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Continuamos hablando con la Psicóloga Jenny Kerikian acerca de las emociones saludables. En el programa de hoy nos centramos en el proceso de restitución del presente, la segunda dimensión del proceso de sanidad. ¿Cómo recibimos la restitución? Pidiéndosela al Señor y poniéndonos en armonía con lo que nos pide, restituyendo a quienes hemos dañado, y poniéndonos en acción. No te pierdas los consejos de Jenny en cuanto a la búsqueda de ayuda, la necesidad tener autoridad y de liderar las situaciones.


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EA0981 – Entre Amigas –
Emociones saludables – Parte 3



Entrevista a Jenny Kerikian

Victoria: Bienvenidas, amigas, al momento de la entrevista. En este espacio vamos a estar conversando con la Psicóloga Jenny Kerikian sobre las emociones saludables y vamos a enfocarnos en la restitución del presente. Pero antes de arrancar le queremos dar la bienvenida. Jenny, ¿cómo estás?

Jenny: Hola, estoy muy bien, muchísimas gracias, siempre es un placer estar aquí en el programa así que saludo a toda la audiencia también. Bueno, vamos a estar compartiendo un poquito más de lo que tiene que ver con las tres dimensiones de la sanidad en este programa.

Victoria: Jenny, ¿cómo llegamos a este punto? A partir de aquí, ¿cómo continuamos?

Jenny: Bueno, antes de avocarnos a cómo recibir restitución, que tiene que ver con nuestro presente, vamos a hacer un breve resumen de lo que estuvimos hablando en los programas anteriores. Para las tres dimensiones de la sanidad es necesario restaurar el pasado, desatar aquellos cinco nudos de los cuales estuvimos hablando, poder identificar cuál fue la fuente de dolor que me causó tener este pasado tan triste del cual yo quiero sanar. Luego de haber sanado el pasado con estos dos pilares de los cuales hablamos en el último programa que tenía que ver con el ser perdonados con Cristo y con perdonar, vamos a recibir lo que tiene que ver con la restitución, con poder restituir nuestro presente. ¿Qué significa la restitución? Significa parar, levantar, reestablecer, seguir, volver a colocar. Todo lo que era tuyo, entonces, se te restituye. Cuando hablábamos en términos espirituales, todo aquello que perdiste, Dios te lo vuelve a dar. ¿Por qué? Porque vos querés restituir. Eso significa la restitución, volver a tener, volver a levantar, volver a colocar en su lugar aquello que te pertenecía. ¿Por qué hablar de restitución? Porque cuando nosotros estábamos en ese pasado doloroso sin duda que perdimos muchas cosas, entonces este es el momento de, una vez de haber pasado por ese proceso de sanidad interior del pasado, poder entonces, en el presente, volver a tener aquellas cosas que realmente eran parte de mi vida.

¿Cómo recibir entonces la restitución? Primero que nada, pidiéndosela al Señor, diciéndole que queremos volver a ser lo que éramos, y de esa manera poniéndolo en las manos de Dios. El otro paso es ponernos en armonía con Dios, para de esta forma poder recibir la restitución. Nosotros no podemos reclamar, por ejemplo, una restauración en nuestro matrimonio, si estamos viviendo en adulterio. Por eso la importancia de estar en armonía con lo que Dios nos está pidiendo en esto de restituir. No podemos restituir nuestras finanzas, sin antes ser honestos y fieles en todo lo que tiene que ver con nuestra conducción con el dinero. De eso se trata, entonces, cuando hablamos de ponernos en armonía. Primero, recibimos la restitución pidiéndosela al Señor. Pero después también tenemos que ponernos en armonía con lo que el Señor nos pide, porque de lo contrario sería antagónico, contradictorio, lo que nosotros estamos pidiendo con lo que nosotros estamos haciendo.

Otro paso para recibir la restitución es que si dañamos a alguien primero tenemos que restituirle a esa persona. No podemos pedir restitución sin haber hecho nosotros las cosas que personalmente nos tocaban hacer. Entonces, si vos tuviste alguna situación, sea material, sea emocional, sea vincular, sea en el ámbito eclesiástico o en la comunidad de fe en la que vos te estés reuniendo, si dañaste a alguien, primero restituí tú. Primero volvé al lugar aquello que le pertenece al otro, sea con un perdón, sea con una devolución de dinero, sea con una palabra de aliento, lo que tengas que restituirle al otro, primero hacelo, primero saná esa situación, si es que dañaste a alguien, para poder después recibir vos la restitución.

Lo más importante de cómo recibir restitución es dar la orden, es poner en acción, no es solamente una decisión. Una cosa es que nosotros tomemos decisiones, pero las decisiones tienen que ir acompañadas con la diligencia. ¿Qué significa diligencia? Poner en acción aquella decisión que tomé. Si yo decido hacer ejercicio físico y me inscribo en un gimnasio, esa es la decisión que tomé, decidí comenzar a hacer ejercicio físico. Ahora, ¿el hecho de que yo me haya inscrito en un gimnasio significa que yo esté haciendo ejercicio físico? No, ¿verdad? Solamente es la decisión, fui y me inscribí. La diligencia tiene que ser lo que acompaña la decisión, es la puesta en acción de esa decisión que tomé. La diligencia entonces es, por ejemplo, ir lunes, miércoles y viernes a hacer ejercicio en el gimnasio en el que me anoté. La decisión tiene que ir acompañada de la acción, porque de lo contrario, todos nuestros dichos quedarían en eso, en dichos, en palabras, sin poner en práctica, entonces, lo que estamos diciendo. Por eso la importancia de dar la orden y de decir “yo quiero restituir mi presente”, no solamente diciéndolo de palabra sino que también haciéndolo de hecho.

Victoria: ¿Entonces también hay una restitución en el plano familiar? Que en muchos casos es el ámbito en donde más daño se recibe.

Jenny: Sí, sin duda. Es donde uno más daño recibe porque es donde uno más comparte también. Entonces, en ese vínculo familiar donde hay tanta comunicación, o no la hay, pero donde hay tanto relacionamiento en el sentido de que se convive, cuanto más familiar nos es ese espacio, ese entorno, cuantas más situaciones se dan de ese tipo, de tipo doloroso. Puede pasar en lo familiar, puede pasar en lo laboral, puede pasar en cualquier lugar en el que tengamos un fuerte apego.

Victoria: ¿Qué papel cumple la ayuda profesional en todo esto?

Jenny: Bueno, en bloques anteriores, en programas anteriores, hemos hablado de que cuando nosotros no podemos solos, podemos pedir ayuda al Dios supremo, y también podemos pedirle ayuda a quienes nos rodean. Cuando hablamos de quienes nos rodean también hablamos de profesionales que nos pueden ayudar en este sentido. Porque muchas veces una opinión objetiva o una visión de alguien que está por fuera de la situación, alguien capacitado con herramientas que puedan ayudarnos, puede otorgarnos esas herramientas para que nosotros podamos salir adelante. Siempre la ayuda profesional en el caso de que nosotros tomemos conciencia de que no podemos solos, es oportuna y es de ayuda.

Victoria: Requiere entonces de un liderazgo, de un manejo personal de la situación, pero también, como decías, de poner todo este asunto en las manos del Señor por sobre todas las cosas.

Jenny: Es muy importante. En los pasos para esta restitución está primero que nada creer. Porque, ¿qué pasa si yo digo: “no nunca más va a volver a ser como antes”? Entonces lo que hago es trabajar para que eso cambie, y tengo entonces que creer que eso va a cambiar, desde una actitud positiva de decir que esto va a ser beneficioso, que cambió pero cambió para mejor.

El otro paso para la restitución no solamente es creer sino que también es liderar con eso. No tenemos que dejar que las situaciones nos lideren a nosotros, sino que somos nosotros quienes tenemos que combatirlas, quienes tenemos que liderar. Lo que tenemos que hacer es ponernos en acción, en combate, estar al frente de esta situación. No dejar que la situación me domine a mí. Está bien que muchas veces, como hijos de Dios decimos “bueno, pero yo se lo entregué al Señor”. Pero muchas veces aquello que le entregaste al Señor necesita que vos realmente hagas tu tarea. No alcanza solamente con “que Dios haga su parte”, vos también tenés que hacer la tuya. Entonces, de esa forma te invito a que vos puedas liderar sobre eso, a que puedas pactar con Dios. Si Dios nos pidió determinadas cosas, nos dio determinadas habilidades, determinados talentos, oportunidades, entonces formemos un equipo con Dios. Que Él haga su parte, la parte divina, la parte sobrenatural, y nosotros hacemos la nuestra.

Lo último en estos pasos es ejercer autoridad sobre lo que estamos haciendo. Cuando nosotros queremos quitar de raíz todo aquello que no está bien en nuestras vidas, entonces lo tenemos que hacer con autoridad. No podemos ser flojos en esto de decir “bueno, un día lo hago y un día no, un día me lo permito y otro día no me lo permito”. Eso no. Tenemos que sacar las cosas de raíz. Volvemos al mismo ejemplo que dimos hace algunos programas de la herida: cuando un médico tiene que curar nuestra herida no nos cura solo un poquitito, después se nos infecta la otra parte, entonces después vamos y nos duele del otro lado y ahí nos cura, no. Lo que hace es directamente, duela o no, sacar la infección de raíz y limpiar la herida. De la misma manera nosotros, en esto que hablábamos de los pasos para recibir la restitución, no solo tenemos que creer, no solo tenemos que liderar en esa situación, pactar con Dios desde lo espiritual, sino que también tenemos que ejercer autoridad y quitar de raíz todas aquellas cosas que no están bien para poder entonces tener un presente totalmente pleno.

Victoria: Ha sido un gusto, Jenny, tenerte una vez más. Te invitamos a que nos sigas contando sobre las emociones saludables en el próximo programa y a nuestras amigas también, las animamos a que sigan escuchando Entre Amigas y que no se pierdan la última parte de la entrevista.

Jenny: Bueno, nos vemos en el próximo programa, muchas gracias.

Victoria: Gracias a ti, Jenny. ¡Hasta la próxima!

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