Embassadors: Alcanzando familias a través del fútbol

Mis ojos te ven – Parte 2
3 agosto, 2020
Abuso Sexual Infantil
3 agosto, 2020
Mis ojos te ven – Parte 2
3 agosto, 2020
Abuso Sexual Infantil
3 agosto, 2020

Valeria Silva nos cuenta sobre su trabajo en las favelas de San Pablo, Brasil. Valeria y su esposo utilizan el fútbol, clases de inglés y apoyo escolar para ayudar a los niños en barrios críticos y enseñarles del amor de Dios. Realizan un trabajo intenso para ayudar al desarrollo integral de las familias, no solo los niños. Te invitamos a conocer más de su testimonio y de la obra que Dios está realizando allí.


DESCARGARLO AQUI:
EA0872 – Entre Amigas –
Embassadors: Alcanzando familias a través del fútbol



Entrevista a Valeria Silva

Victoria: Amigas, es un gusto estar con ustedes. Ha llegado el momento de la entrevista, y en esta ocasión vamos a estar compartiendo algunas historias vinculadas con el servicio fuera de fronteras. Es un gusto hablar Valeria Silva, con quien estamos actualmente en San Pablo. Es un gusto, Valeria.

Valeria: Hola, muchos saludos para todas y todos lo que están escuchando.

Victoria: Hoy Valeria nos va a estar contando su historia, cómo fue que llegó aquí, a San Pablo, el trabajo que está realizando y qué es lo que la motivó a estar acá junto con tu esposo Alexis y tus hijos.

Valeria: Bueno, como Victoria decía somos una familia. Tenemos dos hijos, uno de 8 años y otro que recién cumplió 5. Llegamos a San Pablo en el 2015 para capacitarnos como obreros transculturales y poder trabajar en el área social de manera integral. Lo que quiere decir eso es que vamos a estar insertados en otra cultura para así poder cuidar de las personas que viven condiciones vulnerables, tanto físicamente como emocional y espiritualmente.

Victoria: Vale, ¿podrías contarnos en qué momento de tu vida tomaste esta decisión de salir del país? Les contamos que Valeria es uruguaya. ¿En qué momento llegaron acá y cómo fue el proceso?

Valeria: Bueno, desde mis 16 años que siempre tuve el deseo, la voluntad de salir a otros lugares a ayudar a personas que vivían catástrofes, que pasaban por diferentes situaciones, ser la voz de aquellos que no la tienen y poder ayudar de alguna manera. Creo que el pueblo uruguayo tiene mucho para dar y a veces no lo vemos, pero tenemos mucho potencial. Esta oportunidad llegó cuando mi hijo más chico no tenía ni dos años. Tuvimos un deseo muy grande de salir a prepararnos para hacer mejor el trabajo que ya estábamos haciendo en Uruguay, que era un trabajo social. Así que en el año 2014 vinimos a San Pablo para procurar un lugar en donde poder capacitarnos de la mejor manera. Fue todo un cambio dejar el trabajo, dejar nuestra casa, dejar a nuestra familia que no terminaba de entender lo que íbamos a hacer, pero en febrero de 2015 nos tomamos un avión y vinimos para San Pablo.

Victoria: Quisiera hablar de Benjamín y Santino, que son tus hijos. Porque generalmente uno escucha historias de obreros transculturales, y como que está la idea de que el obrero transcultural es soltero y se dedica exclusivamente a eso. Pero ustedes son toda la familia integrada. Quisiera que nos contaras un poquito de la experiencia que ellos han tenido con el idioma, con los estudios, ¿cómo ha sido?

Valeria: Bueno, fue difícil al comienzo. Cuando vinimos para acá Benja tenía 5 años, entonces para él era todo nuevo. Santino no entendía nada porque apenas tenía 2 añitos. Fueron pasando los días y Benja dijo: “Bueno, el paseo terminó. ¿Cuándo volvemos?”. Para él estábamos de paseo allá. Pero bueno, empezaron a ir a la escuela y el proceso del idioma fue difícil porque ninguno de nosotros sabía hablar el portugués. Mi hijo Benjamín es blanquito, tiene el pelo bien lacio y largo, entonces en la escuela todos los niños le tocaban el pelo o le hacían decir palabras que él no conocía. Fue un tiempo bien difícil al comienzo, pero después se terminó enamorando de la escuela, quería ir siempre. Creo que en dos meses Benjamín ya estaba hablando el portugués, aprendió inglés también y se adaptaron bien los dos. Eso fue el primer año de escuela. En el segundo año nos mudamos y él fue a una escuela estadual mucho más grande. Ahí fue un tiempo bien difícil. Él sufrió mucho de bullying, fue mucho estrés emocional. Buscamos ayuda de psicólogos que lo ayudaran a él, que nos ayudaran a nosotros, y fue un tiempo bien complicado para Benja. Santi gracias a Dios siempre se integró muy bien en el jardín.

Victoria: ¿Cómo fue el tiempo y cómo fue el proceso desde que llegaron a prepararse hasta que se embarcaron en el proyecto? El proyecto en el que ustedes están trabajando tiene que ver con el fútbol, ¿no? ¿Cómo desde el fútbol pueden ayudar a la comunidad en la que ustedes están viviendo y también en otros lugares?

Valeria: Lo primero que hay que decir es que a veces cuando uno piensa en el mundo y en los países que viven situaciones críticas, incluso Uruguay, que tiene barrios muy vulnerables, uno siempre piensa: Para ayudar necesito ser médico, necesito ser ingeniero, necesito ser enfermero, cosas así. Parece que hay ciertas profesiones que están más destinadas al área social que otras. Mi esposo siempre decía: “yo no soy médico, no soy nada de eso, lo único que sé hacer es jugar al fútbol, ¿cómo puedo ayudar?”. Porque él fue jugador profesional de fútbol por mucho tiempo en Uruguay. Y ahí conocimos una institución que trabaja con escuelas de fútbol, lo que ellos llaman clínicas de fútbol, porque no solamente se enseña fútbol sino también se cuida del alma, de las emociones y de todo el trasfondo familiar de los niños. Entonces conocimos esta escuela en el año 2015 cuando estábamos entrenándonos, y en el 2016 mi esposo fue a hacer el curso como profesor de fútbol y empezó a trabajar en una escuela en el medio de la favela, donde él cuenta que llegaban los jóvenes armados, dejaban el arma con sus mochilas y se ponían a jugar. Esa zona bien conflictiva fue su primera experiencia como entrenador de fútbol, con un portugués muy básico, porque no lo sabía bien todavía.

Victoria: Sin dudas fue un choque de personalidades, ¿no? Ya con todo lo que conlleva el fútbol, siendo extranjero y en un contexto como el que describís, no debe haber sido fácil.

Valeria: Y vos sabés que el fútbol lleva ese temperamento, ese choque físico que puede producir roces y malentendidos. ¿cómo hacés para ministrar todo eso como para que nadie salga de la cancha y tenga un problema afuera con otro? Pero bueno, esa fue nuestra primera experiencia. Luego empezó en una escuela que estaba en otra favela, donde fue el narcotraficante de la favela el que facilitó la cancha para poder empezar a jugar con los chicos, y hoy en día ya son más de 70 niños y adolescentes que son cuidados en ese lugar. Al final del 2016 mi esposo sintió un deseo muy fuerte de comenzar a trabajar en una cancha que queda muy cerca de casa, y cada vez que pasábamos pensábamos que teníamos que hacer algo por los niños de ese barrio. Ellos estaban todos los días en la calle, era un punto en el que se juntaban para drogarse, era un barrio complicado también. Así que le hicimos la propuesta al grupo de trabajo con el cual estamos sirviendo aquí, el grupo aceptó el desafío y desde noviembre del 2016 estamos con un proyecto de fútbol que se llama Sembrando Futuro. Comenzamos con 10 niños y hoy tenemos más de 70, después de un año.

Victoria: Muy fuerte todo el proceso. Valeria, nos contaste que tu esposo Alexis es entrenador. ¿Cuál es tu rol, qué es lo que hacés?

Valeria: Bueno, en el proyecto estoy como directora. Yo cuido de que todas otras las partes del proyecto funcionen, controlo que los profesores en la cancha cumplan su papel, controlo que la merienda de los niños esté cada sábado para poder ser entregada, vamos corriendo atrás de finanzas y recursos que son necesarios, todo lo que es la administración, las fichas de los chicos, llamar por teléfono, fijarse si alguno faltó, si está bien, la visitación a la familia, yo me encargo de toda esa parte.

Victoria: Hablando de la visitación a la familia, ¿qué contextos, qué realidades has encontrado en las familias?

Valeria: Bueno, de esos 70 chicos debemos de tener como mucho 15 que viven en una familia estructurada, por decirlo de alguna manera. Después la mayoría vive solo con la madre, con la abuela, o vive en un lugar en donde hay adultos pero aun así están solos. Ese es el caso de tres hermanos que viven sin el padre, la mamá es prostituta, y están todo el día solos en la calle. A veces ella trae a los hombres para la casa, entonces ellos quedan de noche vagando en la calle. Hay vecinos que les abren la puerta del garaje y les tiran un colchón o cosas así para que puedan dormir, pero al mismo tiempo vos no sabés la intención de esa persona que los está recibiendo. Tenemos chicos que vos los ves muy educados, que siempre van, pero llegás a la casa y es una pobreza extrema. Son 5, 7 personas viviendo en dos piezas, no hay una silla, no hay una mesa, son dos camas que comparten todos. Hay mucha necesidad y uno se ve limitado, quisiera hacer más pero le faltan recursos. Tenemos chicos que algunas veces pensamos: “ay, que chico tan conflictivo, qué problemático” pero después ves que el padre lo quiso matar, o que pasó un cuchillo por la garganta de la madre, que los golpeaba, que era drogadicto, que era alcohólico, y terminás pensando que es hasta demasiado bueno para el contexto familiar que tuvo. Por eso nuestro proyecto abraza o abarca más que solo el fútbol. Nuestro proyecto está pensado para ser un proyecto de desenvoltura, de desarrollo integral de las familias, no solo del niño. Entonces tenemos los sábados el entrenamiento de fútbol, entre semana tenemos clases de inglés, tenemos apoyo escolar, y estamos soñando con avanzar, crecer y poder brindarle más posibilidades a estos niños que hoy en día no ven un futuro claro. Eso es lo que hoy en día estamos tratando de hacer, estamos tratando de abrir una puerta para que ellos puedan pasar y ser personas de bien en el futuro.

Victoria: Justamente te iba a preguntar por alguna meta próxima que tengan con respecto al proyecto.

Valeria: Lo primero que queremos hacer es juntar más profesionales para ayudarnos. La capacitación es sumamente importante en esta área. Necesitamos más personas capacitadas, asistentes sociales, psicólogos, personas que puedan ayudar en el área de la salud, más profesores, alguien que pueda trabajar en áreas profesionalizantes, que pueda dar clases de cocina, de costura, diferentes talleres. Nuestro gran sueño, realmente, es tener un edificio a donde los niños puedan llegar para disfrutar de su infancia. Queremos el mejor edificio del barrio, queremos tener la mejor placita, queremos tener la mejor sala de juegos, la mejor biblioteca, el mejor lugar para que ellos puedan descansar. Hay niños que ni duermen de noche porque los padres están de fiesta la noche entera, con música y drogas. Entonces llegan a veces al proyecto cayéndose de sueño. Nos gustaría tener un lugar a donde los niños puedan ir y divertirse siendo niños, que puedan ser alimentados, que puedan tomarse un baño, que puedan vestir una ropa decente, y que también puedan descansar, estudiar, divertirse. Ese es nuestro gran sueño.

Victoria: Valeria, ya para ir terminando, habría muchísimas mas cosas para seguir hablando, pero ¿cuál sería tu palabra, o qué consejo le darías a una persona como vos, que sabe que hay muchas cosas por hacer? ¿Qué consejo o qué palabra le darías a esa mujer que nos está escuchando hoy, que mira alrededor y ve que hay mucho por hacer pero que no le da para arrancar?

Valeria: Creo que a veces nos cuesta mirar alrededor porque estamos muy concentrados en nuestros propios problemas, y eso nos hace pensar que nuestro problema es el peor de todas las situaciones que están pasando. Pero cuando conseguimos mirarnos a nosotras mismas y ver todo lo valioso que tenemos, descubrir todas nuestras capacidades, porque nos cuesta a veces ver todas las capacidades que tenemos, todo el potencial que hay dentro de nosotras. O creemos que lo que sabemos hacer es muy poco y no va a cambiar la vida de nadie. Puedo decirte, amiga, que podés hacer mucho por otras personas. El simple hecho de escuchar a alguien puede evitar que esa persona cometa una tragedia, puede levantarle la autoestima a alguien, puede motivar a alguien, simplemente con escucharla. Pero a la vez estoy segura de que tenés un montón de habilidades, tenés talentos, tenés una profesión, tenés la capacidad de amar, de abrazar a otro. Solo hace falta mirar a tu vecino y descubrir cuál es su necesidad y mirar qué tenés vos para suplir esa necesidad. Cuando vos ves la miseria del otro, descubrís tu riqueza. El tener una cama para dormir, el tener agua potable, tener luz, tener un espacio limpio, así sea pequeño o grande, sos rico al lado de otros. Entonces tal vez es una cuestión de quejarnos menos, de salir de esa posición de “pobre de mí”, y de ver que tenemos mucho para dar. Y que lo que para nosotros quizás es poco, para otro puede ser una cosa gigante.

Victoria: Valeria, ¿de dónde sale toda esa fortaleza? Porque no es fácil estar haciendo algo como lo que tú haces, viviendo en una cultura distinta, con una lengua distinta, en un contexto difícil y trabajando tanto. ¿De dónde sale toda esa fuerza?

Valeria: Realmente, en simples palabras, sale de Dios. Para mí es muy claro ese pasaje de la Biblia que dice que todo lo que recibimos de gracia, todo aquello que fue un favor inmerecido, nosotros debemos hacerlo por otros. Eso es lo que estamos tratando de hacer, amar a otros de la misma manera en la que Dios nos ama. Dios ha sido muy bueno con nosotros, y ha mirado más allá de nuestros defectos, de nuestras debilidades y de nuestros errores, nos ha amado y ha cuidado de nosotros. Eso es lo que nosotros queremos hacer con los otros: Mirar más allá de sus defectos, de sus debilidades, de sus problemas, amarlos y hacer algo por ellos. Un día alguien trajo el amor de Dios a nuestras vidas y fuimos transformados. Hoy nosotros estamos llevando ese amor de Dios. Y aunque a veces el precio es alto, porque extrañamos, nos dan ganas de tomar un mate en la rambla, nos da ganas de estar con la familia viendo el clásico, cosas así, pero cuando vos ves la sonrisa de los niños, cuando ves la alegría de una familia al recibir una cesta básica, cuando ves la paz de alguien que estaba perturbado después de una oración, después de un abrazo, te das cuenta de que vale la pena lo que estamos haciendo. Porque si no soy yo, ¿quién lo va a hacer? Así que a las que nos escuchan les digo que seguramente alguien está esperando tu abrazo, tu consuelo, está esperando tu mano amiga, y si no sos vos, ¿quién lo va a hacer?

Victoria: Muchísimas gracias, Valeria, por tu tiempo. Gracias por tomarte este tiempo para hablar con nosotras y con todas las amigas que están escuchando. Adelante con todo este proyecto, seguramente Dios los va a acompañar y los va a seguir bendiciendo. Amigas, las invitamos a que continúen escuchando Entre Amigas. ¡Hasta la próxima!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo