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Autor: Esteban Beitze

La impureza es un tema que se encuentra muy arraigado en nuestra sociedad, pero que también se encuentra en la iglesia. En este programa Esteban Beitze se enfoca en datos sobre la pornografía y por qué esta es tan adictiva. ¿Se puede escapar de este flagelo? Escuche este programa.


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PE2726- Estudio Bíblico
Luchando con la impureza (1ª parte)



Vamos a tocar un tema que realmente es muy trágico, que está abracando toda nuestra sociedad globalizada y lamentablemente está entrando también a las iglesias, y es la impureza, la pornografía, la inmoralidad. Vamos a hacer un énfasis especial en lo que es la pornografía, pero esto obviamente puede abarcar todas las áreas de la vida en cuanto a lo inmoral. Allí, en primer lugar, vamos a ver una triste realidad. Un ejemplo para demostrar esto es un muchacho que vuelve a casa de noche después de todo un día de actividades en la iglesia donde estuvo sirviendo al Señor diligentemente, se acuesta en la cama, no puede dormir inmediatamente, entonces después de un tiempo toma el celular, y después de un par de clics está mirando pornografía. Durante unos momentos disfruta el éxtasis, pero es muy pasajero. Luego, el odio a sí mismo y la vergüenza lo golpean con fuerza. Se sintió muy tonto, asqueado de sí mismo, no podía creer que lo hubiera hecho otra vez. Sabía que tenía un problema, que debía pedir ayuda, pero ¿a quién? Si se enteraran en la iglesia, ¿qué habría de pasar? Molesto consigo mismo, se hizo la promesa de que no volvería a pasar. Pero ya lo había hecho muchas veces. Se decía “esta va a ser la definitiva”. Oró, pidiendo perdón a Dios, prometiendo que esta vez iba a ser enserio, pero interiormente ya sabía que era una cuestión de tiempo hasta que sucediera devuelta.

Una chica que estudia en el instituto bíblico tenía el mismo problema. Contó que de pequeña había sido abusada por el abuelo y también por el primo, y como el abuelo tenía pornografía en algún momento la descubrió y empezó a mirar. Como no era muy agraciada, los muchachos no se fijaban mucho en ella, entonces buscó la satisfacción en la pornografía. Era sobre todo en los fines de semana cuando caía en ese pecado, ya venía por años con ese problema, al punto tal que hasta dejó de usar el celular. Pero claro, tenía que hacer algún trabajo para la iglesia así que usaba la computadora, y ahí caía, una y otra vez. Con profunda angustia, al fin se animó a hablarlo. Casi todos los casos en los que se da lugar a la impureza sexual, ésta viene acompañada por la masturbación. Es la respuesta fácil para satisfacer una necesidad física, pero casi siempre viene acompañada por imágenes o recuerdos impuros.

Entonces vemos allí algunos ejemplos trágicos y de estos podría contar centenares. Pero también hay una realidad trágica. Como la pornografía es el problema número uno en las iglesias, en institutos bíblicos, en las familias cristianas, aunque no es tenida en cuenta, voy a hacer un énfasis especial justamente en este tema: la pornografía es más adictiva que la cocaína. Conocí a un chico de unos 22 años que vino a mi casa, y tenía el cerebro totalmente quemado por diferentes adicciones, sobre todo la cocaína. Gracias a Dios, este muchacho se convirtió y de un día para el otro pudo dejar todas las adicciones, todas las drogas, alcohol, etcétera. Pero demoró muchos años en poder soltar la pornografía.

¿Qué es lo que hace tan adictiva a la pornografía? Las imágenes sexualmente explícitas hacen que se detonen las reacciones en lo que se conocen como las neuronas espejo. En el caso de la pornografía, este sistema de neuronas detona la excitación sexual, la cual lleva a la tensión sexual y a la necesidad de un desfogue, que generalmente se da por medio de la masturbación. Por consiguiente, la pornografía esclaviza al que mira estas imágenes, arrebatándole la respuesta biológica que pretendía unir al hombre a su esposa, y, por lo tanto, inevitablemente debilitando dicho vínculo, si es que lo tiene, o dañando el que pudiera tener en el futuro. Ahora, con incrementos repetitivos de la dopamina liberada en el cerebro a través de la pornografía, este queda recableado para ansiar tener ese mismo efecto. De ahí que se produce esta adicción tan profunda.

En tercer lugar, vamos a ver algunas encuestas, trágicas también. Un tiempo atrás vi una conferencia que dio Josh McDowell, y la organización en la que trabaja hizo una encuesta a nivel mundial, invirtieron muchísimo dinero estudiando el tema de la pornografía. Estuvo hablando más de una hora acerca de este tema, dando algunas estadísticas. Simplemente quiero resaltar algunas de ellas. El 35% de todas las descargas en internet hoy en día son de pornografía. El 87% de todos los jóvenes cree que mirar pornografía es aceptable. El 77% de los hombres entre 18 y 26 años mira pornografía, podemos decir que 3/4 partes de todos los hombres. Ahora, en cuanto a países, teniendo en cuenta el número de 200 países, los países latinoamericanos, lamentablemente, están al frente. Primer país en uso y abuso de pornografía es Bolivia, segundo, Chile, cuarto, Ecuador, sexto Perú, séptimo México, décimo Colombia, decimoctavo argentina. Así que vemos que es algo muy de nuestras latitudes.

Las mujeres no quedan exentas, uno generalmente asocia a la pornografía con el varón, pero no, en Argentina, el 23% de las mujeres mira pornografía, y en muchos países llega inclusive al 40%. Pero en Argentina, las mujeres cristianas entre 18 y 24 años que miran pornografía son el 56%. O sea que la mitad de las chicas en la iglesia, hablando en líneas generales, mira pornografía. El 84% de cristianos entre 18 y 29 años no sabe aplicar la Biblia a las cuestiones cotidianas y obviamente tampoco la sabe aplicar al tema de la impureza sexual. El 66% de los divorcios se da por la pornografía. Y generalizando, podríamos decir que el 60% de los hombres cristianos y el 40% de las mujeres cristianas, son adictos a la pornografía. A esto se le suma algo realmente terrible, cuando escuché esto no lo podía creer. El 55% de los pastores es adicto a la pornografía. Es tremendo.

En cuanto a la iniciación de la pornografía, es decir, a qué edad entran en la pornografía, a nivel global, es alrededor de los 8 años. Pero en América Latina es entre 4 y 6 años. Están jugando con el celular, con la Tablet o lo que sea, y de repente aparece un enlace o abren lo que les aparece, ellos no buscan la pornografía, pero la pornografía los busca a ellos. 20 a 30% de los usuarios de pornografía son niños de entre 7 y 8 años. El 70% de los consumidores de pornografía son menores de 20 años. Así que tenemos un flagelo en nuestras iglesias respecto a nuestros chicos que es terrible. El 90% de los niños entre 8 y 16 años ya ha visto pornografía, y todos los adolescentes que tengan un teléfono inteligente, ya la han visto.

Entonces la realidad de este tsunami de inmoralidad está trayendo sus horribles frutos. Y no estamos lejos de Sodoma y Gomorra. El daño que ya tienen nuestros niños y adolescentes es terrible, es funesto. Ahora ¿Cómo lo vamos a enfrentar? Seguramente la forma de enfrentarlo no es callándonos, que es lo que generalmente sucede en nuestras iglesias. ¡Tenemos que actuar! Tenemos que invertir tiempo, tenemos que encarar este problema. Apliquemos el sabio consejo de Salomón en Proverbios 22:3: “El avisado ve el mal y se esconde; Mas los simples pasan y reciben el daño”, sea propio, o sea ajeno. Y Pablo exhorta a los Tesalonicenses diciendo “pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación”. Y la palabra que usa allí en griego es porneia, de donde surge justamente la palabra pornografía. Entonces tenemos un terrible problema, aun dentro de los cristianos, aun dentro de las iglesias, y que afecta sobre todo a nuestra niñez, adolescencia y juventud. Ni siquiera los pastores quedan exentos de esto. Es un problema que nos atañe a todos. ¿Vamos a callarlo? ¿O vamos a afrontarlo de una forma apropiada? Que ésta última sea la realidad, y que Dios nos ayude en eso. Amén.

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