El llamado de Eliseo (19ª parte)
4 junio, 2023
El llamado de Eliseo (21ª parte)
4 junio, 2023
El llamado de Eliseo (19ª parte)
4 junio, 2023
El llamado de Eliseo (21ª parte)
4 junio, 2023

Autor: Esteban Beitze

Empezamos a estudiar la actitud de la mujer sunamita respecto al profeta Eliseo. ¡Qué bendición para un hogar donde se encuentra la influencia de una mujer espiritual! Ojalá tengamos ese tipo de hogar.


DESCARGARLO AQUÍ
PE2923 – Estudio Bíblico
El llamado de Eliseo (20ª parte)



Empezamos a estudiar la actitud de la mujer sunamita respecto al profeta Eliseo. En 2ª Reyes 4:8 en adelante leemos de ella: “Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer. Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios”.

Cuando estudia esta historia podemos observar la maravillosa influencia espiritual que significó el profeta Eliseo para este hogar. El hecho de que la sunamita hubiera compartido alguna comida ya alcanzó para que esta mujer quedara impresionada por la forma de ser de este Eliseo. Lo que ella destaca es la santidad de este hombre. ¡Qué precioso testimonio dejaba Eliseo!

Yo me preguntaba si también en nosotros se podrá observar esta cualidad. Cuando vamos de visita a algún lado, si nos juntamos con familiares, amigos, hermanos de la iglesia o incluso desconocidos, ¿qué impresión les dejamos? Después de que nos retiramos, ¿qué comentarios se harán de nosotros? Obviamente sería muy raro que nos enteráramos de ello, pero seguramente podremos hacer un análisis de nuestra actitud, las palabras que usamos, los temas de los que hablamos y cómo los encaramos y el testimonio que pudimos dejar. Me pregunto, si realmente todo lo que hablamos, los comentarios que hicimos o incluso lo que callamos, haya reflejado la santidad de Dios. Se dirá, ¿ahora se fue un santo varón o una mujer santa de Dios? ¿Pudimos dejar un buen testimonio? Analicemos esto la próxima vez que nos juntemos con alguien. Quizás, nuestro testimonio tenga que cambiar en algo. Que nuestro testimonio y hablar sea similar al de Eliseo. Muy apropiada es la exhortación del apóstol Pablo “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Ef.4:29,30). Toda nuestra forma de vivir, nuestro testimonio debería destacarse por un “andar en santa y piadosa manera de vivir” (2P.3:11), más sabiendo que el Señor viene pronto y tendremos que dar cuentas “de toda palabra ociosa” (Mt.12:36).

Eliseo se destacó por ser un hombre santo en sus visitas a la casa de Sunem. La sunamita reconoció esta preciosa realidad. Pero no sólo la reconoció, sino que buscó más contacto con esta persona santa.

Dice mucho de una persona, el hecho de con quiénes se busca juntar. Muchas veces se busca la comunión con las personas con las cuales se tiene más afinidad. Por un lado, esto es muy lógico, pero también demuestra nuestras preferencias. El famoso dicho: “Dime con quién andas, y te diré quién eres”, sigue teniendo mucho de cierto. No estaría mal si reflexionáramos sobre este tema. En la elección de las compañías en nuestro tiempo libre, ¿con quienes nos juntamos? La sunamita quería la influencia santa para su hogar. ¡Qué esto también sea la realidad en nuestra vida! Si pensamos en la influencia adecuada para nosotros, para nuestros hijos, sobre todo si son chicos o en la adolescencia, ¿por quiénes nos decidimos? Muchos padres lamentan, las amistades que hicieron sus hijos. Pero ¿qué hicieron para que tuvieran las adecuadas en su niñez? Creo que tenemos que seguir el consejo de Salomón: “El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado” (Pr.13:20). Y el apóstol Pablo escribió: “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo” (1Co.15:33,34).

Seamos de los sabios, los que buscan compañía sana y santa, y cosecharemos los frutos acordes a ello. Por otro lado, seamos nosotros también esta santa compañía que edifica a los demás.

Una esposa espiritual

Aparte de lo que ya pudimos observar de esta maravillosa mujer, ella también se destacó como esposa espiritual.

1) Una actitud respetuosa

Luego de recibir al profeta Eliseo varias veces para alguna comida en la casa, la sunamita vio la necesidad de poder ayudar de una forma más completa. Pero ella no se manda sola. Con mucho respeto le plantea su idea a su marido: “Yo te ruego que hagamos…”.

Evidentemente el esposo no tenía la misma mirada espiritual. De él sólo sabemos que estaba interesado en la producción de sus campos. Era un hacendado de buen pasar cuya prioridad era mantener o aumentar su producción y posesiones.

Realmente me asombró la forma con la cual la sunamita plantea su idea. No solo era una mujer sabia y santa, sino que también reflejaba esta realidad en el trato que le daba a su esposo. El apóstol Pablo, cuando habla acerca del rol de las esposas destaca una y otra vez la sujeción y respeto que las mujeres espirituales le deberían dar a sus respectivos esposos:

Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. …y la mujer respete a su marido”. (Ef.5:22-24,33b).

Hoy en día, éste no es un tema popular. Por otro lado, por la mala interpretación de estos textos se dio lugar a mucho maltrato y abuso de parte de maridos. El marido es llamado a amar a la mujer como a sí mismo, y si lo hace de forma bíblica, en líneas generales, la mujer tampoco tendrá problema en respetarlo.

Por otro lugar, también están los movimientos feministas que quieren eliminar toda responsabilidad de los varones, y cuyas ideas lamentablemente también están teniendo entrada en la iglesia. En realidad, no es un tema nuevo. Desde la caída del hombre y la mujer en el pecado, Dios ya anticipó esta realidad. Cuando le anticipó el castigo que vendría sobre la mujer, luego de nombrar los dolores de parto también le dijo: “y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”. (Gn.3:16). El desear al marido hasta parece positivo, pero en el original se entiende: “tu deseo será imponerte a tu marido, pero él se enseñoreará de ti”. Ya en la naturaleza caída se hace ver el enfoque del feminismo de hoy, pero Dios dio un orden de responsabilidades. Esto no significa que la mujer sea menos o inferior. Simplemente, el hombre tendrá que dar cuenta frente a Dios respecto a cómo guio y llevó su matrimonio y familia.

Este no es el lugar de profundizar este tema, pero una característica de la mujer espiritual es el respeto al marido. Pero vemos que la sunamita le da el lugar al marido que le corresponde tomar como líder en el hogar. Esto obviamente no significa que sea un ente que no pueda tomar iniciativa, tenga influencias positivas y sea en gran manera usada por el Señor. Al contrario, justamente esta mujer lo fue. Y ¡qué bendición si las esposas y los esposos siguen los parámetros bíblicos!

2) Una influencia espiritual

La sunamita también tenía una influencia espiritual maravillosa sobre su marido, aunque éste era bastante mayor que ella (como se puede observar en el versículo 14). Fue ella que tuvo la iniciativa de invitar al varón de Dios en forma seguida a su casa. Fue ella la que luego proyectó la edificación de una habitación para las veces que éste estuviera de paso. En otras palabras, buscaba la influencia espiritual para su hogar y con ello también sobre su marido.

Es evidente, que ella era la que tenía más percepción a lo espiritual. Lo único que leemos de este hombre es su tremenda apatía en todos los asuntos. Era un marido absolutamente pasivo en lo que concernía su matrimonio, familia, las necesidades de otros y la vida espiritual de este hogar. Entonces fue la mujer, que con mucho tacto buscó que su esposo fuera influenciado en forma positiva.

Cuando Pablo habla acerca de la actitud que debería tener una esposa creyente hacia su marido inconverso aconseja: “Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos…Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?” (1Co.7:13,14,16).

Y el apóstol Pedro aconseja: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa” (1P.3:1,2).

Son innumerables los casos donde justamente este tipo de actitud de parte de la parte creyente ha llevado a que la otra parte también conociera a Cristo como Salvador.

Si fuera tu caso, ¡ora y actúa de tal manera que por tu testimonio y actitud puedas ser una influencia santificadora en tu hogar!

Y si tu esposo es creyente, disfruta de la realidad de un hogar cristiano animando a toda la familia en pos de la espiritualidad. Las mujeres tienen una maravillosa capacidad de hacerlo. En la descripción de la mujer virtuosa de Proverbios 31, termina diciendo “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada” (Pr.31:30). ¡Qué bendición para un hogar donde se encuentra la influencia de una mujer espiritual! Ojalá tengamos ese tipo de hogar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo