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Autor: Esteban Beitze

Elías seguramente no comprendía los caminos del Señor en este momento. Realmente, a veces los caminos del Señor son incomprensibles, pero a la larga vamos a reconocer que son los perfectos. Al quedar firmes en medio de las pruebas podemos animar a otros a tener la misma fe y ser de bendición para otros.


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PE2784- Estudio Bíblico
Elías: Lo que las pruebas producen (5ª parte)



Lo que las pruebas producen

¿Qué tal, queridos hermanos? Vamos a continuar con nuestro estudio respecto al profeta Elías y estamos desarrollando el tema de las pruebas en la vida de Elías, basándonos en 1ª Reyes 18. Ya habíamos visto la primera puesta a prueba de la fe que tenía que ver con estar aislado junta al arroyo Querit siendo alimentado por los cuervos, viendo cómo las pruebas allí le enseñaban la dependencia de Dios, que nos quieren enseñar más acerca de la persona de Dios.

La segunda puesta a prueba de la fe la encontramos a partir del versículo 5, donde él tuvo que estar solo frente a este arroyo durante medio año. La soledad, el estar lejos de las personas, son cosas que perfeccionan al creyente. La tercera puesta a prueba de la fe la encontramos en el versículo 7: el arroyo se secó, y tuvo que esperar la voluntad de Dios, que Dios obrara en el momento oportuno. Ahí habíamos visto que las pruebas nos enseñan paciencia, y la paciencia nos produce otras enseñanzas, como dice Santiago 1:3-4, “Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”. O sea, nos produce madurez en la vida.

Y así llegamos a la cuarta puesta a prueba de la fe de Elías. La encontramos en 1ª Reyes 17:8 y 9. Allí dice: “Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente”. Dios le dice que vaya al extranjero y que allí una viuda lo cuidaría. Otra vez hay diferentes aspectos que no habrán sonado muy promisorios para el siervo de Dios: En primer lugar, era una viuda la que supuestamente lo iba a alimentar. Pensemos que en aquel entonces no había pensión, jubilación. Si no tenía familiares que la sustentaran, le iba muy mal. Ahí viviría solamente de la misericordia de los demás. Además, pensemos que era un tiempo de sequía y de hambruna. ¿Quién le daría a la viuda de lo poco que le quedaba? A su vez, era una viuda en el extranjero. Como Jesús mismo dijo, Elías podría haber pensado: “¿No había suficientes viudas en Israel para ir al exterior”, con lo que significaba el largo viaje por el desierto (aprox.120 Kms) y luego la desconfianza hacia el extranjero?

A esto se le suma que tendría que convivir con una pagana, y creo que esta es la parte más complicada para Elías, un judío viviendo en la casa de una gentil. Conocemos muy bien lo que esto significaba para los judíos. Por la historia de Pedro y Cornelio, por ejemplo, nos podemos imaginar que esto no era fácil para Elías. Cuando Pedro entra a la casa de Cornelio , después de su salutación inicial, se introduce diciendo, en Hechos 10:28 “Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo”.

Así como Dios preparó a Pedro por la visión del lienzo con animales impuros, así también preparó al profeta Elías al ser alimentado por animales impuros para los judíos como son los cuervos. Ahora entendemos la razón por la cual tuvo que pasar medio año siendo alimentado por ellos. Allí tuvo tiempo sobrado de meditar en esta forma tan rara de provisión. Elías aprendió lo mismo que expresa Pedro en la casa de Cornelio: “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (Hch.10:34,35). Y bien, Elías tuvo que aprender también esta lección de no hacer acepción de personas entre judíos y gentiles.

Ahora, también hay otra cuestión más. Lo que seguramente fue más incomprensible para Elías, era el hecho que tenía que ir al país de dónde era originaria la terrible e idólatra Jezabel. Recordemos que fue ella la que reintrodujo y afirmó el culto a Baal y a Asera, asesinando a los profetas de Dios. Entonces Elías tendría que vivir bajo las narices de los paganos, y personas que quizás hasta quisieran matarlo. Ahora, es interesante observar el significado de Sarepta. Sarepta significa refinar, y procede de una raíz que significa “crisol”. Un crisol se usa para purificar los materiales. Bajo muchísimo fuego se los derrite y se van quitando las impurezas. Elías fue enviado, entonces, a un crisol para ser refinado. Dios lo seguía preparando.

Elías seguramente no comprendía los caminos del Señor en este momento. Realmente, a veces los caminos del Señor son incomprensibles, pero a la larga vamos a reconocer que son los perfectos. Como decía Dios a través de Isaías en Isaías 55:8 y 9, un pasaje tan conocido: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jer.29:11). Y un pasaje muy conocido de Romanos 8:28 dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.

Lo que entendió apenas llegado a Sarepta, fue que su fe y obediencia le salvaron la vida a una mujer y a su hijo. Había comprendido la razón de las pruebas. Entonces, al quedar firmes en medio de las pruebas podemos animar a otros a tener la misma fe y ser de bendición para otros. Un pasaje que he estudiado mucho, que he intentado aplicar en mi vida y que he visto aplicado en la vida de muchos otros es el que aparece en 2ª Corintios 1:3 y 4: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones,” y ahora viene la razón, “para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”.

Recuerdo, años atrás visité varias veces a una mujer que había pasado muchas cosas tristes en su vida. Se había criado en un hogar muy pobre, desde los 7 años estaba trabajando, luego se casó y no podía tener hijos, al final adoptaron a un chico, pasaron los años y ella empezó a quedar ciega de un ojo, luego tuvo ceguera en el otro ojo y así quedó completamente ciega. Una hermana de la iglesia llamada María, la quiso ir a consolar, y cuando se acercó a la casa no se animó a tocar el timbre, porque decía “¿Qué le digo a una mujer que quedó completamente ciega?” Y en ese momento se abre la puerta y sale el esposo de esta hermana llamada Margarita y Pedrito, su hijo, y le dicen “¿Qué haces acá?”, entonces ella les dice “Bueno, yo quería ir a consolarla, pero no sé qué decirle”. Y Margarita desde adentro reconoce su voz y le dice “¡Entra, entra María! No sabes las bendiciones que Dios tiene para ti”. “¿Bendiciones?” “Sí, porque ahora Dios me quitó la vista para las cuestiones exteriores, materiales, terrenales, pero me abrió mucho más la mirada para las cosas celestiales. Esta mujer pasó por muchas pruebas más. Entre ellas, el hecho de quedar parapléjica, después se quemó con agua hirviente muy duramente, y la última vez que la fui a visitar recién había regresado del hospital, y allí le habían quitado los riñones por una infección. Ella me decía: “Mirá, Esteban, estuve llorando, cuestionando a Dios y diciéndole llévame a tu presencia, ¿por qué me permites pasar esto? Y todas las mañanas venía un pajarito, se sentaba sobre la ventana y cantaba con todas las ganas” Entonces esta hermana recordó el pasaje que dice que, si Dios tiene cuidado de las aves, ¡cuánto más cuidaría de sus hijos! Y allí fue consolada. Y ahí le pude decir que esta historia, la historia de ella, ya la he utilizado en muchos casos de personas con graves problemas, y ahí me dijo llorando “ahora entiendo por qué Dios permite que esté todavía aquí en la Tierra”. Sí, tenía su razón de ser también la prueba de ella. Y así, querido hermano, querida hermana, las pruebas no son fáciles, pero a través de ellas pueden ser utilizadas por Dios para luego consolar también a otros. Que esta pueda ser la realidad también en tú vida. Que Dios te pueda usar para ser de gran bendición para otros. Amén.

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