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El Pastor David Robinet nos enseña sobre lo que dice la Biblia acerca de la vejez. Vemos ejemplos bíblicos positivos y negativos de personas mayores que aprovecharon o desperdiciaron sus años y aprendemos que aún en la vejez Dios tiene un propósito para nuestras vidas, un objetivo que debemos cumplir. Te invitamos a conocer más sobre cómo ser productivos en la vejez y qué es lo que Dios espera de nosotros en este programa.


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EA0947 – Entre Amigas –
Envejeciendo con gracia



Entrevista a David Robinett

Victoria: Es un gusto, queridas amigas, estar con ustedes nuevamente. Hemos llegado al momento de la entrevista y hoy nos acompaña el Pastor David Robinett, quien es de Carolina del Norte. Es la primera vez que está en Uruguay y vino para acompañar al equipo del Pastor Bill Hill de Equipando Nacionales en todo el mundo. Le damos la bienvenida a él y también a Chicha que va a estar traduciendo para nosotras hoy.

David: Muchas gracias. Quisiera saludar a todos los oyentes de parte de nuestra iglesia en Carolina del Norte, y también de parte del Dr. Bill Hill y de todo el equipo de Equipando Nacionales en todo el mundo. Gracias por darnos la oportunidad de compartir la Palabra de Dios hoy.

Victoria: Gracias, Pastor. Hay algo que no podemos evitar y ese algo es envejecer. Sin embargo, cuando se llega a la vejez se pasa a una inactividad, voluntaria o animada por otras personas. ¿Qué es lo que dice la Palabra de Dios acerca de ser productivos o acerca de la vejez?

David: Bueno, hay algo que es seguro: Todos estamos envejeciendo. Es un hecho de la vida que todos tenemos que encarar, todos. Esta pregunta que me estás haciendo me lleva a decir que los cristianos van envejeciendo de una manera diferente a los demás. Dios tiene un plan para nosotros que comienza en nuestra juventud y que continúa a medida que nos vamos volviendo mayores. Como nos dice 2 Pedro 1:3, la Palabra de Dios tiene la respuesta para todas las cosas que tienen que ver con la vida y la piedad. Así que la Palabra también tiene la respuesta en este tema, en qué pasa cuando nosotros vamos envejeciendo. Aunque a veces es un tema que no nos gusta tocar es uno muy importante. Para los pastores o para las personas que están escuchando la radio, sabemos que hay personas en nuestras congregaciones u oyentes que son de edad avanzada, y aún los jóvenes que nos escuchan un día también van a ser mayores. Así que nos hacemos un par de preguntas: ¿Cuál es nuestra meta a la hora de administrar personas mayores? ¿Queremos simplemente mantenerlos felices? ¿Los ponemos en una estantería y no los usamos más en el ministerio? ¿O nos preguntamos si tenemos para ellos las mismas metas bíblicas que tenemos para los demás? ¿Les enseñamos, les aconsejamos, les instruimos? ¿Los animamos, los hacemos responsables de vivir una vida piadosa? ¿Oramos para que Dios, así como hace con todos los demás, cumpla su meta en ellos? ¿Oramos para que sean hechos conforme a la imagen del Señor? Espero que hoy podamos descubrir algunas maneras de cómo nos dice la Palabra de Dios que deberíamos prepararnos para vivir nuestra vida cuando lleguen los años.

La cultura tiene muchas ideas acerca de las personas mayores. A veces nos reímos de las personas mayores, a veces tememos ese período de nuestra vida, nos preocupamos por quién nos va a cuidar, por si tendremos suficiente dinero en ese tiempo, pero rara vez nos preguntamos si vamos a poder vivir ese tiempo de nuestras vidas para la gloria de Dios. Nosotros tenemos algunos ejemplos bíblicos muy buenos de personas que vivieron muchos años. Comenzaremos viendo algunos de estos ejemplos.

Uno de los más obvios que podríamos pensar es la historia de Abraham. La Biblia nos dice que Abraham vivió hasta los 175 años. En Génesis 25 dice que él murió lleno de días, en una buena edad, que murió bien, y Pablo lo confirma en Romanos 4, donde dice que Abraham no dudó, no desconfió de las promesas de Dios, sino que fortaleció en la fe y le dio gloria a Dios, aún en su edad avanzada. Vemos en el libro de Deuteronomio que Moisés vivió 120 años, y se le describe como un hombre fuerte, tan fuerte en su vejez como en su juventud. Luego en el libro de Hebreos 11, en ese gran capítulo sobre la fe, se usa a Moisés como ejemplo diciendo: “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios” y la Escritura habla de que Moisés guio al pueblo de Israel hasta su muerte. En el libro de Josué tenemos el ejemplo de Caleb, quien pidió un monte cuando tenía 85 años. Dice en Josué 14:12: “Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día.” Y tenemos otros ejemplos, podríamos mirar a David y a otros personajes, pero por amor al tiempo vamos a centrarnos en una persona en particular que no envejeció con gracia.

          En 1 Samuel podemos leer acerca de Elí, un hombre que falló en tener cuidado de él y de las cosas de Dios, y sabemos que pagó un gran precio por eso. Él fue un hombre que falló en cuidar a sus hijos de acuerdo con la Palabra de Dios, y un día vino una gran batalla con los filisteos en la cual sus dos hijos murieron. Debido a la desobediencia de Elí y la desobediencia de sus hijos Dios no los protegió en la batalla, y no solamente murieron sus dos hijos, sino que el arca del pacto fue robada. A los 98 años Elí recibió esas noticias y al escucharlas se cayó de su silla, se desnucó y se murió. Qué contraste vemos entre aquellos que obedecen a la Palabra de Dios, a quienes Dios bendice cuando llegan a la vejez, y aquellos que desobedecen la Palabra de Dios.

          Vamos a ver cuáles son las formas prácticas que se describen a medida que vamos envejeciendo. Estas son verdades sobre las cuales no nos gusta pensar, pero en Eclesiastés 12 la Biblia describe a una persona que se está haciendo mayor y lo pinta con la figura de una casa. Si desean leerlo, este pasaje se encuentra en Eclesiastés 12:1-7. Allí describe al cuerpo humano como una casa que se empieza a deteriorar. También vemos en 2 Samuel una queja en cuanto a el envejecimiento cuando Barzilai pierde el gusto y el oído a medida que aumentaba su edad. En Génesis, al describir a Isaac, dice que había perdido la vista. En Génesis también vemos a Jacob, que a los 147 años había perdido la visión. Así que si simplemente lo dejáramos por ahí, estaríamos sin mucha esperanza. Pero hace muchos años leí un libro muy bueno escrito por el Pastor John Piper llamado No desperdicies tu vida. Es un libro excelente en el que describe dos tipos de personas. Él leyó una historia acerca de un matrimonio que había hecho planes para cuando se jubilaran. Entonces ellos se mudaron a Florida, se compraron un bote y una casa, y pasan sus días caminando por la playa y recolectando conchas de mar. Por otro lado, cuenta la historia de dos mujeres que tenían 80 años, quienes estaban trabajando como misioneras en África y murieron en un accidente automovilístico. Entonces este hombre le pregunta a la audiencia: ¿Cuál de estas fue una tragedia? Las personas promedio dirían que esas pobres dos ancianas que murieron en un accidente de auto en África, pero él dijo: No, esa no es la respuesta correcta. Lo trágico es ver a ese matrimonio yéndose a Florida y no haciendo nada en esos años que les quedaban de vida. Él dijo: Ese matrimonio que gastó sus años en Florida va a estar un día delante de Dios, y le va a decir “aquí está mi bote, mi casa y mi colección de conchas de mar”. Esa no es una descripción de lo que la Biblia nos dice sobre cómo deberíamos gastar nuestros últimos años de vida. De hecho, la Biblia nos dice que la vejez puede ser una época muy productiva, así como lo hicieron esas dos mujeres que estaban en África como misioneras. En el Salmo 92 dice que llevarán fruto, aún en su vejez. Job dice que en la edad avanzada hay sabiduría y entendimiento. Vemos que Pablo le dice a Timoteo y a Tito que las personas mayores deberían enseñar a los más jóvenes. Dios tiene la intención de que esos años de vejez sean productivos, y hay preguntas que nosotros deberíamos hacernos a nosotros mismos al respecto: A medida que vamos creciendo, ¿Cómo vamos a ser buenos administradores de esos años que Dios nos está regalando? Espero que ustedes puedan observar que hay una gran diferencia entre la manera en la que un cristiano ve la edad avanzada y la manera en la que lo hace alguien que no es cristiano. Y si estás escuchando este programa y aún no conoces al Salvador Jesucristo, te animo a que tú pongas tu confianza en el Señor hoy y que así entiendas cómo vivir tu vida ahora y en el futuro.

Victoria: Muchas gracias, Pastor David, gracias Chicha también por la traducción. Hemos podido entender perfectamente cómo Dios quiere que nos preparemos para la ancianidad pero también cómo acompañar a quienes hoy la están transitando y que pueden ser de inspiración para tantos de nosotros, si han vivido una vida en el camino del Señor. Amigas, las invitamos a que se queden con nosotros, hay mucho más Entre Amigas en los próximos programas. ¡Hasta la próxima!

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