. Uno de los enemigos más presentes en la historia del reino del norte fue Siria. Continuamente había algún conflicto o hasta grandes invasiones de parte de ellos. A veces hasta se sumaban otros reinos más, lo cual hacía que la invasión y el daño fuera más grave.

En nuestra historia eran “bandas armadas” que invadían sorpresivamente diferentes lugares del territorio de Israel, robando lo que podían de bienes y personas para utilizarlos como esclavos (comp.2R.6:8-10). Era una especie de guerra de guerrillas tan conocida en diferentes partes del mundo a lo largo de toda la historia de la humanidad. Cuando no se tenía la fuerza suficiente para enfrentar al enemigo en forma directa, o si eran bandas armadas que vivían del pillaje, entonces se utilizaba la sorpresa para hacer daño en los lugares menos esperados. El enemigo podía aparecer en cualquier momento, en cualquier lugar.

En el caso de Israel, aparte de la zozobra que ocasionaba, obviamente también significaba pérdidas de riquezas, de bienes, de libertad y muchas veces hasta de la vida.

B. Tragedia familiar

Leemos que, en algún momento, “bandas armadas… habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha”. Esta corta frase incluye una terrible tragedia familiar. Hombres rudos y armados irrumpieron en el pueblo de esta muchacha robando lo que podían, matando a los que se oponían, y llevando cautivos a los que no habían podido huir.

No sabemos nada de los padres o el resto de la familia. No sabemos si fueron asesinados en la misma incursión o también terminaron presos por los sirios. Pero sea como sea, esta familia quedó destruida y lastimada. Los traumas de esta acción les habrán seguido de por vida, si es que la mantuvieron. Quizás nunca más se pudieron juntar.

Unas décadas antes, fue David quién con sus hombres vivió una incursión similar. Esta historia la encontramos en 1ª Samuel 30. La vamos a leer simplemente para ver el efecto que esto produjo y trazar el paralelo para nuestra historia: “Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino. Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel, también eran cautivas. Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.” Observamos una cobarde invasión a la ciudad donde vivían David y sus hombres cuando éstos no estaban. ¡Qué desesperación tienen que haber sido, llegar y no encontrar a las esposas e hijos! La angustia fue tremenda, al punto que los hombres querían matar a David, atribuyéndole la culpa de no haber estado.

Si queremos buscar paralelos actuales, también los tenemos de sobra. ¡Cuántas chicas y también algunos varones, desaparecen cada año, sin dejar rastro! Muchas de ellas fueron atrapadas por la red de trata de personas, y terminan en algún burdel en el país o en el exterior. También se conocen varios casos de pedófilos que raptaron niñas y las mantuvieron presas por años.

Un caso renombrado del cual hasta se escribió un libro e hicieron una película fue el de Natascha Kampusch (Viena, 17 de febrero de 1988) una joven austríaca que fue secuestrada por Wolfgang Přiklopil, el 2 de marzo de 1998 cuando tenía diez años de edad. Permaneció en cautividad contra su voluntad por su secuestrador durante más de ocho años, hasta el momento de su fuga el 23 de agosto de 2006. El caso fue descrito como uno de los más dramáticos de la historia criminal de Austria. Ha narrado su cautiverio en su autobiografía, 3.096 días.

El efecto que tienen estos episodios sobre las familias, la sociedad, pero, sobre todo, sobre la víctima es tremendo. Muchas veces, los matrimonios de los padres se deshacen por inculparse mutuamente o por buscar un chivo expiatorio y no tener la capacidad de enfrentar la tragedia en forma conjunta. La sociedad entra en shock, y empiezan a ver pervertidos por todos lados. Pero lo peor obviamente es lo que les pasa y lo que producen estos hechos en las víctimas.

Entonces tenemos allí una tragedia nacional, y también una tragedia familiar. Pero, habíamos leído acerca de David, habíamos trazado ese paralelo, y la última frase, que dejé de lado apropósito, decía “mas David se fortaleció en Jehová su Dios”. ¿Cuántas tragedias vivimos cotidianamente, en nuestra nación o en nuestra familia? ¿Qué hacemos con esto? La única solución en medio de la angustia, la necesidad, el dolor, es hacer lo mismo que hizo David. Esta chiquita de alguna forma lo hizo porque mantuvo una firmeza que en estudios sucesivos vamos a analizar. Hizo lo que hizo David. David se fortaleció en Jehová su Dios. Que esta también pueda ser nuestra realidad en la prueba que tengamos que enfrentar. Dios nos quiere ayudar en ello. Que Dios te bendiga.

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