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Autor: Wim Malgo

Aprendemos acerca de la oración que transmite vida, a través del ejemplo que encontramos en 1 Reyes 17:17-24. Este tipo de oración es una oración solitaria, hecha con una carga personal y dispuesta a sacrificarse.


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PE2655 – Estudio Bíblico
Llamado a la oración (8ª parte)


 


La oración que transmite vida

Estimado oyente que acompañas este estudio bíblico – ya hace algunos programas – como la vez pasada, también hoy quiero hacer una lectura acerca de la práctica de la oración del profeta Elías. La encontramos en Primera Reyes 17:17 al 24. Dice así: “Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo del ama de la casa; y la enfermedad fue tan grave que no quedó en él aliento. Y ella dijo a Elías: ¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido a mí para traer a memoria mis iniquidades y para hacer morir a mi hijo? Él le dijo: Dame acá tu hijo. Entonces él lo tomó de su regazo, y lo llevó al aposento donde él estaba, y lo puso sobre su cama. Y clamando a Jehová, dijo: Jehová, Dios mío, ¿aún a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir su hijo? Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él. Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió. Tomando luego Elías al niño, lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías: Mira, tu hijo vive. Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tus labios” (1 Reyes 17:17-24).

Aquí tenemos delante de nosotros una oración que transmite vida. La vida irrumpió allí, donde la muerte de este mundo quiso mantener su poder. En todas partes donde las personas de oración poderosa en Espíritu están orando, allí irrumpe el vigor de la vida del Resucitado, y los muertos vuelven a vivir. Hablo aquí de personas espiritualmente muertas. Ahora queremos contemplar más en detalle la manera de orar de Elías, y su efecto:

1. Una oración solitaria. Esta oración fue una oración solitaria, pues Elías se había retirado al aposento a orar. Aquí tenemos un gran secreto. Al hablar de la oración solitaria, el Señor Jesús dice: “Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora…” (Mateo 6:6). La oración que transmite vida es hecha en soledad.

2. Procedía de una persona. Esta oración que transmitió vida procedía de un hombre que había llevado una carga consigo, a la soledad: a un niño muerto. “Él lo tomó de su regazo, y lo llevó al aposento”. Dios quiere confiarte Sus cargas. La palabra “carga” aparece repetidas veces en la Biblia. Profetas y hombres de Dios llevaban cargas y lloraban, por causa de ellas, delante de Dios. Hermanas y hermanos míos en el Señor: ¡ustedes están rodeados por “cargas del Señor”! Ahí está la carga de tu iglesia muerta, la carga de personas espiritualmente muertas, la carga de un mundo maduro para el juicio. ¿Quién quiere llevarla a la soledad, al santuario? Esos portadores de cargas son verdaderas personas de oración. Cuanto más fuertemente sientes el peso de tu asunto de oración, tanto más gloriosa será la victoria en oración que el Señor te dará. El mayor portador de cargas entre los seres humanos de todos los tiempos fue Jesucristo. De Él está escrito: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Su carga era indeciblemente pesada, y por esto tenía tal profundidad Su vida de oración, y Su victoria fue tan gloriosa.

3. Entrega de la comodidad propia. Esa oración de Elías que transmitió vida, fue una entrega de la comodidad propia, pues está escrito en el versículo 19 que él puso al niño muerto sobre su cama. Sin duda, el profeta Elías era un hombre experimentado en vivir en abnegación. No tenía bienes terrenales, había dejado atrás la comodidad y las conveniencias de este mundo por causa de su servicio. Tenía apenas ese pequeño aposento, y esa cama probablemente era su única comodidad, el lugar de descanso para su cuerpo cansado. Pero, justamente, entregó ese último trozo de vida privada por causa del asunto de oración: pone al niño muerto sobre su cama. Esta es una verdad impresionante: lo que cuesta poco, vale poco. ¿En qué medida estás dispuesto a prescindir de las cosas agradables y cómodas de esta vida para andar en el camino de morir junto con Cristo? ¡Ojalá nos volviéramos semejantes a Jesús! De Él, está escrito en Segunda Corintios 8:9: “…que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”.

En la medida en que estamos preparados para sacrificar nuestra vida propia también en la oración, otros pueden volverse participantes de la vida de Jesús. El clímax de la entrega de Elías en su oración fue el tenderse sobre el niño tres veces, clamando al Señor: “Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él” (versículo 21). Imaginémoslo: Elías, el viviente, ¡se une a aquel niño muerto! Se identifica con él. Con ese modo de actuar, dice: tu muerte es la mía, y mi vida es tu vida. De ese modo clamó al Señor, y el Señor le oyó: el niño volvió a vivir. ¡Qué imagen maravillosa de nuestro Elías celestial, de Jesucristo mismo! Él, que es la vida eterna, se identifica con la muerte eterna que está sobre nosotros: “muertos en pecados y transgresiones” (Efesios 2:1). Clavado en la cruz, Él se identificó con mi pecado y con el tuyo. y está escrito, en Segunda Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.

E identificado con nosotros, Él oró por ti y por mí: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). ¿Eres tú un discípulo del Señor Jesús? Dices que sí. Entonces te revelo hoy el secreto de la oración que transmite vida:

• ¡Únete en espíritu con las personas espiritualmente muertas!
• Póstrate delante de Dios y clama a Él incesantemente.
• Insiste, y haz que sea completa tu disposición de entregar tu vida por otros.

Muchos se dan por vencidos fácilmente. El Señor Jesús hubiera podido darse por vencido. En Getsemaní, Él hubiera podido derrotar al enemigo. Cuando el gentío sugirió que bajara de la cruz, Él hubiera podido llamar a millones de ángeles. Pero, Su muerte fue completa. Cedió Su vida por nuestra causa. Jesucristo estuvo en el sepulcro durante tres días. La entrega de la vida de Elías fue también completa, pues se tendió sobre el niño tres veces. Era una oración de entrega completa. Te digo con seguridad que Dios desea transmitir a otros la vida de Jesús, por medio de tu muerte (Segunda Corintios 4:10-11). Creo que la causa del por qué hay tantos abortos espirituales, está en estas dos palabras: No totalmente. Uno no está dispuesto a entregarse totalmente, a morir totalmente, no está dispuesto a entregar toda la vida. Si Dios nunca deja una obra a medio terminar, ¿por qué tú procedes así en la oración, en el testimonio, y en tu andar?

Te ruego encarecidamente: ¡sé cómo Elías! Una persona dispuesta a llevar las cargas del Señor en oración, una persona que se despoja de su propia comodidad y rinde su vida al Señor, y con esto también la transmite a aquel por quien ora. Si haces esto, sucederá lo mismo que aconteció en la vida de Elías: “Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió” (versículo 22). El Señor quiere oírte y transmitir vida eterna a muchas personas, por medio de tu oración.


Si desea puede adquirir el libro sobre el que se basa esta serie de programas.


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