Ministerio «Divina adopción» – Parte 1

A pesar de… Dios tiene el control – Parte 2
12 abril, 2018
Ministerio «Divina adopción» – Parte 2
12 abril, 2018
A pesar de… Dios tiene el control – Parte 2
12 abril, 2018
Ministerio «Divina adopción» – Parte 2
12 abril, 2018

Helle Telk nos cuenta acerca de su testimonio, relatado en el libro Divina adopción. Con solo 4 años fue dejada en un orfanato, pero esto no evitó que Helle conociera a Dios y pusiera toda su confianza en Él. Te invitamos a conocer más acerca de las cosas que Helle vivió, cómo las enfrentó con la ayuda del Señor, y cómo logró perdonar a su mamá después de 50 años.


DESCARGARLO AQUI:
EA816 – Entre Amigas –
Ministerio «Divina adopción» – Parte 1



Entrevista a Prof. Helle Telk

Sonja: Muy bien queridas amigas, llegamos al momento esperado, la entrevista. Hoy tenemos con nosotras a una invitada muy especial, Helle Telk. Ella nos va a estar contando de su testimonio, y ya se van a dar cuenta de por qué digo que es una invitada muy especial. Pero antes que nada, bienvenida Helle, ¿cómo estás?

Helle: Estoy muy bien, gracias por permitirme hablar a través de este programa.

Sonja: Pero por su puesto que lo permitimos, estamos muy contentos de tenerte aquí con nosotros. ¿Querés presentarte?

Helle: Bueno, como vos dijiste, mi nombre es Helle Telk, estoy casada con Osvaldo Fernando Colombo, yo soy austríaca, mi esposo es argentino y vivimos en Argentina. Tenemos tres hijos nacidos en argentina que están casados, y tenemos seis nietos, el mayor de 22 y la más pequeña de 9 años. Soy profesora de inglés, siempre me dediqué a dar clases, pero desde que salió divina adopción, hace 9 años, tengo tantas conferencias y actividades que estos dedicada en este momento exclusivamente al ministerio.

Sonja: ¿Qué es Divina adopción?

Helle: Divina adopción es un libro que Dios puso en mi corazón hace más o menos 12 años. No soy escritora, pero soy buena lectora y creo que eso ayuda a escribir un libro. Pero Dios me insistió muchas veces con que tenía que hacerlo, tenía que escribir sobre mi vida, sobre lo que me pasó desde que nací hasta hoy. Al principio yo no creía que tuviera la habilidad de poder hacerlo, pero Dios insistió hasta que me senté a escribir, estuve 5 horas, y me gustó tanto lo que escribí que seguí escribiendo. El libto narra la historia de mi vida.

Sonja: Es interesante porque el libro dice: Una singular historia de la vida. ¿Por qué es tan singular tu historia de vida?

Helle: Bueno, son muchas cosas, pero una de las principales es que cuando tenía dos años viajamos en un barco con mi mamá, mi papá y mis dos hermanos a Argentina, buscando nuevos horizontes, porque ellos vivieron la Segunda Guerra Mundial, y cuando llegamos acá mi mamá y mi papá se separaron. A los 4 años fui internada en un orfanatorio donde había 80 niños con problemas familiares. Ahí estuve 14 años y, lo singular de mi vida es que en esos 14 años yo aprendí quién es Dios, aprendí a depender de Él, y aprendí lo que es orar y tener una vida de oración poderosa refugiándome en lo que Él promete en la Biblia. Eso fue muy singular para mí, porque es el estilo de vida que aprendí a los 4 años, y hasta hoy en día que tengo 70, lo sigo manteniendo.

Sonja: Me parece que hay mucho dolor detrás de esta historia, porque quizás tu no recuerdas mucho de la Segunda Guerra Mundial, pero viviste las consecuencias y viste sufrir a tus padres, a tal punto que se separaron. ¿Tu tuviste contacto con tus padres a pesar de estar en el hogar?

Helle: Muy poquito. Cuando apenas entré en el hogar, mi mamá me visitó por un poco de tiempo y después no la vi nunca más. Mi papá era viajante, y cuando el barco venía a Argentina me visitaba, pero falleció cuando yo era muy chiquita, así que tuve muy poco contacto. A mis hermanos mayores tampoco los vi nunca más.

Sonja: Helle, me gustaría que compartieras con todas nosotras cómo empezó este aprendizaje sobre la oración que tu mencionaste.

Helle: Bueno, en este hogar me enseñaron primero que Jesús había muerto en una cruz porque me amaba, y que él quería que yo lo aceptara como mi salvador. Y a mí me gustó la idea, lo entendí, entendí que Dios me amaba, y solita a los pies de mi cama dije: Señor, yo te acepto como mi salvador. Y luego de hacer eso, una cuidadora del hogar me enseñó a orar. Ahí yo aprendí cómo tenía que orar, lo hacía en un cuarto a puerta cerrada, estando a solas con Dios. Y Él me hablaba a través de la Biblia y en cosas que yo sentía, por eso me encantaba estar a solas con Él. Eso lo aprendí desde pequeña y aprendí que la oración es un arma muy poderosa y misteriosa a la vez, porque es una forma de hablar con el Rey del Universo y que Él realmente te escuche.

Sonja: Por un lado, es tan sencillo hablar con Dios como hablar con un padre, pero por otro lado, debemos hacerlo con el deseo de realmente buscar su presencia.

Estamos participando de un congreso femenino, y ayer tu nos explicaste muy bien cómo es tu cuarto de oración. ¿Quieres compartirlo con nosotras?

Helle: Sí, cómo no. Yo tengo mi rincón de oración donde necesito determinadas cosas. No es solo arrodillarme y orar, sino que debo tener un devocional no muy corto, con el tiempo justo que necesite estar con Dios. Lo que yo necesito para mi devocional es un sillón cómodo, porque necesito estar cómoda para poder hablar con Dios, leer la Biblia, meditar y concentrarme. Necesito un velador porque me gusta la luz del velador. Necesito algo sentimental mío, como una foto de la familia, de mi esposo, algo que me llene el corazón. Necesito un florerito con algunas flores, porque me traen esa frescura de la naturaleza, por eso trato de tenerlas. Y necesito, por su puesto, una Biblia y un anotador, porque cada mañana en la que Dios me habla es muy importante para mí, y necesito anotarlo. Más o menos es eso. El devocional diario en la mañana, el encuentro con Dios a solas es porque Dios tiene cosas para decirme a mí, a Helle. Dios quiere decirme cosas personales, y yo debo tener la concentración, la meditación y la lucidez espiritual para entenderlas.

Sonja: Son consejos de mucho valor, Helle, porque toda esta práctica, todo ese aprendizaje te llevó a dos puntos muy importantes en tu vida. En primer lugar, el perdón.

Hellen: El perdón para mí es un paso extremadamente importante en la vida del cristiano y del ser humano en general. Siempre me acuerdo de cuando mi mamá me dejó en el orfanatorio, lo recuerdo clarísimo. Recuerdo que mi mamá tocó timbre, recuerdo que entramos por un pasillo largo, recuerdo que me sentó en un banquito, me dio un beso y me dijo que me iba a quedar ahí. Eso quedó marcado en mi mente.

En todos esos años en los que yo no vi a mi mamá, me casé, tuve dos hijos, y cuando mis hijos ya eran adolescentes y yo tenía 50 años, en ese momento Dios me dijo: Bueno, Helle, es momento de perdonar a tu mamá. No quiere decir que yo durante esos 50 años no pensara en mi mamá. Yo muchas veces pensaba en ella, pero no pensaba en el perdón, no se me cruzaba por la mente perdonarla. Yo ni la conocía en verdad, porque había estado muy poco tiempo con ella. En realidad, dentro de mí había muchas cosas que hacían falta. La falta de amor, la falta del abrazo de mi mamá, la falta de guía, todo eso a mi me faltó, no lo tuve. Pero cuando Dios me dijo que tenía que buscar a mi mamá, perdonarla y hablarle de Cristo, yo dije: bueno, lo voy a hacer. Conseguí su teléfono, me invitó a su casa, ella se había vuelto a casar, y empezamos una relación que duró 5 años a través del perdón. Yo le dije: Mamá, vengo acá a perdonarte, y quiero conocerte un poco más, quiero contarte acerca de lo que Dios hizo en mi vida en todos estos años. Y el esposo también me escuchaba muy atentamente. Esa primera vez que fui, terminamos orando. Y cuando uno decide dar el paso del perdón, Dios ya empieza a bendecirnos, ya empieza a darnos pequeñas cosas que vienen a nuestra mente y a nuestro corazón y que nos hacen darnos cuenta de que Dios nos está bendiciendo. Así empezás a tener otra libertad, y empezás a dar otros pasos. Porque no es solamente perdonar, hay muchas cosas que vienen después, tenés que empezar a sentir cariño por la persona a la que perdonás, porque yo había perdido el amor por mi mamá. Hay que recuperar eso, y son ejercicios que duran tiempo. Yo no puedo de repente empezar a amar a alguien.

Yo se lo aconsejo a todo ser humano que me escuche, no hay cosa más linda, no hay placer más disfrutable que perdonar. Es como que limpiás tu interior y te sentís muy bien. Y cuando limpiás tu interior, otra de las cosas que pasa es que el Espíritu Santo llena tu vida, hay plenitud de Cristo dentro de uno. Hay que vivirlo, yo lo puedo contar, pero hay que vivirlo.

Sonja: Es muy interesante porque muchas veces relacionamos el perdón con la otra persona, pero la obra de Dios empieza en uno. No nos queda mucho tiempo, pero me gustaría que contaras cómo se transformó esta relación que se ve bastante complicada.

Helle: Bueno, mi vida fue transformada. Porque a pesar de que yo desde los cuatro años conocía a Dios bien de cerca, dentro mío se iban guardando algunas cosas como tristeza, desilusión, desesperanza, duda, yo iba guardando conmigo esas cosas, sin querer a veces. Tenía algunos hábitos como por ejemplo ser agresiva, porque no quería que nadie más me lastimara, entonces me ponía a la defensiva y enseguida contestaba rápido y agresivamente. Era quejosa, rezongona, y había varias cosas que Dios tenía que transformar. Así que antes que nada, Dios transformó mi vida en cada detalle. Ahora sí puedo disfrutar de la paz, del gozo, de la vida abundante, y de todo esto que Dios da cuando uno es transformado por el poder de Dios.

Sonja: Helle, es un mensaje impresionante el que nos dejaste. ¿Te puedo invitar a continuar en el próximo programa? Porque tengo más preguntas para hacerte pero el tiempo es tirano.

Helle: Sí, claro.

Sonja: Muy bien. Por hoy terminamos aquí, muchísimas gracias, Helle. Amigas, nos vemos en el próximo programa donde seguiremos hablando con Helle sobre todos estos temas y más.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo