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Autor: William MacDonald

Un enfoque claro sobre algunas de las principales enseñanzas de la Biblia: ley y gracia, venidas de Cristo, Israel y la Iglesia, expiación, dos naturalezas, y más.


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PE2424- Estudio Bíblico
¿Cuál es la diferencia? (9ª parte)


 


En el estudio de la Palabra de Dios nos podemos evitar mucho error y confusión si aprendemos a distinguir entre los pasajes que tratan de la salvación y aquellos que tratan de la vida y del servicio cristiano. En general los pasajes acerca de la salvación no son difíciles de discernir. De una u otra manera proveen un testimonio coherente a los siguientes hechos: la salvación es por gracia de Dios y fue hecha posible mediante Su obra vicaria en la Cruz del Calvario; la salvación es mediante la fe, totalmente aparte de las obras de la ley; el creyente puede estar seguro de que es salvo basándose en la autoridad de la Palabra de Dios, y en lo que respecta a la garantía, el hijo de Dios nunca perecerá ni vendrá a ser juzgado por sus pecados.

Más allá de estas afirmaciones que se encuentran en la Biblia con facilidad, la dificultad surge cuando dejamos de reconocer los pasajes que tienen que ver con la vida y el servicio cristianos y no con la salvación. Como ejemplo tomemos Juan 15:1-11, un pasaje bastante conocido que dice de esta forma: “Yo soy la vid verdadera, y mi padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado, también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”.

El tema de este pasaje es la producción de fruto, esto es, la manifestación del fruto del Espíritu en la vida del cristiano, sobre lo que encontramos más detalle en Gálatas 5:22 y 23. Juan 15 no se escribió para pecadores que necesitasen de un Salvador, sino para santos que precisan ir pareciéndose a Cristo. Si uno no ve esto, se podría llegar a la conclusión de que, después de todo, podría ser que hubiera cristianos que fueran arrojados al fuego del infierno. Lo que en realidad enseña es que el mundo toma el nombre y el testimonio de un cristiano enfriado y lo arroja en el fuego. Los no salvos solamente tienen desprecio por un pámpano que no se mantiene en la Vid.

Otro pasaje que a menudo es mal comprendido es 1 Corintios 3:10-15. Dice así: “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.”

El tema del versículo 11 es la salvación; enseña que el Señor Jesucristo es el único fundamento válido. Pero el resto del pasaje trata de la manera de sobreedificar sobre el fundamento, en otras palabras, trata del servicio que sigue a la salvación. No hay aquí sugerencia de ningún tipo de que ningún creyente vaya a ser probado por el fuego. Son sus obras las que serán probadas. La persona misma no será quemada, aunque sus obras puedan serlo. El énfasis no recae aquí en la fe que lleva a la salvación, sino sobre las obras que llevan al galardón o a la pérdida del galardón.

La distinción entre la salvación y el servicio constituye la clave para la resolución de una de las aparentes contradicciones del Nuevo Testamento. Por lo tanto, amigo, cuando se enfrente con un pasaje que no le quede claro si refiere a la salvación o a la vida cristiana, para resolverlo puede preguntarse si trata de: la obra de Dios por nosotros, que es la salvación; la obra de Dios en nosotros, que es la santificación, o la obra de Dios por medio de nosotros, que es el servicio.

Por otro lado, si continuamos conversando sobre una correcta interpretación de pasajes bíblicos, sería bueno también aprender a distinguir entre pasajes que tratan de asuntos de vital importancia y aquellos que tratan de cosas no esenciales. Cuando tratamos con doctrinas o principios bíblicos básicos se deben aplicar un cierto conjunto de principios. Por otra parte, cuando tratamos con temas moralmente indiferentes, se debe aplicar un conjunto de principios totalmente diferente. Si confundimos ambos, los resultados solamente pueden ser calamitosos.

Por ejemplo: Si el pasaje que estemos estudiando trata de la deidad de Cristo, o de Su humanidad inmaculada, o de Su sacrificio vicario, o de Su resurrección corporal, no existe lugar a la diferencia de opinión. Estas son verdades innegociables de la fe cristiana, y el compromiso acerca de ellas es imposible. O, pensemos acerca de algunas de las inmutables leyes morales de Dios. Siempre es malo cometer adulterio. Siempre es pecaminoso mentir y hurtar. La idolatría en todas sus formas está prohibida en las Escrituras. Tanto en ésta como en muchas áreas similares, no puede haber excusas, ni paliación, ni mejoramiento, ni suavidad. Tenemos que mantenernos de una manera inequívoca con Dios en contra de estas maldades.

Pero hay otros asuntos en la vida cristiana que los tenemos como asuntos moralmente indiferentes debido a que, en sí mismos, no son ni buenos ni malos. Los principales ejemplos en el Nuevo Testamento son: comer alimentos que hayan sido ofrecidos a ídolos, la observancia de los días, comer carne (en contraste a comer solamente vegetales), beber vino, comer alimentos que eran inmundos bajo la ley de Moisés, y métodos de servicio cristiano. Cuando llegamos a pasajes que tratan de estos temas, hallamos lugar para diferencias de opinión.

Por ejemplo, con respecto a los alimentos que habían sido ofrecidos a los ídolos, los principales pasajes son 1 Corintios capítulos 8 y 10. El argumento de la enseñanza que hay en ellos es que no hay inconveniente en comer de ellos en tanto que el cristiano no participe en la fiesta en la que el alimento es ofrecido a los ídolos, en tanto que tenga la conciencia limpia en cuanto a ello, y siempre que no haga tropezar a otras personas. Pero cuando Pablo dice que “todo me es lícito”, tenemos que ver que él no está hablando acerca de todas las cosas, sin excepción alguna. Se está refiriendo solamente al tema de que trata: asuntos de indiferencia moral. Si no se ve esto, ¡se podría adoptar la grosera interpretación de que Pablo aprobaría la inmoralidad!

En el asunto del servicio cristiano hay lugar para la acomodación de ciertas diferencias culturales y costumbres de las personas. Así, en 1 Corintios 9:19-23, Pablo nos habla de cómo se identificaba él con sus oyentes (naturalmente, sin sacrificar ninguna verdad básica y sin comprometer su lealtad a Cristo). “Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he hecho como débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto lo hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él”. Pero cuando Pablo dice, “a todos me he hecho todo, para que de todos modos salve a algunos”, no hay ninguna sugerencia de que jamás comprometiera las verdades del evangelio ni de que participara en ninguna actividad pecaminosa. Allí donde lucra posible hacer una concesión sin sacrificar la verdad (como en la circuncisión de Timoteo, en Hechos 16:3), él hizo esta concesión a fin de dar mayor alcance a su mensaje. Pero allí donde se trataba de la verdad de la salvación por la gracia aparte de las obras de la Ley (como en la controversia acerca de circuncidar a Tito, en Gálatas 2:1-5), Pablo nunca cedió ni un milímetro.

Teniendo estos principios en cuenta: ¿cómo está su interpretación de la Biblia, amigo? ¿Cómo está bajando a la práctica lo que lee o aprende? ¿Se está enfocando en las cosas verdaderamente importantes? ¿O está perdiendo su tiempo con aquellos asuntos secundarios? Esperamos de corazón que pueda poner su corazón en las cosas importantes, en la alabanza a Cristo, las verdades del evangelio y el servicio comprometido.


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