Elogio a la mujer de Proverbios 31 – Parte 1

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Isabelle Ramseyer nos trae un estudio sobre la mujer virtuosa de Proverbios 31. Aprendemos acerca del verdadero significado de este pasaje, que a veces se mal interpreta: no es una lista de requerimientos a cumplir, sino un elogio a la mujer y todo lo que puede llegar a hacer y ser si teme a Dios. Te invitamos a ver cómo se refleja la gracia de Dios en este pasaje, y a conocer más sobre el temor de Dios.


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EA0866 – Entre Amigas –
Elogio a la mujer de Proverbios 31 – Parte 1



Entrevista a Isabelle Ramseyer

Victoria: ¿Qué tal, queridas amigas? Ha llegado el momento de la entrevista, es un gusto compartir nuevamente con ustedes. Hoy nos acompaña Isabelle Ramseyer, ella es misionera, colaboradora de Llamada de Medianoche, y ha estado con nosotros en otros programas, seguramente algunas de ustedes la recuerden. Hoy vamos a estar hablando de un tema bien interesante, pero antes queremos agradecerte, Isabelle, por estar con nosotros.

Isabelle: Es un placer estar otra vez con ustedes.

Victoria: En este tiempo hay muchas imágenes modelo para la mujer, en la calle, en las publicidades, en la televisión, hay figuras de lo que debe ser la mujer ideal. Pero la Biblia habla de un tipo de mujer, que es sobre la cual nos va a estar compartiendo hoy Isabelle, y que sin duda es mucho mejor que los modelos que vemos normalmente.

Isabelle: Sí. Tenemos en la Biblia, en un libro muy especial, el libro de Proverbios, un poema muy conocido sobre la mujer virtuosa. Es un poema hermoso, un poema acróstico, lo que quiere decir que cada verso empieza con una de las letras del alfabeto hebreo, y en el judaísmo también se le ha puesto música. Es una porción muy conocida, pero tengo que admitir algo: Siempre he tenido sentimientos encontrados acerca de este texto, porque la mujer que dibuja es perfecta, muy capaz, muy hermosa, tiene dones tremendos, es trabajadora, y esto siempre me ha dejado un gusto agridulce. Tanto así que incluso no me gustaba más leerlo porque después me sentía frustrada, así que lo dejé un poco de lado a este texto. Eso después cambió, pero antes de contarles lo que pasó, quisiera contarles cuál era mi error, porque creo que es un error que muchas mujeres hacemos. ¿Te parece si primero lo leemos, Victoria?

Victoria: Sí, para conocerlo juntas, por si alguna amiga no lo conoce todavía. Dice Proverbios 31:10-31:

Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal Todos los días de su vida. Busca lana y lino, Y con voluntad trabaja con sus manos. Es como nave de mercader; Trae su pan de lejos. Se levanta aun de noche Y da comida a su familia Y ración a sus criadas. Considera la heredad, y la compra, Y planta viña del fruto de sus manos. Ciñe de fuerza sus lomos,
Y esfuerza sus brazos. Ve que van bien sus negocios; Su lámpara no se apaga de noche. Aplica su mano al huso, Y sus manos a la rueca. Alarga su mano al pobre, Y extiende sus manos al menesteroso. No tiene temor de la nieve por su familia,
Porque toda su familia está vestida de ropas dobles. Ella se hace tapices; De lino fino y púrpura es su vestido. Su marido es conocido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra. Hace telas, y vende, Y da cintas al mercader. Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir. Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua. Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde. Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba: Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada. Dadle del fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos.”

Isabelle: Una hermosa imagen de esta mujer virtuosa. “¿Quién la hallará?” Dice el versículo 10. Por supuesto que todas nosotras queremos ser mujeres virtuosas. Uno se siente desafiado y piensa que todo lo que sigue de alguna manera lo tiene que alcanzar también. Entonces empieza a compararse con todo lo que se dice de esta mujer tan perfecta. Por ejemplo, el versículo 13 dice “Busca lana y lino, Y con voluntad trabaja”. Pero yo leo eso, y veo que no lo hago. No se tejer, ni se coser muy bien, y no se cómo encontraba tiempo esta mujer para hacerlo, yo no lo tengo. Después dice: “Es como nave de mercader; Trae su pan de lejos.” Yo no. Yo cruzo la calle y voy al súper de enfrente. No soy de organizarme, de traer las cosas de lejos. El versículo 15 dice: “Se levanta aun de noche Y da comida a su familia Y ración a sus criadas.” Bueno, un puntito tengo aquí, porque me gusta levantarme temprano, así que por lo menos uno de los versículos me daba satisfacción. Pero cuando uno lee los versículos 16 hasta el 18, uno ve que esa mujer es negociante, pero yo no. Dice que no se apagaba su lámpara de noche, pero la mía sí se apaga porque si duermo poco me pongo de mal humor, entonces no me puedo comparar en este aspecto. Llama la atención que esta mujer hace mil cosas, y las hace con una serenidad increíble, las hace sin estresarse, siempre pensando en el otro, demostrando siempre el mismo amor, la misma bondad. Tiene una constancia realmente admirable.

Victoria: Y tiene mucha fortaleza también, ¿no?

Isabelle: Sí. Y yo me digo, bueno, yo tengo la tendencia de pensar primero en mí misma, de sentir autocompasión, pero nada de eso se ve en esta mujer. O por ejemplo en el versículo 26, cuando dice “Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.” Me pasa muchas veces que cuando abro la boca no sale algo muy sabio ni tampoco clemente, así que uno puede leer esto y hacer una lista interminable de cualidades que debería tener y que no tiene, o que siente que no tiene. Y una puede realmente sentirse un poco fracasada ante esta comparación. Pero hoy ha cambiado mi relación con este pasaje. Al contrario, he aprendido a amarlo, y voy a contar cómo pasó. Comenzó con que fui invitada a hablar en una reunión de mujeres y me dieron el tema de la mujer virtuosa. Y me dije: “bueno, si tengo que hacerlo, voy a estudiar bien el tema y voy a sacar un mensaje de gracia, para que no sea algo que nos desanime a todas sino que podamos ser animadas. Así que voy a buscar la gracia de Dios en este texto”. Y quizás tengo que aclarar que nosotros tenemos un Dios de gracia. Si uno conoce al Dios verdadero, al Dios de la Biblia, se da cuenta de que es un Dios de gracia, un Dios que da. Él ha dado a su hijo Jesucristo para que muera en la cruz por nuestros pecados, en nuestro lugar. Es un Dios que quiere nuestra salvación, que quiere nuestro bien, que quiere darnos todo lo que necesitamos. Todos los libros de la Biblia de alguna forma muestran esta gracia de Dios. Tanto el Antiguo Testamento con el Nuevo, contienen el mensaje de gracia. Así que en esta porción también tiene que estar la gracia de Dios. Y efectivamente, descubrí cosas hermosas, así que quiero compartir algunas de estas cosas con ustedes en este programa y, si Dios quiere, en el próximo programa también.

Victoria: Así que una de las cosas que aparece por allí es el valor de esta mujer. Pienso que el valor o la valentía muchas veces no tiene que ver con no sentir miedo, sino que tiene que ver con enfrentar determinadas situaciones. Por ejemplo, ante esta medida de la mujer virtuosa, si lo leemos mal, podemos pensar que no podemos hacerlo. Pero estamos hablando de la gracia de Dios, y es esa gracia de Dios la que nos da el valor también para poder seguir adelante.

Isabelle: Sí, es lo que Dios quiere hacer en nosotros. Y justamente cuando estaba estudiando este texto recibí un artículo de una amiga sobre esta mujer de Proverbios 31, y este artículo me ayudó a entender algo: que no se trata de una mujer concreta, de una mujer real, sino que de una mujer ideal, de un modelo de mujer. La misma palabra que se usa aquí, la mujer “virtuosa”, o “de valor”, en hebreo abarca muchas cosas. Expresa características como control de sí misma, diplomacia, previsión, responsabilidad, paciencia, lealtad, dedicación, trabajo, bondad, generosidad, talento creativo, todo lo que vemos también en los versículos que siguen. Todos estos dones y cualidades de esta mujer están contenidos en esta palabra. Por eso me di cuenta de que en realidad este pasaje es una oda a la mujer. Es un poema que engrandece a la mujer, que dibuja delante de nosotros el cuadro de una mujer que tiene todas las virtudes que uno se imaginaría que podría tener una mujer. Ahí hice un clic, y me di cuenta de que había un malentendido. Muchas veces malinterpretamos este texto, y hacemos el error de cambiar el elogio por una demanda. Y en lugar de tomarlo como un elogio para nosotras, para las mujeres, y recibirlo como un agradecimiento por lo que es y por lo que puede ser la mujer, lo hemos transformado en una lista interminable de exigencias que tenemos que cumplir y no podemos. Leí una cosa muy linda en un sitio judío que dice, hablando de este poema: “Se ha convertido en una costumbre judía para los hombres, el recitar o cantar el himno de la mujer virtuosa al final de la semana, y por lo tanto pensar y estar agradecido por todo lo que su esposa ha hecho por su esposo y su familia durante la semana que ha pasado”. Y me pareció hermoso. Que un marido al final de la semana cante este poema para agradecer a su esposa, me muestra que realmente estaba bien en entender este texto como un elogio, un agradecimiento, y quizás si tenemos un oyente que es esposo, aunque no sepa cantar, que se acuerde de agradecer a su esposa, de alabarla por lo que ella hace.

Victoria: Y también los hijos. Las madres hacen tantas cosas y muchas veces no agradecemos. Qué buena esta costumbre de tomarse el tiempo para agradecer por todas esas cosas que parecen invisibles pero que son esenciales. Estamos hablando entonces de que no tenemos que ver a este pasaje como una exigencia, como una carga, sino que tratar de conocer qué hay detrás de esto.

Isabelle: Es verdad, porque esta mujer tenía una fuente, y la podemos encontrar. Ella tiene una fuente de donde sale todo lo que ella es y todo lo que hace, su fuerza, su calma, su bondad. La encontramos en el versículo 30, donde encontramos algo clave. Allí dice: “La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada”. Su secreto es que teme a Dios.

Victoria: Muchos se pueden estar preguntando qué es el temor a Dios, y cómo lo puedo lograr.

Isabelle: Sí, muchas veces el temor se ve como algo negativo, no se entiende. Pero yo llegué a la conclusión de que el temor de Dios es amor. Es un profundo amor respetuoso. No es el miedo a Dios, sino el temor de ofender a Dios. Lo amo tanto que temo ofenderlo y quiero a toda costa que se haga su voluntad y que Él sea el primero en mi vida. Es un profundo amor, tanto que no puedo vivir sin que Dios realmente esté en el centro de mi vida. Este temor de Dios en realidad es la clave para una vida feliz, porque nos abre la puerta para poder tener contacto con Dios, para poder tener comunión con Dios. Para tener temor de Dios en mi vida, primero tengo que conocer a Dios, porque no puedo amarlo si no lo conozco. Él se nos ha dado a conocer por medio de Jesucristo y por medio de la Biblia. Creo que una vez que uno conoce a Dios, una vez que ha empezado a tener una relación personal con Él por medio de la fe en Jesucristo como nuestro salvador personal, ahí empieza a conocerlo y amarlo cada vez más profundamente.

Victoria: El temor a Dios tiene que ver, también, con un ejercicio de todos los días. En las distintas situaciones que se van viviendo a medida que uno va conociendo a Dios, a medida que va conociendo a Jesucristo, el actuar en consecuencia. Eso también tiene que ver con el temor a Dios.

Isabelle: Sí, hay muchos desafíos y creo que en estas decisiones diarias que tenemos que optar por actuar, o con temor a Dios, o con temor a los hombres, se fortalece nuestra relación personal con Dios, o se rompe. Tengo una amiga que sufrió tanta burla en su trabajo, debido a su fe en Jesucristo, que al final tuvo que pedir el traslado. Pero nunca negó a Dios y mantuvo siempre firme su actitud de temor a Dios. En este sentido fue un muy lindo ejemplo. Pero a veces no es fácil.

Victoria: No es fácil. Pero como decíamos, el temor de Dios es la fuente que nos ayuda a tomar buenas decisiones, a ser virtuosos en las distintas áreas de nuestra vida, y a, tal vez, dejar una marca de las personas que quizás se burlan, pero ven en nosotros una persona que se mantuvo firme en sus convicciones, en Dios, y no se movió.

Isabelle: Sí, y como ya dije yo creo que es la fuente de la felicidad, porque fuimos hechos para eso, para vivir en comunión con Dios. Esto solo es posible a través de este temor de Él.

Victoria: Isabelle, muchísimas gracias. Vamos a estar compartiendo en el próximo programa otra parte de este estudio del pasaje de Proverbios 31:10-31. Les agradecemos a ustedes, amigas, por escucharnos, y les invitamos a que no se pierdan la segunda parte de este programa. ¡Hasta la próxima!

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