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Continuamos hablando con Sonja Maag acerca de los ejemplos bíblicos de mujeres que nos muestran cómo vivir una vida de bendición para los demás y que honre a Dios. Te invitamos a conocer estas historias que nos dan muchas enseñanzas, y a reflexionar con preguntas como: ¿Cómo está afectando mi vida espiritual a mi familia? ¿Cuál es mi relación con mis bienes, mi dinero? ¿Estoy siendo de testimonio?


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EA787 – Entre Amigas –
La mujer del siglo XXI aprende de ejemplos bíblicos – Parte 2



Entrevista a Sonja Maag

Victoria: Continuamos dialogando en este conjunto de programas que venimos realizando con la temática del cambio que ha habido en el rol de la mujer, y las consecuencias que esto ha traído a la vida diaria, a la vida sentimental, a la vida cotidiana y a la vida espiritual, que es el aspecto que estamos tratando en estos últimos programas. Hemos repasado algunos conceptos de lo que la Biblia propone para que nosotros pongamos en práctica, pero también podemos ver experiencias de mujeres en la Biblia. Recibimos nuevamente a Sonja Maag, quien nos va a estar contando un poquito acerca de esas vidas tan apasionantes. ¿Cómo estás?

Sonja: Estoy muy bien y con mucha alegría de poder compartir algunas cosas con ustedes. Mientras hablabas, me puse a pensar en que realmente hubo muchos cambios, hay muchos cambios y van a haber muchos cambios más en el rol de la mujer, pero el fundamento básico que la Biblia nos da nunca cambia. Siempre es el mismo para cada situación que vivimos.

Yo estuve pensando en Rebeca, una mujer muy interesante sobre la cual leemos en Génesis 24 al 27. Primero conocemos a Rebeca como una muchacha joven, que si bien comenzó bien, cuando tuvo edad más avanzada actuó en contra de la voluntad de Dios. Me parece que su vida es una advertencia muy grande para nosotras, porque cuenta la historia que al llegar el siervo de Abraham a la casa de su hermano, donde vivía Rebeca, se daba cuenta de que ella era parte de la respuesta de una oración importantísima, y vemos a Rebeca como una mujer joven, muy dispuesta a obedecer, y de buena voluntad. En seguida tomó el camino, siguió al siervo y obedeció al casarse con Isaac. Después vemos a Rebeca en otra situación. Ella era estéril, su esposo oró por ella, y concibió mellizos. ¡Qué sorpresa! Pero, después de haber esperado 20 años por un hijo, ella se sentía muy insegura porque las dos criaturas en su vientre se peleaban. Ella hizo lo correcto: Fue y consultó al Señor, quien le dio una respuesta bien clara. Entonces vemos a una Rebeca que seguía bien firme en su comunión con Dios, pero comienza a suceder algo en la vida de Rebeca. Ella prefiere a uno de sus hijos. Uno de ellos corresponde más a sus ideas, y por lo tanto es su hijo preferido. Aquí vemos que los hijos estaban sobre todo, y algo desencaja en este matrimonio. Cuando Isaac quiere darle la bendición al primogénito, Esaú, Rebeca comienza a actuar, y vemos que sucede una cosa muy triste. Conocemos la historia marcada por engaño, peleas, enemistad, y traición. La triste consecuencia es una separación de Rebeca y su hijo, hasta tal punto que nunca más lo vuelve a ver. Me gustaría que en cuanto a esta situación leyéramos Santiago 3:13-18, que dice así: “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.” Es fuerte, ¿no? Quiero invitar a todas las amigas a reflexionar y preguntarnos. ¿Cómo estamos en nuestra relación con Dios? Es muy importante que nos examinemos delante de nuestro Señor, y que pidamos sabiduría de lo alto, como dice en el último versículo. Preguntémonos: ¿Es correcto el orden familiar en mi vida? Primero debe estar el esposo, después los hijos. Esto es muy importante. ¿Tienes un hijo preferido? No es lo que Dios quiere. ¿Qué tal mi influencia, mi visión espiritual? Yo me pregunto, ¿por qué Rebeca no habló con su esposo recordando lo que había pasado antes y durante el parto de sus dos hijos? Dios había manifestado su voluntad. ¿Por qué hicieron esto en lugar de acudir a la oración y a la comunicación abierta entre los esposos? Es fuerte, pero tenemos que reflexionar, porque en Marcos 7 dice que todas las maldades salen de adentro y contaminan a nuestro prójimo. Por eso la exhortación de cuidar nuestro corazón, porque de él mana la vida. Y quiero recordar aquella lista, estas indicaciones claras que la Biblia nos da: Se agradecido y no olvides todo lo bueno que el Señor ha hecho en tu vida, persevera en tiempos difíciles, actúa sin egoísmo.

Victoria: Otro testimonio interesante es Abigaíl.

Sonja: Sí, ella es lo opuesto a la vida de Rebeca, porque Rebeca había empezado bien y luego lamentablemente no hizo las cosas conforme a la voluntad de Dios. Pero en Abigaíl vemos una mujer de formato espiritual, que sabía manejar la situación matrimonial muy complicada que vivía, sin perder de vista la necesidad de su prójimo y la del ungido de Dios, David. La Biblia dice que Abigaíl era una mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia, que de forma leal se queda al lado de su esposo quien la Biblia nos explica que tuvo una conducta vergonzosa. Abigaíl es fiel en su matrimonio, protege a sus empleados o siervos, y también, lo que es muy notable, tiene una carga para que el ungido del Señor, David, no traiga vergüenza sobre su llamamiento. Por eso leemos en esta historia que se encuentra en 1era Samuel 15, y podemos ver su actuar sabio. Nuestro gran desafío es que también en situaciones difíciles, conflictivas y angustiantes, usemos la sabiduría de lo alto y también los dones que Dios nos dio a cada una, para cumplir la misión de Dios y vivir nuestras vidas conforme a su voluntad, para la gloria y honra de Dios.

Hemos visto varias mujeres del Antiguo Testamento, pero estaba pensando en una mujer del Nuevo Testamento. Estaba pensando en Lidia, quien es muy interesante y me imagino que unas cuantas mujeres que nos están escuchando van a poder identificarse con la vida de Lidia. Leemos su historia en Hechos 16. Lidia era una empresaria con necesidad espiritual. Es interesante observar el cambio en su vida, y cómo ella llega a ser un canal de bendición. La Biblia nos explica la situación de Lidia y nos damos cuenta de que a ella le iba muy bien. Tenía un negocio de telas finas, tenía buena salud, y tenía una vida financieramente asegurada. Yo me la imagino como una mujer elegante, moderna, quizás amante de arte, pero a pesar de todo eso, con una necesidad espiritual tremenda. Por eso, ella toma la iniciativa y va a la orilla del río donde ella sabía que se reunían mujeres a orar. ¿Será que este Dios, al cual estas mujeres oran podrá llenar mi vacío espiritual? Quiero animar a todas las oyentes a que si sienten un vacío espiritual, tomen la iniciativa. Levántense y busquen a Dios.

Lidia tuvo un encuentro con el apóstol Pablo, y Dios abrió su corazón. Ella escuchó el evangelio y le hizo caso. Aceptó al Señor Jesús como su salvador personal y su vida cambió. Ella es empujada por el amor de Cristo, es muy hospitalaria, y con una misión misionera trabaja para que su casa, y todas las personas que la rodean, también puedan encontrar la solución a sus inquietudes espirituales. Se pone a disposición de los misioneros. Me la imagino como una piedrita que cae al agua y va formando ondas. Comenzó con ella, pero la bendición se propaga. Acá también tengo un texto, que está en 1era Timoteo 6:17-18 “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.” Acá vemos a Lidia, ¿verdad? Y es un desafío para cada una de nuestras oyentes que se encuentren en una situación similar a Lidia.

Para reflexionar: ¿Siento necesidad espiritual? ¿Estoy buscando en el lugar correcto? ¿Cómo es mi relación con mis propiedades, mis bienes, mi dinero? Puedo tener mucho sin que la riqueza me domine, puedo tener poco e igual ser agradecido por lo poco que tengo. ¿Busco que mi familia y amigos sean salvos? ¿Tengo una casa abierta y estoy dispuesta a compartir? Todas estas son reflexiones que nos llevan a tener una vida como la de Lidia, y queremos recordar que la Biblia nos pide ser hospitalarios, a servir al Señor, a ser agradecidos, a ser constantes en la oración, en la intercesión, a preocuparnos de los presos, que es algo que Lidia también hizo.

Para ir resumiendo, quiero decir que en general, como mujeres cristianas, lo principal en nuestras vidas debe ser Jesucristo. Cristo nos hace ricas para enriquecer a los demás, y que de esta forma, Cristo sea glorificado entre las personas. Si estamos pensando en todo ese tema de los cambios que vivimos en el siglo XXI, podemos leer Romanos 12:1y2, que dice: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Cambios en cada siglo, pero a lo que estamos llamados es a no cambiar con el siglo en el que vivimos, sino a buscar en la Palabra de Dios qué nos enseña sobre este cambio, y cómo aplicarlo. Es realmente un desafío para nosotras, las mujeres del siglo XXI, pero debemos dejar nuestras vidas en las manos de Dios, permitir que estemos llenas de su Espíritu, y que seamos guiadas por su Palabra, es decir, que veamos las cosas como Dios las ve, no como las ve el mundo. Que vivamos para su gloria y su honra.

Victoria: Si miramos los testimonios de programas anteriores y estos personajes bíblicos, vemos que todas ellas pusieron a Dios en el centro. Así que vemos cuan importante es eso. Muchas gracias, Sonja, por este tiempo que has tenido con nosotras.

Sonja: De nada, fue un gusto.

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