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Sonja Maag nos muestra ejemplos bíblicos de mujeres que obedecieron a Dios, incluso en momentos difíciles, y fueron de bendición para otros. Te invitamos a aprender de estos ejemplos y reflexionar sobre algunas cosas como: ¿Vivimos realmente a Cristo? ¿Estamos compartiendo la buena noticia con otros? ¿Soy un testimonio de Jesús, incluso en los momentos difíciles? ¿Llevo una vida íntegra?


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EA786 – Entre Amigas –
La mujer del siglo XXI aprende de ejemplos bíblicos – Parte 1



Entrevista a Sonja Maag

Victoria: Seguimos hablando de esta serie que hemos hecho con una temática bastante particular, que tiene que ver con el rol de la mujer en el último tiempo y los cambios que ha implicado en la mujer, en la forma en la que ella encara la vida diaria, y también la vida espiritual. En eso nos queremos centrar hoy, así que le damos la bienvenida a Sonja Maag. Sonja, ¿cómo estás?

Sonja: Muy bien. Muchas gracias por esta oportunidad porque realmente, como tú dices, este tema es muy interesante e importante para todas las oyentes. Yo estaba pensando en que nuestras oyentes viven en situaciones muy distintas, y cuando pienso en la entrevista que le hiciste a Graciela Gares, ella nos explicó estos cambios en la vida de la mujer en cuanto a todo lo que se refiere a la industrialización, a las guerras mundiales, todo el cambio en la sociedad postmoderna, que toca de forma diferente a las mujeres de a cuerdo a la ciudad, el país, o en el continente en el que viven. Sea cual sea la ubicación de las oyentes, estos cambios trajeron consecuencias.

Como en todo, existen peligros. Hay áreas que quizás, como consecuencia de estos cambios, son descuidadas en la vida cotidiana de la mujer. Las amigas que siempre escuchan habrán escuchado con mucha atención estos testimonios que hemos tenido en las entrevistas anteriores. Por ejemplo, una mamá de tres hijos que es jefa de hogar, que nos contó acerca de cómo logró salir adelante a pesar de recibir violencia y menosprecio. O la abuela que educó y sigue educando a sus nietos, porque los padres trabajan, o la tía que tiene muchas oportunidades de influir en la vida de sus sobrinos.

Ahora me toca a mí hablar de este tema, y me encanta porque pienso que la situación que cada una de nosotras vivimos a lo largo de nuestras vidas es un desafío. Hay que confrontar este desafío, y también disfrutarlo, porque siempre nos da oportunidades para crecer y también para madurar.

Me gustaría hablar de un manual en el que podemos encontrar muchos consejos y sabiduría para superar ese desafío, aunque no me gusta tanto describir a la Biblia como un manual. El apóstol Pablo escribió en su carta a los Colosenses, a un grupo de personas que habían abierto sus corazones a filosofías, ideas humanistas, y estas ideas influyeron en la forma de vida de las personas y de las mujeres también. Pablo dice en esta carta bien claramente que en Jesús están escondido todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, y por eso la Biblia es como un manual. Ahora, lo que pasa con un manual, es que nosotros solemos intentar resolver cómo funciona algo, y solo si no lo logramos, entonces accedemos al manual. Eso es justamente lo que no tenemos que hacer con la Palabra de Dios. Porque si tratamos la Biblia de esta forma, vamos a sufrir. Y no hay necesidad, porque podemos acudir a la enseñanza de la Palabra y aplicarla en nuestras vidas.

Es interesante, y lo vamos a ver a lo largo de este programa, ver que hay distintas mujeres en la Biblia que nos dan indicaciones muy específicas para nuestras vidas. Pero, antes de entrar en eso, tenemos que prestar atención a una indicación global, porque Dios nos invita. En Proverbios 23: 26 dice: “Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.” A mi me gusta leer “Dame hija mía tu corazón”. Entonces acá tenemos una invitación que en primer lugar la podemos ver en un nivel vertical (“Dame hija mía tu corazón”), y después una invitación horizontal (“Y miren tus ojos por mis caminos”).  Otras traducciones dicen: “Y que tus ojos se deleiten en mis caminos.” Interesante, ¿no? Otras dicen: “Y miren con buenos ojos mis ejemplos”. Siempre se refiere a lo que Él dice en su Palabra. “No pierdan de vista mis caminos”. Y con estos dos niveles, uno vertical y uno horizontal, armamos una cruz. Esa es la invitación, aceptar a Jesús como nuestro salvador personal y tener esa relación con Dios, esa comunión que Él tanto quiere tener con nosotros. Este nivel vertical, esa comunicación con Dios, es la base principal para el nivel horizontal, con mi prójimo, con mi entorno, con la gente que me rodea. Ahí tenemos algunos pasajes en la Biblia, como Romanos 12:9-21: “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.”, Filipenses 2:2-5: “Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.”, Colosenses 3:12-17:  Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.”, Hebreos 13:1-9: “Permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo. Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre. Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.” Hay más, pero yo elegí estos. Como no podemos leerlos por falta de tiempo, yo extraje una lista que dice lo siguiente: Amor sin fingimiento es el vínculo perfecto. Ser cordial, honrando los unos a los otros, servir al Señor, ser agradecido gozándose en la esperanza a pesar de tribulaciones, problemas, aflicciones, constantes en oración, hospitalarios, hacer todo en el nombre de Dios, con obras y con palabras, bendecir y no maldecir, buscar lo bueno delante de toda la gente, no vengarse, autoestima sana, en humildad estimar al otro como superior a uno mismo, actuar sin egoísmo, buscar la paz con todos con un corazón bondadoso y misericordioso. ¡Qué lista! ¿No es así Victoria?

Victoria: Sí. Siempre nos referimos a la Biblia como un manual, pero a veces no queremos quedarnos cortos con la definición y describirla solo como un manual técnico. Pero tiene muchas historias de vida, en este caso vamos a estar viendo especialmente algunos casos de mujeres. Hoy vamos a centrarnos en la parte espiritual que, como no la podemos ver, muchas veces se descuida. ¿No es así Sonja?

Sonja: Sí, no la podemos ver, pero debe reflejarse hacia afuera. Yo elegí a algunas mujeres de la Biblia de las cuales podemos aprender mucho. Por ejemplo, podemos empezar con la mujer samaritana. En Juan 4 pueden leer toda la historia, pero yo voy a mencionar algunos puntos importantes. Leemos que Jesús cambió su ruta de viaje. Dice la Palabra de Dios que le era necesario pasar por Samaria. Esto me parece muy interesante, y esa necesidad no fue por una razón geográfica sino por una razón espiritual. Entonces Jesús se encontró con la mujer junto al poso en Samaria. Una mujer que va al pozo a buscar agua, justamente en el momento más caluroso del día. Jesús conversa con ella, algo que no era muy común en aquel tiempo, y le habla de los 5 o 6 hombres de su vida. Vemos entonces una mujer muy lastimada con una grande necesidad y un vacío profundo en su vida. Ella se deja involucrar en una conversación con Jesús, y él le explica acerca de agua que realmente puede saciar la sed, y que es una fuente de agua que sale para vida eterna. Esta mujer tiene cierto conocimiento espiritual, pero en esta tarde, Jesús se le revela a sí mismo como el Mesías, como el salvador. Es lo que hablábamos antes, de la invitación a tener perdón de pecados y comunión con Dios. La samaritana, entonces, sale corriendo a la ciudad para contarle a todo el mundo a quién ha encontrado, y es interesante que esto causa una reacción en cadena. Leemos que Jesús se quedó durante dos días en esta ciudad, y muchas personas que escucharon el testimonio de la samaritana se convirtieron a Jesús, pero muchos más se convirtieron cuando escucharon a Jesús mismo.

Entonces, para reflexionar un poco, en este momento quizás alguna de nuestras oyentes también tiene una escasez muy grande en su corazón, como esta samaritana. Quizás trata de esquivar a personas. Quiero hacerte una pregunta. ¿Estás satisfecha con tu vida religiosa? ¿Con tu entendimiento cristiano? ¿O estas buscando vida espiritual, vida que se alimenta de la Palabra de Dios, de esta fuente de vida? ¿Buscas agua viva, que satisface realmente? Si ya creíste en Jesús, ¿compartes esta alegría con los demás? Si la respuesta es sí, entonces en tu vida también habrá esa reacción en cadena. Quiero recordar lo que le dijo Jesús a esta mujer en Juan 4:14: “Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” Jesús quiere satisfacer nuestra sed, y somos invitados a tomar de él, para que se cumpla ese nivel vertical de la cruz, y para compartirlo también, ara compartir esa agua que se convierte en un manantial que brota con frescura. Esto requiere tener una vida desinteresada buscando lo mejor para nuestro prójimo, servir al Señor y bendecir a nuestro prójimo.

Otra mujer sobre la que quiero reflexionar es la muchacha sin nombre, la cual encontramos en 2da Reyes 5. Es muy interesante porque ella había sido secuestrada por el ejército sirio, y tuvo que trabajar en una situación que seguramente nunca hubiera deseado vivir. Ella trabajaba en la casa de Naamán, el jefe del ejército del rey de Siria, como sierva. Allí ella se entera de la enfermedad grave de su jefe, y me parece que es notable su preocupación por la salud de su jefe, este hombre que seguramente tuvo que ver con su cautiverio y la situación que había vivido. Ella es un testimonio del Dios vivo, que es el único que puede salvar y sanar, a pesar de esta situación difícil que ella personalmente estaba pasando. Naamán encuentra sanidad para su cuerpo y alma, y la fe verdadera en el Dios de Israel. Esta historia me hace reflexionar mucho, y hacerme algunas preguntas: ¿Soy yo un testimonio de Jesús, también en los momentos de mi vida que son difíciles? Esta muchacha sin nombre no sintió alegría del mal ajeno, sino que todo lo contrario, tuvo compasión con Naamán y le testificó acerca del único Dios verdadero que puede sanar y salvar. Yo me pregunto, Victoria, ¿cómo habrá trabajado esta muchacha como para que este matrimonio le haya hecho caso? Seguramente trabajaba mucho y bien. Entonces ¿vivo yo de forma íntegra, también en etapas complicadas de mi vida? Lamentablemente muchas veces hacen falta personas íntegras, también entre cristianos. Quiero recordar nuestra lista, que decía: Comparte la carga de tu prójimo, sobrellevad los unos la carga de los otros, bendice, vence lo malo con lo bueno, no tomes la justicia en tus propias manos.

Victoria: Sonja, es un tema muy amplio así que te invitamos a continuar en el próximo programa. ¿Te parece?

Sonja: Con mucho gusto.

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