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Autor: Renald Showers

Antes de la institución de la Ley en el Sinaí, Dios hizo valer sus normas morales absolutas sobre toda la humanidad, por caminos diferentes a la Ley. Desde la institución de la Ley hasta la crucifixión de Jesucristo, Él utilizó la Ley mosaica para Israel. Desde el Gólgota, él se ocupa del cumplimiento de sus normas eternas por un nuevo medio, que es superior a la Ley mosaica.


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PE2324 – Estudio Bíblico
El Cristiano y la Gracia (2ª parte)



Cómo están amigos? Vamos hacer un repaso de lo que veníamos diciendo, antes de continuar. Hemos visto que: La relación del cristiano con la Ley mosaica es vista en forma muy diferente en la Teología del Pacto que en el Dispensacionalismo.

La Teología del Pacto presenta la opinión de que si bien los cristianos de hoy en día ya no están sometidos a las ordenanzas de culto de la Ley mosaica, sí lo están a la Ley Moral (los Diez Mandamientos). No someterse a la Ley Moral significa lo mismo que anarquía. La Ley Moral refleja la normas morales absolutas de Dios que son inmutables, y aquel que no se somete a dicha Ley no tiene ninguna relación con esas normas. De este modo, a los cristianos le quedan sólo dos posibilidades – someterse a la Ley Moral, o ser anárquicos.

Contrariamente a esto, el Dispensacionalismo representa la opinión de que los cristianos actualmente no dependen en ningún área de la Ley mosaica, ni tampoco de la Ley Moral. Aquí es importante el hecho, que si bien la Ley comprendía tres partes (regulaba la esfera legal, la de culto y la moral), todo esto representaba una unidad inseparable. De modo que someterse a una parte de la Ley, conlleva la responsabilidad de cumplir toda la Ley. Si alguien está bajo la Ley Moral, también tiene que cumplir las ordenanzas legales y de culto.

Antes de la institución de la Ley en el Sinaí, Dios hizo valer sus normas morales absolutas sobre toda la humanidad, por caminos diferentes a la Ley. Desde la institución de la Ley hasta la crucifixión de Jesucristo, Él utilizó la Ley mosaica para Israel.

Desde el Gólgota, él se ocupa del cumplimiento de sus normas eternas por un nuevo medio, que es superior a la Ley mosaica.
El medio nuevo y mejor que Dios utiliza para el cumplimiento de sus normas morales absolutas, se llama gracia.

Existen algunos comprobantes de que los cristianos no están bajo la Ley mosaica. El hecho de que los cristianos no están bajo la Ley mosaica queda claro a través de diversos pasajes bíblicos. En Romanos 6:14 y 15, Pablo determina dos cosas: que los cristianos (incluyéndolo a él) ya no están bajo la Ley, sino bajo la gracia. En Romanos 7:4, escribe que los cristianos, a través de la muerte física de Jesús, eran muertos a la Ley. Por el contexto, vemos que Pablo quiso demostrar que un cristiano que ha muerto frente a la Ley mosaica, está libre de toda obligación al respecto. En Romanos 7:6, Pablo nuevamente señala que el cristiano, cuando ha muerto frente a la Ley mosaica, ha sido liberado de ella. El término traducido como “desprender” significa “sacar del área de acción”. Esto significa que los cristianos han sido alejados del área de acción de la Ley mosaica. Pablo, sigue enseñando que ese traslado lleva a que los cristianos sirvan a Dios a la nueva manera del Espíritu, y ya no según la antigua manera de la Ley mosaica, de modo que su manera de practicar las normas absolutas de Dios se diferencian de la Ley mosaica.

En Gálatas 2:19, Pablo explica que él ha muerto a la Ley, para poder vivir para Dios. De esto se desprende que un creyente tiene que estar libre de toda atadura a la Ley, para que pueda tener verdadera vida espiritual. En Gálatas 3:19, testifica que la Ley era provisional y sólo debía estar vigente hasta la primera venida de Jesucristo, el descendiente de Abraham. Pablo añadió esta doctrina de lo provisional de la Ley, cuando escribió que la Ley sirvió como ayo (es decir como educador o ayo para la continencia moral), sólo hasta que viniera Cristo y nosotros fuéramos justificados por la fe (así lo dice en Gálatas 3:23 al 25).

En Gálatas 5:18, Pablo escribe que aquellos que son dirigidos por el Espíritu, no están bajo la Ley, y en Romanos 8:14 muestra que a quienes toca este hecho son los cristianos. De modo que la declaración de Pablo en la carta a los gálatas, significa que los cristianos no están bajo la Ley. Y sigue señalando que no hay Ley que se dirija contra los frutos del Espíritu (que son formados por el Espíritu Santo en la vida de los creyentes) (como vemos en Gálatas 5:22 y 23). Pablo quiere decir lo siguiente con esta explicación: El Espíritu Santo produce fruto justo en un cristiano. Como ese fruto, por naturaleza, es justo, y como la Ley mosaica fue dada para contener la injusticia (anarquía) (según Gálatas 3:19), la Ley de Moisés no es necesaria como contrapartida al fruto del Espíritu. Eso significa que los cristianos no están bajo la Ley de Moisés.

Pablo explica que la Ley mosaica ha sido hecha a un lado por Jesucristo, a través de su muerte física en la cruz (según Efesios 2:15 y 16). La palabra traducida como quitar de en medio significa “abrogar”. Detrás de esa frase, está la idea de que Dios, en el tiempo entre su aparición ante Israel en el Sinaí y la muerte de Cristo en la cruz, utilizó la Ley mosaica para dar validez, en Israel, a sus normas morales absolutas. Pero, cuando Cristo murió, él dejó de hacerlo de esa manera. Él deshizo su relación con la Ley y la abrogó. Por eso, los creyentes ya no están bajo la Ley desde el Gólgota, y tampoco están sometidos a la misma como regla moral.

La carta a los hebreos, capítulo 7, muestra que las Escrituras antiguotestamentarias enseñaban que el sacerdocio aarónico, finalmente, sería reemplazado por un sacerdote del orden de Melquisedec. O sea, que ya en el Antiguo Testamento existía la conciencia de que el sacerdocio aarónico sería temporalmente limitado. Sobre esa base, el autor de la carta a los hebreos da un paso más y explica, en el versículo 12: “Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de Ley”. Frederick Bruce, señala que la palabra que en este versículo es traducida como cambio, “no sólo indica un cambio, sino la abrogación.” El autor de la carta a los hebreos, de este modo, muestra que la Ley mosaica, a través de la cual fue instituido el sacerdocio aarónico, fue quitada de en medio, juntamente con éste, cuando Jesucristo abrogó el sacerdocio aarónico a través de la institución de su servicio sacerdotal según el orden de Melquisedec.

Bruce, escribe con respecto a esta doctrina: “A su vez, no fue sólo el sacerdocio aarónico el que debía ser reemplazado. Ese sacerdocio había sido instituido bajo la Ley de Moisés y, de ese modo, era un componente tan fijo de la misma que un cambio en el sacerdocio, ineludiblemente, llevaba también a un cambio en la Ley. Si el sacerdocio aarónico sólo cumplía un propósito temporalmente limitado y debía ser terminado cuando comenzara la era de la perfección, lo mismo tenía que suceder también con la Ley, bajo la cual había sido instituido ese sacerdocio. De este modo, nuestro autor, independientemente de Pablo, a través de su propia línea de argumentación, llega a la misma conclusión que éste: La Ley fue una institución temporalmente limitada, “nuestro ayo, para llevarnos a Cristo […] Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo” (así nos dice en Gálatas 3:24 y 25). […] Si quisiéramos, podríamos decir que Pablo estaba pensando más que nada en la Ley Moral, mientras que al autor de la carta a los hebreos le preocupaba más la Ley ceremonial. […] a pesar de que la diferenciación entre Ley moral y Ley ceremonial se remite a teólogos cristianos, y no a aquellos que veían toda la ley como la voluntad de Dios, y aun menos a los autores del Nuevo Testamento. Pero, en principio, Pablo y nuestro autor están de acuerdo en que la Ley era una institución temporal de Dios, y que sólo tuvo validez hasta que vino Cristo a introducir la era del perfeccionamiento.”

Como Jesucristo, con la abrogación del sacerdocio aarónico, quitó de en medio la Ley mosaica, está permitida la conclusión de que los cristianos hoy ya no están bajo la ley. Las pruebas presentadas en el presente mensaje fundamentan dos deducciones: En primer lugar, en el caso de la Ley de Moisés, se trata de una unidad inseparable. De modo que, si alguien se coloca bajo la Ley moral, se compromete con eso a cumplir toda la ley (incluyendo las ordenanzas legales y de culto). Y en segundo lugar, que los cristianos no se encuentran bajo ninguna de las áreas de la Ley mosaica.

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