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Autor: Ernesto Kraft

En este programa continuamos escuchando las características de la fe de Gedeón y pasaremos a conocer la historia de Barac. Dos hombres que tuvieron que enfrentar en distintas épocas grandes batallas y tuvieron promesas de Dios a las que aferrarse. “¿Cómo lo hicieron estos Héroes de la fe?”


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PE2769- Estudio Bíblico
Héroes de la fe (14ª parte)



Barac

Gedeón no anduvo con Dios solamente cuando su corazón sentía miedo, sino también cuando ya no lograba comprender las estrategias de Dios. Imagine la situación: Gedeón iba enfrentar a una fuerza enemiga de 130 mil hombres, y leemos en Jueces 7 que, Dios le da el orden de reducir su ejército de 32 000 soldados, en vez de aumentarlo. Disminuyó el ejército israelita, pero la cantidad de adversarios seguiría siendo la misma. ¿Cuál era la posibilidad de ellos de tener éxito en una guerra en estas condiciones? Gedeón no fue llamado héroe de la fe por casualidad. La mayoría de aquellos israelitas dejó el ejército, pero Gedeón siguió confiando en Dios.

Eso nos hace reflexionar si también estamos dispuestos a seguir a Dios a pesar de que nos sintamos abandonados por los amigos y hermanos. Si estamos dispuestos a dejar la fuerza humana a un lado, nos resta solamente mirar a Dios y creer. Pablo también pasó por esa situación, pero enseñó que su fe estaba afirmada en el Señor vemos que dijo en 2 Timoteo 4:16 y 17: “En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león”.

Vivir esta experiencia no es tan fácil como parece. Gedeón fue testigo de cómo 22.000 de sus guerreros regresaron a casa. Y su prueba de fe todavía no había acabado. Dios intervino una vez más y mandó a otros 9.700 soldados más que se fueran, y Gedeón no hizo ninguna objeción. Pero él podría haber dicho: “Para mí la muerte del resto de los hombres ya está garantizada y yo incluso seré uno de los primeros en morir”. Es así como argumentaría nuestro raciocinio, pero Gedeón siguió hasta las últimas consecuencias y no desistió de creer. Él creyó a pesar de que no había más esperanza. Leemos lo mismo sobre Abraham, el padre de la fe.

Su situación amigo, tal vez sea difícil, y es posible que se vuelva todavía peor, al punto de parecerse a la de Gedeón, ¡pero no tenga miedo! Dios no necesita de nuestra salud o inteligencia, lo que el Señor desea es nuestra confianza total. Gedeón vio a sus guerreros yéndose, pero no cuestionó al Señor. Creer significa confiar enteramente en el Señor y saber que tiene medios y caminos para cumplir Su Palabra. Manténgase confiado y sin miedo, pues aun cuando seamos abandonados por personas o por nuestras propias fuerzas, ¡Jesucristo nunca nos dejará, y eso es todo lo que necesitamos! ¡Con Dios realizaremos grandes hechos! Gedeón venció al ejército enemigo con apenas 300 hombres.

El objetivo de todas las pruebas por las cuales Gedeón y sus guerreros pasaron fue evitar que ellos se enorgullecieran por su victoria. Esa es una lección muy importante para nuestra vida, pues nos enseña que, cuando vencemos, no debemos vanagloriarnos como hacíamos cuando todavía no estábamos en el Señor.

En cierta ocasión, los discípulos de Jesús regresaron de un trabajo con éxito y, animadamente contaron lo que habían realizado y aprendido. Y en Marcos 6:31 leemos que “Él les dijo: venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer”. Estaban corriendo el peligro de enorgullecerse y de olvidarse de que la obra en realidad es de Dios, y que solamente Su gracia nos concede victorias. Proverbios 21:31 dice: “El caballo se alista para el día de la batalla; mas Jehová es el que da la victoria”. En Lucas 10:19-20, leemos una instrucción de Jesús que nos protege de la arrogancia y de la vanidad: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”.

La respuesta de Dios a Gedeón fue la siguiente, en Josué 7:4 leemos: “Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai”. La escuela de Dios sigue, y las pruebas se vuelven cada vez más difíciles. Todavía hay mucho ego, mucha confianza en uno mismo, mucha dependencia del pensamiento y de la fuerza humanos. La codicia por vanagloria y reconocimiento destruyen nuestra fe. Necesitamos aprender a dar honra y gloria solamente a Dios en todas las cosas. En Jueces 8:22-23, Gedeón fue probado una vez más, dice: “Y los israelitas dijeron a Gedeón: sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián. Mas Gedeón respondió: no seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros”. Así, Gedeón demostró su fe en Dios más una vez. Pero también sigue valiendo el consejo de 1 Corintios 10:12: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”.

La continuación de la historia de los Jueces enseñará la razón de ese consejo. Necesitamos de Dios todo el tiempo. Que Dios reciba siempre toda la honra, como leemos en el Salmo 115:1: “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad”.

Dejamos ahora atrás la historia de Gedeón y continuamos con la lista de los “Héroes de la fe”. Dice Hebreos 11:32 “¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas”. Barac es otro nombre mencionado en la lista de héroes de la fe, a pesar de que su fe era débil. Su nombre significa “destello,” “relámpago,” y eso describe muy bien su vida. No era una luz constante, sino solamente brillaba de vez en cuando.

Al recibir una misión, en Jueces 4:8 Barac le dijo a la profetiza Débora: “Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré”. No encontramos en su historia ningún momento en que demuestre su valor afirmando que, si Dios le diera una tarea a cumplir, la realizaría a pesar de que podría significar que tendría que enfrentarla solo con Dios. Leémos en Jueces 4:14: “Entonces Débora dijo a Barac: levántate, porque este es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos. ¿No ha salido Jehová delante de ti? Y Barac descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él”.

Todos nosotros somos diferentes los unos de los otros y poseemos diferentes dones y talentos. Uno recibe el liderazgo de un grupo, otro, la gracia de tocar la trompeta. Uno da las órdenes, el otro las ejecuta. Barac fue un hombre sin grandes posiciones, pero que prontamente obedeció la orden de Dios, y por medio de él, Dios realizó Sus propósitos. La gran pregunta para nosotros es si realmente realizamos las tareas que Dios nos da, o si rápidamente las aceptamos, pero después no reaccionamos.

Vea lo que dice Mateo 21:28-31: “Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: no quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: sí, señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: el primero. Jesús les dijo: de cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios”.

Barac necesitaba enfrentar a Sísara, capitán del ejército de Jabim, que poseía novecientos carros de hierro y causaba mucho temor. Pero Barac obedeció y luchó contra ese ejército. ¡Eso requiere de mucha fe! Leemos Jueces 4:15: “Y Jehová quebrantó a Sísara y en Jueces 5:20 que “desde los cielos pelearon las estrellas; desde sus órbitas pelearon contra Sísara”. Dios luchó por medio del instrumento llamado Barac. ¿Puede Él realizar alguna cosa por medio de nuestra fe también? Póngase a la disposición de Dios para que pueda realizar grandes hechos por medio de usted. Será una realidad la promesa de Éxodo 14:14 “Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos”.

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