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Autor: William MacDonald

Un enfoque claro sobre algunas de las principales enseñanzas de la Biblia: ley y gracia, venidas de Cristo, Israel y la Iglesia, expiación, dos naturalezas, y más.


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PE2430- Estudio Bíblico
¿Cuál es la diferencia? (15ª parte)


 


Amigo, hoy me gustaría aprovechar este tiempo para que nos quedara clara la diferencia entre dos importantes términos que a menudo se confunden: ¿son lo mismo el Hades y el infierno? Bien, primeramente ocurre que las palabras en el idioma original del Nuevo Testamento son distintas y tienen sentidos distintos; no son términos intercambiables. El Hades es temporal, mientras que el infierno es eterno. “Hades” es la misma palabra que “seol” en el Antiguo Testamento, pero “infierno” es lo mismo que “Gehena” y “el lago de fuego”. Para comprenderlo más claramente podríamos decir que el Hades es una cárcel municipal donde los presos son guardados hasta el juicio; es un lugar de detención temporal. Sin embargo, el infierno es como el centro penitenciario donde se lleva a cabo la sentencia judicial.

Primeramente, amigo, consideremos el Hades. A veces parece referirse a un lugar de sufrimiento, a veces a la tumba, y a veces al estado incorpóreo. Si es un lugar, no hay nada que indique dónde está. La referencia más completa al Hades está en Lucas 16 donde leemos que un rico incrédulo abrió sus ojos en el Hades. Obviamente su cuerpo estaba en el sepulcro, y su alma estaba en el Hades. Sin embargo, en esta condición consciente, tenía inteligencia, memoria y podía ver el otro lado de una gran sima y ver el cielo o paraíso. Estaba sufriendo tormento del calor y de la sed. Tenía celo evangelístico porque deseaba que alguien testificara a sus cinco hermanos para que ellos no fuesen a aquel lugar de tormento. Allí se dice específicamente que el Hades es un lugar de tormento. No hay escapatoria de él.

Pero en Hechos 2:27 se lo presenta no tanto como lugar sino como un estado o condición. Pedro cita el Salmo 16:10 y lo refiere a la resurrección de Cristo: “Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. Aquí el Hades no puede ser un lugar porque cuando el Señor Jesucristo murió, Lucas 23:43 nos explica que su espíritu y alma fueron al paraíso, o “tercer cielo”, que es la morada de Dios. Pero podría referirse al estado incorpóreo. Dios no permitió que Su alma quedara en esta condición, ni permitió que Su Santo, es decir, el cuerpo del Salvador, viera corrupción. La expresión: “su Santo”, debe referirse al cuerpo porque es la única parte del hombre que se corrompe cuando muere. Pedro anunció con denuedo en Hechos 2 que el alma del Señor no fue dejada en el Hades. Al tercer día Su espíritu y alma fueron reunidos con Su cuerpo glorificado.

Otro pasaje que retrata al Hades como el estado incorpóreo es Apocalipsis 20:13-14: “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda”. La escena es el juicio final de los malos. Según explica Apocalipsis 1:18, el Señor Jesucristo es el Juez, el que tiene las llaves de la muerte y el Hades. La muerte aquí se refiere a sus cuerpos, y el Hades se refiere a sus espíritus y almas. Los espíritus y las almas de todos los incrédulos son reunidos con sus cuerpos en el Juicio del Gran Trono Blanco, y las personas enteras son lanzadas al lago de fuego.

Haciendo referencia al Hades como estado incorpóreo también aparece 1 Corintios 15:55. Aunque en la Reina Valera se traduce como “sepulcro”, unos manuscritos griegos ponen “thanatos” (que es muerte) y en otros “hades”, así que sepulcro es una traducción de una de estas dos palabras. “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”. El texto parece un cántico de mofa que cantarán los creyentes en la venida de Cristo. Al subir sus cuerpos de la tumba, ellos recordarán a la Muerte que, sí, los tuvo por un tiempo, pero no podía retenerlos más. Y aunque el Hades retuvo sus espíritus y almas separados de sus cuerpos, su victoria fue fugaz.

En Apocalipsis 6:8 se nos presenta un jinete montando un caballo amarillo llamado Muerte, y el Hades le seguía. El resto del versículo explica que a la Muerte y al Hades fue dado poder para matar la cuarta parte de la población de la tierra. Aquí nuevamente la Muerte y el Hades parecen representar figuradamente la separación del alma y el espíritu del cuerpo, lo cual es la muerte. A veces la palabra Hades es una metáfora para representar las profundidades de la humillación. Por ejemplo, en Mateo 11 y Lucas 10, la ciudad de Capernaum fue alzada al cielo en privilegio. Pero no apreció la presencia del Hijo de Dios, así que se le dijo que sería humillada hasta el Hades en vergüenza y destrucción. La única otra referencia al Hades está en Mateo 16:18, donde Jesucristo garantizó que las puertas del Hades no prevalecerán contra la Iglesia que Él establece. Ningún ataque contra la Iglesia tendrá éxito final, mientras que se asegura la victoria de la Iglesia contra el Hades.

En cuanto al infierno, de las doce veces que aparece esta palabra en el Nuevo Testamento en la versión Reina Valera, once salen de los labios del Señor Jesús, la más compasiva de todas las personas. Luego es nombrado por Santiago, el medio-hermano del Señor. ¿Qué podemos saber acerca de este terrible lugar? No fue preparado para el hombre, sino para el diablo y sus ángeles, según explica Mateo 25:41. Dios no escoge este juicio para ninguna persona; al rehusar la gracia de Dios, la gente escoge para sí el infierno. Es un lugar donde hay “lloro, llanto y crujir de dientes”. Marcos 9:46 señala que el gusano o tormento de los habitantes del infierno no muere, no cesa, y el fuego no se apaga; el humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos, explica Apocalipsis 14:11. El Señor Jesús repetidamente enfatizaba que es mejor entrar en la vida faltando parte del cuerpo que ser echado al infierno con el cuerpo entero. Por supuesto que esto no significa que habrá mancos en el cielo; significa que es mejor ejercer disciplina rígida sobre los apetitos del cuerpo en esta vida que mimar el cuerpo y sus pasiones y ser condenado eternamente. Otras referencias interesantes al infierno son: Mateo 10 y Lucas 12, sobre el hecho de que los creyentes no deben temer a los que pueden destruir el cuerpo, sino a Aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 5:22, que explica que cualquiera que manifiesta odio hacia su hermano, llamándolo necio, está en peligro del fuego del infierno; y Santiago 3:6, que indica que el ser mal hablado es como un infierno en su carácter.

Por último, amigo, quisiera aclarar algunas ideas en relación con un concepto muy popular, bastante difundido en el mundo: se trata del purgatorio. Según la iglesia católica romana, “el purgatorio” es un estado o lugar de castigo después de la muerte, donde la persona que muere en la gracia de Dios puede expiar el “castigo temporal” que merecen sus pecados y así limpiarse para ganar entrada al cielo. Los fuegos del purgatorio deben tener un efecto purificador sobre el alma. También alegan que el tiempo en el purgatorio puede ser reducido gracias a las oraciones de los vivos y las misas celebradas por los difuntos. Sin embargo, la Biblia jamás menciona un estado o lugar como el purgatorio. La realidad es que esta palabra “purgatorio” nunca aparece en la Biblia y su enseñanza es totalmente contraria a la verdad de plena salvación por la gracia por medio de la fe en nuestro Señor Jesucristo. Por eso amigos, oremos al Señor para que nos ayude a distinguir su enseñanza verdadera y mantenernos en ella.


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