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Autor: Esteban Beitze

Elías se para valiente frente al rey, los sacerdotes y el pueblo entero y los reta a una decisión que era urgente: “¿Hasta cuándo…?” Y lo mismo te pregunta el Señor hoy: “¿Hasta cuándo…?” ¿Hasta cuándo jugar con el pecado y sufrir las consecuencias de este? ¿Hasta cuándo no disfrutar una vida plena y llena de bendiciones del Señor?


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PE2794- Estudio Bíblico
Elías: Dios nos restaura (15ª parte)



Dios nos restaura

¿Qué tal queridos hermanos? Estamos estudiando la vida de Elías, específicamente el capítulo 18 de 1ª Reyes, donde hay un llamado específico a la consagración. Ya habíamos visto diferentes síntomas que mostraban claramente que el pueblo y el rey estaban en pecado y era urgente que volvieran a Dios. Entonces llegamos al desafío. Lo encontramos en 1ª Reyes 18:21. Allí leemos: “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él”.

Aquí encontramos, en primer lugar, un desafío urgente. Elías se para valiente frente al rey, los sacerdotes y el pueblo entero y los reta a una decisión que era urgente: “¿Hasta cuándo…?” ¿No se daban cuenta de su estado calamitoso? ¿No querían cambiar de una buena vez? ¿No estaban hartos de la sequía y del hambre? ¿No querían volver a contar con la bendición de Dios? Pero para esto había que tomar una decisión. Esta decisión era urgente. Cada día que siguieran así, peor sería para ellos.

Y lo mismo te pregunta el Señor hoy: “¿Hasta cuándo…?” ¿Hasta cuándo quieres seguir con esta vida mediocre? ¿Hasta cuándo jugar con el pecado y sufrir las consecuencias de este? ¿Hasta cuándo no disfrutar una vida plena y llena de bendiciones del Señor? ¿Hasta cuándo no tomar la decisión apropiada? Seguramente Dios te habló ya en reiteradas oportunidades, pero seguís cometiendo pecados.

El Señor hoy te está dando la posibilidad de cambiar el rumbo tu vida. Te está dando una nueva oportunidad. La Biblia dice en varias ocasiones: “Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones” (Hb.4:7). Pablo dice en Efesios 5: 14-17 en un contexto de inmoralidad, robo, problemas de carácter y muchos pecados más: “Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”.

La pregunta que hacía Elías seguía diciendo: “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”. Claudicar significa tambalear de un lado para el otro, como si fuera un ebrio. Es jugar a dos puntas. Es estar un poco con Dios, pero no dejar de “disfrutar” los supuestos placeres del mundo. ¿No es esta la forma en la que muchos procuran vivir hoy? La Biblia dice que esto equivale a adulterio espiritual: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Sgo.4:4). Por otro lado, la tibieza a Dios le da asco, como se lo dice a una iglesia en Apocalipsis 3:15,16: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. Por lo tanto, si tienes algún pecado para arreglar en tu vida, ¡Ya no sigas con esta vida mediocre! ¡Dios te quiere dar una vida en plenitud!

Vemos allí entonces el desafío urgente de estas palabras del profeta Elías. Era un desafío a dejar lo malo. El profeta llamó el pueblo a dejar el pecado. Y así como Elías, también Josué, el gran líder que introdujo el pueblo a la tierra, desafió al pueblo diciendo casi lo mismo: “Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Allí encontramos, entonces, un solemne llamado a quitar los ídolos de en medio. Josué decía “quitad de entre vosotros los dioses”. Es increíble que a pesar de todo lo que Dios había hecho por el pueblo de Israel, ellos seguían permitiendo ídolos con ellos.

Creo que los tiempos hoy no han cambiado. Pasa lo mismo que en el tiempo de Josué, que en el tiempo de Elías. Hoy existen otros ídolos a los cuales muchos creyentes permiten en sus vidas. Algunos incluso los llamamos de esta forma, como cantantes, deportistas o personas reconocidas de la farándula. Otros ídolos pueden ser equipos de fútbol, pasatiempos, el dinero y hasta el trabajo.

¿Qué es un ídolo? Es todo aquello a lo que le damos un lugar trascendental, es algo a lo que veneramos. La forma más fácil para discernir qué o quién podría ser un ídolo en nuestra vida, es ponerlo al lado del tiempo con Dios o del servicio a Él y ver qué lugar ocupa.

Por ejemplo, ¿Cuántos se quedan en casa en lugar de congregarse por una novela, película o su merecido descanso? Cuando coinciden los horarios de la reunión y el partido de nuestro equipo favorito, ¿a cuál le demostramos preferencia? Compara simplemente la diferencia de tiempo que le dedicas a las redes sociales, Netflix, o juegos, en relación al tiempo que le dedicas a Dios.

Si fuera un cantante del mundo el que nos gusta mucho, quizás escuchemos continuamente sus canciones. Con el tiempo asimilamos sus mensajes y el pecado que promociona ya no lo vemos tan serio. Luego, si llega a presentarse en un recital en nuestra ciudad, quizás hasta estemos dispuestos a pagar mucho dinero para la entrada. O sea, estamos ofrendando a un ídolo. Luego habría que ver, ¿cuánto pusimos de ofrenda en la reunión? Si lo comparamos, será fácil saber dónde están nuestras prioridades.

A veces incluso el trabajo se vuelve un ídolo cuando hacemos unas horas extras en horario de reunión con tal de ganar unos pesos más. Si fuéramos honestos quizás tendríamos que decir, que simplemente queríamos ganar más dinero.

Y así podríamos seguir una larga lista de ídolos potenciales con apariencia de inofensivos. La clave para reconocerlos es ponerlos al lado del tiempo, dinero y fuerzas que invertimos para ello, en comparación con lo que le dedicamos al Señor.

¿Hasta cuándo vas a permitir que estos ídolos ocupen en lugar que debería ocupar el Señor? Vimos que hay un desafío urgente, un desafío a dejar lo malo. Elías había dicho: “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él”. Querido oyente, el Señor te está poniendo frente a una encrucijada. Así como en el tiempo de Elías, en el tiempo de Josué, el Señor te pregunta ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo quieres jugar a dos puntas? ¿Hasta cuándo quieres agradarte a ti mismo y al mismo tiempo intentar vivir con Dios, con su Palabra? Una cosa elimina a la otra. Ojalá hoy tomes la decisión apropiada. Que Dios no tenga que seguir diciendo ¿hasta cuándo? Sino que hoy te decidas por Dios, hoy decidas poner a Dios como lo prioritario en tu vida. Que esa sea tu respuesta al llamado de Dios. Que Dios te bendiga.

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