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Continuamos entrevistando a Eva Rindlisbacher, en esta ocasión aprendemos más sobre cómo, a través de la enfermedad, pudo compartir de su esperanza con otros. Te invitamos a conocer más sobre lo que Dios hizo en la vida de Eva y cómo la fortaleció en los momentos más difíciles. Eva da una palabra de ánimo para aquellos que no tienen fuerzas para seguir adelante. La respuesta está en Dios: nuestro creador, nuestro ayudador, nuestra fuente que nunca se agota.


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EA0978 – Entre Amigas –
Dios en la paz y la adversidad – Parte 2



Entrevista a Eva Rindlisbacher

Victoria: Queridas amigas, nos encontramos nuevamente con Eva Rindlisbacher. En el programa anterior nos hablaba sobre su encuentro con el Señor, la salida de su país, el fallecimiento de su madre y cómo tuvo consuelo aun estando lejos. Nos quedamos en la dura etapa que tuvo que atravesar en su salud al ser diagnosticada con cáncer de mama, y cómo fue afrontar el tratamiento. Nuevamente te agradecemos, Eva, por acompañarnos. En la última parte del programa anterior nos comentabas que con otros pacientes que también estaban pasando por los tratamientos se generaba una relación y podían ver en ti cómo transitabas este proceso con esperanza. ¿Cómo notaban la esperanza en medio de la dificultad y cuál era tu respuesta?

Eva: Esa confianza en Dios que yo tenía la pude compartir con otras personas muchas veces, y vi que les hacía bien, que me escuchaban, y a mi misma me hacía bien también el poder compartir y hablar de la ayuda concreta que yo realmente experimentaba de parte de Dios.

Victoria: ¿En qué cosas puntuales, prácticas, sencillas pudiste ver la mano y el cuidado de Dios?

Eva: He experimentado muchas veces y con mucho detalle cómo Dios organizó mi vida, lo hizo en mi lugar cuando yo ya no lo podía hace más. Un ejemplo pequeño fue una situación con mis hijos, que tenían varias consultas con el médico a las que yo los tenía que acompañar. Yo tenía solo una semana durante el tratamiento en la que me sentía lo suficientemente bien como para poder ir con ellos al médico. Y bueno, se dio la situación de que el médico me llamó para la consulta de uno de mis hijos y me dio la fecha, pero justo caía en una fecha en la que yo sabía que iba a ser imposible que yo tuviera la fuerza para hacerlo. Pero como siempre lo hago, también en ese momento oré al Señor y le dije “Señor, tú estás en el cielo, puedes solucionarlo”. Así que confié en que Él lo iba a hacer posible de alguna manera. En ese momento recibí una llamada de la recepcionista, y me dijo que alguien había cancelado su cita, si podía ir en determinada fecha. Esa fecha era justo en la única semana en la que yo tenía fuerzas suficientes como para ir. Eso me llenó de mucha gratitud, porque una y otra vez pude experimentar eso, que Dios ordenó mi plan, hizo las cosas de una manera en la que todo encajaba en mi vida. Cosas en las cuales yo misma no tenía ninguna influencia.

Victoria: Y se veían los resultados de aquella decisión, de darle tu vida al Señor. Algo que no estaba bajo tu control pero que el Señor estaba arreglando.

Eva: Sí, eso es algo hermoso. A pesar de las cosas difíciles o en medio de los grandes problemas, puedo experimentar que Dios no es solamente mi creador sino también mi sustentador. Él es el que sustenta todas mis cosas, toda mi vida.

Victoria: ¿Cómo fue el momento en el que comenzaste a ver que el tratamiento tenía resultado, que parecía que iba pasando la enfermedad y finalmente podías estar como estás hoy? ¿Cuál era tu sensación y cómo cambió tu relación con Dios después de haber pasado por todo esto?

Eva: Una cosa es que mi relación con Dios llegó a ser muchísimo más profunda, mas cariñosa, más segura. Lo segundo es que tuve esa certeza de que, si bien yo estaba preparada, dispuesta a que Él me llevara al cielo, el Señor me había dejado aquí en la Tierra. Yo sabía que eso significaba que todavía tenía para mí un plan, algo que yo tenía que hacer para Él.

Victoria: Así que Dios te permitió continuar con vida con un propósito.

Eva: Sí. Y oré al Señor y le dije que me mostrara cómo tenía que trabajar para Él. Yo sabía con seguridad que no vivía para mí, sino que vivía para Él.

Victoria: ¿Cómo ha sido todo este tiempo con tu familia, el poder disfrutarte más allá de que lógicamente has buscado el propósito del Señor? ¿Cómo ha sido ver a tus hijos dispuestos a servir a este mismo Señor?

Eva: Es muy lindo ver que quieran seguir y servir al mismo Señor. Por otro lado también es difícil como madre ver que los hijos se van más lejos. Pero lo más importante en la vida es la decisión que yo tomo, o que la persona toma: ¿A quién quiero pertenecer? ¿De quién es mi vida? Especialmente en vista de la eternidad. Y pensando en la importancia que tiene la eternidad, estas cosas que son temporales son menos importantes. Las dificultades que uno tiene en su vida, o cuando se van los hijos lejos, son cuestiones que pierden importancia cuando las comparamos con la eternidad.

Victoria: Sobre todo habiendo tenido una experiencia como la tuya, Eva, en la que, como decías, Dios te permitió seguir con un propósito pero también podía haberte llevado. ¿Cómo es tu vida ahora? ¿Cuáles son las actividades que realizás? ¿En qué estás sirviendo al Señor actualmente?

Eva: Colaboro bastante en nuestra iglesia, especialmente en la consejería con las mujeres. También tengo un grupo de estudio bíblico con algunas mujeres. Trato también de poder servir a mis vecinos. Busco las oportunidades para poder profundizar la relación con mis vecinos y la verdad es que ha sido de mucha bendición, especialmente un contacto con una familia de habla hispana en mi vecindad. Dios me permite tener una lectura bíblica cada semana con ellos y estoy orando para que ellos puedan realmente conocer a este Dios que quiere tener una relación personal con ellos.

Eva: También apoyo a mi esposo en su ministerio que tiene dentro de la obra misionera de Llamada de Medianoche. Por ejemplo, cada año hacemos un viaje a Israel en el que lo acompaño. En Navidad lo pude acompañar en un viaje durante una semana en Hungría con un grupo. En esta ocasión también, pude venir con él en este viaje en Sudamérica.

Victoria: Ha sido muy lindo hablar contigo, Eva, y compartir en estos días de pasaje por Montevideo. Te agradecemos mucho y pensaba, Eva, que sin duda no es casualidad que en tu vecindario haya justamente una familia de habla hispana con quien te puedas comunicar estando ellos lejos de su tierra natal, y que puedas comunicarles el mensaje del evangelio. Es gracias a esos años en los que pudiste estar en Uruguay o en los que compartiste con personas de habla hispana, y así vemos cómo Dios sigue acomodando todas esas cosas. Ya para ir terminando, quisiera preguntarte, porque es algo que has compartido con nosotros, sobre la importancia de la Palabra de Dios en todo este proceso pero también en los distintos procesos por los que pasamos en nuestra vida. ¿Cuál sería tu palabra para aquellas mujeres que tal vez hoy están escuchando y están pasando por una situación de enfermedad o una situación en la que no se esperaron encontrar, tal vez una separación, tal vez la pérdida de algún familiar? ¿Cuál es la importancia de tener al Señor cerca en estos momentos?

Eva: Hay una respuesta importante para mí, que me gusta mucho compartir y que está en la Palabra de Dios, en el libro de Isaías 40:27. Dice así:

“¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?” Es un versículo en el que Dios le está hablando a Israel a través del profeta Isaías, pero en este versículo podemos poner también nuestro nombre, mi nombre. Sonaría así:

“¿Por qué dices, oh Eva, y hablas tú, Eva: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?”. Cuando seguimos leyendo recibimos una respuesta. Dios dice:

“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”. Por eso acércate al Señor Jesús. Busca la respuesta con Dios, con el creador, y sabe que Él puede ayudarte en cada momento. Para mí fue importantísimo entender que Él en persona es la respuesta, Él en persona es mi ayuda, y que Él realmente me puede dar la fuerza. Es una fuente que nunca se va a agotar.

Victoria: Sí, habla de multiplicarle las fuerzas al que no tiene ninguna, o sea que realmente no es una fuerza propia sino que es la fuerza del Señor. Eva, ha sido un gusto escucharte, escuchar tu historia y compartir estos días contigo. Te agradecemos mucho por poder hablar con nuestras amigas. Sin duda que ha sido de mucho provecho escuchar tu testimonio.

Eva: Gracias a ustedes por todo.

Victoria: Gracias Isabelle, también por hacer la traducción del alemán al español.

Isabelle: Un gusto.

Victoria: Y bueno, esperamos que la próxima vez que anden por aquí podamos tenerte nuevamente en Entre Amigas. A ustedes, amigas, las invitamos a que continúen en la escucha porque hay mucho más programa, así que no se pierdan la próxima entrevista. ¡Hasta la próxima!

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