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Autor: Wilfried Plock

Engaño religioso, materialismo, el regreso de Jesús a buscar a su iglesia, la destrucción de este mundo, y más. ¿Tenemos una esperanza en medio de todo el caos que se vive hoy en día y de todas las cosas que sucederán en un futuro cercano? ¿Está usted preparado para todo lo que va a ocurrir?


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PE2604 – Estudio Bíblico
Jesús es el camino (20ª parte)



¿Hay un futuro?

Amigo, le invito a comenzar este programa leyendo la Biblia en Lucas 17:26-35. Dice así: “Tal como sucedió en tiempos de Noé, así también será cuando venga el Hijo del hombre. Comían, bebían, y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y los destruyó a todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y edificaban. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y acabó con todos. Así será el día en que se manifieste el Hijo del hombre. En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas dentro de la casa, que no baje a buscarlas. Así mismo el que esté en el campo, que no regrese por lo que haya dejado atrás. ¡Acuérdense de la esposa de Lot! El que procure conservar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará. Les digo que en aquella noche estarán dos personas en una misma cama: una será llevada y la otra será dejada. Dos mujeres estarán moliendo juntas: una será llevada y la otra será dejada”.

En una gran ciudad de Alemania, había un grafiti que decía: “Piensa en el futuro, ¡regala ataúdes!”. Muchos jóvenes dicen: “Paren el mundo que me quiero bajar”. La filosofía ligada al Punk-Rock aseguraba que no había futuro. Pero si no hay ninguna esperanza para el futuro, amigo, entonces el presente tampoco tiene sentido. Nuestro mundo se va oscureciendo. El optimismo ilimitado de un futuro ya pasó. Ahora se han extendido la austeridad, la preocupación y el miedo. Escasez de materias primas, contaminación del medioambiente, el calentamiento global, la explosión demográfica, terremotos, hambre, todo esto nos da una perspectiva sombría. La Biblia lo expresa así en Romanos 13:12: “La noche está muy avanzada y ya se acerca el día…”. Cuanto más oscuro esté este mundo, más se alientan los cristianos, porque saben que se acerca su Redentor. ¡Jesucristo volverá! En el Nuevo Testamento, se menciona más de trescientas veces la venida de Jesús. Este es uno de sus principales mensajes.

Hay gente que incluso duda que Jesús haya venido a esta Tierra, así que no piensan que va ya a volver. Ellos se preguntan: ¿hay algún indicio de su retorno? ¡Pues sí! Voy a enumerar algunos de ellos: En primer lugar, la Biblia nos dice que antes de que Jesús vuelva, aumentará notablemente el engaño religioso. Cada vez hay más personas que se dejan seducir por intentos fallidos de salvarse. Aumentan los que practican el yoga, la meditación y otras disciplinas. Otros buscan salvarse con la antroposofía de Rudolf Steiner y otros se interesan por la brillante oferta de la filosofía de la Nueva Era. Todo lo que se ofrece son, al fin y al cabo, caminos equivocados, ya que nada pueden hacer con nuestro problema principal: nuestra culpa. Esto lo reconoció hasta Schiller, el poeta, quien dijo que el mal más grande es la culpa.

La Biblia advierte sobre el problema del engaño religioso. Pablo escribió en 2 Tesalonicenses 2:3: “No os dejéis engañar de ninguna manera…”. Y yo añadiría: tampoco por ninguna de las muchas sectas. Estas son fáciles de reconocer:
• Además de la Biblia, siempre tienen revelaciones añadidas.
• Aparte de Jesús, tienen otras figuras sagradas.
• Aparte de ellos, no hay nadie que tenga razón; (nadie que no pertenezca a su organización puede ir al cielo).

Ahora, la segunda señal antes de la venida de Cristo será un materialismo total. El ser humano vivirá solo para lo visible, ostensible y perecedero. Cristo mismo auguró que será como en los tiempos de Noé y de Lot. La Biblia dice que la gente del tiempo de Noé era solo “carne”. Eso significa que tenían una forma de vida material. Solo estaban orientados a la vida terrenal: trabajar lo menos posible, ganar mucho, disponer de mucho tiempo libre y divertirse al máximo. Cuando Noé les predicaba que Dios es sagrado y que iba a enviar un juicio, que volvieran y honraran a Dios, ellos decían: “Un metro ochenta bajo tierra y todo se habrá terminado. Aún no ha vuelto nadie de allá. Hay que disfrutar la vida. En eso consiste el arruinarle la obra al diablo. ¿Va a venir un juicio? Tonterías, el Dios amoroso no es tan estricto como dicen los predicadores”. Pero Dios no tenía lugar en sus vidas. Su propio ego había ocupado ese lugar. No me malinterprete, por favor: obviamente las personas también tienen sus necesidades. Pero en tiempos de Noé se limitaban a comer, beber y casarse, ¡eso es materialismo puro!

Ahora, en el tiempo en el que estamos viviendo no se nota una gran diferencia. No poca gente vive solo para zapatos cómodos, televisión, cerveza y fútbol. Alexander Solschenizyn, premio Nobel ruso, escribió: «Estamos al borde de un colapso, de un aluvión que va a devorar toda la civilización… La sociedad moderna está hipnotizada. Vive en un autoengaño e ilusión y ha perdido el sentido del peligro. Unida al materialismo, solo adora los productos de bienestar y diversión. Por eso ya no es capaz de darse cuenta de lo que se le viene encima a la sociedad». Ahora, ¿quiere usted saber, amigo, cómo se mantuvo Noé, en aquel entonces, frente al materialismo? Mientras que todos a su alrededor seguían la filosofía de trabajar, construir una casa, tener mujeres y hacer todo lo que les diera la gana, Noé hizo lo que Dios le ordenó. Además, era una gran tarea. Construyó un arca, el primer transatlántico. Medía alrededor de 150 metros de largo, 25 metros de ancho y 15 metros de alto. Recién en el siglo XIX, se consiguieron construir barcos de tamaño similar. Fue la obra del siglo. Noé no sabía ni de estética ni de ingeniería naval, pero creyó y obedeció; hizo lo que Dios le mandó, con todo detalle.

Amigo, hay una muy buena interpretación de cómo pudieron ser las cosas en aquel tiempo que Noé pasó construyendo el arca. Esta historia imagina que cuando Noé taló con sus hijos los primeros árboles, se le acercaba la gente escéptica a preguntar: –Buenos días Noé, ¿qué haces aquí? –Estoy construyendo un barco. –¿Aquí, en seco? ¿Qué dices? ¿Por qué no usas roble del bueno? –No, voy a usar abeto. Dios me lo ha dicho. Después se acercaron unos racionalistas: –Y, ¿dónde está el timón? –No hay–respondió Noé. –¿Qué? ¿Estás loco? ¿Un barco sin timón? – Sin embargo, Noé hizo todo lo que Dios le pidió. Los siguientes en pasar fueron los humanistas: –¿Qué dices Noé? ¿Que se acaba el mundo? ¡Qué tontería! Un poco más de cultura, por favor. Algo más de educación–. Noé hizo todo lo que Dios le ordenó. Cuando el barco estuvo terminado, Noé y su familia acomodaron a los animales en el arca. Entonces pasaron los últimos burlones: –Ahora sí que lo entendemos, es un zoológico y quieres cobrar la entrada. Sin embargo, Noé no se dejó confundir. Hizo todo lo que Dios le pidió.

De la misma forma, usted puede superar hoy en día las tentaciones del materialismo. Si quiere consagrar su vida al Hijo de Dios, puede decir: “Mi vida le pertenece a Dios, mi tiempo, mi dinero, mi fuerza, mis capacidades, todo, absolutamente todo tiene que estar consagrado al Señor”. Cuando todo lo que busque sea el reino de Dios y su justicia, su vida será rica de una manera que jamás se habrá imaginado.

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