Ministerio «Llamado Frontera»

Las misiones son oportunidades
11 abril, 2018
Proyectándose en misiones
11 abril, 2018
Las misiones son oportunidades
11 abril, 2018
Proyectándose en misiones
11 abril, 2018

Analía Amaral nos cuenta acerca de su servicio en Llamado Frontera, un ministerio que se dedica a apoyar a las iglesias del interior. Te invitamos a conocer más de su testimonio, de cómo recibió el llamado a servir, y de cómo se maneja sirviendo en este ministerio, cuidando de sus tres hijos, y trabajando al mismo tiempo.


DESCARGARLO AQUI:
EA808 – Entre Amigas –
Llamado Frontera



Entrevista a Analía Amaral

Victoria: Amigas, ha llegado el momento de la entrevista. En esta serie en la cual estamos hablando con mujeres involucradas en las misiones, hoy tenemos a Analía Amaral, es un gusto tenerte con nosotros. Analía nos va a estar contando su experiencia, y cómo es que empezó a servir en esta área. ¿Cómo estás, Analía?

Analía: Estoy bien, es un gusto estar acá contigo.

Victoria: Bueno, me gustaría que nos contaras un poco acerca de tu experiencia con el Señor y cómo te llevó a enfocarte en las misiones.

Analía: Yo llegué al Señor cuando tenía 14 años. Mi hermano Pablo había empezado a ir a algunas reuniones a través de una chica que lo contactó, y tenía reuniones caseras en la casa de ella. El creyó, y un día me invitó a ir con él, lo que me llamó la atención porque mis hermanos no eran mucho de invitarme a hacer cosas. Yo soy la más chica, y tengo dos hermanos varones. Así que bueno, me invitó a caminar, me preguntó si quería ir a una reunión, y le dije que sí. Ahí mismo, en la primera reunión a la que fui, cuando el pastor hizo la invitación de que si alguien quería ser salvo, yo levanté la mano. Ahí fue que entregué mi vida al Señor y creí en Él. Después de un tiempo dejé de ir por un poquito de tiempo, pero descubrimos que un tío de mi padre era pastor, entonces empezamos a ir con él a la iglesia “Cristo es el camino”. Con el tiempo mi otro hermano y mis padres también llegaron al Señor, gracias a Dios. A nosotros nos gustaban mucho las familias del pastor y de algunos de los líderes, nos gustaba ver como estaban juntos siempre. Había hermanos que tenían que tomarse varios buses para ir pero igual se tomaban el tiempo para servir y eso era de gran ejemplo. En el lugar en donde estaba la iglesia había muchos niños de una zona carenciada, entonces empezamos a hacer horas felices, servir leche, limpiar, lo que fuera que tocara. Siempre se incentivaba al servicio, y estaba la enseñanza de los talentos “en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré.” Eso me quedó mucho. Entonces lo que te tocara hacer, hacerlo con fidelidad y confiar que de repente el deseo de tu corazón, Dios lo estaba viendo y te iba a ayudar.

Victoria: Qué importante lo que mencionás del ejemplo de la familia del pastor, porque esa también es una manera de predicar y de hacer misiones. Actualmente estás involucrada en un ministerio que se llama Llamado Frontera, ¿de qué se trata?

Analía: Llamado Frontera es un ministerio que va a apoyar a las iglesias del interior. Comenzó con la iglesia del Chuy que estaba levantando su local, y después se abrió a otras iglesias del interior. Lo que se hace es ir a apoyar en todas las actividades, y también ofrecer nuevas oportunidades de servicio. En realidad, también es un apoyo de comunión, porque a veces en el interior están bastante solos los que están trabajando, no hay tanta gente, y uno ve mucho contraste con las iglesias de Montevideo donde somos muchos haciendo cosas. A veces igual decimos que somos pocos, pero si comparás con el interior, te das cuenta de cuánto podés aportar. Es muy lindo porque cada vez que vamos queremos dar, pero terminamos recibiendo, porque hay gente que está 100% entregada al servicio y de repente están caminando por los pueblos y hablando con la gente toda la semana. Ahora, este fin de semana, fuimos al Chuy, donde hicieron un comedor para niños, y ya habían preparado una gran olla de comida como para 50 personas. Uno se da cuenta que el ir ahí a ayudar les alivia un poco el trabajo, y además el tiempo de comunión es muy inspirador para todos.

Victoria: También, mismo para la gente de la iglesia, y también para le gente que puede asistir a ese comedor. Porque ven que no es solo un trabajo que se está haciendo sino que hay gente que los está apoyando, y que ellos también, así como un día a ti te sirvió ver el ejemplo de la familia del pastor, ellos pueden ver el ejemplo que ustedes dan en ese servicio. ¿Cuánto tiempo hace que está Llamado Frontera?

Analía: Llamado Frontera hace 6 años que está.

Victoria: ¿Y tú estás desde el principio?

Analía: No, nosotros empezamos este año. Nosotros, junto con mi esposo José, trabajamos con adolescentes hasta el año pasado. El año pasado fue un año en el que Dios nos inquietó con varias situaciones familiares, de servicio, de los hijos, y bueno, estuvimos viendo para dónde quería llevarnos el Señor, estuvimos orando, y se abrió esta posibilidad.

Victoria: Además de tu servicio en Llamado Frontera, también sos esposa, mamá, trabajás, queremos que nos cuentes un poco de eso también.

Analía: Bueno, nosotros con José tenemos tres hijos que tienen 13, 9 y 3 años. Ya el más grande es adolescente así que está en el liceo y arranca a estudiar a las 7:30. Tomás va algunos días a inglés a las 10, y después él y Sebastián van a las 13 a la escuela. Así que el día a día es bastante movido según los horarios. Nosotros con José tenemos la posibilidad de trabajar en casa, porque él es ingeniero en sistemas y yo soy diseñadora gráfica, entonces yo lo que hago es ayudarlo en su trabajo. No estoy teniendo tantos clientes ahora, en realidad lo que más hago son cosas para la iglesia.

Victoria: ¿Y cómo viven tus hijos el servicio de llamado frontera? ¿Vas con ellos, o se quedan en tu casa? ¿Qué entienden ellos de lo que ustedes hacen?

Analía: Bueno, la última vez fue Sebastián con nosotros, el más chiquito. Pero en realidad la mayoría de las veces se quedan con los abuelos. Gracias a Dios en eso vemos que Dios hace el querer como el hacer, porque los abuelos se ofrecen y nos ayudan con buena gana y la verdad es que ellos quedan contentos porque hacen pijamada con algún primo, o algo así. También los llevan a la escuelita.

Y después cuando volvemos les contamos lo que hicimos, incluso esta vez Tomás nos estuvo ayudando a hacer de una caja una casa, para hacer una representación de cuando Jesús sana al paralítico. Los niños allá quedaron re contentos, y después le pude contar que lo que él hizo fue de ayuda para los otros, y que les había encantado. Así que se van involucrando un poco. Y Sebastián también, después de que volvió, durmió en su cama y ya decía que se quería ir al Chuy. Y eso que fue bastante ajetreado todo porque hicimos visitas a muchos pueblos, así que subíamos a la camioneta, visitábamos un rato, subíamos otra vez, pero a él le gustó.

Victoria: Entonces para ellos también son fechas especiales. ¿Y cada cuánto es que se realizan estas salidas?

Analía: Una vez por mes salen dos grupos, para dos iglesias distintas.

Victoria: Una vez al mes es bastante seguido considerando las actividades que puede llegar a tener una iglesia.

Analía: El grupo está integrado por 17 personas, y de cada grupo salen 5 o 6 personas dos veces al mes. Se reparten todas las tareas que te pueden tocar, como la hora feliz, la escuelita, la clase de niños, de adolescentes, la charla general, la reunión femenina, también se hacen volanteadas, compartimos devocionales juntos antes de arrancar, y es un tiempo muy lindo.

Victoria: Qué lindo. Analía, quisiera que pienses en alguna experiencia que te haya tocado en este año. Desde que se involucraron junto con tu esposo en este ministerio, ¿qué fue lo más distinto a tu realidad que te tocó vivir? Porque tu vivís en Montevideo, y estás yendo a zonas del interior, donde sin duda has encontrado realidades muy diferentes, ¿no?

Analía. Sí. En el Chuy se trabaja del lado brasilero y del lado uruguayo, entonces ves realidades muy distintas. Incluso está el tema del idioma, pero ellos igual te entienden. Ahí hay una zona muy pobre que está cerca de la casa de uno de los líderes, y ahí vamos por las calles buscando a los niños, que son muy cariñosos. En ese lugar, algp que me impactó fue que los líderes tienen que desocupar parte de la casa para que entren los niños para la horita feliz. Y me parece un sacrificio muy lindo que no se ve muy seguido, porque de repente uno quiere cuidar su casa, mantener todo ordenado y en su lugar, y ellos no solo abren sus puertas, sino que sacan todos los muebles para poder hacer lugar. Después también en lo personal, en el evangelismo, la respuesta de la gente, es todo muy lindo. Y cada llamado es diferente aunque vayas a los mismos lugares.

Victoria: Qué lindo saber que no es simplemente una ayuda humanitaria que estás haciendo, que también es muy valioso, pero saber que es algo mucho más grande aún, que es compartir el mensaje del Señor.

Analía, queremos agradecerte por tu tiempo, por estar con nosotros, ha sido un gusto y un aliento. Muchas gracias.

Analía: Gracias a ustedes.

Victorias: Y a ustedes, amigas, las esperamos en el próximo programa de Entre Amigas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo