Misión médica en Angola | Llamado a las misiones – Parte 1

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Los médicos y misioneros de Angola, Juan Emiliano y Adriana Palacios, nos cuentan acerca de su llamado a las misiones, la respuesta de Dios a sus oraciones, y el proceso de adaptación a una cultura completamente diferente. Te invitamos a conocer más sobre su testimonio y su ejemplo de vidas dedicadas al servicio en esta primera parte de la entrevista


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EA824 – Entre Amigas –
Misión médica en Angola | Llamado a las misiones



Entrevista al Dr. Juan Emiliano y Dra. Adriana Palacios

Victoria: Queridas amigas, es un gusto poder estar con ustedes compartiendo nuevamente este espacio de la entrevista. Con ustedes hemos estado hablando en varios programas de Entre Amigas sobre misiones, y gente que ha dedicado su vida a ellas. Hoy tenemos al matrimonio Palacios, es realmente un gusto tenerlo con nosotros. Hemos estado conversando mucho y les damos la bienvenida. Gracias por estar.

Juan: Muchas gracias.

Adriana: Gracias.

Victoria: Les contamos a nuestras amigas que ustedes actualmente están trabajando en Angola, ¿verdad? Ambos son médicos y están brindando su servicio y compartiendo del Señor. Quisiera que me cuenten cómo fue el llamado a misiones, y cómo fue la elección de la profesión. ¿Fue algo paralelo?, ¿o fue algo que fueron descubriendo?

Juan: Bueno, las experiencias de los llamados creo que son particulares y diferentes para cada persona. En mi caso, Dios me llamó muchas veces, de diferentes maneras, y fue todo un proceso desde mi niñez. Nací en una familia en la que se hablaba de Jesús, se conocía de la historia del Señor, se leía la Biblia, estudiábamos desde niños la Palabra de Dios y la memorizábamos. Fue muy linda la manera en la que Dios fue preparando mi corazón. A los 10 años recibí al Señor Jesús como mi salvador, y entendí que él había venido al mundo a morir por mis pecados. Como decimos a veces, me cayó la ficha. Entró el mensaje, entendí la realidad de lo que había aprendido desde niño, y cambió mi vida. Me convertí en un real hijo de Dios, no en un religioso que aprendía la Biblia y la repetía, sino que alguien que realmente vivía una vida diferente al ser parte de la familia de Dios. Entonces fui creciendo más aún, luego de un tiempo me bauticé en la iglesia a los 12 años, y Dios continuaba hablando a mi corazón. Yo sentía que Él me llamaba a servirlo, pero en realidad fue recién a los 18 años, cuando acabé la escuela secundaria, cuando Dios realmente tocó profundamente mi corazón con un versículo que está en el libro de Juan. Allí el Señor Jesús le dice a Marta: “El Maestro está aquí y te llama”. La extensión de aquel mensaje fue “a servirle con tu profesión”. Entonces yo le pregunté a Dios, ¿pero cuál es mi profesión? Y bueno, siempre desde niño quise ser doctor. El Señor trajo ese recuerdo a mi cabeza y me respondió. Desde niño esa fue mi profesión. Entonces entendí y decidí ofrecer mi profesión a su servicio. En ese día el Señor me dio la oportunidad de no solo entregar mi vida, sino también de confirmar algunas cosas en mi corazón. Yo le pedí algunas cosas que necesitaba. Le dije a Dios que necesitaba una compañera que me pudiera ayudar y estar a mi lado, necesitaba terminar rápido mi carrera, y la última cosa que le pedí a Dios fue tener los recursos necesarios para poder ayudar. Y Dios me concedió cada una de esas cosas y nos bendijo mucho. Es así como después de ya casi 25 años de estar fuera del país y de haber servido en varios lugares, podemos estar sirviendo a Dios en Angola. Fue todo un proceso que se concretó después de mucho tiempo.

Victoria: Qué importante el tema del llamado a misiones, a servirlo, y de tener el llamado en ese momento de la vida, ¿no?

Juan: Sí, fue justo en el momento decisivo de entrar a la facultad. Porque tenía muchas opciones en cuanto a qué camino seguir.

Victoria: Juan Emilio nos hablaba de la compañera. Queremos conocerte, Adriana.
¿Es parecida tu historia? ¿O fue muy diferente?

Adriana: En mi caso fue diferente. Yo creo que la historia, o el ejemplo de otras personas pueden marcar mucho tu vida y ese fue mi caso. Yo vengo de una familia católica, y cuando tenía 15 años comencé a hacerme muchísimas preguntas acerca de lo que estaba haciendo, de por qué lo hacía, a fundamentar mi fe. Y bueno, en el camino encontré a una persona que me ayudó a entender muchas cosas y me habló del Señor. Esa persona me dijo: “podés seguir siendo católica, podés seguir yendo a tu iglesia, podés hacer todo lo que hacías, pero te falta una cosa: tener al Señor Jesús en tu vida”. Entonces a través de esta persona entendí que el Señor tenía que vivir dentro de mi vida, no era solamente hacer todo lo que hacía, sino que tenía que vivir a Cristo. Me explicó una cosa muy simple, y es que Jesús quiere vivir en tu corazón. No quiere vivir en una cruz, en una iglesia, sino que quiere vivir dentro de tu vida. Así que le pedí que él viniera a vivir a mi corazón, y desde ese momento mi vida cambió. Esta persona me regaló un libro que era la bibliografía de una misionera de India. Leí el libro, y al final esta misionera escribía que si volviera el tiempo atrás, lo haría todo de nuevo, pero hay una cosa que cambiaría: Contó que en el tiempo que vivió en la India, muchas personas fueron a ella con problemas de salud y nunca pudo darles una solución. Y dijo que hubiera deseado ser enfermera o médica. Entonces cuando terminé el libro dije: Yo voy a ser como esa mujer. Voy a trabajar en algún lugar del mundo, donde se necesite, y voy a estudiar medicina. Entonces entré a la universidad, ya con la decisión de que algún día iba a usar mi profesión en algún lugar necesitado.

Victoria: Además de todo el trabajo que vamos a ver que ustedes están haciendo, hay algo que tienen muy presente y qué importante que es recordarlo: Tener al Señor Jesús en la vida. Se pueden hacer muchas cosas, pero la importancia de la misión es precisamente poder presentar a Jesús a otras personas.

Adriana: Exactamente. Yo creo que en el campo misionero o en cualquier lugar, tenemos que hacer las cosas que nos gustan hacer. Porque cuando uno hace lo que le gusta, es feliz, tiene satisfacción. Pero además de hacer eso, debemos enseñarle a la gente que necesita a Dios, y que uno puede vivir sin Dios, pero no puede morir sin Dios.

Victoria: Exactamente. Qué importante que es llegar al contacto con las personas. Tal vez en el caso de ustedes un contacto con una cultura completamente distinta a la de ustedes, y vamos a hablar un poco más de eso más tarde, pero saber que el mensaje es igualmente válido, y que puede transformar las vidas del mismo modo. Quisiera que me contaran cómo fue la salida de su lugar de origen, de Argentina. ¿De qué parte de
Argentina son?

Juan: Yo soy del norte, de la provincia de Tucumán, que es la provincia más pequeña de Argentina pero es la más densa. En este momento tiene un millón y medio de habitantes más o menos. Nosotros salimos de una iglesia de unos 150 hermanos. Adriana es de otra provincia del norte.

Adriana: De Salta.

Juan: Sí. Nos conocimos en el tercer año de universidad, y después comenzamos a estudiar juntos. Durante nuestra carrera y al participar de nuestra iglesia local en el norte de Argentina, en Tucumán, hicimos todo un proceso de capacitación de la iglesia, de prepararnos junto con los líderes de la iglesia. Semanalmente teníamos un tiempo de oración con ellos, por las necesidades de la iglesia y por nuestro futuro también. Así, después de 10 años salimos al campo misionero en 1992. Fue un momento muy emotivo. Por un lado estábamos felices de salir, pero por el otro se nos partía el corazón porque dejábamos a nuestros seres queridos, y dejábamos a los hermanos de la iglesia con los cuales éramos muy amigos. Pero aun así fue como un triunfo poder lograr salir a la misión después de mucho tiempo de espera. Fue una bendición porque cuando salimos había un consentimiento general de la iglesia de apoyarnos y sostenernos en el cuidado, en la oración y en las cartas. En ese tiempo no existía tecnologías como el WhatsApp, las cartas hasta África tardaban 30 días como mínimo para llegar, entonces a veces había noticias que llegaban en las cartas que ya las sabíamos porque a través de una comunicación telefónica llegaron antes, pero bueno, uno se va adaptando a vivir con esa realidad. La salida fue un lindo recuerdo, tanto para nosotros en lo personal como para la comunidad de Tucumán y de la iglesia especialmente. Porque nosotros dejamos nuestro trabajo en los hospitales donde trabajábamos, dejamos compañeros de trabajo que nos decían que estábamos locos. También era lindo porque se cumplía parte de nuestro sueño después de un largo tiempo de espera y de preparación.

Victoria: ¿Cuál fue el primer campo en el que estuvieron? ¿A cuál fue el primer país al que fueron, y cómo fue la diferencia con lo que estaban acostumbrados? ¿Cómo hace un misionero para mantenerse enfocado en lo que va a hacer, cuando cambia todo a su alrededor? Porque las cosas básicas a las que ustedes estaban acostumbrados seguramente eran completamente distintas.

Adriana: Sí. Al primer lugar al que nosotros fuimos fue a la Guinea Ecuatorial. Es el único país hispanohablante de África, porque fue colonia española. Aunque cada país de África tiene sus lenguas locales. En Guinea Ecuatorial se hablan dos lenguas totalmente diferentes una de la otra, y fue realmente un choque grande. El primer choque, el más fuerte de todos, es la gran diferencia social, la desigualdad social En casi toda África se ve esto. Las personas, o tienen mucho dinero, o no tienen nada.

Victoria: No existe la clase media que de repente en nuestros países es tan común.

Adriana: No, exacto. Así que esas cosas te chocan mucho. La otra es la falta de electricidad, la falta de agua potable, y la carencia de las cosas básicas para vivir. Muchas veces no encontrás carne, queso, cosas que uno disfruta mucho de comer en estos lugares. Pero uno se adapta. El ser humano tiene la capacidad de poder adaptarse hasta en los lugares más difíciles.

Victoria: Es eso de la supervivencia también, ¿no?

Adriana: Exacto.

Victoria: Vamos a continuar hablando de esto en el próximo programa, en el que nos van a estar contando acerca de cómo es la situación ahora, cómo es que llegaron a Angola, cómo es el trabajo que están realizando por allá, y qué están haciendo ahora en Uruguay. Les agradecemos mucho por su tiempo, y les esperamos en el próximo programa. Ustedes, amigas, no se pierdan la segunda parte de esta entrevista. ¡Hasta la próxima!

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