Disforia de género (1ª parte)

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El Dr. Jorge Patpatian nos enseña acerca de la disforia de género, qué es, si tiene bases biológicas o psicológicas, y qué podemos hacer como madres y padres al notar esta tendencia en nuestros hijos. No te pierdas de conocer más acerca de este tema qué han demostrado las investigaciones recientes al respecto.


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EA1039 – Entre Amigas –
Disforia de género (1ª parte)



Entrevista a Jorge Patpatian

Jorge: Una de las preocupaciones que en estos últimos años muchos padres de familia tienen es ver en sus hijos, en determinadas ocasiones, ciertas expresiones o tendencias que vislumbran el deseo de querer pertenecer al otro sexo del que pertenecen. Es decir, hay individuos que son escasos en su porcentaje, en los que hay una marcada incongruencia entre lo que es el sexo anatómico, el sexo biológico de la persona, y la percepción natural que tiene. Entonces esta incongruencia hace que muchas veces los niños tengan ciertos roles, ciertos juegos, tendencias, actitudes que a veces llaman la atención de los padres. En ese sentido creo que es lógica la preocupación en la que muchos padres se preguntan: “¿Esto es normal? ¿Es patológico? ¿Hasta cuándo tengo que preocuparme por esta situación?” Así que, en este programa, y si no nos da el tiempo vamos a seguir en el programa siguiente porque es un tema amplio, vamos a estar hablando de esta situación que se denomina “disforia de género”. La disforia de género puede ser presentada en niños, adolescentes o adultos, y consiste en una marcada incongruencia entre el sexo anatómico que tiene el niño y su sentimiento de pertenecer, no al sexo biológico con el que ha nacido, sino que al otro sexo. En ese sentido el diagnóstico de enfermedades mentales, lo que nosotros denominamos DSM, que es una sigla, y la última edición, el DSM V, señala la disforia de género dentro del capítulo de alteraciones de la identidad. En un primer momento o algunos años atrás era un trastorno de la identidad. Hasta el momento actual no se han encontrado estudios científicos serios que se han dedicado al tema de la disforia de género, de la transexualidad en niños, en adolescentes, en personas mayores, no se ha encontrado un marcado elemento biológico que pueda justificar la disforia de género. Es decir, no hay elementos cromosómicos, no hay elementos genéticos, no hay elementos embrionarios, no hay elementos de alteraciones neurológicas o biológicas significativas, que demuestren que esta tendencia, que aproximadamente en los Estados Unidos ronda hoy entre el 0,6% de los niños, muy baja obviamente, tiene una base orgánica, una base biológica. Entonces por ese lado lo que debemos pensar es que esta incongruencia forma parte, posiblemente, de alguna experiencia que el niño ha tenido, de alguna confusión en su pensamiento que debemos de analizar.

Los padres se preocupan por este tema, ¿verdad? Por ejemplo, en un chico puede observarse la tendencia de simular atuendos femeninos, a vestirse con ropa que le corresponde al otro sexo, o en las chicas tienen resistencia a vestirse con ropa femenina, quieren tener preferencia por usar ropa masculina, tienen una tendencia marcada a cumplir roles que tienen que ver con el otro sexo, y los padres se preocupan por todo eso; preferencia en las actividades lúdicas, en los juguetes, y algunos se preguntan si esto es normal o no es normal. Afortunadamente lo que podemos decir es que el 95% de los niños que tienen esta tendencia, cuando tengan 25 años, el 95% de los varones que en su niñez tienen la tendencia de querer ser niñas, las estadísticas dicen que se van a alinear acorde a su sexo, o sea que su sexo biológico y su sexo psicológico va a alinearse a los 25 años. Y más del 80% de las niñas que quieren ser varones a los 25 años su sexo anatómico va a coincidir con su sexo psicológico. Por lo tanto, yo hoy diría, para responder a aquellos padres que pueden estar preocupados, que esperen. Tenemos que esperar. A los padres que están preocupados por esta situación, debemos tranquilizarlos. Hay un 95% de probabilidad de que el niño no va a tener esa tendencia, es normal y nosotros no debemos confundir esto con una disforia de género. La disforia de género, desde el punto de vista de las enfermedades emocionales, enfermedades mentales, se define con una persistencia mucho más allá de los 6 meses, con mucho más allá del año, tiene que ser una situación que no es que el niño se quiere probar los tacos de mamá. Eso es normal, porque forma parte del crecimiento y del desarrollo. No debemos de preocupar a estos niños.

Ahora, el asunto es que la situación ocurre cuando nosotros, como médicos o como profesionales de la salud, tenemos una actitud estimulante frente a esto. Eso es lo tremendamente peligroso. Eso es lo que yo en esta hora quisiera poner en el tapete, de tener cuidado, y yo personalmente debo tener cuidado, si se me acerca una consulta donde los padres están preocupados por la situación de sus hijos, tengo que decir “vamos a esperar, vamos a estar tranquilos”.

Victoria: Patpatian también nos explica que esto no se trata solo de una situación puntual que le ocurre a parte de la población, sino que nos recuerda que por detrás existe una industria y que ello conlleva a riesgos importantes.

Jorge: No vamos a actuar en una forma activa, en una forma agresiva. Porque hoy tú sabés que hay clínicas de reasignación del sexo que están impulsándose en todo el mundo. Hay un crecimiento notable de nuevas clínicas que permitirme decirlo entre paréntesis, es una industria con un gran aparataje económico, porque hacerle bloqueadores hormonales, hacerle tratamientos de hormonización cruzada, hacerle una reasignación del sexo con una rectificación quirúrgica de su órganos genitales no es un costo moderado, no es un costo bajo, sino que es un costo altísimo. Al estar incluido dentro de las enfermedades mentales, hoy la disforia de género puede ser pasible incluso de que los seguros de salud, a nivel internacional, puedan cubrir los tratamientos, tanto hormonales como quirúrgicos, para poder producir entonces una reasignación de sexo. Entonces hay como una tentación profesional de poder estimular, de darle a un niño toda la cancha necesaria para poder decirle “si vos te sentís niña y sos un varón, es porque estás dentro de la normalidad, es porque somos diversos, es porque la historia, la familia tradicional, la religión, la cultura ha enceguecido los ojos de las personas y nos ha dividido en seres que somos mujeres y seres que somos hombres. Es decir, la heterosexualidad ha sido la norma en la historia, y eso hay que desterrarlo”. Hay una visión ideológica también de esto. Pero me gustaría, si nos da el tiempo en otro programa, poder hablar un poquito sobre esta visión ideológica que estimula la disforia de género.

Por otro lado, yo como médico estoy preocupado por esta situación, porque veo las estadísticas internacionales, por ejemplo, en el Reino Unido, la disforia de género y la transexualidad en niños y adolescentes ha aumentado en un 2500%. Y eso porque durante muchos años tuve el privilegio y las ganas de hacer pediatría y tuve la oportunidad de evacuar miles de consultas, de hablar con miles de padres, dentro y fuera del país, en diversas situaciones, y te hablo de 30, 35 años atrás, dentro de esas miles de consultas, nadie me había expresado la preocupación de que su hijo tenía esta situación de persistencia de esta marcada incongruencia de querer ser del otro sexo. Sin embargo, ahora, yo estoy siendo testigo de que hay padres que me consultan por esta situación. Entonces, ¿qué es lo que pasó en estos 35 años? ¿Hubo una marcada diferencia biológica, hubo un trastorno en la alimentación, hubo un efecto infeccioso, viral, pandémico que pudo repercutir en esto? No, yo creo que no, lo que creo es que la sociedad ha visibilizado una nueva forma de pensamiento acerca de lo que es la diversidad sexual, acerca de lo que es el género, que ha producido un estímulo de estas cosas. Entonces, por esta razón, yo creo que merece por lo menos reflexionar y tener una actitud crítica frente a toda esta avalancha ideológica que nos está invadiendo y que a los padres los toma por sorpresa.

Victoria: Por último, el doctor y sexólogo Jorge Patpatian nos aclara que, hasta ahora, no está probado que exista una predisposición genética para tener disforia de género.

Jorge: Hasta el momento actual no se ha visto ningún factor genético que pueda ser predisponente para la disforia de género. Es decir, todos nacemos con un sexo, no con un género. Tenemos un sexo que se divide en dos en la especie humana, somos hombres o somos mujeres. Eso es lo normal, esa es la norma. Ahora, ¿Puede haber alteraciones del desarrollo embrionario, malformaciones congénitas, que puedan traer trastornos en los genitales, trastornos en el aparato reproductor? Sí. Porque existen también malformaciones urinarias, malformaciones digestivas, cardíacas, pero no estamos hablando de ese tema. Este tema de las malformaciones hace referencia a lo que se llaman estados intersexuales, que nada tienen que ver con la disforia de género. La disforia de género es algo que se produce desde el momento del nacimiento hasta el momento en el que el niño lo expresa. Es decir, hay algo en su experiencia infantil, hay algo en su aparato psíquico, hay alguna influencia ambiental, hay alguna respuesta emocional de ese niño frente a la vida, frente a las circunstancias, frente a sí mismo, que hace que ese niño se perciba con otro sexo del cual ha nacido y al que pertenece. No hay ningún factor hormonal, no hay ningún factor genético. No se nace así. Por lo menos hasta el momento actual, no existen evidencias de que la disforia de género sea causada por un factor genético, embrionario del nacimiento. No es un problema hormonal. Los problemas hormonales pueden traer dificultades en la esfera de la sexualidad, pueden traer trastornos en la esfera de la reproducción. Pero no se expresa por disforia de género.

El otro día yo estaba en otro programa de radio y a mí me consultaron sobre una pregunta. Ahora que estamos comiendo comidas que son incentivadas por hormonas, específicamente me preguntaron si la posibilidad de que los pollos, que muchas veces tienen tratamientos hormonales para su crecimiento y desarrollo, y muchas veces son hormonas femeninas, estrógenos, si la alimentación con ese tipo de carne influiría sobre el desarrollo sexual de un niño. Yo dije que no, que no hay evidencias, e incluso, si a los varones nos dan estrógenos, no vamos a tener disforia de género. Podría disminuir el deseo sexual, eso sí. Pero no necesariamente va a producir una disforia de género, es decir, yo no voy a tener una identidad femenina diferente a la que tengo. Ahora, cuando tengo una identidad diferente quiero recibir hormonas porque quiero semejarme, parecerme, al sexo al cual yo siento que pertenezco. Que sea una patología todavía está en tela de juicio. No debemos pensar que es siempre una patología. Porque el 95% revierte. Puede ser una expresión de curiosidad, pero no lo tenemos que tildar como patológico, hay que esperar. Ahora, si no es patológico, ¿por qué está dentro de las enfermedades del Diagnóstico de Enfermedades Psiquiátricas? Porque es ideológico, y te voy a decir por qué: porque si no estuviera, aunque hay ideologías que piensan que la disforia de género no es una patología, pero están de a cuerdo los ideólogos de la disforia de género y los propulsores de las teorías de género y de la diversidad sexual, en que hay que permanecerlo dentro de las enfermedades porque es la manera en que los seguros de salud pueden cambiar el sexo de ese niño, adolescente o adulto. Es decir, la única manera de poder recibir tratamientos quirúrgicos, tratamientos hormonales, bloqueadores puberales, es a través del reconocimiento de que eso forma parte de una patología. Entonces está en el DSM V, justamente porque se quiere extraer de ahí la necesidad de cambiar de sexo y que los seguros de salud lo puedan pagar.

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