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Autor: Johannes Pflaum

Conocimiento de Dios es tan importante para nosotros ante la opresión y persecución, como lo es la Palabra de Dios y el autoconocimiento espiritual para tener un correcto concepto de nosotros mismos y que ninguna situación nos tome por sorpresa.


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PE2721- Estudio Bíblico
Ser cristiano con un fuerte viento en contra (4ª parte)



Pablo, al final de su vida, deja en claro cuán importante es el conocimiento de Dios ante la opresión y la persecución. Por otro lado, se trata del autoconocimiento espiritual. Pedro negó al Señor por tener un concepto espiritual de sí mismo demasiado alto. Puso su confianza en su propia piedad y fortaleza, en lugar de creer en las palabras de Jesús. Los que logran perseverar bajo presión no son aquellos que creen tener todo bajo control o se consideran espiritualmente suficientes. Los que se mantienen firmes son más bien aquellos que han reconocido su total dependencia de Cristo y son conscientes de su debilidad. Eso los acerca por completo al Señor.

Todavía existe la posibilidad de conocer profundamente la Palabra de Dios y memorizarla, aunque en la era digital, esto parece innecesario. ¿Pero qué sucederá cuando no tengamos acceso a una Biblia? Leemos en Juan 16:13 que el Espíritu de Dios desea guiarnos a toda verdad. En el versículo 14, el Señor Jesús dice que el Espíritu Santo tomará de lo suyo, y en Juan 14:27 afirma que este recordará a los discípulos todo lo que él les había enseñado. No dice allí que el Espíritu nos dará nuevas revelaciones, sino que recordará lo que Jesús ya dijo. Eso presupone que conocemos la Palabra de Dios.

Dicho sea de paso, esta también es una promesa para todos aquellos que, a pesar de tener dificultades para la memorización, lo siguen intentando. Mientras sea de día, deberíamos aprovechar el tiempo para aprender versículos bíblicos y memorizarlos. Memorizar versículos o incluso capítulos nos es de gran ayuda, por ejemplo, cada salmo es un capítulo. El poder de la Palabra de Dios se desplegará incluso cuando no nos sea posible leerla. Podemos, por ejemplo, comenzar con esta práctica en las reuniones infantiles.

Esto también es aplicable a las buenas canciones cristianas. Recitar sus estrofas o utilizarlas para orar, también puede ayudarnos. No solo en medio de la persecución, sino también en las oscuras horas de la noche, en las salas de hospitales o en una cuneta, después de un accidente de tránsito. Durante mi aprendizaje, celebré varias reuniones en un hogar de ancianos. La manera del culto dependía del estado de los oyentes. En uno de estos me encontré con personas totalmente perturbadas. Les relaté algunas historias bíblicas de la misma manera en que lo hacía con los niños en la hora feliz, con la esperanza de que algo de lo dicho pudiera ser recibido, con muy poco resultado. Pero cada vez que entonábamos viejas y conocidas canciones cristianas, ellos se unían al canto.

Una formación apropiada puede contribuir además a una vida arraigada en la Biblia, comprendiendo así los principios doctrinales y la historia de la salvación. En este contexto, el autor Werner Stoy utiliza la historia para demostrar cómo, además de la persecución, la tentación provenía a menudo desde dentro. Por esta razón, resulta tan importante conocer los principios y las principales enseñanzas de las Escrituras. Esto también se ve descuidado en la actualidad. A menudo preferimos utilizar el tiempo en nosotros mismos o en otras cosas que despierten nuestro interés.

En la Biblia encontramos dos conceptos: por un lado, el Señor desea aliviar nuestro sufrimiento y puede ser un motivo de oración. Por el otro, sin embargo, persigue sus propósitos y objetivos a través del padecimiento. Tendemos a luchar por alcanzar nuestra meta de vivir una vida libre de dolor y sufrimiento. Esto se debe a nuestra gran prosperidad y a la mentalidad de bienestar. Todo comienza en nosotros, para luego alcanzar a nuestra congregación. En cuanto se presentan situaciones difíciles en la vida de la iglesia, algunos desaparecen como por arte de magia. Salen con la intención de buscar en otro sitio una nueva zona de confort.

En la Segunda carta a Timoteo, Pablo presupone una disposición al sufrimiento como un rasgo fundamental para el servicio y el discipulado. A saber, no se trata de sufrir para recibir la salvación o por lo honorable que pueda verse el padecimiento. Se trata de sufrir por Cristo y el evangelio en un mundo caído, hostil y transitorio. Porque, aunque siempre podemos orar por alivio, los sufrimientos pueden tratarse de algo en lo que Dios se glorifique de manera especial y nos transforme para su honra.

Esto contrasta en su totalidad con la filosofía del mundo actual y con el evangelio de la prosperidad, el cual de algún modo practicamos a menudo. Si bien la Biblia no nos llama al ascetismo, sí nos anima a tener un estilo de vida agradecido y moderado. Aquí podrían caber las Pablo en Filipenses 4:12: Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.

Si somos honestos debemos confesar que en general nos resulta fácil tener abundancia, es más, ya no sabemos lo que es sufrir necesidad. Estamos agradecidos de tomar de la mano de Dios todo lo que él nos da. Ya sea una rica comida, viajes de placer, una casa propia o un automóvil. Pero la pregunta es, ¿qué es lo más importante para nosotros y a qué se aferra nuestro corazón? Podemos caer en el consumismo egoísta o sentirnos satisfechos con lo que tenemos. Esto incluye considerar cómo apoyar a la obra misionera y a la propagación del evangelio.

Después de todo, el sistema consumista que nos rodea tiene como propósito la creación de nuevos deseos. Un estilo de vida sobrio ya honra al Señor, y al mismo tiempo nos ayuda si en algún momento debemos prescindir de lo que hoy poseemos. Werner Stoy expone además que la iglesia perseguida siempre ha valorado la capacitación y preparación de nuevos predicadores, a pesar de ser esta una difícil tarea en un contexto de persecución. Por supuesto, la persecución siempre afecta en primer lugar a los hermanos que tienen una responsabilidad espiritual y predican la Palabra. Esta es la razón por la cual la preparación de colaboradores es tan importante. Cuando la primera fila es barrida, la segunda y la tercera se encuentran listas.

¡Valentía para mañana!: sufrir por Jesús no es un sinsentido. No pretendemos glorificar el sufrimiento en sí mismo. La presión, la aflicción y la tribulación siempre duelen. Esta es la razón por la cual el Señor dijo a sus discípulos que en el mundo tendrán aflicción. Pero Cristo y su evangelio lo valen. El sufrimiento no es el fin último, sino la gloria inefable que nos espera. También nos anima saber que la Palabra de Dios despliega su poder en medio de la opresión. El Señor a menudo utiliza aquello que se dirige en su contra para glorificarse de manera especial. Este es el motivo por el cual el número de cristianos en China se multiplicó mientras sufrían dura persecución.

Nos enfrentamos a un enorme desafío. Debemos dejar de vivir en un mundo de sueños espirituales y hacer hoy lo que tal vez no podremos hacer mañana. En este sentido, un conocido himno fue de gran impacto para mí cuando era niño. Lo aprendí en unas conferencias misioneras en las cuales hubo diapositivas e informes misioneros. Aquellas conferencias se organizaban en primavera cuando todavía oscurecía temprano y la noche caía sobre las conferencias y cantábamos:

Pronto la noche viene, tiempo es de trabajar;
los que lucháis por Cristo, no hay que descansar,
Cuando la vida es sueño, gozo, vigor, salud,
y es la mañana hermosa de la juventud.
Pronto la noche viene, tiempo es de trabajar;
para salvar al mundo hay que batallar,
cuando la vida alcanza toda su esplendidez,
cuando es el mediodía de la madurez.

Pronto la noche viene, tiempo es de trabajar;
si el pecador perece, idlo a rescatar,
aun a la edad madura, débil y sin salud,
aun a la misma tarde de la ancianidad.
Pronto la noche viene, ¡listos a trabajar!
¡Listos!, que muchas almas hay que rescatar.
¿Quién de la vida el día puede desperdiciar?
Viene la noche cuando nadie puede obrar.

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