El propósito de Dios para la ancianidad

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Continuamos hablando con el Pastor David Robinet acerca de la vejez. ¿Cuál es el propósito de Dios para la ancianidad? Responde esta pregunta y más en el programa de hoy. David nos enseña acerca de las metas que Dios tiene para nuestras vidas y cómo debemos empezar a trabajar en ellas desde nuestra juventud. No te pierdas de conocer el propósito que Dios te da de modo que puedas vivir una vida plena para su gloria.


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EA0948 – Entre Amigas –
El propósito de Dios para la ancianidad



Entrevista a David Robinett

Victoria: Amigas, muchas gracias por acompañarnos nuevamente en Entre Amigas. Hemos llegado al momento de la entrevista y una vez más nos acompaña el Pastor David Robinett, quien es Pastor en una iglesia de Carolina del Norte. Es la primera vez que están en Uruguay y ha venido para acompañar a un equipo de Entrenando Nacionales en todo el mundo, quienes están por algunos días aquí en Uruguay acompañando al Pastor Bill Hill. También nos acompaña muy gentilmente Chicha para ayudarnos en la traducción. Bienvenido, Pastor, y nuevamente muchas gracias por este tiempo que ha dedicado para hablar con nosotros.

David: Gracias, y gracias por invitarnos a estar en este programa. Traigo los saludos de los hermanos de Calorina del Norte, y de parte de Entrenando Nacionales en todo el mundo y del Pastor Bill Hill estamos agradecidos por la hospitalidad con la que nos han tratado acá en Uruguay.

Victoria: Gracias Pastor. En el programa anterior hablábamos acerca de cómo envejecer con gracia, es decir, de cómo llegar a la edad adulta gastando el tiempo en lo que conviene, no solamente para esta vida sino también para la eternidad. ¿Cuál es el propósito de Dios con la ancianidad?

David: Bueno, no hay nada que podamos hacer para evitar envejecer, y a medida que vamos creciendo debemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Qué es lo que Dios quiere que hagamos a medida que envejecemos? Por su puesto, yo creo que el entendimiento que tiene una persona cristiana acerca de qué hacer a medida que se hace mayor es diferente a la de la persona común, la que no es cristiana. Sé que esto es cierto en Estados Unidos y seguramente así suceda en la mayoría de los lugares del mundo, que las personas promedio terminan su educación, llevan una carrera por 40 años, y al llegar a los 60 están esperando poder jubilarse. Esas son las metas típicas, poder por fin descansar, relajarse, viajar por el mundo, quizás hacer algún voluntariado por una buena causa, o comprar una casa de vacaciones en un balneario. Estas cosas por sí mismas quizás no son metas terribles, porque no hay nada malo con querer viajar o conocer el mundo, pero como creyentes, ¿hemos establecido metas de acuerdo con la Palabra de Dios para esos últimos años de nuestra vida? Al buscar en las Escrituras vemos a personas que pusieron metas para sus últimos años, como las vidas de Abraham, de Moisés, de Caleb, de David, personas que terminaron de una buena manera frente a Dios. Pero también vemos ejemplos de personas que no vivieron vidas con metas orientadas en las cosas del Señor. Nuestro primer ejemplo es Elí, lo que él vivió según leemos en 1 Samuel, y cómo él falló en criar a sus hijos para que fueran obedientes a la Palabra de Dios. Vemos que eso causó que Israel perdiera, no solamente la batalla, sino también el arca del pacto. Elí y sus dos hijos pagaron por esa desobediencia con sus propias vidas. Así que, ¿cuál debería ser una de nuestras primeras metas como creyentes? Deberíamos enseñar a nuestros hijos y a nuestros nietos. La Biblia tiene mucho para decir en cuanto a esto. Vamos a estar viendo unas 4 o 5 metas que la Biblia nos da para nuestra vejez, y creo que esta es una de las más importantes de todas. Yo tengo dos hijos y dos nietos, y uno de mis objetivos es orar por ellos cada día de sus vidas. Esa es una gran meta, pero yo me pregunto: ¿Es esto todo lo que puedo hacer? ¿Qué es lo que dice la escritura que debo hacer? A medida que estudio la Escritura descubro que hay más por hacer: La Biblia requiere de mí que pueda enseñar a mis hijos y a mis nietos. El Salmo 78 dice, hablando de las verdades de Dios, que hay que hacérsela saber a los hijos. Y que las generaciones que van a venir después, aún los niños que van a nacer, ellos también deberán contárselo a sus hijos. Entonces lo que dice aquí es que generación tras generación deben enseñar a sus hijos la Palabra de Dios. En nuestra iglesia siempre decimos que la evangelización empieza por nuestras propias familias y vemos el resultado de eso en la congregación. El salmista dice que debemos hacerlo a fin de que ellos pongan su confianza en Dios, que no se olviden de las obras de Dios y que guarden sus mandamientos. Eso lo vemos nuevamente en el Salmo 145:4, que dice así: “Generación a generación celebrará tus obras, Y anunciará tus poderosos hechos.” Y también lo vemos en el libro de Deuteronomio, donde dice que debemos guardar nuestra alma diligentemente para que no nos olvidemos de las cosas que hemos visto, para que no nos apartemos, sino que debemos enseñárselo a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Así que para la gloria de Dios nosotros les pasamos a las próximas generaciones las verdades de las obras de Dios. Yo les cuento a mis nietos acerca del Dios que sirvo y adoro, les cuento lo que Dios ha hecho por mí, en mi vida, les cuento cómo Dios ha respondido mis oraciones, les cuento de todas las cosas que el Dr. Bill Hill y yo hemos visto en este viaje aquí en el Uruguay, yo le cuento a mis nietos que Dios es real en nuestras vidas. Vemos en la Palabra de Dios que es realmente devastador cuando nosotros no hacemos esto. En el libro de Jueces leemos qué sucedió cuando ellos dejaron de enseñarles a sus hijos: la próxima generación no conoció a Dios. Cuando hacemos esto de acuerdo con la Palabra de Dios, hay bendición. Lo vemos en el ejemplo de un joven como Timoteo, que fue encargado por Pablo de tener autoridad en la iglesia en Éfeso porque desde su juventud su madre y su abuela se habían encargado de instruirlo en la Palabra de Dios. También vemos esto en otros libros como Tito, donde dice que los mayores, los más ancianos, deben ser capaces de enseñar a los más jóvenes. Los hombres y las mujeres mayores deben ser capaces del enseñar a otros. En el Salmo 71 leemos esto: “Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir”. Como personas mayores nosotros podemos mostrarles a los demás nuestra pasión y entrega a Cristo. Job dice que nuestra meta debe consistir en llegar a ser una fuente de sabiduría, y Pedro dice que aunque nuestros cuerpos se van degastando, nuestra meta debe ser crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En eso Pedro no pone ningún límite de edad.

Así que vemos que esto es una meta para nosotros, que podamos envejecer con gracia, pero he aquí un problema: Empezamos muy tarde en la vida. Así que debemos aprender a empezar a planear desde jóvenes para lograr cumplir las metas bíblicas. Leemos en Deuteronomio y en Efesios que tenemos que obedecer y honrar a nuestros padres, el libro de Proverbios dice que no abandonemos la ley que nos han enseñado los mayores, y también se nos enseña que como jóvenes debemos vivir en el temor del Señor. Ahora, la Palabra de Dios dice que tenemos que temer el nombre del Señor, guardar sus mandamientos y estatutos para que se alarguen los días de nuestra vida. En Proverbios dice que el temor del Señor prolonga nuestros días, así que cuando somos obedientes a Dios y a sus mandamientos en nuestra juventud hay algunas cosas prácticas que suceden en nuestras vidas que nos permiten vivir vidas más largas y saludables. Aquellos que viven su vida en obediencia a la Palabra de Dios evitan muchos de los males que enfrentan los incrédulos y que a veces terminan acortando sus vidas. Así que concluimos preguntándonos a nosotros mismos cuáles son las razones bíblicas para establecer estas metas. ¿Cómo vamos a vivir nuestras vidas de una forma que glorifique a Dios? Sabemos que el apóstol Pablo es una de las personas más orientadas a las metas de todas las escrituras. Tener metas nos va a orientar a nosotros en el proceso de envejecimiento, porque nos va a ayudar a darnos cuenta de que podemos ser indulgentes y egoístas, nos va a ayudar a evitar simplemente sentarnos y no hacer nada, nos va a ayudar a mantenernos enfocados en nuestra responsabilidad de servir, la responsabilidad que tenemos dentro de nuestra propia iglesia, y nos va a ayudar a evitar temores innecesarios, temores que no son bíblicos. Así que si vamos a envejecer con gracia tenemos que establecernos metas para los años por venir. Dios quiere que terminemos con fuerza, que terminemos bien, que peleemos la buena batalla y que vivamos nuestra vida en plenitud para Su gloria.

Victoria: Muchas gracias, Pastor David y gracias Chicha también por la traducción. Amigas, esperamos que haya servido todo lo que hemos aprendido hoy, no solamente para proyectarnos hacia nuestra vejez de acuerdo con lo que el Señor quiere de nosotros, sino también para animar y apoyar a aquellos que ya han llegado a esta etapa de la vida, para que se mantengan activos y provechosos para la gloria de Dios. Las invitamos a que signa escuchando Entre Amigas porque les traeremos nuevos programas. ¡Hasta la próxima!

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