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La Psicóloga Jenny Kerikian nos enseña sobre el manejo saludable de las emociones. El proceso de sanidad implica la restauración de nuestro pasado, la restitución de nuestro presente y la consolidación de nuestro futuro. En esta primera parte vimos cómo restaurar nuestro pasado, desatando 5 nudos: conciencia, sabiduría, humillación, dedicación, confianza. Las experiencias dolorosas pueden pasar a ser positivas cuando me llevan a tener compasión por los demás y a contribuir, ayudar a otros a través de ellas. No te pierdas de los consejos y ánimo que nos da Jenny.


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EA0979 – Entre Amigas –
Emociones saludables – Parte 1



Entrevista a Jenny Kerikian

Victoria: Bienvenidas, amigas, a un nuevo programa de Entre Amigas. Nos encontramos con la Psicóloga Jenny Kerikian con quien vamos a estar hablando en los próximos programas. Muy bienvenida, Jenny, gracias por estar con nosotros. Te escuchamos.

Jenny: Bueno, primero que nada es un gusto estar con ustedes. Muchísimas gracias por la invitación. Hoy vamos a estar hablando de las emociones saludables, de cómo poder conocernos interiormente, de cuáles son las emociones que tenemos, de cómo podemos reconocerlas y de cómo podemos sanarlas también. Así que este es el tema que vamos a estar hablando en los próximos programas, las emociones saludables, y vamos a estar abordando las tres dimensiones de la sanidad: lo que tiene que ver con la restauración de nuestro pasado, la restitución de nuestro presente y la consolidación de nuestro futuro.

Victoria: ¿A qué nos referimos cuando hablamos de emociones saludables?

Jenny: Cuando hablamos de emociones lo primero que tenemos que hacer es reconocer que las tenemos, que tenemos todo un mundo interno al cual debemos atender. No solamente tenemos que prestarle atención a lo que tiene que ver con lo físico y con lo que es visible, sino que también hay que atender todo lo que es interno, todo lo que tiene que ver con nuestras emociones. Para identificar las emociones primero tenemos que saber cuáles son. Por ejemplo, si hablamos de las cinco emociones básicas hablamos de la alegría, la tristeza, el enojo, la furia, la tranquilidad. Estas son las emociones que podemos decir que son las básicas, las que más se conocen. Lo importante es poder decir si estoy alegre, si estoy contento, ¿cómo reacciono a eso? Si estoy con tristeza o con dolor ¿qué hago? Es importante identificar lo que siento y actuar de acuerdo con eso. De eso se trata cuando hablamos de nuestras emociones.

Victoria: Bueno, comencemos entonces a hablar de la restauración del pasado. ¿De qué se trata?

Jenny: Bueno, muchas veces cuando hablamos de lo que tiene que ver con esta sanidad, con las dimensiones de la sanidad, no podemos hablar de una sanidad presente si no restauramos situaciones del pasado. Porque muchas veces esas situaciones del pasado son las que en el presente y luego en el futuro nos perjudican, siempre y cuando no estén reparadas. Uno se pregunta, entonces, ¿Qué tengo que sanar? ¿Qué tengo que reparar de este pasado? Muchas veces hay rupturas, hay brechas, hay vacíos, hay goteras, hay filtraciones, hay situaciones que se dieron con otras personas que tienen que ver con todo esto que dijimos. Muchas veces las rupturas que tienen que ver con rupturas de relaciones, vacíos existenciales, también todo lo que tiene que ver con las goteras, con los pensamientos que inundan nuestra vida de forma constante, tal como lo hace una gotera, siempre pienso en exactamente lo mismo, en lo que me hizo daño, en lo que no pude solucionar, entonces estas son las situaciones del pasado en las cuales deberíamos hacer un alto y pensar en cómo podríamos solucionarlas. Muchas veces cuando nos enfrentamos a esta realidad cuesta mucho decidir solucionarlo, decidir tomar cartas en el asunto para poder reparar todo esto, porque hay determinados nudos que son difíciles de desatar. Estos nudos muchas veces lo que hacen es impedir que yo pueda alcanzar ese objetivo de restaurar en forma completa y en forma efectiva mi pasado.

El primer nudo podemos decir que es la conciencia. Muchas veces nosotros no tomamos conciencia plena de la situación que estamos viviendo, de cuál fue esa situación en el pasado que hizo que hoy nosotros no podamos vivir un presente con libertad, un presente pleno. Entonces el tomar conciencia es algo muy importante. No ponerle ese tapón a lo que está pasando sino que reconocer que eso realmente sucedió, entonces yo tomo conciencia de eso y al tomar conciencia puedo avanzar. Ese es uno de los pasos para poder restaurar nuestro pasado.

Victoria: ¿Cómo es que tomamos conciencia de estas cosas?

Jenny: Esto de tomar conciencia hace que nosotros nos miremos hacia adentro. Muchas veces hacemos el ejercicio de mirarnos exteriormente: miramos cómo nos queda la ropa, cómo estamos estéticamente, todo lo que tiene que ver con lo externo. Pero cuando nosotros comenzamos a hacer esta introspección, o sea, esto de mirarnos a nosotros mismos y empezar a analizarnos, ver por qué llegamos a esta situación, ver qué fue lo que hizo que tengamos este dolor en nuestra vida, es entonces que nosotros empezamos a tomar conciencia. Es tomarnos un tiempo, tomarnos un tiempo para poder identificar la raíz de lo que me está pasando, qué fue lo que lo causó y qué medidas tengo que tomar para solucionarlo. Es como cuando alguien está enfermo y no toma conciencia de la gravedad de esa enfermedad. Lo mismo pasa con nuestras emociones internas, muchas veces no tomamos conciencia de la importancia que ellas tienen. Por eso el primer nudo que tenemos que desatar es el nudo de la conciencia.

Victoria: ¿Existe algún detonante para estas situaciones, para abordarlas? Si existe, ¿cuál es? ¿cómo funciona?

Jenny: Bueno, muchas veces lo que pasa es que las personas que llegan a una consulta o que directamente las vemos en la vida diaria, son personas que están desanimadas, que están sin un sentido de vida, que funcionan pero lo hacen de forma automática y no tienen realmente ese decir que la vida realmente vale la pena y la quieren vivir en plenitud. Vos me preguntabas si hay algún detonante, pero yo entiendo que es un cúmulo de cosas también, más cuando estamos hablando de cosas del pasado. Lo que puede servir de detonante tal vez puede ser que algo del pasado me esté pasando en el presente, entonces es como un detonador para recordar todo aquello que tuve que vivir en un tiempo anterior.

Victoria: ¿Sería algo así como vivir algo hoy que hace que un dolor anterior se despierte o que se recuerde?

Jenny: Sí, muchas veces hay situaciones en el presente que nos recuerdan vivencias del pasado y eso es como un disparador, un detonador. Pero no solamente hay que tener conciencia, sino que también hay que tener sabiduría, porque es importante que podamos entender cómo solucionar ese tema del pasado. No es cuestión de que situaciones que nos hayan ocurrido muchos años antes se solucionen de un instante para el otro, sino que tenemos que pensarlo mucho. Por eso la sabiduría es importante, porque tenemos que poder pensar en cuál es la estrategia que vamos a usar, de qué manera nos vamos a referir a esa otra persona, si es que la ruptura se dio con otra persona. De qué manera, entonces, luego de tomar conciencia de algo en mi pasado que no está bien, tener la sabiduría necesaria para poder abordar ese tema.

Victoria: ¿Cuál es otro de estos nudos, como venimos llamándolos?

Jenny: Como tercer nudo podemos hablar de la humillación. Tal vez esta palabra pueda resultar un tanto extraña en el contexto de lo que estamos hablando, pero nos referimos a la humillación en el sentido de poder entender primero este proceso. La conciencia, la comprensión, el cambio, todo esto hace que nosotros nos volvamos muy chiquititos, nos tengamos que humillar, tengamos que pasar por un proceso que no es muy divertido sino que todo lo contrario, es un proceso doloroso en el que nosotros tenemos que asumir esta responsabilidad y hacernos cargo de lo que nos está pasando, en esto está la humillación, y tenemos que definir cuál es nuestro fin. Si nuestro fin es poder sanar esas heridas del pasado, entonces no solamente debemos tener conciencia de lo que nos pasó, no solamente debemos actuar con sabiduría, sino que también tenemos que estar dispuestos a pasar por este proceso, a pasar por esta serie de conversaciones, por esta serie de encuentros o de pensamientos que hagan que yo pueda reparar esta situación. A eso me refiero cuando hablo de la humillación.

Victoria: ¿Puede ser, por ejemplo, que me afecte algo muy profundamente pero que sea vergonzoso expresárselo a los demás?

Jenny: Muchísimas veces sí, es vergonzoso, o muchas veces es vergonzoso el tema de enfrentarlo. Podemos hablar tal vez de un abuso, podemos hablar de un caso de violencia, podemos hablar de cosas incluso un tanto más sencillas como una relación rota, de mentiras que se guardaron durante mucho tiempo, infinidad de cosas que a los seres humanos nos pueden afectar y es esa llaga que queda en el pasado que no termina de curar. Podemos hablar entonces de situaciones que son más extremas pero también de situaciones que son un tanto cotidianas, que es incluso lo que más afecta a los seres humanos. Aquellas cosas del diario vivir. Entonces debemos superar esas situaciones que, si uno las ve en el correr del tiempo decimos que quizás no son tan gravosas, pero en su momento y hasta el presente siguen marcando en nuestra vida un lugar de dolor, un lugar que no nos hace sentir plenos.

Victoria: ¿Podemos decir que el nudo de la humillación es el más difícil?

Jenny: Te diría que lo más importante en estos nudos es el primero que nombramos, el de tomar conciencia. Porque muchas veces el hecho de vivir en esa nebulosa de que no quiero reconocer el problema es lo que más cuesta. Es por eso por lo que una vez que uno toma conciencia de la situación y quiere solucionarlo, los pasos se van dando de una forma un tanto más dinámica. No encontramos tantos escalones que nos estén estorbando para subir. Por eso el tomar conciencia es lo primero. Después, los pasos subsiguientes, incluida la humillación, son pasos que la persona tiene que estar dispuesta a dar.

Te voy a nombrar otro paso muy importante, que es la dedicación. Muchas veces pensamos, más en esta sociedad posmoderna en la que todo es ahora, todo es ya, que podemos solucionar las cosas con rapidez, de forma casi instantánea. Sin embargo, para restaurar nuestro pasado tenemos que dedicarnos a eso. La dedicación es algo a lo que le tenemos que prestar muchísima atención, tenemos que reconocer que va a llevar un tiempo de sanidad. Si bien la sanidad se puede lograr, es un proceso, así como es el proceso de la enfermedad física. Nosotros nos lastimamos y no nos curamos de forma instantánea. Primero sangra, después en la herida se empieza a formar como una cascarita, después empieza a picar, y después lo que queda solamente es la secuela, la marca de esa herida. Cuando hablamos de las emociones y cuando hablamos de nuestro mundo interno, también vemos este proceso. Por eso es importante la dedicación, porque es un proceso y a ese proceso hay que dedicarle tiempo, energías, nuestro pensamiento y, en sucesivo, nuestra forma de actuar.

Así que teniendo en cuenta que tenemos que tomar conciencia, tenemos que ser sabios en la forma de actuar, tenemos que humillarnos, tenemos que ponerle dedicación a este proceso que estamos haciendo, y por último debemos tener confianza. Confianza en que lo que estamos haciendo va a ser realmente para nuestro bien, porque Dios quiere todo para nuestro bien. Entonces, en este proceso que es doloroso por momentos, porque estamos hablando de sanidades y a veces la sanidad conlleva curaciones que duelen, estas curaciones posteriormente nos traen una restauración completa, una restauración de nuestro pasado. Es decir, cerré esta historia, cerré este ámbito y tengo confianza de que algo bueno va a venir, de que lo que yo estoy tratando de lograr puede ser algo que me lleve a una sanidad completa.

Cuando hablamos de las crisis, de lo que tiene que ver con estos problemas que nosotros tenemos y con las heridas que tenemos del pasado, podemos hacer un cambio de dos maneras: un cambio que realmente sea significativo o un cambio que simplemente haya cambiado las cosas de lugar pero que no haya habido una transformación profunda. Cuando nosotros hablamos de estas experiencias en las que queremos hacer un cambio, lo que debemos tener en cuenta son tres aspectos: el primero es la conexión, poder conectarnos con nuestros aspectos internos que aporten a nuestro desarrollo personal. Yo, en todo este proceso del que estuvimos hablando de restaurar el pasado, tengo que asegurarme de que estos aspectos aporten a mi desarrollo personal, porque de eso se trata también, de no solamente ejercitarnos en lo intelectual, en lo físico o en lo que tiene que ver con lo económico, sino que con lo que tiene que ver con lo interno. Por eso la importancia, y desde mi profesión es un tanto lo que tratamos de poder manifestarle a las personas, de conocerse internamente. Porque el conocimiento interno ayuda muchísimo a nuestra forma de actuar. Por otro lado, estos momentos, estas experiencias de crisis se convierten en momentos valiosos cuando nosotros tenemos, no solamente conexión con nuestros aspectos internos sino que también tenemos compasión. Compasión, desde la etimología de la palabra, es “sentir con”, sentir con el otro. Desde el momento en el que yo siento compasión por el otro, desde el momento en el que yo siento con el otro, entonces esta experiencia, que fue dolorosa en el pasado, se va a transformar en algo positivo también, porque no me estoy centrando solamente en mí. El otro aspecto es la contribución. Cuando yo, a través de esta experiencia que me tocó vivir, puedo ayudar a mi medio circundante, entonces estoy trascendiendo lo que a mí me pasó. ¿Por qué hablamos de estos tres aspectos? Porque primeramente hablamos de estos nudos que pueden ayudarnos a nosotros a sanar esta s situaciones dolorosas del pasado. Sin embargo, podemos dar un paso más y no solo sanarnos personalmente sino que podemos trascender a esta situación dolorosa que nos tocó vivir y podemos ayudar entonces a quienes nos rodea a raíz de que yo pude solucionar y pude sanar esa situación del pasado.

Victoria: Agradecemos mucho a Jenny por este tiempo y vamos a continuar en esta serie de emociones saludables en Entre Amigas, así que las animamos a que no se pierdan la segunda parte de esta entrevista en el próximo programa. ¡Hasta la próxima!

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