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Autor: Norbert Lieth

El pasaje de Romanos 13:10-14 nos hace un llamado de atención a despertar, desechar las obras de las tinieblas y vestirnos de las armas de la luz. ¿Cuáles son las cosas que no nos están permitiendo hacerlo?


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PE2725- Estudio Bíblico
La noche está avanzada y se acerca el día (4ª parte)



Hermanos Romanos 13:10-14 es el pasaje que nos ha guiado a lo largo de esta serie de estudios y dice: “El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”.

¿Qué debemos hacer? Despertar. Dejarnos avivar en lo espiritual. Otra versión traduce este pasaje de la siguiente manera: “¡Por lo tanto, presten atención a las oportunidades que Dios les da! Ya es hora […]”. Debemos despertar a la acción. Como compartí en el programa anterior, en un viaje a Egipto, a orillas del río Nilo, conocí el siguiente dicho: “No puedes llegar a la otra orilla del río, si solo te quedas parado y miras con añoranza el otro lado”. Debemos tomar acción. Despertemos a la oración. Despertemos para dar los pasos que hace mucho deberíamos haber dado. ¡No perdamos la oportunidad de nuestras vidas!, ¡No lo dejemos para después! Puede no haber después.

¿Cuál es la razón por la que la iglesia o los cristianos pierden muchas veces el sentir misionero o el impulso para glorificar a Jesús con toda nuestra vida y posesiones? ¿A qué se debe que nuestros corazones se llenen con cosas pasajeras y sin valor, y que los aspectos espirituales de importancia sean empujados al rincón más lejano? ¡Se debe a que no hemos experimentado un avivamiento! Muchas veces los propios programas o actividades de iglesia sustituyen nuestra comunión. Ya no estamos llenos del Espíritu. El Espíritu de Dios aviva, ilumina, establece prioridades, exalta y glorifica a Jesús, se esfuerza a favor de las cosas de Dios y convence.

El mundo no se enciende con velas prendidas, sino con corazones ardientes.  Solo quienes experimentaron un verdadero avivamiento pueden avivar. Necesitamos cambiar nuestra vestimenta tal como Romanos 13:12 dice: “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz”. Al sonar el despertador por la mañana, uno se cambia de ropa: se quita el pijama y se viste para el día.

Después de que uno se despierta y se cambia de ropa, sale de la casa: “Andar honestamente como de día”. También puede ser traducido de la siguiente manera: “Anden como los que andan de día”. La palabra griega que se utiliza en el original es: ius-quémonos y significa ‘buena postura’. Es decir, anden como personas que caminan con buena postura, con la actitud de Cristo. Un ciudadano del cielo vive de día, a la luz del sol, donde todo es visible, manteniendo un testimonio bueno y puro. Sin nada que esconder, sin secretos, sin ocultación. Pablo menciona seis aspectos negativos organizados en pares. Veámos cuáles son: Primeramente menciona, “[…] no en glotonerías y borracheras”. Estas son señales de falta de dominio propio y disciplina. Todo se ve borroso, no hay una imagen clara ni un paso firme y seguro hacia la meta.

“[…] no en lujurias y lascivias”. Es agobiante ver cómo aumentan el adulterio y el divorcio en los círculos cristianos. A menudo se debe a que se ha pasado el límite que separa la luz de las tinieblas, quedándose en las sombras. Desde allí resulta fácil empeorar. “[…] no en contiendas y envidia”. En Santiago 3:14-17 se denomina a la contienda y a la envidia como sabiduría terrenal, diabólica. Alguien comentó una vez que la envidia es la hepatitis del alma. Un conocido escribió:

La atmósfera de la iglesia está profundamente determinada por lo que los individuos piensan y hablan de los demás. Aun cuando no pronunciamos palabra, nuestra actitud y pesimismo hacia el otro golpean bajo y lastiman; tanto que, si no hay una purificación de esta conducta, puede arruinar y destruir a una iglesia entera. Contrario a esto, pensar y hablar con benevolencia del prójimo resulta una proyección divina, que a su vez aviva a toda la iglesia. Contamos con una gran cantidad de energía que puede ser utilizada para la vida o para el entumecimiento de una iglesia. A pesar de esto, no podemos mirar dentro del corazón del otro: solo el Señor es capaz de hacerlo. Confiemos en que él revelará los motivos y las decisiones escondidas en el corazón, la razón por la cual sucedió esto o aquello, y entonces cada uno recibirá su elogio de parte de Dios.

Volvamos a nuestro texto en la carta a los Romanos, leemos: “vestíos del Señor Jesucristo”. ¿Acaso no vive Cristo dentro de nosotros?, ¿qué quiere decir el apóstol Pablo con vestirse del Señor Jesucristo? Que nos vistamos con el carácter y el sentir de nuestro Señor. Dios desea que como dice Filipenses 2:5 tengamos el sentir que tuvo Cristo Jesús. Que nos apropiemos por fe de aquello que él realizó a nuestro favor 1 Corintios 1:30 dice: “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención”, Hebreos 7:25 dice: “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”. No podemos desear más. Debemos vestirnos de las promesas que Dios nos ofrece en Cristo. Como alguien dijo: “Jesús cumplió las condiciones para que Dios te ame de manera incondicional”.

Luego leo en Romanos 13:14 nuevamente: “no proveáis para los deseos de la carne”. Esto puede ser traducido así: “Ya no hagan nada que despierte en ustedes pasiones desordenadas”. La carnalidad es enemiga de la espiritualidad. Existe una lucha entre el espíritu y la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis . Es por eso que resulta tan importante crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Además, es importante estar atentos a estas batallas diarias ya que nos enfrentaremos a ellas hasta estar con el Señor. En el versículo 11 y 12 de Romanos 13 dice: Porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. […] Se acerca el día. En definitiva, se trata de mantener viva la esperanza de nuestra salvación futura, la cual fue garantizada por Dios mismo.

¡Jesús viene! Él viene por nosotros para que entremos en su reino. Tenemos parte en este Gobierno. Somos hijos de Dios, coherederos con Cristo Sí, somos el cuerpo de Cristo. Nos espera una vida en compañía de Dios el Padre y su Hijo Jesucristo. Nos espera un lugar de belleza y perfección, que no somos capaces de comprender ni describir. Toda obra de la naturaleza, por bella que fuese, empalidece al compararse con este sitio. Y todo intento de describir el orden o formas del Reino, siempre se quedará corto.

Este es un gran incentivo para honrar estos aspectos en nuestra vida. Por su amor por nosotros y el amor que tenemos por él, mantengamos viva la esperanza. Para eso debemos despertar ahora mismo. Ya es hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos”.

Es tiempo de accionar y de dejar de añorar solamente la otra orilla lejana.

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