Cuando Dios llama dos veces: Conoce a tu enemigo (32ª parte)

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Autor: Eduardo Cartea Millos

El Señor llamó dos veces a Pedro advirtiéndole de la lucha que se venía. Debes conocer al enemigo y no desconocer sus maquinaciones. Veamos sus tácticas.


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PE2877- Estudio Bíblico
Cuando Dios llama dos veces (32ª parte)



Conoce a tu enemigo

Hola mis amigos. Estamos considerando la experiencia del doble llamado del Señor a Pedro, en Lucas capítulo 22.

Cuando leemos la historia de Job, como Satanás le tentó y le arruinó física y sentimentalmente, descubrimos que fue porque Dios se lo permitió, diciéndole: “Todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él”.

También la acusación que él como fiscal pronuncia sobre el sacerdote Josué, en Zacarías capítulo 3, acusándole de sus pecados, en esa formidable sala de juicio que presenta la visión del profeta. Pero ahí también está el abogado defensor, el mismo Jehová, el Señor, nuestro Salvador Jesucristo a su mano derecha para interceder por él.

Simón y todos los discípulos iban a ser tentados, probados esa misma noche y los díassiguientes.

El Señor le da una advertencia, sabiendo que iba a pasar por su gran experiencia de fracaso espiritual, negando a su Maestro. Y se lo dice mencionando doblemente su nombre, como dando énfasis a su amonestación. Pero, notemos que le llama por su nombre antiguo, y tal vez con esto, el Señor quería resaltar su humanidad, su condición de hombre débil como todos, frágil como todos. No es solo Pedro, la piedra, el discípulo, el futuro apóstol y columna de la iglesia. Es Simón, el pescador. Y entonces le dice:

“Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como al trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte. Y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”. Consideremos varias cosas que se desprenden de esta frase:

La certeza de una lucha.

El Señor Jesús habla de nuestro enemigo: Satanás, “el adversario”. Es el cruel enemigo que tiene el hombre y particularmente el creyente.

Satanás toma varios nombres en la Escritura, y solo mencionamos algunos:

  •  Diablo: el engañador, el acusador, el calumniador.

Aquel que acusa a los justos delante de Dios, como vemos en el libro de Job. Apocalipsis 12: “ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”. Él está permanentemente acusando a los creyentes. Aunque es “mentiroso y padre de mentira”, muchas veces dice la verdad respecto a nuestra conducta, intenciones, etc. Gracias a Dios tenemos un abogado que nos defiende ante el Padre, nuestro Señor Jesucristo.

  • León rugiente. 1Pedro 5 dice: “Sed sobrios y velad porque

vuestro adversario el diablo, como león rugiente anda alrededor buscando a quien devorar”. Si el diablo como serpiente engaña (Ap. 12.9), como león devora. El carácter del diablo es feroz. No va a cesar en su búsqueda de quienes pueda devorar, destruir. No en vano en Apocalipsis 9 al “ángel del abismo” se le llama “Abadón” y “Apolión”, que significa destrucción. Por eso su nombre es Satanás, o mejor, “el Satanás”, el adversario.

  • Ángel de luz: “el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz”. Es el gran falsificador. En el libro “Vuestro enemigo, el diablo”, D. Pentecost le llama “el imitador”. Imita las obras de Dios, pero perversamente, para embaucar aun a los escogidos (Mr. 13.22). Copia lo que hace Dios y luego intenta hacer creer que lo suyo es mejor. Presenta un evangelio fraudulento; tiene obreros fraudulentos; una Biblia fraudulenta; una música “cristiana” fraudulenta, y tantas otras cosas que “parecen”, pero que no son de Dios.   

La estrategia del diablo, el engañador es muy sutil. No promueve cosas que sean opuestas visiblemente a las de Dios, sino que trata de falsificar el programa de Dios en el mundo.

Hay una película muy interesante titulada “Los falsificadores” que retrata la llamada “Operación Bernhard”, un plan secreto ideado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial para desestabilizar la economía del Reino Unido inundando el país con moneda falsificada con el objetivo de provocar una gran inflación. Para ello utilizaron un falsificador judío, Salomon ‘Sally’ Sorowitsch, obligado a trabajar en la operación nazi en el campo de concentración de Sachsenhausen. La imitación era tan perfecta que no fue detectada ni siquiera por el Banco de Inglaterra.

Así actúa Satanás, que es un maestro de la falsificación. Nos daríamos cuenta rápidamente si lo que él sugiriera fuera diametralmente opuesto a lo que dice Dios. Pero es que la mentira es la cosa más parecida a la verdad, y sin embargo la cosa más opuesta a ella.

Por eso debemos estar alertas y tener discernimiento para distinguir la verdad del error, del engaño.    

Otro de sus nombres en la Biblia:

  • Príncipe de la potestad del aire: “…siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”. La potestad del aire es la esfera de dominio de Satanás. En Efesios 6 leemos: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Esa esfera, el primer cielo, el atmosférico parece ser el asiento, el cuartel general donde el jefe del poder del aire junto con su red mafiosa actúan.
  • Dios de este siglo: “El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo”. Satanás es un dios, pero “con minúscula”. Siempre quiso ser Dios. La semilla de maldad que creció en su pensamiento fue: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono”. Dicho en las palabras de Ezequiel 28: “Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios”. Y por ello también lo ofreció a Eva: “Seréis como Dios”, le aseguró perversamente.  

Es el dios de este siglo porque los hombres le rinden adoración. La misma que pretendió del Hombre perfecto y fue rechazado con el poder de la Palabra.

Este siglo se puede definir como “la mentalidad actual del mundo expresada por los ideales, las opiniones, las metas, las esperanzas y perspectivas de la mayoría de personas. Incluye las filosofías, la educación y el comercio del mundo”. Satanás se encarga de que todas estas cosas, más la religión, las nuevas ideologías, etc. sean las respuestas que alejen a los hombres del verdadero evangelio que puede iluminar las tinieblas profundas de sus almas.

Pero Satanás no actúa solo. Como no es omnipresente, ni omnisciente, por ser un ser creado, la Biblia nos dice que él tiene una red maligna de demonios, de los cuales él es el príncipe. Son aquellos ángeles que un día le siguieron en su intento por usurpar el trono de Dios. Son multitud de espíritus hostiles a Dios y a los hombres; una especie de mafia demoníaca que la epístola a los Efesios la menciona como “principados, potestades, gobernadores de las tinieblas de este siglo, huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. 

Seres muy poderosos, astutos, engañadores. “Platón derivó la etimología de la palabra “demonio” de un adjetivo que significa “inteligente” o “conocedor”. De ser correcta esta derivación, ella sugiere que se consideraba que la inteligencia era una característica destacada de los demonios”. 

Así que estos ángeles caídos son seres espirituales brillantes, inteligentes y poderosos gobernados por el mismo Satanás, el “príncipe de los demonios”. Un verdadero ejército invisible, un “enemigo sin rostro” contra el cual debemos combatir cada día de nuestra vida. No los vemos, pero ahí están en permanente actitud de ataque.

Son “gobernadores de las tinieblas de este siglo”, o “de este mundo de tinieblas”. ¿Qué es el mundo?

John Stott lo define muy bien cuando dice que “mundo es la vida de la sociedad humana tal como está organizada bajo el poder del mal”. Mundo es, por cierto, el planeta en que habitamos. Mundo, también es la humanidad a la que pertenecemos. Pero mundo, en sentido “ético” es esa vida de la sociedad humana que está arreglada, organizada por una mente, la mente de Satanás, el poder del mal.

En el cap. 5 dice Juan: “El mundo yace en el maligno”. La expresión se puede traducir como “el mundo está adormecido en brazos del maligno”. Y sabemos quién es el maligno. Dice un escritor: “Hay una mente detrás del mundo”. ¡Y por cierto que es así! Hoy lo vemos más que nunca.

De ese mundo el Señor nos llamó. La iglesia y en ella cada creyente es llamado fuera del mundo, para ser un santo y vivir santamente, es decir, una persona separada para Dios. Y aunque estamos viviendo en el mundo, dijo Jesús: “No son del mundo”. Pertenecemos al Señor, a su pueblo, a su reino. Ahora bien, nuestra lucha es cierta. En el salmo 56, David dice que ese conflicto es “cada día”, agrega: “todo el día”, y aún “todos los días”. No hay tregua en la lucha del creyente.

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