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Autor: Nathanael Winkler

El Apóstol Pablo fue algo así como el padre espiritual de la Iglesia en Filipos y fue tal su rol pastoral en la vida de la congregación, que aún estando lejos y siendo prisionero se muestra interesado por los hermanos y los hermanos por él. para llevar a cabo el proceso de crecimiento de la iglesia, se necesitan líderes que se preocupen por el bienestar espiritual de cada uno de los miembros. Pues, todos, tienen que crecer en la comunión con su Señor y Salvador.


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PE2678- Estudio Bíblico
La carta de Pablo a los Filipenses (4ª parte)



Nos necesitamos mutuamente

Queridos oyentes, comenzamos el estudio de hoy dando lectura a los versículos que siguen en nuestro estudio de la epístola a la iglesia de Filipos. Filipenses 1:7-8 donde escribe el apóstol Pablo: “… me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia. Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo”. Pablo comienza el verso 7 con las palabras: “Como me es justo sentir esto de todos vosotros…” Él siente que tiene justificadas razones para estar agradecido por los filipenses. En el versículo 6, escribe: “… estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Es Dios el que comienza la buena obra en los suyos, y la llevará a cabo hasta el día de Cristo. En relación con este hecho y por su confianza en Dios, es que Pablo expresa su gratitud en el versículo 7.

Él era un padre espiritual para la iglesia de Filipos. La había fundado. En una iglesia, no son solamente los ancianos los que pastorean a las personas, sino que hay muchos hermanos que sirven con una actitud de pastor. Pensemos, por ejemplo, en los maestros y maestras de la escuela dominical, en los líderes de adolescentes y de jóvenes, como también en los predicadores que anuncian la Palabra de Dios en las reuniones de los domingos. Incluso cada padre y cada madre, en cierto sentido, son pastores espirituales de sus familias. En esta función de pastor espiritual, Pablo fue un gran ejemplo. Una cualidad que vemos en él, en este pasaje, es su afecto e interés por otros creyentes. El versículo 7, sigue diciendo: “… por cuanto os tengo en el corazón”. Pablo estaba en Roma, lejos de los filipenses, pero a pesar de eso se sentía unido a ellos. Oraba por ellos y los conocía por nombre. Le importaba lo que pensaban. De ninguna manera era un contacto superficial, sino que el apóstol se sentía unido a ellos en sus sentimientos y pensamientos. Los tenía en el corazón.

El corazón simboliza el lugar de donde vienen todos nuestros pensamientos y sentimientos, tanto los buenos como los malos. En Deuteronomio 6:5 leemos: “Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. Dios quisiera que lo amemos con todo lo que somos. Si lo hacemos, lógicamente no quedará ninguna área de nuestro ser que no ame al Señor. De la misma manera, Pablo sentía un gran compromiso con respecto a la iglesia de Filipos. No era para él algo secundario, sino un propósito de vida. Él se preguntaba qué es lo importante para sus miembros, y qué los les preocupa. Así tiene que ser un pastor. No solamente debe guiar a su iglesia, sino también preocuparse por ella, aun estando a la distancia.

El versículo 8, dice: “Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo”. Su amor no dependía de la simpatía, o de la antipatía. No ignoraba ni excluía a ninguno. Cada uno en la iglesia le importaba. Pablo estaba impregnado del amor de Cristo. El Señor Jesús, el gran ejemplo que Pablo tenía delante de él, no hacía diferencia entre un gentil y un judío. Para los judíos era difícil aceptar a otros. Pero, en este punto, Pablo era diferente. Se jugaba el todo por el todo a favor de la iglesia de Filipos. El versículo 8 habla de su entrañable amor. El griego usa aquí una expresión fuerte: un amor apasionado, un amor que se apodera la persona. Todo esto nos hace comprender cómo y cuánto estaban unidos Pablo y la iglesia de Filipos y la propia iglesia de Filipos en su sentir y funcionamiento.

Ser un líder espiritual, ser pastor, no es una profesión, sino una vocación. Hasta ahora, hemos contemplado a Pablo como líder espiritual. Pero, del otro lado estaba la iglesia. ¿Qué relación tenía ella con Pablo? – ¿Cómo es nuestra actitud frente a las personas que lideran nuestras iglesias, o predican en ellas? ¿Qué trasmitimos a nuestros hijos, en cuanto a cómo deben comportarse frente a los maestros y maestras de la escuela dominical? El mismo amor que debe reinar entre los hermanos, se debe ver reflejado hacia las personas que están en liderazgo. En el versículo 7, leemos: “… como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia”. Esto nos muestra que los filipenses estaban tan unidos a Pablo como él a ellos. Pablo era un pastor ejemplar y un padre espiritual. Y los filipenses eran una iglesia ejemplar en cuanto a su manera de andar, a su comportamiento. Pablo estaba agradecido por ellos, porque se habían unido a él en su servicio. Y esto no consistía solamente en palabras. Es muy simple y rápido decir: “Oro por ti”, pero ¿cómo es esto luego en casa? ¿Nos acordamos de lo que prometimos?

Los filipenses tenían más que palabras. Estaban unidos a Pablo con palabras y con hechos. Les importaba cómo estaba Pablo y lo querían animar. Mandaron a Epafrodito con una ofrenda para él, a pesar de que ellos mismos eran pobres. Conozco iglesias que se preocupan mucho por su pastor, para que esté bien. Les importa que el pastor pueda usar todo su tiempo para la iglesia, y no se tenga que preocupar por cosas terrenales. Los filipenses son en esto un gran ejemplo para ellos. Esta iglesia quería que el hermano que servía con la palabra, estuviera bien. ¡Querían ayudar a Pablo a poder seguir su servicio de defensa y confirmación del evangelio!

La “defensa del evangelio” se refiere a la tarea de dar respuestas a los críticos. Hay que explicar el evangelio a todo el mundo. Y la “confirmación” del evangelio es el servicio en la iglesia. Es importante que la gente en la iglesia pueda crecer, avanzar en la fe. Sería triste si el crecimiento en la fe, de un creyente, quedara estancado por años. Pero, para llevar a cabo el proceso de crecimiento de la iglesia, se necesitan líderes que se preocupen por el bienestar espiritual de cada uno de los miembros. Pues, todos, tienen que crecer en la comunión con su Señor y Salvador. Por eso, los filipenses se preocupaban en seguir creciendo. Se preocupaban por Pablo que los había llevado a la conversión. Tenían comunión con él en el servicio al Señor. Para Pablo, los filipenses eran una obra de gracia, una obra de Jesucristo.

Un pastor necesita de la iglesia, y la iglesia necesita del pastor. Uno depende del otro, se necesitan mutuamente. El trabajo no solamente consiste en la organización, es una obra espiritual. ¿Cómo es esto en tu vida? ¿Cuánto te importan los asuntos de tu iglesia? ¿Oras intercediendo por los ancianos? ¿Por los predicadores? ¡Ellos dependen de las oraciones! Y también los misioneros dependen de nuestras oraciones. ¿Nos importa su bienestar? No hablamos simplemente de ofrendar para misiones, sino del misionero integralmente. ¿Cuándo fue la última vez que te preocupaste por la salud o familia de misioneros? Los filipenses estaban dispuestos a renunciar a los bienes materiales, para que Pablo pudiera estar un poco mejor. Enviaron a Epafrodito en un viaje de muchos kilómetros para conocer de primera mano cuáles eran las necesidades de Pablo y cómo estaba él. En conclusión: ¡En la obra del Señor nos necesitamos los unos a los otros!

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