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Autor: William MacDonald

Mucha gente vive por y para la comida y la vestimenta. Sus pequeñas vidas giran en torno a estos dos ejes. ¿Cuál debería ser la posición de quien busca el Reino de Dios al respecto? Por otro lado, a los cristianos se les reprocha no ser más activos la batalla por los derechos civiles, por la integridad política, por el desarme nuclear. ¿Cómo deberíamos actuar?


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PE2496- Estudio Bíblico
Buscad primeramente (4ª parte)


 


Vestimenta y Conciencia Social

Amigos, continuamos en nuestro estudio de las áreas a atender en la búsqueda prioritaria del Reino de Dios. Preguntémonos juntos, ¿son los detalles de mi vida diaria y mis prioridades una muestra de mi interés por el Reino?

Dedicaremos unos minutos a pensar en, por ejemplo, la vestimenta. Mucha gente vive por y para la comida y la vestimenta. Sus pequeñas vidas giran en torno a estos dos ejes. Día tras día trabajan para conseguir dinero e invertirlo allí. Y no es de sorprenderse que la mayoría de nuestras tiendas vendan alimentos o ropa.

Jesús enseñó a sus discípulos que no tenían que preocuparse por estas cosas. El cristiano está aquí para negocios más grandes. Está aquí para representar los intereses de su Señor. Si pone a Dios en primer lugar, sus necesidades temporales serán suplidas. Si el cristiano no es cuidadoso, descubrirá que el tiempo y el dinero que utiliza en comida y vestimenta encuentran su forma de incrementar periódicamente. Requiere de vigilancia y disciplina constantes para que estas áreas de la vida cristiana se mantengan bajo el señorío de Cristo.

Consideremos entonces lo que nos enseña el Nuevo Testamento sobre la manera en que debe vestir el cristiano. Dos de los pasajes principales son 1 Timoteo 2:9-10 y 1 Pedro 3:3-6: “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad ” y “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”.

Aunque estos versículos están dirigidos a las mujeres, existen principios que son aplicables para todos. ¿Cuáles son estos principios? Uno de los principales está relacionado al gasto. ¿Cuánto gastamos en vestimenta? ¿Es totalmente necesario? ¿Podríamos usar este dinero de una mejor manera?
No es un tema de que podamos costearlo o no. La situación desesperante de nuestros hermanos en otras tierras, sus enormes necesidades espirituales y físicas resaltan la insensibilidad de gastar el dinero en vestimenta innecesaria.

Esto se aplica no sólo a la calidad de la ropa que compramos, sino también a la cantidad. Muchos de nuestros guardarropas se ven como una sucursal de tiendas de ropa. Y cuando nos vamos de vacaciones, colocamos un listón en el asiento trasero de nuestro automóvil para colgar una serie de vestidos, camisas, y trajes que competirían con la variedad de muestras de un vendedor de vestimenta ambulante.

¿Y por qué lo hacemos? ¿No será un problema de orgullo? Nos encanta escuchar que la gente nos adule por nuestro buen gusto, o nuestra fina apariencia. Qué hay con la Voz que dice “Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla… Habéis acumulado tesoros para los días postreros… Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.” Como leemos en Santiago 5:2-5.

Pero el gasto involucrado es sólo uno de los principios que deben guiarnos. Otro es la modestia. Pablo dice “…con pudor y modestia.” Uno de los significados de esta palabra es “decencia”. Una de las funciones de la vestimenta es ocultar la desnudez del hombre. Cuando menos, así era en el principio. Pero ahora la tendencia parece haber sido revertida, pues hoy la ropa es diseñada para revelar partes cada vez más grandes de la anatomía humana. De esta manera, el hombre se gloría en su vergüenza. No es sorprendente que encontremos hombres impíos haciendo tal cosa, pero es bastante chocante ver que los cristianos lo imiten.

Modestia también puede significar orden. Esto sugiere que el cristiano debe vestirse prolijamente. No hay virtud alguna en andar andrajoso o desprolijo. El creyente debe vestir ropas que estén limpias, planchadas, en buenas condiciones y de talla adecuada. En general, el cristiano evitará las modas que atraigan la atención hacia sí mismo. Esa no es su función en la vida. Él no está en la tierra como un adorno, sino como una rama de la Vid que lleva fruto.

Podemos atraer la atención hacia nosotros mismos de varias maneras. Las vestimentas pasadas de moda lo hacen, así como la ropa no común, o llamativa, o ridícula. Todas estas deben ser evitadas. Finalmente, el cristiano—y en especial el joven creyente—debe evitar la ropa sugestiva, sexy o provocativa. Ya nos hemos referido a las modas “reveladoras”. Aunque la ropa cubra todo el cuerpo, aun así puede provocar pasiones impuras en otros. Las corrientes de moda actuales no están diseñadas para animar a la espiritualidad. Por el contrario, reflejan la obsesión sexual de nuestra era. Debemos proponernos nunca vestir ropas que inciten pasiones impuras o que le dificulten a otros vivir la vida cristiana.

El gran problema, por supuesto, es la enorme presión de la sociedad para que nos conformemos a ella. Siempre ha sido la forma y siempre lo será. Los cristianos necesitan mucha firmeza para resistir las situaciones extremas, para nadar contra la marea de la opinión pública, y para vestir de una manera que beneficie al evangelio. Si Cristo es el Señor de nuestro guardarropa, todo estará bien.

En varios de los aspectos que hemos mencionado a lo largo de esta serie, vemos que es de vital importancia el tener en cuenta la condición del otro y actuar de acuerdo al Reino que estamos buscando. ¿Qué podemos decir entonces de la llamada Conciencia Social? Una de las quejas más oídas hoy en día es que la iglesia ha perdido su conciencia social. A los cristianos evangélicos se les reprocha no ser más activos en movimientos de reforma.  Se nos dice que los creyentes deberían estar en el frente de batalla por los derechos civiles, por la integridad política, por el desarme nuclear. Parece que si no estamos peleando fervientemente contra una corriente política o apoyando fanáticamente al otro, nuestra fe está en deficiencia.

Esta actitud es absolutamente absurda. Es simplemente un recurso satánico para desviarnos de lo que es prioritario a lo que es menos importante. Es el método que tiene el diablo de disminuir a la iglesia al nivel del mundo, y de robarles poder a los creyentes. La mayor atención que un cristiano puede prestarle a la comunidad es presentar a Cristo como la única esperanza del hombre. No existe sustituto para el nuevo nacimiento. La política, la educación, y las reformas sociales han tomado siglos para probar su escaso poder para cambiar la naturaleza del hombre. ¿Por qué debería el cristiano abandonar el único método que realmente funciona y tomar estos débiles elementos a cambio?

El apóstol Pablo no luchó contra la esclavitud, sin embargo, predicó el evangelio puro, a tiempo y fuera de tiempo, y la esclavitud en su momento desapareció grandemente. Si camináramos en la completa dignidad de nuestro llamado cristiano, estaríamos muy por encima de las miserables políticas de este mundo. Si compartiéramos los pensamientos de Dios concernientes a la misión de la iglesia, nunca nos rebajaríamos a los esfuerzos carnales del hombre en la reforma. Si apreciáramos el valor y el poder de la Palabra de Dios, nunca la abandonaríamos por un arma menos poderosa.

El propósito de Dios, como leemos en Hechos 15:14 es tomar de los gentiles un pueblo para su Nombre. Tenemos el privilegio de ser parte de este programa. ¿Deberíamos lograrlo haciendo que los gentiles se sientan más cómodos en su inmundicia y corrupción? ¿Debemos dedicarnos a mejorar su suerte durante unos días más en la tierra? ¿O mejor les presentamos a Aquel que murió para librarlos de este mundo malvado y salvar sus almas eternamente?


Si desea puede adquirir el libro sobre el que está basada esta serie de programas.


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