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Autor: Renald Showers

Antes de la institución de la Ley en el Sinaí, Dios hizo valer sus normas morales absolutas sobre toda la humanidad, por caminos diferentes a la Ley. Desde la institución de la Ley hasta la crucifixión de Jesucristo, Él utilizó la Ley mosaica para Israel. Desde el Gólgota, él se ocupa del cumplimiento de sus normas eternas por un nuevo medio, que es superior a la Ley mosaica.


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PE2323 – Estudio Bíblico
El Cristiano y la Gracia (1ª parte)



La relación del cristiano con la Ley y la gracia

La relación del cristiano con la Ley mosaica es vista en forma muy diferente en la Teología del Pacto que en el Dispensacionalismo.

La Teología del Pacto es un sistema teológico que no aplica la interpretación sencilla (o literal) de toda la Biblia. Algunas características especiales de ella son: la doctrina de una estructura de pacto (en lugar de la era de salvación); la iglesia es la continuación de Israel como pueblo de Dios; la profecía de la Biblia es interpretada, ampliamente, como alegoría. Los teólogos del Pacto creen, entre otras cosas, que Dios cumplió la mayoría de las promesas antiguotestamentarias en la primera venida de Jesucristo y en la iglesia.

El Dispensacionalismo es un sistema teológico que aplica la interpretación sencilla (o literal), sin excepción, de toda la Biblia. Algunas características especiales del Dispensacionalismo son: la doctrina de las diferentes dispensaciones de la salvación; la diferenciación entre Israel y la iglesia; el estudio profundo de las profecías de la Biblia. Los dispensacionalistas creen, entre otras cosas, que Dios cumplirá todas las promesas antiguotestamentarias para la nación de Israel, y que Cristo verdaderamente reinará en un reino de paz de mil años.

La Teología del Pacto presenta la opinión de que si bien los cristianos de hoy en día ya no están sometidos a las ordenanzas de culto de la Ley mosaica, sí lo están a la Ley Moral (los Diez Mandamientos). No someterse a la Ley Moral significa lo mismo que anarquía. La Ley Moral refleja la normas morales absolutas de Dios que son inmutables, y aquel que no se somete a dicha Ley no tiene ninguna relación con esas normas. De este modo, le quedan a los cristianos sólo dos posibilidades – someterse a la Ley Moral, o ser anárquicos.

Contrariamente a esto, el Dispensacionalismo representa la opinión de que los cristianos actualmente no dependen en ningún área de la Ley mosaica, ni tampoco de la Ley Moral. Aquí es importante el hecho, que si bien la Ley comprendía tres partes (regulaba la esfera legal, la de culto, y la moral), todo esto representaba una unidad inseparable. De modo que someterse a una parte de la Ley, conlleva la responsabilidad de cumplir toda la Ley. Si alguien está bajo la Ley Moral, también tiene que cumplir las ordenanzas legales y de culto.

Aparte de esto, no dice que una persona no tenga relación con las normas morales, inalterables y eternas de Dios, sólo porque no se encuentre bajo la Ley Moral. Por supuesto que la Ley trasmite el estándar de Dios, pero, simplemente representa un método que Dios utilizó para un grupo determinado de personas (el pueblo de Israel), por un tiempo determinado (desde la aparición de Dios ante Israel en el Sinaí, hasta la cruz de Jesucristo).

Como las normas morales de Dios son eternas, fueron y son válidas a través de toda la historia, aun antes de que Dios diera la Ley mosaica en el Sinaí. Eso significa que Él dio validez a sus normas morales inalterables, de otra manera, antes que Él diera la Ley, y que las mismas también pueden estar vigentes, aun cuando ya no rige la Ley mosaica.

Por lo demás, es importante comprobar que ya antes de recibir la Ley existieron personas que vivieron una vida justa, de acuerdo a las normas morales absolutas de Dios. Abel (como se menciona en Hebreos 11:4), Enoc (del cual leemos en Hebreos 11:5), Noé (en Génesis 6:9) y Job (en Job 1:8, y Ezequiel 14:14), son algunos ejemplos. Es interesante ver que Dios clasifica a Noé y a Job (que vivieron sin la Ley mosaica) en la misma categoría de justicia que a Daniel (quien vivió bajo la Ley mosaica). El hecho de que hubieron personas que antes de la institución de la Ley mosaica vivieron vidas íntegras, que correspondían al orden de Dios, muestra dos cosas: El ser humano puede estar en relación con las normas morales inalterables y eternas de Dios, sin estar bajo la Ley Moral; y es posible ser libre de la Ley Moral sin volverse anárquico.

Antes de la institución de la Ley en el Sinaí, Dios hizo valer sus normas morales absolutas sobre toda la humanidad, por caminos diferentes a la Ley. Desde la institución de la Ley hasta la crucifixión de Jesucristo, Él utilizó la Ley mosaica para Israel. Desde el Gólgota, él se ocupa del cumplimiento de sus normas eternas por un nuevo medio, que es superior a la Ley mosaica.

Aunque los principios absolutos de Dios no han cambiado para nada, sí cambió la manera en que Dios los hace valer. La idolatría y el adulterio, por ejemplo, son cosas tan erradas a los ojos de Dios, tanto después del Gólgota como en el tiempo de la Ley mosaica. Pero, desde la cruz, Dios ya no exige, como podemos leer en 1 Corintios 6:9 al 11, la pena capital para esos pecados, como era el caso durante el tiempo de la vigencia de la Ley mosaica (como está escrito, por ejemplo, en Levítico 20:10). El medio nuevo y mejor que Dios utiliza para el cumplimiento de sus normas morales absolutas, se llama gracia.

Ante lo recién expuesto se imponen dos conclusiones significativas: la libertad de la Ley Moral no incluye la libertad de las normas morales absolutas de Dios, sino sólo la liberación del medio por el cual Dios ejecutó sus normas – la Ley mosaica. Además, el cristiano tiene a disposición más de dos posibilidades, ya que no existen sólo el sometimiento a la Ley Moral y la anarquía. También existe una tercera posibilidad: quien, ante la imposición de las normas morales absolutas de Dios, se encuentra bajo su gracia, ya no es anárquico.

Existen algunos comprobantes de que la Ley mosaica formaba una unidad inseparable. La fe dispensacionalista en la indivisibilidad de la Ley mosaica se basa en tres pasajes bíblicos. Pablo escribe en Gálatas 3:10: “Porque todos los que dependen de las obras de la Ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la Ley, para hacerlas.”

En Gálatas 5:3, Pablo determina: “Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la Ley.” La circuncisión era parte de la esfera de las normas de culto de la Ley, y Pablo enfatiza que la obediencia de un solo reglamento de la Ley ceremonial obligaba, a la persona correspondiente, a obedecer la Ley entera. Con eso, nuevamente enfatiza la inseparabilidad de la Ley.

Jacobo explica: “Porque cualquiera que guardare toda la Ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (así leemos en Santiago 2:10). Esto significa que a través del quebrantamiento de un sólo mandamiento la persona se hace culpable del quebrantamiento de toda la Ley, lo cual sólo puede suceder si la Ley mosaica es una unidad inseparable.

El hecho de que la Ley mosaica era inseparable significa algo muy importante para la relación del cristiano con la Ley: Como es inseparable, el cristiano que se somete a la Ley Moral, se ve obligado a cumplir todos los mandamientos, en todas las áreas (ordenanzas legales, de culto y morales).

Existen comprobantes, también, de que los cristianos no están bajo la Ley mosaica. El hecho de que los cristianos no están bajo la Ley mosaica queda claro a través de diversos pasajes bíblicos. En Romanos 6:14 y 15, Pablo determina dos cosas: que los cristianos (incluyéndolo a él) ya no están bajo la Ley, sino bajo la gracia. En Romanos 7:4, escribe que los cristianos, a través de la muerte física de Jesús, eran muertos a la Ley. Por el contexto, vemos que Pablo quiso demostrar que un cristiano que ha muerto frente a la Ley mosaica, está libre de toda obligación al respecto. En Romanos 7:6, Pablo nuevamente señala que el cristiano, cuando ha muerto frente a la Ley mosaica, ha sido liberado de ella. El término traducido como “desprender” significa “sacar del área de acción”. Esto significa que los cristianos han sido alejados del área de acción de la Ley mosaica. Pablo, sigue enseñando que ese traslado lleva a que los cristianos sirvan a Dios a la nueva manera del Espíritu, y ya no según la antigua manera de la Ley mosaica, de modo que su manera de practicar las normas absolutas de Dios se diferencian de la Ley mosaica.

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