Todopoderoso y Omnipresente (2ª parte)
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El Rey Eterno
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Autor: William MacDonald

Dios es Todopoderoso: El vocabulario humano no tiene ninguna palabra idónea para medir adecuadamente Su poder. Nuestros corazones deberían llenarse de adoración y de temor del Señor cuando meditamos en la omnipotencia de nuestro Señor.
Y Dios es Omnipresente: Él está en todas partes, y nadie puede esconderse de Su presencia. El está allí donde ningún ojo humano puede ver.


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PE2251 – Estudio Bíblico
Todopoderoso y Omnipresente (3ª parte)



Amigos, es un gusto estar nuevamente con ustedes! Antes de comenzar, quisiera recordar que estuvimos hablando antes de la omnipotencia de Dios, la cual sirve de consuelo y ánimo a Su pueblo, y volver a mencionar la exclamación con la cual concluimos el tema, la cual trae paz a nuestro corazón: ¡Qué consolación, saber que nuestro Dios todo lo puede, y que no hay nada imposible para Él!

También sabemos que Él siempre está presente. En Todo Lugar, Todo el Tiempo. Así es, queridos amigos oyentes. En el Salmo 139:7 al 10, leemos:

¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar,
Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.

Comenzamos a ver esto, también, en el programa pasado: Dios es omnipresente. Está en todas partes a la vez. Él llena el cielo y la tierra.

Repasamos algunas cosas que mencionamos y seguimos adelante: En Jeremías 23:23 y 24, oímos al Señor decir:
¿Soy yo Dios de cerca solamente, …
Y no Dios desde muy lejos?
¿Se ocultará alguno…en escondrijos
Que yo no le vea? …
¿No lleno yo el cielo y la tierra?

Y está el versículo de Mt. 18:20, que nos resulta tan familiar: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

Éstas sólo son dos de las escrituras que nos enseñan que Dios está en todo lugar al mismo tiempo. Él es ubicuo (del latín: ubique, presente en todas partes al mismo tiempo) e inescapable.

De todos modos, la omnipresencia de Dios no es lo mismo que el panteísmo. Éste iguala a Dios a la suma de todas las cosas, fuerzas y leyes. El panteísmo (de pan, “todo”, y theos, “dios”) dice que Dios está en el árbol que hay frente a tu casa; por lo tanto, adora ese árbol. Otra creencia dice que hay muchos dioses (politeísmo), y que se debe adorar a todos ellos. La omnipresencia tan sólo se aplica al único Dios verdadero. Él no puede ser confinado a una localidad geográfica. Él está en todas partes, y nadie puede esconderse de Su presencia.

Un ateo escribió con tiza en una pared: “Dios no está”. Un niño fue y quitó la palabra no, e hizo que se leyese: “Dios está”. John Arrowsmith contaba de un filósofo que no era creyente, quien le preguntó: “¿Dónde está Dios?” El cristiano le respondió: “Déjame antes preguntarte: ¿dónde no está Él?”

…Thomas Watson escribió: “El centro de Dios es todo lugar, Su circunferencia, ninguna”. Y George Swinnock añadió: “A Dios no se le encierra ni se le echa de ningún lugar”.

… Aunque Dios está presente en todos los lugares, no es aparente en todos ellos. Unas veces Su presencia es más manifiesta que otras. A veces, tal como el poeta Robert Lowell dijo: “Detrás del opaco desconocido, estaba Dios en la sombra escondido, a los Suyos vigilando y guardando”. Pero, ya sea que Lo notemos o no, la verdad es que: Él está ahí.

Cuando recordamos que el Señor Jesús es Dios encarnado, nos encontramos con un problema. ¿Era Él omnipresente durante Su ministerio en la tierra? ¿No se limitaba yendo de una localidad a otra, ya fuese Belén, Nazaret, Capernaum, o Jerusalén? La respuesta es una paradoja. Él estaba al mismo tiempo en cualquiera de estos lugares; Él era omnipresente. No dejó a un lado Su omnipresencia cuando vino a la tierra. Más bien, Él se añadió el rasgo de estar presente corporalmente sólo en un lugar a la vez. Fue así que Él podía estar en un lugar y sanar a una persona que estaba en otro lugar (como leemos en Mt. 8:13). Él podía estar en la tierra y seguir estando “en el seno del Padre” (Jn. 1:18). Podía asegurarles a Sus discípulos que Él estaría siempre con ellos (Mt. 28:20), aunque sabía que ellos serían esparcidos por diferentes lugares (Jn. 16:32).

Obviamente, a nuestras mentes les cuesta asimilar estas verdades aparentemente contradictorias pero, como dijo Pascal, el gran matemático francés: “El corazón tiene razones que la razón no entiende”. ¡Lo mismo pasa con la fe!

La doctrina de la omnipresencia de Dios no puede evitar el afectar nuestras vidas. Por ejemplo, no podemos escondernos de Dios. Jonás intentó esconderse embarcándose hacia Tarsis, pero el Señor estaba esperándolo en el estómago del gran pez.

Rebelándose contra sus antepasados y el ambiente cristiano, un joven dejó Irlanda para marchar a Estados Unidos. Más tarde testificó que Cristo lo estaba esperando en el puerto en el que desembarcó en Nueva York. Poco después, se convirtió.

En su apreciado poema, el poeta inglés Francis Thompson describe su esfuerzo fútil de huir de Aquel a quien él llamó “El Perseguidor del Cielo”:
Huí de Él, por las noches y los días;
Huí de Él, bajo los arcos de los años;
Huí de Él, por los laberintos de los caminos
De mi propia mente, y en mis lágrimas
Me escondí de Él, bajo la continua risa.
Es decir: ¡intentó esconderse de Él! Pero, como muchos otros, se dio cuenta de que esto era imposible. Dios estaba allí cuando Thompson quedó exhausto por su huida.

Pero la verdad tiene otra cara. Aunque la omnipresencia de Dios sirve como una advertencia para el mundo en general, es también un enorme consuelo para Su pueblo. No importa cuáles sean las circunstancias, Él está con ellos. Ha habido gente que me ha preguntado: “¿Dónde estaba Dios cuándo sucedía todo lo de los campos de concentración?” Mi respuesta ha sido: “Dios estaba sufriendo con Su pueblo en los campos”. Cuando pasan por el fuego y por el agua, Él está con ellos. Él nunca abandona a aquellos a los que ama. Éstos nunca están solos.

El hecho de que Dios es omnipresente debería motivarme a vivir en santidad. Él está en la oscuridad de la noche. Él está allí donde ningún ojo humano puede ver. Está allí cuando estoy lejos del hogar y de los que amo. Antes de hacer cualquier cosa debería preguntarme: ¿Qué aspecto tiene esto en Su presencia? Éste es el verdadero examen de toda nuestra conducta.

Para finalizar, escuchemos las palabras de un autor cristiano, apellidado Fish, acerca de este tema:
¿Cómo podría salir de Tu presencia,
O de Tu Espíritu huir,
Si por arriba, abajo, y alrededor,
Existes en Tu inmensidad?
Si escojo mi ruta arriba, al cielo,
Allí te encuentro, en día eterno.

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