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Autor: Norbert Lieth

La carta del Apóstol Pablo a los efesios tiene una riqueza particular ya que en pocos pasajes nos da un panorama sobre nosotros como pecadores creyentes que la sangre de Cristo salvó, dándonos parte en los lugares celestiales.


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PE2717- Estudio Bíblico
Las inescrutables riquezas de Cristo



Un hijo está sentado junto al lecho de muerte de su padre y le pregunta: “Padre, ¿tienes un deseo que yo te pueda cumplir?” y el padre responde: “Por favor, hijo mío, léeme otra vez la carta a los Efesios”. El hijo comienza a leer, pero llega solamente hasta el capítulo dos. Sin embargo, estos dos capítulos dicen lo esencial sobre la esperanza eterna del cristiano.

El Dr. Ulrich Wendel escribe: “La carta a los efesios habla con entusiasmo de la plenitud y de la riqueza que los cristianos tenemos en Cristo […] Los cristianos tenemos un futuro maravilloso, futuro del cual el Espíritu Santo que nos fue dado es un anticipo.” En Efesios 1:13-14 leemos: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”.

Juntamente con la carta a los filipenses y la carta a los colosenses, la carta a los efesios también es descrita como el “corazón” de la literatura neotestamentaria. El profesor y destacado orador Arno Gaebelein escribe: “Es sublime la revelación que es dada en esta carta sobre nosotros, pecadores creyentes, que Dios a través de la sangre de Su Hijo salvó, dándoles en Él parte en los lugares celestiales. Dios revela Su propio corazón de amor y proclama por medio de Su Espíritu, cuánto nos ha amado y ha pensado en nosotros antes de poner el fundamento del mundo. Él muestra la riqueza de Su gracia, y ahora revela un misterio que Él tenía escondido desde los siglos. ¡Cuánta riqueza hay en eso! Tal como Dios mismo, también esta revelación que proviene de Su corazón lleno de amor, es inagotable. Podemos hablar de la carta a los efesios como de la carta rica de Dios, quien en Su misericordia nos cuenta de las riquezas abundantes de Su gracia en bondad hacia nosotros en Cristo Jesús”

Y el multifacético Teólogo, Henry Alford, decía lleno de admiración: “Quien estudia la carta a los efesios (…) no debe pensar que puede pasar rápidamente por los versículos. No debe sentirse desilusionado, si el fin de semana todavía trata con el mismo pasaje o quizás con el mismo versículo. Aprenderá a apreciar y evaluar los contenidos, por medio del poder del Espíritu poco a poco penetrará más profundamente a través la superficie, y logrará tomar en su mano uno y otro hilo ramificado, hasta que finalmente recoge el hilo principal desde donde se ramifican todos los demás y donde todos se reúnen. Entonces se alegra de su premio, está más profundamente arraigado en la fe y ha captado aún más la verdad como ésta es en Cristo. Y como el maravilloso efecto del Espíritu de la inspiración sobre el espíritu del ser humano en ningún otro lugar de las Escrituras es más obvio que en esta carta, aquí más que en otra parte se necesita la mentalidad espiritual que reconoce las cosas del Espíritu”.

El versículo clave de la carta es Efesios 3:8: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”. La carta que fue redactada por Pablo entre el 60 y 62 d.C. en la cárcel, probablemente haya sido una circular que era propagada más allá de Éfeso en las iglesias de la provincia de Asia. La carta no contiene ningún encabezamiento personal o saludos especiales a hermanos en la fe, como es el caso en otras cartas de Pablo.

Pablo en la carta a los efesios trasmite una carga doble: en primer lugar desea recordar a los cristianos, sus bendiciones espirituales incalculables en Cristo Jesús. Efesios 1:3 dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”.  En la carta a los colosenses, por ejemplo, el énfasis está en la grandeza y gloria de Cristo, mientras que en Efesios, en la grandeza y gloria de aquellos que creen en Él. En segundo lugar, Pablo desea inspirar a los creyentes con esto a poner en práctica su vida de fe. En Efesios 4:1 dice Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados. En los primeros tres capítulos se trata de la voluntad y los consejos de Dios con respecto a la salvación, y los últimos tres capítulos giran alrededor de la voluntad de obedecer del ser humano.

Un tema clave es “en” o “por medio” de Cristo y la elección en Él. Se trata de las bendiciones celestiales de la iglesia, los consejos eternos de Dios con respecto a la iglesia, Sus misterios en cuanto a la iglesia y la posición celestial de la iglesia. En esto Pablo revela cinco verdades especiales sobre las regiones celestiales: según el capítulo 1 verso 3 son una región de bendición, de poder según los versículos 19 y 20. En el capítulo 2 versículo 6 leemos que es también una región de tranquilidad, en el 3:10 que es de manifestación y finalmente en el 6:12 de Efesios vemos que es una región de victoria.

La carta a los efesios trata menos con la iglesia local y mucho más con la iglesia universal como cuerpo de Cristo. Por esta razón es que Pablo casi no habla de las ordenanzas para la iglesia.

En el tiempo en que Pablo estaba preso fue que él escribió las cartas “más maravillosas” con las verdades y revelaciones más profundas, dirigidas a los efesios, los filipenses y los colosenses. Si bien físicamente preso, Pablo vivía en total libertad del espíritu. Como leemos en Efesios 6:20 “… en cadenas… con denuedo”. Ese es un mensaje en sí mismo. En 2 Timoteo 2:9 Pablo escribió: “… en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa”. Todo tiene que servir para glorificar a Dios. Fue así que Jesús dijo en Juan 13:31, que todo lo que sucede glorifica a Dios.

En la oscuridad de una cárcel fue que Pablo recibió la luz más sublime con respecto a verdades celestiales. En el poco espacio con el que contaba, Dios le dio el área más amplia del conocimiento. En la cautividad, el Señor le revela la libertad más suprema de los hijos de Dios. Eso seguramente también es una situación intencionada y usada por el Espíritu Santo, para darnos a conocer que los cristianos no tienen promesas terrenales, al contrario del pacto antiguo e Israel, sino promesas espirituales y celestiales. En las cartas de enseñanza se puede leer muy poco de que nos debe ir bien, pero mucho sobre sufrimiento, persecución, hambre y desnudez, escasez y muerte, hostigamiento y tentación. El objetivo de las promesas no es, que aquí en la tierra nos vaya bien. Más bien hablan primordialmente de los bienes y las bendiciones espirituales en las regiones celestiales y en la eternidad.  Lo que Dios hace, lo hace por amor y misericordia. Y a través de estas revelaciones en la carta a los efesios, Él quiere alentarnos para nuestra vida aquí en la tierra. Él quiere, que ya ahora le tomemos el gusto a la eternidad, lo que se iguala a un aperitivo previo a la comida principal. Y para esa gloria ya nos ha sido dado el Espíritu Santo como prenda y garantía de nuestra herencia. En Efesios 1:13 y 14 Pablo dice: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”.

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