Misión médica en Angola | Abriendo puertas – Parte 2

Misión médica en Angola | Llamado a las misiones – Parte 1
12 abril, 2018
Misión médica en Angola | Adoptando un hijo en África – Parte 3
12 abril, 2018
Misión médica en Angola | Llamado a las misiones – Parte 1
12 abril, 2018
Misión médica en Angola | Adoptando un hijo en África – Parte 3
12 abril, 2018

Continuamos hablando con los médicos y misioneros Juan Emiliano y Adriana Palacios acerca de su misión en Angola. Te invitamos a conocer su testimonio, los distintos países de África en los que sirvieron, las dificultades que enfrentaron, y los choques culturales. Nos desafían a servir a Dios con la profesión que tengamos, y buscar siempre su gloria.


DESCARGARLO AQUI:
EA825 – Entre Amigas –
Misión médica en Angola | Abriendo puertas – Parte 2



Entrevista al Dr. Juan Emiliano y Dra. Adriana Palacios

Victoria: En un gusto estar nuevamente con ustedes, amigas. Continuamos hablando con el matrimonio Palacios, ellos son médicos y están trabajando en Angola como misioneros. Les damos la bienvenida nuevamente, muchas gracias por este tiempo que están teniendo con nosotros. En el programa anterior estábamos hablando de cuando un misionero llega a una cultura diferente y las necesidades básicas son completamente distintas de satisfacer. Ustedes estuvieron en Guinea Ecuatorial, ¿no?

Adriana: Sí.

Victoria: ¿Y cuál fue el siguiente paso? ¿Cómo siguió el proceso?

Adriana: Bueno, nosotros en Guinea Ecuatorial estuvimos relativamente poco tiempo, porque fuimos a cubrir las vacaciones de otros misioneros, así que solamente estuvimos un año. Después de eso estuvimos trabajando en un proyecto en Amazonas, en Brasil. Vivíamos en Manaos y trabajábamos en un barco hospital que recorre los ríos más importantes y otros no tan importantes del Amazonas. Visitábamos comunidades ribereñas, que son comunidades que viven al borde del río, y que viven del río. Hay muchas comunidades en Brasil que aún no han escuchado de la palabra de Dios, hay lugares a donde los misioneros nunca han llegado, y la idea era poder llegar hasta estas comunidades llevando no solamente un proyecto de salud, porque eran barcos hospitales, sino también llegar con la Palabra del Señor.

Después de Brasil estuvimos viviendo 4 años en Mozambique. Allá vivíamos en una aldea muy cerca de Malaui, al norte del país. Es un lugar muy bonito geográficamente, y tiene un paisaje y un clima espectacular. Muchas personas piensan que el África es muy caluroso y terrible pero no es así, hay lugares preciosos, hay lugares donde el clima es muy agradable, y este era uno de esos lugares. Allí estuvimos trabajando con la comunidad local y también en el hospital.

Victoria: Así que en primera instancia, cuando estaban en Guinea, estaban en lo que era la capital. Ya cuando fueron a trabajar en Brasil, fueron a zonas más alejadas.

Juan: Sí, más rurales. Por último, en el año 2004, Angola nos abrió sus puertas para poder trabajar allí. Habíamos intentado antes, pero Angola vivió una guerra tremenda, primero por la independencia y después una guerra civil interna, que destruyó prácticamente todas las estructuras del país. Así que cuando quisimos ir no nos permitieron, no daban visa porque estaba restringido el ingreso debido a los problemas internos que existían en el país. Pero gracias a Dios, en el 2002 se firmó el último tratado de paz y el país está viviendo en paz y se está reestructurando.

Entonces llegamos a lo que se llama el proceso de reorganización nacional de Angola, donde nosotros estamos sirviendo desde el 2004 hasta ahora, y pensamos que este será nuestro último campo misionero. Allí estamos trabajando como médicos en un centro médico que pertenece a la iglesia, donde la mayoría del personal es cristiano. Allí tenemos camas de atención médica, podemos ayudar tanto a niños como a mayores, hay sistemas de vacunación para toda la población, hay un servicio de tuberculosis y lepra, tenemos un laboratorio de análisis clínico básico y especialmente para la detección del virus HIV, así como también los que generalmente se dan en estas regiones como la malaria. Entonces de esa manera podemos brindar una asistencia y una ayuda a la comunidad, y estas son puertas que nos abren la posibilidad de compartir quién es Dios, cuál es la razón por la que estamos ahí y podemos hablar de su amor que tuvo por nosotros, primero en alcanzarnos y darnos la posibilidad de ser personas diferentes, de tener un corazón diferente, de ser parte de su familia, de ser hijos de Dios por medio de una decisión de fe que tomamos en compromiso con Él. Y Él nos dio la bendición de estar en su familia pero también nos dio responsabilidades. Nosotros tenemos que servir, compartir esta bendición que recibimos con otras personas. Este sistema, esta opción que es la salud, así como lo es la educación y muchas otras, son puertas que nos permiten entrar y permiten que las personas puedan conocer a Jesús. En ese sentido el servicio médico es una opción muy buena porque la gente llega en un momento de necesidad, llega con dolor físico y con un dolor emocional también, que no deja de ser espiritual. Entonces ahí podemos ayudar a la persona y transmitirle del amor de Dios y de por qué Dios nos llevó a nosotros hasta ahí, que son las cosas que siempre hablamos con nuestros pacientes.

Victoria: Qué importante, como hablábamos en la entrevista pasada, el momento de la decisión, ¿no? De saber que es Dios el dueño de la obra, y como pasó en este proceso de reorganización, qué bueno que esa puerta se abrió y que ustedes estaban preparados para ir. Quería preguntarles, ¿cómo es la reacción de los nativos cuando llega alguien del otro lado del mundo a traer ese mensaje de salvación? ¿Cuáles son las preguntas que les hacen?

Juan: Bueno, los más normal es “¿por qué viniste?” “¿Cómo es tu tierra?” “¿Qué comés?”

Adriana: Acerca de Messi nos preguntan mucho también.

Juan: Sí, generalmente se identifican mucho con los jugadores de fútbol o de básquetbol. Pero en general hay una gran apertura. El angoleño es una persona muy abierta, es muy oriental en su cultura, sabe recibir bien al huésped, le da lo mejor, le atiende, le da tiempo, es bien amigable y uno puede pasar con él toda la tarde si quiere. Es bien receptivo. Es igual para el evangelio, pero en sus compromisos no es tan fuerte. A veces es solo una cosa superficial. Pero es buena la percepción y uno puede compartir muy bien sus sentimientos, la fe, la razón por la cual está ahí, puede hablarles de Dios, del amor de Dios y de su plan para la vida del hombre. Así que es muy lindo el tiempo que uno puede pasar. Lo que sí, nosotros somos muy apremiados por el tipo de profesión que tenemos, pero creo que es una puerta abierta para mucha gente que puede compartir y que tiene tiempo para dedicarse exclusivamente a predicar la Palabra de Dios. Aunque es muy necesario en el campo misionero tener una profesión. Esto es un desafío para todos los jóvenes y las personas que puedan estar escuchando esto: Nosotros tenemos que prepararnos en la vida. Tenemos que hacer cursos de diferentes tipos. Es lo que conversamos siempre con Adriana: no hay una profesión que sea la mejor, todas las profesiones son necesarias.

Victoria: ¿Qué es lo necesario? ¿Qué es lo que yo puedo decir: Bueno, con esta capacitación que tengo en determinada área puedo servir a Angola?

Adriana: Hay muchísimas cosas que se pueden hacer, no es necesario ser médico o enfermero para trabajar en Angola o en cualquier campo misionero. Yo creo que se necesitan personas que estudien informática, computación, reparación de PC, plomeros, electricistas, cocineros, muchas cosas. Uno piensa quizás que como cocinero no podría ser misionero, por ejemplo, pero es muy necesario. Todo el África tiene muchísimos recursos y no los saben usar, o no saben cómo aprovecharlos. Entonces hasta una persona que cree que con su profesión no podría hacer nada, no está en lo cierto. Todas las profesiones son bienvenidas, y especialmente en donde estamos trabajando, donde en este momento andamos necesitando odontólogos, necesitamos radiólogos también.

Victoria: ¿Cuántas personas están trabajando con ustedes?

Adriana: Somos un equipo. En este momento hay tres enfermeras argentinas que están colaborando con nosotros. Una de ellas se llama Elizabeth Ruedas y está en el proceso de adopción de una niña que está costando mucho trabajo, así que pidió oración por esto. También trabaja con nosotros otra chica que acaba de llegar y está en el proceso de adaptación, y otra chica que se casó con un chico angoleño y vive y trabaja allá.

Victoria: Qué importante que es la colaboración. Fuera de micrófono hablábamos de que ustedes son médicos y han tenido que especializarse en todas las áreas porque hace falta, ¿verdad?

También sería bueno escuchar alguna experiencia que han tenido con respecto a esto de conjugar el trabajo con la fe, y que sea algo integral, que sea algo que fluya solo. ¿Hay alguna experiencia que nos quieran contar?

Juan: Hay diferentes experiencias, pero tenemos que saber que en general el angoleño, y el africano en general, divide en dos las enfermedades. Unas son las que son tratadas por la ciencia o por el médico, y las otras son las que reciben un tratamiento emocional, que sería o un hechicero o un brujo. En el caso nuestro, vivimos el caso de un niño de más o menos 8 a 9 años. Él llegó al centro con una fiebre alta y en coma, un probable caso de, o de una malaria complicada, o una meningitis. Por la exención del período de la enfermedad concluimos que era una meningitis. Lo normal cuando uno ven el cuadro clínico es que la familia comience a pensar en que esto no es para el centro médico, sino que lo lleven al hechicero o al curandero. Gracias a Dios, los papás de este niño eran creyentes y se jugaron por Dios, así que decidieron dejarlo en el hospital. Pasó una semana, y el niño seguía con fiebre. Nosotros orábamos en casa y trabajábamos constantemente con el niño. Pasó casi otra semana completa, pero el niño seguía con fiebre y estaba en coma. Y bueno, fue un tiempo muy difícil, la familia comenzó a presionar con que lo llevaran al curandero, pero los papás no querían. Gracias al Señor, el niño comenzó a disminuir la fiebre, a recuperar la conciencia, a abrir los ojitos, empezó a moverse, a comer, y salió caminando después de tres semanas. Siempre lo uso de ejemplo porque fue una prueba de fe en la que Dios recibió la gloria. Porque ese niño que podría haber sido llevado, hoy está con vida, ya tiene 11 años, va a la escuela, y todo gracias a Dios.

Victoria: Les agradecemos mucho por estar con nosotros. Vamos a continuar con otra entrevista, e invitamos a nuestras amigas a que puedan quedarse con esto en su corazón. Ya desde el llamado, si hay alguien que ve que puede servir en cualquiera de estas áreas que estuvieron mencionando y que siente el deseo, ¿cómo se puede poner en contacto con ustedes?

Juan: Bueno, pueden escribirnos a nuestro mail javpalacios@hotmail.com. Ese es el contacto más rápido, o pueden hablarnos por WhatsApp al número telefónico.

Si llaman ahí ya los derivaríamos según lo que nos presenten.

Victoria: Muy bien, les agradecemos mucho. A ustedes, amigas, las invitamos a que vuelvan en el próximo programa para seguir conociendo del trabajo misionero que realizan Juan Emiliano y Adriana.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo