Dios en la paz y la adversidad (1ª parte)

Proyecto Alcance
26 octubre, 2021
Dios en la paz y la adversidad (2ª parte)
9 noviembre, 2021
Proyecto Alcance
26 octubre, 2021
Dios en la paz y la adversidad (2ª parte)
9 noviembre, 2021

Eva Rindlisbacher nos cuenta su testimonio, desde cómo llegó a la fe hasta las situaciones dolorosas que le tocaron vivir. Mientras estudiaba en el instituto bíblico en Uruguay, su mamá, quien vivía en Suiza, falleció de cáncer de mama. A los 40 años y teniendo cuatro hijos, ella fue diagnosticada con el mismo cáncer, el cual venció después de seis meses de quimioterapia, tres meses de radioterapia y ocho años de terapia hormonal. Te invitamos a conocer cómo Dios la fortaleció en cada momento y cómo pudo, a través del dolor, compartir de su esperanza con otros.


DESCARGARLO AQUI:
EA0977 – Entre Amigas –
Dios en la paz y la adversidad – Parte 1



Entrevista a Eva Rindlisbacher

Victoria: Queridas amigas, es un gusto estar con ustedes nuevamente compartiendo este espacio de la entrevista. Hoy nos acompaña una amiga que es muy cercana al equipo de Llamada de Medianoche en Uruguay a pesar de que no vive por estos lados. Estamos con Eva Rindlisbacher, es un gusto recibirte. Eva, vamos a comenzar hablando en español y después tenemos a Isabelle por aquí que va a estar haciendo la traducción. ¿Cómo estás?

 

Eva: Hola a todas las oyentes de Entre Amigas, es un gusto, un gozo estar acá con ustedes. Es mejor que yo hable alemán probablemente.

 

Victoria: Saludamos a Isabelle entonces que va a estar con nosotras en la traducción. Quisiéramos saber qué es lo que te trae, juntamente con tu esposo, a visitar Montevideo. ¿Cuál es el motivo de que ustedes estén aquí?

 

Eva: Estamos acá visitando al equipo de Llamada de Medianoche. Hace muchos años vivimos aquí en Uruguay, en Montevideo, y es un gozo para nosotros estar nuevamente aquí visitándoles.

 

Victoria: Eva, compartías con nosotras que alguno de tus hijos nació acá en Uruguay, ¿verdad?

 

Eva: Sí. Nuestro hijo mayor nació aquí en Montevideo cuando estábamos trabajando como misioneros. Pero los otros tres hijos, tenemos cuatro en total, nacieron en Suiza.

 

Victoria: Cuando conversábamos con las damas en estos días hablábamos de las cosas lindas que han podido vivir, pero también de pruebas o momentos incluso de angustia que prueban nuestra fe. Hablando de la fe, le preguntamos a Eva: ¿Cómo es que nace esto de conocer al Señor y terminar siendo misionera en un país completamente distinto, sirviendo y acompañado a hermanos de distintos países? ¿Cómo es que comienza esta relación con Jesús?

 

Eva: Yo tuve el gran regalo de criarme en un hogar cristiano en suiza, donde siempre estaba muy presente el hecho de que Jesús es nuestro salvador. Por esa razón ya desde niña tomé la decisión de entregarle a Jesús mi corazón, mi vida. Pero también puede ser un desafío el hecho de criarse en un hogar cristiano desde niño, porque después llegan los años de adolescencia en los que uno llega a preguntarse si realmente es este el camino que uno quiere seguir. Para mí fue muy importante poder salir de mi casa para mi formación profesional, poder vivir un tiempo sola, y fue ahí donde realmente pude retomar mi decisión, donde decidí que realmente quiero servir a este salvador, a este Padre amoroso que me ama, que realmente quiero dedicarle mi vida.

 

Victoria: Ahí es que comienza entonces el deseo de servir a Dios, sobre todo en el área en la que te formaste como enfermera. Pero Dios te permitió servirlo en las misiones y en otro tipo de trabajo, ¿no?

 

Eva: Sí. El Señor en primer lugar me mostró que mi camino llevaba al casamiento con mi novio con quien nos habíamos conocido desde muy jóvenes, así que ese fue el primer paso.  Mi gran deseo siempre fue poder trabajar para mi Señor, para mi Salvador, para mi Redentor, el que tanto había hecho por mí. Mientras estábamos en la iglesia de Llamada de Medianoche en Suiza conocí del instituto bíblico de Llamada de Medianoche aquí en Montevideo, y de ahí vino la idea de formarme en este instituto.

 

Victoria: Hablando justamente de las diferentes etapas que tiene la vida, estabas en la juventud, recién casada, formada, y haciendo de alguna manera lo que sentías que el Señor te estaba guiando a hacer, que era prepararte en el instituto bíblico. Pero nos contabas que unos meses después de llegar a Uruguay tuviste que vivir una etapa muy difícil de tu vida, ¿no es así?

 

Eva: Sí. En ese tiempo falleció mi mamá. Fue realmente un tiempo muy difícil para mí, sentí como si me sacaran el fundamento de debajo de mis pies. Sentía que no podía seguir viviendo así, con esta situación. Pero mi oración en ese tiempo era continuamente la de decirle a Jesucristo “tú sabes lo que me ha pasado, mi vida te pertenece a ti, tú me tienes que mostrar cómo seguir viviendo con esto”. Y realmente pude experimentar que él me ayudó, aunque tampoco es arte de magia. Se necesita tiempo, es un trecho largo durante el cual experimenté como el Señor me fue llevando y ayudando.

 

Victoria: Tenemos entonces a Eva entregándole su vida al Señor, llega a otro país, a otro continente con otras costumbres, recién casada, sufre la pérdida de su madre pero encuentra consuelo en el Señor. Empiezan a llegar los hijos, uno en Montevideo y los otros en Suiza, pero a lo largo de la vida hay una situación puntual, que fue una de las más difíciles, y que tiene que ver con tu salud. ¿Cómo fue todo ese proceso?

 

Eva: Cuando tenía 40 años y mi hijita menor tenía 10 tuve el diagnóstico médico de que tenía cáncer de mama. Para mí fue una situación muy difícil porque fue el mismo diagnóstico que había recibido en aquel entonces mi mamá y ella falleció después de solo tres años, cuando mis hermanos todavía eran adolescentes.

 

Victoria: Eso, de alguna manera, remueve mucho de lo que pasó y también puede ser que sacuda la fe, que la haga tambalear un poco. ¿Cómo lo viviste a eso?

 

Eva: Primero es un shock, es como si todo se derrumbara. Sentís como si toda tu vida terminara ahí. Pero después me acordé de que Dios está conmigo y que nada de lo que pasa, pasa sin su conocimiento.

 

Victoria: Muchas veces los que lo ven desde otro punto de vista pueden preguntarse cómo es que a esta persona que confía tanto en Dios, le pasan tantas cosas malas. Sin embargo, en medio de la dificultad es cuando uno más lo puede llegar a ver a Dios ¿No?

 

Eva: Sí. Yo debí tener quimioterapia y radioterapia, y fue un tiempo muy difícil en el que estaba totalmente incapaz de hacer mi vida, mi trabajo, nada.

 

Victoria: ¿Cómo se lo comunicaste a tus hijos?

 

Eva: Le dijimos a nuestros hijos que Dios nos mandó algo muy difícil de vivir, pero que también íbamos a vivir cómo él nos ayuda. Porque especialmente cuando hay tiempos difíciles también experimentamos como Él nos ayuda.

 

Victoria: ¿Cuánto tiempo duró en total el tratamiento?

 

Eva: Tuve medio año de quimioterapia, tres meses de radioterapia, y después durante ocho años tuve una terapia con hormonas.

 

Victoria: ¿Y después seguiste con controles oncológicos?

 

Eva: Sí, controles muy frecuentes.

 

Victoria: ¿Hasta hoy te sigues controlando?

 

Eva: Sí, pero hoy en día es solo un control por año.

 

Victoria: Eva, ¿cómo era físicamente? Venías de mucha actividad, no solo por tu trabajo sino que también tenías cuatro hijos. ¿Cómo fue la sensación física? El dolor que muchas veces es tan difícil de explicar, y también la incapacidad que a veces genera la enfermedad.

 

Eva: En aquel entonces hacía muchísimo trabajo voluntario, especialmente en la escuela dominical de nuestra iglesia, y durante mucho tiempo había estado orando al Señor para que mandara a gente para ayudarme, gente que pudiera tomar también responsabilidades. Pero de alguna forma no vino la respuesta que yo había pensado. No encontré a nadie que estuviera dispuesto a tomar la responsabilidad. Y yo seguía orando al Señor que por favor me diera una solución porque era demasiado para mí todo el trabajo. Cuando Dios me envió esta enfermedad, vino en este sentido una “solución” en la cual nunca hubiera pensado. Por otro lado, el hecho de de repente haber sido cortada así de la vida fue muy difícil. Me costó mucho experimentar eso de no poder hacer más nada, de no poder hacer mi trabajo en el hogar de ancianos, de no poder estar para mis hijos, experimentar esta impotencia fue muy difícil.

 

Victoria: ¿Cómo fue comenzar a compartir con otras personas que estaban padeciendo lo mismo? Nos contabas de tu experiencia en una sala de tratamiento y sobre cómo a veces era diferente tu actitud, ¿no?

 

Eva: Estuve en diferentes instancias con personas a mi lado que tenían que pasar por los mismos tratamientos que yo. Vi que esas personas muchas veces estaban muy ensimismadas, tristes, sin esperanza frente a esta situación. Pero yo tenía la posibilidad, porque estaba pasando por lo mismo que esas personas, de, a pesar de que para mí era muy difícil también, poder compartir con ellos la esperanza que tenía.

 

Victoria: Sin dudas que es una experiencia muy fuerte, y qué importante, aun en la debilidad, poder reflejar la esperanza que había en tu corazón. Vamos a más continuar conversando con Eva en el próximo programa en el que les estaremos trayendo Entre Amigas. No se lo pierdan, ¡hasta la próxima!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo