El Plan de Cristo para la Iglesia – II (1ª parte)

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Autor: William MacDonald

La asamblea en el Nuevo Testamento, un tema que está muy en el corazón de Dios y ciertamente es de suma importancia para el Señor Jesucristo. Deberíamos preocuparnos por aquello que es lo que Dios más ama en este mundo. La asamblea más pequeña en la tierra significa más para Dios que el imperio más grande. Cristo es la Cabeza de la Iglesia, y también el mismo Cuerpo.


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PE2298 – Estudio Bíblico
El Plan de Cristo para la Iglesia – II (1ª parte)



Hola! Cómo están? Un cordial saludo para cada uno de los que hoy nos están escuchando. Les invito a recordar que al finalizar el programa anterior estábamos viendo que: Cristo ama la asamblea. Y Dios ama la asamblea. Y autor del mensaje nos compartía lo siguiente: Un amigo mío escribió: “Si pudiéramos darnos cuenta que el objeto más preciado en este mundo para el Señor Jesús es Su Iglesia, pasaríamos menos tiempo en actividades y preocupaciones periféricas. Nuestros esfuerzos estarían dirigidos hacia la edificación de la iglesia local, donde la comunión y el amor deberían alcanzar a cada miembro del cuerpo. Por consiguiente, deberíamos preocuparnos por aquello que es lo que Dios más ama en este mundo”.

Dios ama la asamblea. Cristo ama la asamblea. Yo también amo la asamblea, nos dice. He asistido a una asamblea desde mucho antes de ser salvo. Mi padre solía llevarnos a mi hermano y a mí en sus hombros, a través de la nieve, hasta llegar a la asamblea. Mi primer recuerdo de la misma, es de una pequeña asamblea que se reunía en la sala de un hogar. Unas pocas hermanas mayores y quizás uno o dos hermanos más se reunían allí. ¡Pero ellos conocían a Dios! Conocían a Dios, y les digo, causaron una tremenda impresión en mi vida. Amo la asamblea. Todos deberíamos amar la asamblea. Deberíamos sentir entusiasmo con respecto a la asamblea. Me he dado cuenta que, a lo largo de la historia, los hombres que Dios ha usado para plantar iglesias son hombres que tienen un gran entusiasmo con respecto a la misma.

Pienso en Bakht Singh en India. No quiero exagerar; creo que este hombre fue usado para plantar por lo menos doscientas cincuenta iglesias locales. Pienso en Watchman Nee en China. Él sentía un gran entusiasmo con respecto a la asamblea. Él vio el fruto de una gran obra en China antes de ser puesto en prisión. Pienso en John Nelson Darby. Él viajó durante veintitrés años a lo largo del continente europeo, y doquiera que fue, plantó asambleas neotestamentarias. Sus escritos abarcan treinta y cuatro volúmenes. Era un hombre cuya vida estaba totalmente entregada a Dios, y él tenía un gran entusiasmo al respecto. Y en nuestros tiempos, existen hombres como ésos que tienen la obra de los apóstoles en sus corazones. No digo que sean apóstoles, pero su ministerio es apostólico. Van a través del mundo, y ven cómo se plantan asambleas. Todos deberíamos amar las asambleas.

Un anciano en una asamblea local tiene más importancia ante Dios que el gobernador de un gran imperio. Puede que usted diga: “¿Por qué dice eso?” Porque en el Nuevo Testamento se le dedica más tiempo a los ancianos: Por ejemplo en 1 Timoteo 3, y en Tito 1. No hay capítulos dedicados a los reyes o presidentes. Un anciano en la asamblea más pequeña y despreciada significa más para Dios que el gobernador de un imperio. Los padres dicen a sus niños: “Toma tu sopa y un día puede que seas presidente”. Yo diría: “Toma tu sopa; algún día puede que seas anciano de una iglesia”. Si pudiéramos ver las cosas desde la perspectiva de Dios, ésa sería la carga y el énfasis que sentiríamos en nuestros corazones.

La asamblea más pequeña en la tierra significa más para Dios que el imperio más grande. Dios dice que las naciones son como una gota de agua en un balde, con lo cual no dice la gran cosa de ellas. Pero al hablar de la Iglesia se refiere a ella como el cuerpo y la esposa de Cristo. Eso es mucho decir. Eso nos muestra cómo ve Dios las cosas.

No es suficiente seguir el patrón divino. Debemos tener el poder divino también. No es suficiente seguir la rutina adecuada. Debemos tener una fe viva que pueda alcanzar también a otros. Y nunca debemos perder de vista ese hecho.

Antes de pasar al siguiente tema, me gustaría hacer una pequeña oración: Padre, esta noche hemos sentido el latido de Tu corazón y del de Tu amado Hijo. Perdónanos, Padre, por tratar a la Iglesia, a la asamblea, tan livianamente. Ayúdanos a ser renovados en el Espíritu, Señor, para que podamos tener un deseo; no sólo de evangelizar, de ver gente salva, sino de que también se reúnan bajo los principios del Nuevo Testamento, con el poder del Nuevo Testamento, para honrar y glorificar Tu grande nombre. Oramos en Tu nombre sin igual. Amén.

Ahora sí, vamos a ver algunas:

Verdades sobre la Iglesia

En 1 Corintios 12:12, dice así: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un sólo cuerpo, así también Cristo”.

Hacemos una pausa aquí, porque lo que en realidad dice es: “así también el Cristo”. Este es un uso único de la palabra “Cristo”. “Cristo” en este versículo no sólo se refiere a la cabeza, sino que se refiere a la cabeza y el cuerpo. “El Cristo” se refiere a todo el cuerpo de Cristo. ¡Impactante! Sólo el Espíritu Santo de Dios lo habría expresado así. Porque así lo requiere el significado del versículo: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un sólo cuerpo, así también [el] Cristo.”

O como lo dice 1 Corintios 12:13 al 25: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.”

En primer lugar, repasemos lo que dijimos en la primera entrega del mensaje: Definimos lo que es una asamblea de Dios. Nos dimos cuenta que la palabra “asamblea” significa “un grupo de personas”. La palabra en sí misma es una palabra bastante neutral. Se podía usar para referirse a una muchedumbre gentil en Éfeso o a una muchedumbre de personas que viajaba a través del desierto. Tan sólo significa la reunión de un grupo de gente.

Mencionamos que “asamblea” es una mejor palabra que “iglesia”, porque cuando pensamos en una asamblea pensamos en la gente. Cuando pensamos en una iglesia, lo relacionamos con un edificio. Por lo menos es así en nuestro país. Las definiciones son importantes.

Luego dijimos que la iglesia existe en dos formas: la Iglesia universal y la iglesia local. La Iglesia universal está compuesta por todos los creyentes, desde Pentecostés hasta el arrebatamiento, y la iglesia local es una representación de la Iglesia universal. Debería contarle al mundo las verdades de la Iglesia universal.

Mencionamos que existen varios tipos o figuras de la Iglesia. Es un cuerpo. Es una esposa. Es una casa. Es una labranza. Es un templo para la adoración. Ampliamos lo que significan algunos de esos modelos también.

Luego concluimos disertando sobre la importancia de la asamblea. Es importante para Dios. Es importante para Cristo. Y debería ser importante para nosotros.

Ahora queremos ver algunas de las grandes verdades de la Iglesia. Cristo es la cabeza de la Iglesia. Como dice Efesios 5:23: “porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador”.

Cristo es la cabeza de la Iglesia. Cada declaración en la Escritura conlleva un imperativo. ¿Qué significa esto? Significa que cada declaración en la Biblia implica una obligación. En otras palabras, Dios no sólo quiere informarnos que “Cristo es la cabeza de la Iglesia”, como si fuera un hecho meramente. Él nos lo dice para que lo podamos hacer real en nuestras vidas y en nuestra comunión.

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