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Autor: Wim Malgo

En este capítulo del libro de Wim Malgo, se desarrollan las 5 consecuencias de la oración persevante a través del ejemplo de Abraham.
1. Produce confrontación
2. Se manifiesta la soberanía divina.
3. La oración pone bajo presión.
4. La oración poderosa salva.
5. La oración produce separación.


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PE2656 – Estudio Bíblico
Llamado a la oración (9ª parte)


 


La oración perseverante

Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma, pero Abraham estaba aún delante de Jehová y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?” (Génesis 18:22-23). ¡Qué poderoso hombre de oración era Abraham! Él permaneció aún delante del Señor, perseveraba en oración. El hecho de que era un poderoso hombre de oración, es comprobado por las consecuencias que tuvo su oración:

1. La oración produce confrontación. Por la oración de Abraham se produjo una confrontación de los poderes de la luz con los poderes de las tinieblas en Sodoma. Cuando los ángeles vinieron a Lot, en Génesis 19:4-5, y quisieron pernoctar en su casa, sucedió que “antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos” (Génesis 19:4-5). Aquí lo vemos. El mundo está lleno de maldad, y donde las cosas pasan regular, rutinaria y mansamente, no se ora lo suficiente. Los ángeles de Dios fueron a la casa de Lot y se encontraron con la oposición de Satanás. Hijos de Dios, ¿por qué temen la confrontación con las tinieblas? ¡Porque no oran! Permanezcan delante del Señor, insistan y lo experimentarán. ¡Habrá un movimiento en el aire, movimiento en tu iglesia, movimiento en tu familia y en tu ciudad! Pues donde se ora, ahí Dios envía sus poderes de luz a las tinieblas. Quien clama a Dios, de rodillas, desencadena una lucha en el mundo invisible.

2. Se manifiesta la soberanía divina. Por medio de la oración de Abraham, se manifestó el soberano poder de Dios sobre la potestad de las tinieblas. Leemos, en el versículo 11 del capítulo 19: “Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta”. ¡Alabado sea el Señor, la lucha ya está terminada! ¡Jesús es Vencedor! Sin embargo, esta victoria puede probar ser efectiva y volverse visible solamente allí donde hay personas como Abraham, que permanecen delante del Señor. La victoria de Jesús debe manifestarse en tu ciudad. ¡Que Dios nos dé gracia para que crucifiquemos la carne perezosa, negligente y amadora de la comodidad, perseverando delante del Señor hasta que la victoria de Jesús se manifieste ante los ojos de todos!

3. La oración pone bajo presión. Por la oración de Abraham, su sobrino Lot, por el cual estaba intercediendo, fue puesto bajo dura presión. “Y hacían gran violencia al varón, a Lot” (capítulo 19:9 b). Ustedes experimentarán que las personas por las cuales sienten una carga delante del Señor y a las cuales llevan a la presencia del Señor, con sus nombres, entran en gran aflicción, en problemas interiores y exteriores, en problemas con sus pecados, con su ambiente. Ora, ora, ora, que la gente del mundo que te rodea entre en aflicción. Pues así maduran para ser salvos.

4. La oración poderosa salva. Por la poderosa oración de Abraham, Lot fue salvado. Está escrito, en Génesis 19:29: “Así cuando destruyó Dios las ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham, y envió fuera a Lot de en medio de la destrucción al asolar las ciudades donde Lot estaba”. Pongámonos de rodillas y arrepintámonos por no haber perseverado delante del Señor. No me vengas con argumentos teológicos de que Dios ya sabe quiénes van a aceptarlo. Te lo digo con total convencimiento: a tu alrededor hay personas que pasan a la eterna perdición porque tú no oras. Si Abraham no hubiera orado, Lot hubiera muerto. Si Abraham no hubiera intercedido, Lot se hubiera perdido. Pero Abraham oró. Las personas que oran realizan milagros.

5. La oración produce separación. La oración de Abraham no solamente logró que Lot fuera salvado, sino también que hubiese una separación en su familia. De pronto, se manifestó quién era realmente salvo y quién no. Leemos en el versículo 26, en cuanto al escape de Sodoma: “Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal”. Debemos contar con el hecho que la oración perseverante y poderosa, causa separaciones. Esta separación sucede en las iglesias, familias y matrimonios. Jesús dice: “No penséis que he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a su padre o madre más que a mí, no es digno de mí, el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí” (Mateo 10:34 al 37).

Si hay creyentes así entre mis oyentes, que pasan por la experiencia amarga que, desde que se convirtieron, hay como una pared entre ellos y sus familiares, entonces tengan buen ánimo y sigan orando, pues el Señor los sostendrá a ustedes, ¿Qué logró, pues, la oración de Abraham? Que Lot, aquel hombre de carácter flojo e indeciso, fuera salvo por el poder de Dios, y también separado de todos los poderes de las tinieblas. Eso pudo suceder solamente porque Abraham mismo se había separado de toda la esencia de Sodoma, y antes, había demostrado su posición para con el rey de Sodoma: “He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, Creador de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es suyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abraham” (Génesis 14:22 y 23). Abraham no quería nada de Sodoma, y esto significa que Abraham no quería ningún compromiso con ninguna forma de pecado, sino que alzó su mano solo hacia Jehová.

¡Examinémonos, para ver en qué medida es auténtica nuestra oración, nuestra permanencia en la presencia del Señor! Cuando oras te diriges a Él, ¿no es así? Pero, jamás podrás dirigirte decidida y victoriosamente a Dios, si no le diste las espaldas a este mundo, si no cortaste toda atadura con él. Ahí está también el secreto del efecto poderoso de la oración de Abraham. Hijo de Dios, ¡lleva una vida decidida! Quiero rogarte que pienses en tu vida cotidiana, y te darás cuenta, a la luz de Dios, dónde estás aun tolerando ataduras. ¡Rompe esos lazos, para que puedas estar en la presencia del Señor! Entonces tu oración tendrá el mismo efecto que tenía la de Abraham: una poderosa reacción en cadena. Pues no solamente Lot fue salvado, sino que también toda la ciudad de Zoar fue liberada y salvada por causa de él, que dijo: “He aquí ahora esta ciudad está cerca para huir allá, la cual es pequeña; dejadme escapar ahora allá (¿no es ella pequeña?), y salvaré mi vida y le respondió: He aquí he recibido también tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado” (Génesis 19:20 y 21). Abraham permaneció delante del Señor.


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