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Autor: Tom Short

Un recorrido por cinco preguntas básicas sobre la fe cristiana, que pocas veces son respondidas adecuadamente: evidencias de Dios, Biblia, propósito de Jesucristo, vida cristiana.


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PE2382 – Estudio Bíblico
Preguntas cruciales sobre el cristianismo (2ª parte)



¿Cómo estás, amigo? Quisiera en esta oportunidad continuar con algunas cuestiones importantes en relación con el cristianismo. La pregunta hoy es: ¿No es la Biblia solo un libro más? Y déjame decirte que nada se aleja más de la verdad. Cualquiera fuese el patrón de evaluación elegido, la Biblia se distinguiría como el libro más exclusivo de todos los tiempos. Piensa en lo siguiente: la Biblia fue el primer libro impreso en una imprenta. En 1454, Johannes Gutenberg adaptó una prensa vinícola y la convirtió en una imprenta donde imprimió la Biblia. En consecuencia, una de las invenciones mundiales más significativas se desarrolló para promover la lectura y disponibilidad de la Biblia. A partir de aquel día en 1454, permaneció como el libro con más publicaciones de todos los tiempos.

En 1930, se imprimió el mil millonésimo libro, número que hoy en día se duplica cada cinco años. Contraste esto con el maravilloso éxito de la serie de Harry Potter, que en el verano del año 2000 batió el récord del mundo editorial durante la primera semana de ventas con 3.8 millones de copias. Aun así, existen más de 3.8 millones de copias de la Biblia que se imprimen y distribuyen cada semana; semana tras semana, mes tras mes, año tras año, década tras década. ¡Nunca ha habido un libro como éste! La Biblia se ha traducido a más de 2.400 idiomas y dialectos, y el número se incrementa cada mes. El segundo libro más traducido de todos los tiempos es El Diario de Ana Frank, que se puede leer en 67 idiomas distintos. Una vez más, la Biblia se encuentra por sobre todo libro alguna vez escrito.

La Biblia es también una fuente de inspiración; ha motivado a muchos de los grandes descubrimientos científicos del mundo. A pesar del presunto conflicto entre la ciencia y la religión, la Biblia misma ha servido de inspiración a grandes científicos, tales como Blaise Pascal, Charles Babbage, Galileo, Michael Faraday, Robert Boyle, Lord Kelvin, Johannes Kepler, Joseph Lister, Samuel Morse, Matthew Maury, Isaac Newton, Carl Von Linaeus, y la lista continúa. La Biblia ha inspirado a muchos de los grandes movimientos sociales. En la Biblia tienen su fundamento muchos intentos por establecer una educación superior, incrementar la alfabetización, abolir la esclavitud, conseguir derechos civiles, y atención para los pobres y oprimidos. La Biblia ha inspirado enormes adelantos políticos, a menudo desempeñando una función importante en la expansión de la libertad. Ha sido la base de nuestro código moral, ético y legal. Los Diez Mandamientos, la Regla de Oro, el Sermón del Monte, La Preeminencia del Amor, nos dan una simple aunque profunda base para la conducta moral, que nunca se ha igualado.

La Biblia también ha sido el libro más perseguido de toda la historia. Más tiempo, dinero y esfuerzos se han dedicado para desacreditar la Biblia, que para desprestigiar ningún otro libro que se haya escrito y aún hoy, más personas creen en la Biblia que en ningún otro tiempo en la historia. Pero al mismo tiempo, más personas han encontrado consuelo espiritual, guía y paz en la Biblia que en cualquier otro libro. Ha sido una fuente de fuerza, vida y restauración para multitudes. Ha tenido, indudablemente, mayor efecto sobre un mayor número de personas que ningún otro libro escrito.

Desde luego, la fama e influencia de la Biblia no la hacen necesariamente verdadera. Pero le dan una credibilidad que otros libros simplemente no pueden igualar. Desde cualquier punto de vista se debe concluir que la Biblia es más que “solo otro libro”. A decir verdad, es el libro más maravilloso e influyente alguna vez escrito.

Quizá no sabes, amigo, que la Biblia se compone de un conjunto de 66 libros (39 en el Antiguo Testamento, 27 en el Nuevo Testamento). Fue escrita por aproximadamente 40 escritores diferentes que vivieron y escribieron durante un período de 1.500 años. Pertenecieron a distintos trasfondos: uno era rey, otro pastor, otro era médico, también escribieron pescadores, historiadores, profetas, y teólogos. ¡Aún había un recaudador de impuestos! La Biblia se escribió originalmente en tres idiomas distintos; el Antiguo Testamento primariamente en hebreo con una corta fracción en arameo; mientras que el Nuevo Testamento se escribió en griego. La mayor parte de los escritores no tuvo contacto con los otros escritores de la Biblia. Aún así, la Biblia se lee como una única historia revelada sobre la relación de Dios con las personas. ¡Es tan coherente que se podría pensar que se trata de solo un escritor! Y si lo pensases estarías en lo cierto, ya que detrás de esos 40 escritores humanos, permanece el verdadero autor de la Biblia: Dios. Al menos, esto es lo que los escritores de la Biblia afirman: alrededor de 2.000 veces preceden sus declaraciones con comentarios como: “Así dijo Jehová”. Se refieren a ellos mismos como profetas, o voceros, de Dios. Actuaron como teniendo la maravillosa responsabilidad de comunicar el mensaje de Dios al mundo. Sin embargo, ¿la tenían? ¿Su intenciones eran correctas pero siendo engañados? Tal vez eran meros impostores, mentirosos en lugar de profetas… ¿O eran, como declaraban ser, personas que Dios había escogido utilizar para llegar a la humanidad, incluso a usted y a mí?

Personalmente, he conocido a muy pocas personas que creen que estos escritores fueron mentirosos intencionales. Sus escritos han inspirado los mayores niveles de integridad y honestidad en otros. ¡Extremadamente improbable para un par de mentirosos! Además, parecen haber entendido la seriedad de lo que declaraban sobre ellos mismos. Vivían en una cultura donde no había mayor obligación que la de honrar a Dios. Afirmar falsamente ser un profeta era un delito penado con la muerte. Aceptaban el llamado con profunda humildad y seria responsabilidad.

¿Pudieron haber tenido buenas intenciones, pero ser engañados? Claramente cualquiera puede pensar estar en lo correcto y aún así equivocarse. Sin embargo, los relatos que nos otorgaron los escritores de la Biblia se expresan en la historia. Los escritores declaran haber sido testigos oculares de numerosos sucesos (aún acontecimientos milagrosos) y nos piden que aceptemos las verdades espirituales, en vista de la credibilidad que establecieron al comunicar las verdades históricas. Al presentar estas verdades históricas, no pudieron haber sido bienintencionados y estar equivocados. O bien, había sucedido lo que habían declarado, o no. Por ejemplo, los discípulos de Jesús declararon, entre otras cosas, que Él había convertido agua en vino, curado un hombre cojo y muerto en la cruz. Estos acontecimientos sucedieron o no. Si no sucedieron, entonces estos escritores no fueron bienintencionados; estaban mintiendo. Nos deja solo una opción: si los escritores no engañaron intencionalmente, debieron haber sido verdaderos testigos de la obra maravillosa de Dios y de Su fiel enseñanza del mensaje divino.

¿Pero existe alguna prueba de que este fuera el caso? ¿Podemos analizar objetivamente si la Biblia viene de Dios o no? Mira, amigo, la Biblia sola registra cientos de profecías cumplidas. Solo Dios tiene la verdadera capacidad para contarnos acerca del fin en el comienzo. Estas profecías no son conjeturas afortunadas ni coincidencias. Antes bien, nos brindan detalles específicos desde el surgimiento y la caída de los grandes reinos mundiales hasta información personal sobre personas que serían clave en el plan de Dios. Existen registros de profecías que habían sido profetizadas cientos de años anteriores al nacimiento de Jesucristo que encuentran su maravilloso cumplimiento en Él. Como veremos en próximos programas, los profetas del Antiguo Testamento profetizaron casi todo aspecto significante de Su vida. La arqueología, a su vez, le otorga credibilidad a la Biblia, la cual hace referencia a cientos de ciudades, personas y acontecimientos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. En la última mitad del siglo XX, tuvieron lugar múltiples descubrimientos arqueológicos que funcionan como pruebas de que respaldan la Biblia. Ciudades una vez pensadas como hipotéticas se desenterraron. Reyes, profetas y líderes militares que pretendían ser mitológicos aparecieron en registros antiguos descubiertos entre los Manuscritos del Mar Muerto y las Tablillas de Ebla. De hecho, hoy existen literalmente miles de descubrimientos arqueológicos que confirman aspectos históricos de la Biblia, y el número de estas confirmaciones continúa aumentando dramáticamente.

Amigo, ¿sigues dudando de lo que dice la Biblia? ¿Sigues creyendo que se trata de un libro más como tantos otros?

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