Amor: Lo que nos falta todavía para el Arrebatamiento (1ª parte)

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Autor: Norbert Lieth

Sabemos que Jesús vendrá otra vez y esperamos que regrese pronto. Por lo tanto también queremos estar preparados para cuando él vuelva. Entre todas las cosas importantes que suceden cuando vivimos amando el retorno del Señor, debemos prestar principal atención al amor.

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PE2511- Estudio Bíblico
Amor: Lo que nos falta todavía para el Arrebatamiento – (1ª parte)

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Amando la venida del Señor

Quienes hemos recibido la Gracia de Dios sabemos que Jesús viene otra vez, y esperamos que regrese pronto. Por lo tanto también queremos estar preparados para cuando Él venga. Cuando pensamos en esta preparación, nos vienen a la mente un sinfín de cosas importantes, por ejemplo:
– La santificación personal
– Estar en estado de alerta
– discernimiento de las señales
– perseverar en intensa oración
– dedicarse al estudio bíblico
– y la lucha por la verdad.

Pero es posible que, entre todas estas cosas—ciertamente importantes—olvidemos lo más importante, lo que debe tener un lugar primordial en nuestra espera de la venida de Cristo: ¡el amor!

¿Por qué podemos decir con certeza que lo que nos falta para el arrebatamiento es el amor? Porque siempre seremos deudores del amor:
En Romanos 13:8 encontramos la siguiente recomendación: “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley”.

El amor de Dios, con el cual Él nos ha amado, siempre será infinitamente más grande que cualquier amor que podamos producir por nosotros mismos. Por eso, siempre quedaremos debiéndole a Dios Su amor. Llama la atención cuántas veces y con cuánto énfasis la Biblia menciona el amor en directa relación con el regreso de Jesús. Vamos a contemplar algunos de estos pasajes, para dejarnos contagiar por el amor.

Hablemos del Amor como la Disposición del Corazón para el Regreso de Jesús. En su carta a los Filipenses capitulo 1 versículos 8 al 10 leemos “Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo. Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”. El amor nos quiere llevar a ser irreprensibles para el día de Cristo. El amor debería caracterizar nuestro saber y conocer. La ciencia y el conocimiento sin amor, son duros y legalistas.

Para un casamiento—cuando el hombre y la mujer se unen—, el amor es lo más determinante. Muchas cosas son importantes, como por ejemplo la vivienda, los muebles, el vestido de boda, la fiesta, el cumplimiento de las condiciones legales. Pero todo esto no significa nada si falta el amor. Siempre nos causa gozo ver a dos jóvenes que se han encontrado y se preparan con amor, por medio del amor y con grandes expectativas para su vida en común. Y es más hermoso aún cuando el amor madura durante los años. Puede ser que se exprese de otra forma, pero se vuelve más entrañable.

Cuando Jesucristo venga y vayamos a Su encuentro para unirnos con Él para toda la eternidad, el amor será el criterio mayor. Por eso es tan importante que nuestro amor por Él, desde hoy, vaya creciendo. No podemos separar el amor por Jesús del amor por nuestros prójimos. El que ama a Jesús, también ama a su semejante. Y el que ama aún más a Jesús, también amará más a su prójimo. El que ama a Jesús, no puede odiar—excepto al pecado.

¿Estamos procurando que nuestro amor “abunde aún más y más”, ya que nunca podremos amar lo suficiente? ¿Es para nosotros una seria necesidad de corazón, un deseo, un esfuerzo y un anhelo, así como lo sintió Pablo? ¿Apartamos todo lo que podría oscurecer o entristecer el amor?

Un dicho dice: “El amor es como el sol: se oculta, pero nunca muere”. Por lo tanto, propongámonos quitar todo lo que pueda afligir a nuestro prójimo. No debe haber nada que obstruya el amor. Toda nuestra vida debe ser determinada por el amor, pues el que se deja guiar por el amor, se guarda de pecar contra su prójimo.

Hagamos ahora un auto examen y preguntémonos ¿Estamos Amando La Venida del Señor? En 2 Timoteo 4:7 y 8 al Apostol Pablo afirma: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.

Para concentrarnos en el concepto final de éstos versículos vale la pena leer diferentes versiones de la biblia “…a todos los que desean su venida” traduce la Biblia Jubileo del 2000 y Sagradas Escrituras de 1569. Mientras que en la Nueva Traducción Viviente encontramos “…para todos los que esperan con anhelo su venida”. Veamos también la Nueva Versión Internacional que dice “…a todos los que con amor hayan esperado su venida”.

El autor cristiano William Kaal escribe: “En Su sermón sobre el tiempo final, el Señor usa tres impresionantes parábolas para ilustrar cuáles pueden ser nuestras reacciones equivocadas al esperar Su venida aparentemente atrasada. Nos habla de un siervo malo, que hace una gran fiesta e incluso pega a sus consiervos. También leemos acerca de un siervo perezoso, que se niega a trabajar. Y la parábola de las diez vírgenes nos muestra, con el ejemplo de las doncellas dormidas, que la somnolencia es, muy probablemente, el peligro mayor a la hora de esperar a nuestro Señor. ¿No es falta de amor y una ofensa si olvidamos la prometida llegada del Amado? La obra dramática sobre la posguerra “Afuera, delante de la Puerta”, del autor alemán Wolf Borchert, nos permite un estremecedor vistazo a las emociones de aquel que vuelve de la guerra, pero ya nadie lo espera. No hay nada peor que haber muerto en los corazones de los que uno ama. Por eso, ¡cuán importante es para el Señor Jesús que Lo estemos esperando con amor y anhelo!”

¿Qué es lo opuesto al amor por la venida de Cristo? Lo explica nuestro texto a continuación: “…a todos los que aman su venida. Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado, amando este mundo…”. No se refiere aquí a que un creyente tropiece de vez en cuando por las trampas que le tiende un mundo en el cual, en realidad, ya no se siente en casa. Es cierto que esto también es pecado, pero si la culpa es admitida, será perdonada. Pablo, sin embargo, habla aquí de un amor profundo por este mundo, de volver al mundo y sentirse totalmente en casa en él.

Quien aprende a amar el mundo y las cosas del mundo, perderá por consiguiente el amor por la venida de Cristo. Puede ser que incluso la tema y se rebele contra ella. Preguntémonos y examinemos nuestros corazones para conocer dónde están esos peligros que nos pueden llevar a amar este mundo y su modo de pensar, y si quizá, el mundo ya nos ha atrapado y nos ha hecho sus prisioneros.

¿Cuál fue la actitud de Pablo al respecto? En los versículos del pasaje que estamos estudiando Pablo dice, en relación con este tema: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe (…) [y] también […] todos los que aman su venida”.

Toda la vida de Pablo, a partir de su renacimiento por la fe en Cristo—su trabajo, su consagración, su lucha, su misión y su fe—fueron, desde el comienzo hasta el final, motivados y dirigidos por la visión de la venida de Cristo. Pablo la anhelaba, deseaba experimentarla. Era la pasión de su vida y de su trabajo. Estaba enamorado de la venida de Cristo.

Cuando alguien se enamora de algo, esta pasión domina su vida, ya sea el amor por algo (un hobby, una moto, una colección etc.) o el amor por alguien (novia, novio o cónyuge). La atención está puesta en lo que se ama, se piensa día y noche en ello, tratando de conseguirlo, y toda su vida gira alrededor de ello. —Es necesario que también nosotros estemos enamorados de la venida de Cristo.

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