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La Psicóloga Otilia Forteza nos habla sobre la ansiedad, un trastorno cada vez más común en la actualidad. Te invitamos a conocer las características de una persona que padece de ansiedad, los tipos de trastornos que existen y lo que la Biblia nos enseña acerca de cómo lidiar con la ansiedad y las preocupaciones.


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EA1020 – Entre Amigas –
Trastorno de ansiedad



Entrevista a Psic. Otilia Forteza

Otilia: Buenos días estimadas oyentes. Mi nombre es Otilia Forteza y soy licenciada en Psicología desde hace muchos años, egresada de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República, y mi experiencia clínica la he desarrollado en el Hospital Estatal y en la consulta particular. Soy miembro de la iglesia Templo Calvario, de la Misión Evangélica del Uruguay, donde me convertí cuando era adolescente. Quiero agradecer por la amable invitación que me hicieron las conductoras de este programa para hablar de un tema que cada día, debido a las circunstancias estresantes que nos rodean, afecta nuestro estado anímico, físico y me animaría a decir que también influye enormemente en nuestra vida espiritual. Es el tema de los trastornos de Ansiedad.

Todos los seres humanos somos considerados seres biopsicosociales. Así define la OMS, la Organización Mundial de la Salud, al hombre en general. O sea, tenemos un cuerpo biológico, y un aparato psíquico que se desarrolla e interactúa permanentemente con el medio social. Se alimenta de ese contexto social y mediante esa interacción vamos creciendo y pasando por distintas etapas evolutivas. El diccionario define a la ansiedad como un estado de agitación, de desasosiego, inquietud. Otra definición podría ser que es una respuesta apropiada a una situación de emergencia y esfuerzo. Todos experimentamos ansiedad de acuerdo con las distintas circunstancias que vivimos, y es bueno y es normal y hasta saludable, porque vivimos una vida activa enfrentada permanentemente a diversas tensiones, o a situaciones de estrés, ya sea en el ámbito familiar, en ámbito laboral, académico o social. En estos casos, la ansiedad actúa como un motor que nos permite movernos, trabajar, estudiar, crear, progresar. Sería un grado de ansiedad adecuado. Pero cuando la ansiedad es excesiva es cuando se convierte en un problema, porque os origina un desborde psíquico y podría comprometer nuestro equilibrio mental. Ahí se transforma en un trastorno de ansiedad.

¿Cuáles son las características de este tipo de ansiedad? Bueno, el manual de diagnóstico de los trastornos mentales que usamos los psiquiatras y los psicólogos dice que la persona puede presentar varios síntomas. Por ejemplo, una preocupación excesiva por acontecimientos o actividades le resulta muy difícil controlar esos estados de constante preocupación, siente mucho miedo, se asocia también a inquietud o impaciencia, nerviosismo, se fatiga con mucha facilidad, cansancio, no solo físico sino psíquico, es lo que se denomina la disnea, donde la persona baja la capacidad respiratoria en distintos lados, desde la respiración bloqueada o suspirosa, a crisis asmatiformes. A veces se dan crisis disfónicas o afónicas. La persona se irrita con mayor facilidad, presenta mal humor, una baja tolerancia a la frustración, se genera dificultad de concentración, problemas de atención y memoria. También se dan otros síntomas como las alteraciones del sueño, dificultad de conciliar o mantener el sueño, desvelos, insomnio, pesadillas. Se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador. Puede haber desórdenes alimenticios también, y la canaliza la ansiedad con ingestas excesivas de alimento, como un tipo de bulimia. También se pueden producir espasmos gástricos o intestinales, como las náuseas, los vómitos, las diarreas, el estreñimiento. Se pueden dar otros síntomas más, como los vértigos, las cefaleas, zumbidos de oído, trastornos en el funcionamiento sexual, síntomas cardiovasculares como las palpitaciones, la taquicardia, dolores precordiales, sin ser, por supuesto, enfermedades cardíacas. Como ven, es muy variable el abanico de síntomas relacionados con la ansiedad patológica. No se dan todos los síntomas a la vez, esto sería en su presentación más severa. Un monto de ansiedad fuera de control. En este nivel de ansiedad se hace necesaria la consulta médica.

Ahora, ¿cómo se presenta una persona ansiosa? ¿Cómo la podemos identificar? La persona es muy verborrágica, habla mucho, a penas toma aire para respirar. Son esas personas que monopolizan la palabra. Si queremos entablar un diálogo con ellas, no nos permiten hablar. No pueden controlar los impulsos, son personas quejosas, insatisfechas consigo mismas y con los demás. También son personas temerosas, desconfiadas, ahí se ve el estado de alerta permanente en el que viven. Se muestran también aspectos persecutorios. Esa persona es insegura de sí misma, tal vez tiene complejos de inferioridad que nos muestran una baja autoestima. Los trastornos de ansiedad se pueden presentar de distintas maneras, hay una clasificación, como por ejemplo las fobias.

Otro trastorno es el llamado Obsesivo Compulsivo, o los TOC. Se da cuando las personas tienen ideas obsesivas muy fuertes, que son causadas por mucha ansiedad y malestar. La persona siente el impulso de repetir la acción de forma reiterada. Son personas perfeccionistas, meticulosas, que están en todos los detalles. Se obsesionan por el orden, la limpieza, a veces llegan a tener grandes conflictos en la convivencia familiar y social, porque los demás no cuidan como ellos ese orden y esa limpieza. Los trastornos de pánico son crisis en los que la ansiedad constituye el fondo del cuadro clínico. Estas crisis generan mucha angustia. La persona en crisis siente que está enfrentada a un gran peligro que amenaza su vida. Temen perder el control, temen morirse, tienen una lucha anárquica por la autoconservación. Según este manual de trastornos mentales, los estados más graves conducen a una disolución más o menos profunda de la conciencia. La mayoría de estos estados dan lugar a manifestaciones somáticas como por ejemplo la sudoración, temblores, sensación de ahogo, de atragantamiento, malestar u opresión toráxica, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad, mareos, desmayos, palpitaciones, parestesias, escalofríos o sofocaciones. Por supuesto que estos casos requieren de tratamiento médico, porque son casos más severos.

Ahora, ¿cuál es el tratamiento indicado para los trastornos de ansiedad? Cuando la persona siente que está padeciendo una ansiedad excesiva, que le está trayendo problemas, ya sea en su salud, o en su carácter, afectando también su estado anímico, le está generando problemas en la convivencia diaria con sus familiares, con compañeros de trabajo o de estudio, no duerme bien, no descansa, está, como decimos en la jerga popular, “muy acelerada”, y no lo puede controlar, ahí es cuando debemos consultar al médico. Cuando esa ansiedad le trae angustia y hasta depresión es cuando ese monto de ansiedad se constituye en un problema, porque no nos permite funcionar adecuadamente. En primer lugar, debemos consultar entonces a nuestro médico de cabecera. Todos sabemos que por ley debemos tener un médico de cabecera y él sin dudas sabrá resolver esta situación, ya sea recetando algún medicamento que baje ese estado de excitación que tiene la persona, o derivándola a un psiquiatra que es el que maneja la farmacología apropiada para estos casos. El psiquiatra recetará algún psicofármaco o ansiolítico. Esto no significa que la persona quede dopada o drogada, sino que se administra en dosis adecuadas que le permitirán estabilizar su estado emocional.

También, complementando la consulta médica, se evalúa la posibilidad de que la persona reciba un tratamiento psicológico, en el que el paciente podrá trabajar e identificar con el psicoterapeuta las causas, ya sean conscientes o inconscientes, que están motivando la ansiedad, adoptando una estrategia para afrontar y controlar los síntomas desagradables de la misma. También los ejercicios físicos son recomendados, ya que el desgaste físico permite canalizar la ansiedad, a través de, por ejemplo, caminatas, andar en bicicleta, natación, gimnasia, etc. Muchos canalizan la ansiedad con ingestas excesivas de alimentos que pueden dar lugar a conductas bulímicas y anoréxicas. Los ejercicios de relajación y estiramiento son aconsejados también. En fin, buscar actividades donde esté en juego la creatividad, la lectura, la escritura, la pintura, las manualidades.

En este tiempo de pandemia hemos visto mucha ansiedad en las personas, angustia y hasta depresión. Al principio teníamos mucho miedo porque no conocíamos cómo era esta enfermedad. Ahora que la conocemos un poco más, algunos le perdieron tanto el miedo que lamentablemente se están descuidando, y eso no es bueno. Pero nosotros, como creyentes, debemos ser responsables y seguir todas las medidas sanitarias impuestas, como el lavado de manos, el uso de tapaboca, el distanciamiento social, y saber que Dios está al control de cada uno de nosotros y de nuestro entorno, así que no debemos temer. A propósito de esto, la Palabra de Dios nos habla sobre la ansiedad, así que me gustaría leer en Mateo 6:25-34, que dice así: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”.

Este pasaje forma parte del sermón del monte. Allí el Señor Jesucristo le está hablando a los discípulos, y si prestamos atención vemos que hay una palabra que aparece de forma reiterada en estos 10 versículos, y es la palabra “afán”. Aparece seis veces en este pasaje. Cuando alguna palabra en la Biblia se reitera, significa que Dios quiere hacer un énfasis especial y que es muy importante que fijemos ese concepto. En este caso, podemos asociar la palabra “afán” perfectamente a lo que entendemos por ansiedad, preocupación, estar afligidos, estar inquietos. El versículo 25 dice: “No os afanéis por vuestra vida”. El 28 dice: “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” El 28 dice: “Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?”. Y el 31: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos?” El 34: “no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán”. Decíamos que el Señor le está hablando a sus discípulos, aunque sea a creyentes, y les dice que no se afanen, que no estén ansiosos ni preocupados, ni inquietos ni angustiados. Esto, más que un pedido parece una orden, ¿verdad?

La palabra inquietud o preocupación en inglés se dice “worry”. Es una palabra que viene del alemán, y tiene un sentido como de ahorcar, de asfixiar. Se refiere entonces a una preocupación que nos asfixia, que nos ahorca. Decíamos al principio que el diccionario definía al afán como un trabajo excesivo, solícito, y congojoso, como un anhelo vehemente. Jesús esto lo destaca como algo negativo, y por eso nos aconseja a no afanarnos. Volviendo a nuestro pasaje de las escrituras, el Señor Jesucristo nos muestra, usando elementos muy sencillos y que son fáciles de entender, que, si Dios está cuidando de las aves, de los lirios, de nuestro cuerpo, cuánto más Él va a cuidar de nosotros y suplir todas nuestras necesidades básicas. ¿Por qué? Porque esas necesidades son inherentes a nuestra existencia. Él nos dice que no nos preocupamos a pesar de que podamos tener razones humanas para hacerlo. 1ª Pedro 5:7 nos dice: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él” (el Señor Jesucristo), “porque él tiene cuidado de vosotros”.

La ansiedad, como ya lo mencionamos, puede llegar a tener efectos devastadores, y desestabilizar nuestra vida emocional y aún espiritual si no la manejamos adecuadamente. Por eso el Señor insiste en darnos estos ejemplos. Son ejemplos de sentido común, son necesidades básicas en nuestra vida. Pero por supuesto, esto no significa que tenemos que sentarnos y esperar a que el Señor nos de la comida de la nada, sin trabajar. No es así, no funciona así. ¿Cómo alimenta Dios a las aves? Si bien no siembran ni siegan, como dice la Palabra, ellas buscan su alimento. Los bichitos, las hormigas, los nutrientes necesarios, y es eso lo que Dios les provee para su sustento. Dice también que nosotros no podemos añadir más centímetros a nuestra estatura, por más que queramos. Esto muestra que Dios controla nuestro cuerpo también, tanto nuestra salud como nuestra enfermedad. Como creyentes tenemos que trabajar, ser diligentes y proveer para nosotros y para nuestra familia. Dios nos va a dar n nuestro sustento para cubrir todas nuestras necesidades básicas. Y hago hincapié en necesidades básicas porque muchos creyentes le piden cosas a Dios y no las reciben, tal vez porque piden mal, para gastar en sus deleites, como dice la Biblia, o simplemente porque no está en la voluntad de Dios o porque no las considera necesarias sino superfluas. Pero Él sí promete suplir nuestras necesidades básicas. No hay nada de lo que Dios no pueda encargarse. Mateo 6:33 nos dice Jesús: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Cuando establecemos a Dios como prioridad, Él hará que todo se añada. Él asume la responsabilidad total de suplir nuestra necesidad si somos obedientes a Él. Sigue diciendo en el verso 34: “no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”. Hay personas que quieren vivir hoy el día de mañana. No debemos ser codiciosos ni hacernos tesoros en la Tierra. Debemos confiar en la provisión de Dios día a día y pedirle al Señor que aumente nuestra fe. El Señor nos invita a que descansemos en Él. Mateo 11:28 nos dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. El Señor nos da otro consejo en Filipenses 4:6-7. Dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Son todas promesas que tenemos los hijos de Dios para reclamar delante de Él cuando oramos. Sus promesas sus promesas se cumplen. Concluyendo, estimadas oyentes, si eres hija de Dios, no tienes motivos para estar preocupada, intranquila, ansiosa, afanada o angustiada, porque el Señor te ama y te ofrece que descanses en Él, que pongas tus cargas sobre Él. Él te dará paz, gozo y la provisión de todas tus necesidades básicas.

Ahora, si no eres hija de Dios, esto para ti no funciona. Primero debes creer que Jesús es el hijo de Dios, que Él murió por ti y resucito al tercer día, y que te puede dar la vida eterna. Debes aceptarlo como tu salvador y como el Señor de tu vida. De esta manera te conviertes en una hija de Dios y podrás participar de todas sus bendiciones y de todos sus cuidados. Juan 1:12 nos dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Que el Señor las bendiga y que al despertar cada día oremos pidiéndole al Señor que Él sea nuestra prioridad en nuestra vida y que nos provea la suficiente fe para creer en que Él puede satisfacer y cubrir todo lo que necesitamos. Creo que esta es la mejor medicina que podrá eliminar la ansiedad que nos genera la incertidumbre de los tiempos en los que vivimos. El Señor las bendiga ricamente, muchas gracias por tenerme en el programa.

1 Comment

  1. Viviana Castañeda dice:

    Buenos dias, hace poco las escucho, desde Colombia; su programa es la respuesta a una oracion.

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